noviembre - Ilmo. Ayuntamiento de Vélez Rubio

“Luego fue a ver el pósito. Es muy capaz, bien dispuesto y
provisto de más de diez mil fanegas de trigo. Vio y
reconoció por sí, no sólo la obra, sino su distribución,
medida, cuentas, etc”. Es probable que se trate del “pósito
municipal”, que se ubicó en la calle Pósito; pero, el propio
Marqués disponía de una tercia (luego almazara) en el barrio
del Fatín, blasonada con sus armas.
Pasó a San Francisco a pie con sus criados y varios
caballeros. Oyó la misa en el altar de San Antonio,
como el día antes. Luego fue a ver el pósito. Es muy
capaz, bien dispuesto y provisto de más de diez mil
fanegas de trigo. Vio y reconoció por sí, no sólo la
obra, sino su distribución, medida, cuentas, etc.
Entró en algún telar de lienzo, se informó de cuántas
habría, qué podría valer aquel trabajo a las
pobres mujeres y de qué manera se podría fomentar
aquella labor tan necesaria. Requirió a la tejedora,
se informó también de las que labran o tejen
cubiertas o colchas para camas o alfombradas
fuertes y buenas para sobremesas.
Recibió a la villa de Albox, que en cuerpo de
ayuntamiento, justicia y regidores se presentaron a
cumplimentar a S.E. Tuvo, como los demás días
anteriores, abundante mesa y comieron el padre
predicador, vecino de Vera y otros caballeros. La
familia*, con los de siempre.
Por la tarde hubo una novillada que torearon
muchos aficionados que sin desgracia divirtieron
[Vélez Rubio]
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“Entró en algún telar de lienzo, se informó de cuántas habría,
qué podría valer aquel trabajo a las pobres mujeres y de
qué manera se podría fomentar aquella labor tan
necesaria”. Modelo de telar del s. XVIII.
grandemente al concurso. Hubo también varios
toros, uno de muerte, que no fueron malos y los
torearon los de profesión 65 . Asistió el ayuntamiento
con sus alcaldes y el alcalde mayor y, por orden
de S.E., don Fernando de Torres y don Juan Bautista.
En el balcón, las señoras de Lorca. Para obsequiarlas,
S.E. se marchó en dos coches con don
Bartolomé, don Casto Salcedo, don Salvador
Carrasco, don Manuel Lejarza, don Silvestre
Álvarez de Mora y el padre arquitecto, al reconocimiento
de tres molinos propios y tres batanes en la
ribera larga, propios de S.E., y el nacimiento de las
cuatro fuentes con que se muele en los molinos, se
andan los batanes y se riegan la huerta de Vélez
Rubio y parte de Vélez Blanco, dando en todo
teorías para su mayor aumento 66 .
Se retiró a su casa y trató de lo que había reconocido
y de varias noticias que recibió de los
Almizaraques. Refrescó y dio de refrescar como las
tardes anteriores.
El tiempo estuvo como de primavera, aunque algo
nublado.
1º de noviembre, miércoles.
Vélez Rubio.
Por la mañana, después de su despacho con el
secretario, mayordomo*, etc., recibió al
65 “El día 31 fue sólo uno, pero todos con mucha prontitud y gracia. Esta última tarde hubo nuevos juguetes y principalmente por haber traído
algunos becerrillos que capearon los niños, siendo divertidísima esta parte de función por los miedos de unos e intrepidez de otros. Las
mulas y muleros que las conducían fueron igualmente celebrados por sus aderezos, destreza y prontitud” (Memoria de las célebres fiestas...,
p. 43).
66 Desde el s. XVI la casa marquesal poseía en la Ribera 4 molinos (de la Cabeza, Bermejo, de la Oliva y Nuevo) y tres batanes. Las fuentes
visitadas son las conocidas genéricamente como “del Mahimón” o “de los Molinos”, por surgir a su pie, en término de Vélez Blanco, y alimentar
durante siglos a varias máquinas hidráulicas, aunque sus nombres actuales son: Principal, Cimbrada, del Negro y Sin Nombre. Véase: Los
molinos hidráulicos tradicionales de los Vélez (Almería), de L. CARA BARRIONUEVO y otros, Almería, IEA, 1996.

