Sabiduría del Ser 52 - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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La <strong>Sabiduría</strong> <strong>del</strong> <strong>Ser</strong> No. <strong>52</strong> www.samaelgnosis.net<br />
PRUEBA INICIÁTICA: DOMINAR LA LENGUA, LA NO IDENTIFICACIÓN Y PERMITIR CON<br />
EL DESPERTAR LA ACCIÓN LACÓNICA DEL SER.<br />
AXIOMA TRASCENDENTE: “PON TU CORAZÓN EN TODAS TUS PALABRAS; MAS NO<br />
PONGAS TODAS LAS PALABRAS EN TU CORAZÓN”.<br />
Si el Arcano anterior, el <strong>del</strong> ASESORAMIENTO, insistía en la necesidad de APRENDER A<br />
ESCUCHAR (tanto para recibir consejo, como para no identificarnos) en éste, además se<br />
agrega la necesidad de SABER HABLAR CONSCIENTEMENTE.<br />
El Maestro nos habla de “ser exigentes en la investigación y matemáticos en la expresión”...<br />
Sócrates exigía como base de su Dialéctica, PRECISIÓN DEL TERMINO. En nuestra<br />
Revolución de la Dialéctica exigimos como base la PRECISIÓN DEL VERBO.<br />
La palabra, distintivo humano, es el instrumento de la expresión individual y de la<br />
comunicación entre los hombres. Es el vehículo <strong>del</strong> lenguaje exterior y la descarga o<br />
exteriorización <strong>del</strong> complicado lenguaje interior, que tanto puede ser utilizado por el <strong>Ser</strong> o por<br />
el Ego.<br />
PLATÓN, en el diálogo “Fedón”, expresaba a uno de sus discípulos un concepto famoso por<br />
su profundidad y <strong>del</strong>icadeza moral, como principio humano de la propiedad idiomática. Dice<br />
así:<br />
“Ten por sabido, mi querido Critón, que el hablar de una manera impropia es no sólo<br />
cometer una falta en lo que se dice, sino una especie de daño que se causa a las Almas.”<br />
Bien conocido es el diálogo aquél entre Filósofo SÓCRATES y un discípulo:<br />
— ¿Te has enterado, Sócrates?...<br />
—Un momento, amigo, –interrumpió el Filósofo, – ¿seguro que todo lo que vas a contarme<br />
es cierto?<br />
—No; pero me lo contaron otros.<br />
—Entonces no valdría la pena repetirlo, a menos que se tratara de algo bueno...<br />
¿Satisface los criterios de la Bondad?<br />
—No: Todo lo contrario...<br />
— ¡Ah! Y dime: ¿Es necesario que lo sepa yo para evitar el mal de otros?<br />
—Realmente no.<br />
—Bien, en tal caso, –concluyó Sócrates, – olvidémoslo. ¡Hay en la vida tantas cosas que<br />
valen la pena! ¿Para qué molestarnos con algo tan despreciable, que ni es VERDAD, ni<br />
BUENO, ni ÚTIL?<br />
<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> Página No. 33