“Hubo también varios toros, uno de muerte, que no fueron
malos y los torearon los de profesión”. Suerte de matar en
una estampa de 1803.
secretario de S.I. y dio audiencia al vicario del
partido de Cantoria y fiel* eclesiástico; al comendador
del hospicio de San Antonio Abad, de Cuevas;
a un eclesiástico de buena presencia, propio*
de fuerzas tan singulares que con un dedo rompe
los ladrillos, deshace con gran facilidad las almendras
con la palma de la mano, aunque sea una
porción para veinte, lo mismo huesos de melocotón,
nueces, etc.; a los diputados de la villa de
Cuevas, don Andrés Márquez, teniente de alcalde
mayor, don Juan Navarro Martínez, regidor alguacil*
mayor; a dos escribanos de su propia voluntad;
don Ginés de Mula, presbítero; don Lorenzo Luis
González; don Diego Ramón Ategui. También se
presentó don Martín García Reynoso, administrador
del partido de Cuevas, con quien estuvo particularmente,
y don Domingo García, fiel* general de
Albox.
Salió después a pie a San Francisco acompañado de
sus familiares y otros caballeros. Oyó una misa del
prebendado* y fue recibido y despedido de la
comunidad como siempre. Luego fue a ver unas
tierras, fuente, pilón, etc. y comió con el señor
cura, prebendado* y otros caballeros. Se suspendió
la fiesta de la octava del Santísimo por estar la
[Vélez Rubio]
81
“...se marchó en dos coches (...) al reconocimiento de tres
molinos propios y tres batanes en la ribera larga, propios de
S.E., y el nacimiento de las cuatro fuentes con que se muele
en los molinos, se andan los batanes y se riegan la huerta de
Vélez Rubio y parte de Vélez Blanco, dando en todo teorías
para su mayor aumento”. Detalle del plano de Póspero
Verbom (1721), donde se indican claramente molinos y
batanes entre ambos Vélez.
iglesia ocupada con la fiesta de Todos los Santos 67 .
Comió con el prebendado*, don Bartolomé, párroco
y otros caballeros.
Por la tarde, en sus coches y la berlina* de
Bartolomé, acompañado del mencionado, del cura,
del mayordomo* de iglesias, de don Fernando, de
don Silvestre, de fray Pedro de Falces, Machayn, y
en otro coche otros, fue a reconocer una rambla
del Chirivel y registrar un cauce antiguo 68 , que
poniendo corrientes con pendiente puede ser
utilísimo porque se aprovecharían muchas aguas
que, ya de algunos manantiales, ya de los montes
cuando llueve, corren por la dicha rambla, perdiéndose
su precioso caudal. Llamó a la cuadrilla
de peones que estaba componiendo el camino de
orden de S.E. y de su villa de Vélez Blanco. Mandó
hacer varias excavaciones y se encontró, en efecto,
la antigua mina. Registró la que está corriente y las
bocas para el desagüe y las que hay para su registro,
y dio muchas y muy buenas providencias para
67 “Se interrumpió el octavario por las funciones del día primero y segundo de noviembre, incompatible con nuestras solemnidades, pero
fueron no menos lucidas todas por haber querido S.I. presenciarlas dándoles la mayor solemnidad” (Memoria de las célebres fiestas..., p. 43).
68 Desde comienzos del s. XVIII los vecinos colindantes a la rambla de Chirivel (entre el cerro de los López y el barranco de la Canal, lo que
se conoce como pago del Chirivelico) reclamaban la construcción de un canal que recogiese las aguas de lluvia o mostrencas de la rambla y las
encauzase a sus tierras. En 1731-32, el concejo, de su cuenta y sin licencia señorial, decide iniciar las obras. Enterado el Marqués, demanda
al municipio y se paralizan las labores. En 1735 se obtiene licencia de la casa señorial, pero no continúan los trabajos. Con toda probabilidad,
éstas serían las obras que visita D. Antonio, por las que, como buen ilustrado, sintió interés en su continuación e impulso. Sabemos que, bajo la
dirección de A.J. Navarro, se reiniciarían unos años después los trabajos hasta su conclusión en 1801. El conocido como el Canal de la Comisión,
que dispone de 3 formidables acueductos, se halla actualmente infrautilizado, deteriorado y, por tanto, necesitado de intervenciones respetuosas
con esta soberbia y singular construcción hidráulica del s. XVIII.

la limpieza y reconocer exactamente el canal y
para tratar con toda seriedad que podría beneficiar
unas 300 fanegas de tierra. Fue una de las tardes
más divertidas que tuvo S.E. Mandó regalar a los
peones y agradeció a todos la compañía que le
hicieron, que también eran interesados en obra, ya
por los diezmos, ya por sus haciendas.
Hizo con el Sr. Tobar una visita y, luego, a S.I.,
retirándose a casa tuvo sus conferencias sobre el
reconocimiento hecho, y sobre varios negocios
con el señor cura, secretario, administradores,
etc., hasta la hora de la cena.
El día, templado y viento.
2 de noviembre, jueves.
Vélez Rubio.
Por la mañana trató de unas cosas con el mayor
domo*. Recibió al secretario de S.I.; despachó
con el secretario unos memoriales* que le habían
presentado sus vasallos, concediéndoles cuantas
[Vélez Rubio]
“...fue a reconocer una rambla del Chirivel y registrar un cauce
antiguo, que poniendo corrientes con pendiente puede ser
utilísimo porque se aprovecharían muchas aguas que, ya de
algunos manantiales, ya de los montes cuando llueve, corren
por la dicha rambla, perdiéndose su precioso caudal...”. El viejo
acueducto del canal y vista parcial del pago del Chirivelico,
principal beneficiado del aprovechamiento de aguas que proponía
el marqués.
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gracias pudo, y de justicia, limosnas, etc. Dio
audiencia a los administradores de los Vélez, de
Alhama y Cuevas, a la villa de Cuevas, a otros
dependientes, alcalde mayor, comisarios de fiestas,
etc., de manera que salió muy tarde a San Francisco
a oír la misa del prebendado*, y después subió a
ver un diseño de un tabernáculo para la nueva
iglesia 69 , y pidió al padre guardián* anticipadamente
que el día de San Carlos permitiese a los religiosos
estudiantes que asistiesen al sermón en la
parroquia, por la tarde, a paseo de compañeros y,
por la noche, a la gran función de pólvora que S.E.
tenía dispuesta en obsequio del Rey, lo que concedió
a éstos para tener ocasión de servir a S.E.
También convidó al padre guardián* para que le
acompañase aquel día en la mesa.
A la vuelta de su casa continuó sus conferencias
con el administrador de Cuevas y otros. Comió S.E.
con algunos señores sacerdotes y oficiales
milicianos. La familia*, con el alcalde mayor,
administradores, etc.
Salió S.E. en dos coches con el Sr. Tobar, padre
arquitecto, cura y otros a reconocer otra vez el
canal o cauce del Chirivelico en la rambla del
Chirivel, porque deseaba con ansia poner en planta
obra tan útil y dar valor a ello, retirándose a su
casa.
69 Dicho retablo barroco, trazado por Francisco de Testa, fue motivo de un largo enfrentamiento entre el Concejo, el Obispado y la Real
Academia de San Fernando. Finalmente, en enero de 1774 y, por prescripción de la Academia, permaneció (y permanece aún) sin dorar,
conservando su primitivo color en madera de pino. Sobre las circunstancias y avatares sufridos por esta obra, véase, “El retablo mayor de la
iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Encarnación, de Vélez Rubio”, María del Rosario TORRES FERNÁNDEZ y María del Mar NICOLÁS MARTÍNEZ,
en Revista Velezana, 9 (1990), P. 21-34.

“Salió S.E. en dos coches con el Sr. Tobar, padre arquitecto,
cura y otros a reconocer otra vez el canal o cauce del
Chirivelico en la rambla del Chirivel, porque deseaba con
ansia poner en planta obra tan útil y dar valor a ello, retirándose
a su casa”. El canal se levantaría años después del
fallecimiento del X marqués, siendo uno de sus principales
artífices el eclesiástico ilustrado A.J. Navarro. Vista del mayor
acueducto del Canal de la Comisión (Foto Motos, 1920-30).
Estuvo con el cura en alguna conferencia, luego
con Falces y otros; después, con Reynoso. Hubo
refresco de bebida, como siempre, para todos
cuantos había en la casa. Después de beber recibió
y dio audiencia de despedida a su villa de Cuevas,
trató con los administradores de varias importantes
cosas y su descanso fue escribir el correo de
Madrid largamente, hasta la hora de cenar, que fue,
como siempre, con don Bartolomé de Tobar.
El día, muy bueno, aunque algo frío por la mañana
y, por la tarde, algo de aire que siguió al anochecer.
3 de noviembre, viernes.
Vélez Rubio.
Desde muy temprano empezó a trabajar con el
secretario, despachó con el mayordomo*,
llamó a don Silvestre Álvarez de Mora, administrador
de aquel partido y, tratando con él de varias
materias, le mandó a recorrer los pueblos que el
lunes siguiente quería S.E. visitar y preparar a los
ayuntamientos, etc. Recibió al secretario del Sr.
obispo, al señor Bocanegra, abad de San Antonio
Abad, de Cuevas, y otros caballeros. Tuvo una
conferencia con don Martín Reynoso y con el
padre fray Pedro de San Agustín, vio varios géne-
[Vélez Rubio]
83
ros de paños y sayales que se hacen en aquella
villa, tratando de su fomento y de unas fábricas que
le ocuparon toda la mañana, hasta que fue a San
Francisco a oír misa, que la dijo el Sr. prebendado*
y en todo como siempre.
Siguió la octava del Santísimo en la parroquia con
la misma solemnidad que los días antes, con asistencia
de S.I., cabildo eclesiástico y secular, etc.
Dijo la misa don Juan Ignacio de Torres, cura de la
parroquial de aquella villa y vicario eclesiástico de
ella y su partido, y predicó el R.P.F. Juan Antonio
Zeldrán Ruiz, predicador conventual en el de San
Antonio, de Cuevas. El asunto fue con gran elegancia
sobre la edificación mística del templo en la
conciencia, sobre la concurrencia de dos tan
grandes príncipes, exagerando el primor de lo
material de la iglesia del otro, etc., con gran aplauso
de todos los circunstantes. Cuyo sermón le pidió
S.E. al padre predicador y está en poder de este
diarista 70 .
S.E. no asistió a la función por sus ya insinuados
quehaceres. Después de la misa, visitó al Sr. obispo
y, retirado a su casa, vio varias alfombras y lienzos
que fabrican y tejen en aquella villa.
Comió con el padre guardián*, con el padre predicador,
Tobar, mayordomo* de iglesias; la familia*,
con los de siempre.
Por la tarde salió S.E. en su coche con el prebendado*,
cura y otros a ver la balsa de donde se reparten
las aguas para el riego de las huertas de aquella
villa 71 , y se divirtió con la escopeta. Cazó cuatro
pajarillos. Con el Sr. Tobar se los envió al Sr. obispo,
que paseaba por allí cerca. Agradeció S.I. la
fineza de S.E. y con mucha gracia sólo tomó dos
diciendo: “Con esto hemos cazado igualmente”.
Don Fernando, don Antonio, otro dependiente de
S.E. y don Juan Bautista fueron en otro coche a ver
los cuatro molinos famosos que tiene en la Ribera
de Vélez Blanco, que le valen más de mil fanegas de
trigo, y tres batanes también propios, los nacimientos
de las aguas que sirven para estas fábricas.
Todo aquel campo es escabroso, pero delicioso.
Las aguas que se precipitan por aquellas rocas, ya
en dos, ya en tres arroyuelos, escondiéndose entre
frondosas enramadas, hacen la vista más graciosa.
Acompañan a esta bella vista los cortijos y bancales
que hay como en pradera.
70 “El día 3 se siguieron las funciones de octava, y celebró el licenciado don Gerónimo Ferraz Navarro, beneficiado, vicario, juez
eclesiástico y mayordomo de iglesias del partido de Cantoria; predicó el M.R.P. Fray Juan Zeldrán, del orden de N.P.S. Francisco, lector de
filosofía, predicador en su convento de Las Cuevas. Dio generalmente gusto su libertad, su estilo y manejo de las Sagradas Letras” (Memoria
de las célebres fiestas..., p. 41).
71 Se trata de la espectacular balsa de Mesón.

Retirádose S.E. a su casa, conversó y refrescó con
el cura y prebendado*. Hubo también para todos
agua de limón helada, etc. Estuvo con Benavente,
alcalde mayor, secretario, mayordomo*. Después,
con don Silvestre Álvarez Mora, que volvía de la
mencionada inspección.
Luego pasó con don Bartolomé a visitar al Sr.
obispo y, retirándose a su casa, despachó con su
secretario, con el cual y con el administrador de
aquel partido y el fiel* tuvo sus conferencias hasta
cenar con el prebendado*.
El día, muy hermoso.
4 noviembre, sábado.
Vélez Rubio.
Este día estuvo S.E. todo él muy ocupado y así,
por la mañana, despachó tanto como quiso,
porque fue para S.E. de mucha celebridad por ser
día de San Carlos, y por consiguiente del Rey,
Príncipe y Reina de Nápoles. La celebridad con que
la celebró S.E., como tan amante del Rey y Príncipe,
fue de esta manera.
Mandó S.E. a sus criados mayores, administradores
y ayuda de cámara se vistiesen de gala; y a los de
librea*, se pusiesen las nuevas. Lo que ejecutaron
presentándose todos temprano galanamente
vestidos, peinados y aseados. S.E. se vistió de gran
gala con su uniforme y gran toisón de brillantes, y
con tan plausible motivo fueron a cumplimentarle:
su villa de Vélez Rubio en cuerpo de comunidad; su
villa de Vélez Blanco por sus diputados, dando
parte a S.E. haber hecho la triple salva de toda la
artillería de su famoso castillo a las 9 de la mañana,
[Vélez Rubio]
“...fueron en otro coche a ver los cuatro molinos famosos que tiene en
la Ribera de Vélez Blanco, que le valen más de mil fanegas de trigo, y
tres batanes también propios, los nacimientos de las aguas que sirven
para estas fábricas”. Aspecto actual del molino de la Cabeza o del
Marqués (Vélez Blanco) y dibujo del acueducto (cegado) y cubo del
antiguo molino de la Oliva, hoy de Zacarías, ambos propios de Su
Excelencia y situados en la ribera de los Molinos, término de Vélez
Blanco.
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y las que repetirían a las 12, a las oraciones y a las
ánimas*, lo que hicieron de orden de S.E.; sus villas
de Cuevas, Cantoria y Albox, y el lugar de María,
por sus diputados; la universidad de beneficiados y
clero de Vélez Blanco por sus diputados; el vicario,
el cura y un beneficiado por todo el clero de Vélez
Rubio; el guardián* y tres religiosos de San Francisco
por su santa comunidad; el teniente coronel y
oficiales del regimiento de milicias por su cuerpo;
otros varios caballeros, vasallos de distinción, así
eclesiásticos como regulares; el Ilmo. Sr. obispo de
Almería, diocesano de aquella villa, con sus siervos
y con el numeroso clero.
Al entrar S.I. en la casa de S.E., los milicianos que
estaban de guardia tomaron las armas y las pusieron
al hombro. La villa en cuerpo de comunidad y
la familia* de S.E. con los militares y caballeros que
estaban en la casa, recibieron a S.I. en el zaguán,
cumplimentando a S.I. el alcalde mayor por la villa
y el mayordomo* por la familia*. Toda esta lucida
comitiva acompañó a S.I. hasta lo alto de la escalera,
en donde S.E., asistido del doctor don
Bartolomé Tobar, su capellán mayor en su capilla
mayor de la catedral de Murcia y prebendado* en
ella, y del doctor don Luis Bocanegra, que lo es de
la de Almería, recibió a S.I. con las más finas
especies de estimación, y, llevándole siempre a la
derecha, le condujo a su cuarto.
S.I. le hizo una elegante oración, felicitándole con
tan plausible motivo de los días del Rey y del
Príncipe, manifestando bien su amor, respecto y
lealtad a S.M. y alteza. S.E. le correspondió con la
mayor atención, agradeciendo un tan atento oficio
en obsequio de S.M. y alteza y honor de S.E.,
ofreciendo a S.I. que lo haría saber al Rey y Prínci-

En este detalle del plano de F. Coello (1855) podemos
observar la situación y proporciones de tres edificios
señoriales: el Palacio, el Convento y su iglesia aneja y el
Mesón que levantara el hijo de D. Antonio Álvarez de Toledo.
pe nuestro señor su atención tan afectuosa como
rendida.
Habiéndose despedido S.I., le acompañó S.E. hasta
la escalera. La villa y familia* con los mencionados
caballeros hasta la puerta, en donde la guardia
tomó las armas. S.E. pasó luego, acompañado de la
villa, de su familia* y de dichos caballeros, a la
iglesia, al ruido de las campanas y morteretes*. Al
entrar en ella le recibió todo el clero, dándole el
agua bendita, y tocó la música una armoniosa
sinfonía. Ocupó su sitial, como siempre, al lado del
evangelio. Su familia* y caballeros acompañantes
detrás de su silla; la villa, en dos bancos a un lado y
otro del presbiterio. S.I. entró a breve rato con el
clero. Al pasar por el sitial de S.E. se hicieron sus
cumplidos y continuó S.I. para ocupar el sitial en el
presbiterio. El clero, unido con la comunidad de
San Francisco, estuvo en el crucero al lado de la
epístola, en dos bancos y un atravesaño (sic). En la
iglesia había gran concurso. Se manifestó al Santísimo
cantando el Tántum ergo*.
Celebró la misa el licenciado don Juan Ignacio de
Torres, cura y vicario de aquel partido con dos
sacerdotes asistentes de la parroquia, de diácono y
de subdiácono, dos asistentes con dalmática*, el
cura Dr. don Antonio Navarro, maestro de ceremo-
[Vélez Rubio]
85
“Retiróse a su casa con el mismo acompañamiento y dio
un espléndido banquete de varios delicados manjares,
cubriéndose dos veces la mesa y la tercera vez de frutas
dulces, de infinidad de géneros exquisitos, delicados
sorbetes, etc”. Alzados principales del Palacio del Marqués
en Vélez Rubio (Originales en ADMS).
nias, dos acólitos* con dalmáticas* y ciriales, y dos
monacillos* y muchos sacerdotes con cirios, con
cuyo gran aparato y la famosa capilla de música*
del santuario de Caravaca, compuesta de todo
género de voces con instrumentos de música, así
de cuerda como de boca y timbales, se celebró el
tremendo sacrificio incruento. Dijo el sermón
panegírico el R.P.F. Antonio González, predicador
conventual en el de San Francisco de aquella villa.
Tardó una hora menos cuatro minutos y predicó
con gran gusto y aceptación de tan noble auditorio.
Engrandeció el celo pastoral del Sr. obispo, la
virtud del reverendo clero; la fe, liberalidad,
magnificencia y regio antiquísimo árbol
genealógico de S.E.; la nobleza de la villa; la religión
introducida en este obispado por el Sr. Santiago
y San Indalecio, primer obispo de Almería; la
suntuosa fábrica del templo; vertiendo con gracia y
erudición devota mucha sabiduría, así sagrada

como de España, trayendo muy a tiempo la solemnidad
del día de San Carlos y felicitando a S.E. con
tan gran motivo. Cuyo sermón tiene en aprecio el
diarista 72 .
Reservado el Santísimo, convidó el Sr. obispo a S.E.
a la confirmación de algunos niños, primer acto
episcopal que se iba a celebrar en la nueva iglesia,
pidiéndole fuese padrino de alguno, lo que aceptó
con mucho gusto y escogió por ahijado al primer
niño que se bautizó en aquella iglesia la misma
tarde de la colocación, y por acaso le encontró S.E.
acordado de bautizarle y supo que el nombre que
se le había puesto era el de S.E., y así fue el primer
niño que se bautizó también el primero que se
confirmó, siendo padrino S.E., logrando, éste,
gusto, y, sus padres, gran satisfacción 73 .
Retiróse a su casa con el mismo acompañamiento y
dio un espléndido banquete de varios delicados
manjares, cubriéndose dos veces la mesa y la
tercera vez de frutas dulces, de infinidad de géneros
exquisitos, delicados sorbetes, etc. La mesa se
adornó con un magnífico deser [sic] de espejos de
marcos bien labrados de plata, guarnecida de
hermosas flores de Italia, estatuas de china y
recortada con preciosos cabos, barcos,
ensaladeras, etc. de plata. Comieron en esta delicada
y profusa mesa con S.E., el Sr. obispo, vicario,
cura, prebendado*, guardián* de San Francisco,
predicador, el Sr. Tobar y otros varios señores
eclesiásticos y todos los oficiales militares. Entrando
luego todos en otro cuarto a tomar café. La
familia* de S.E., con la de S.I., con los administradores,
las dos señoras, mujer y cuñada del administrador,
y otros varios, comieron a la misma mesa y
con la misma abundancia y aparato. Acabada la
comida, se sirvió a los pobres, que ascendieron a
cuatrocientos noventa y siete, con buena ración e
igual pan.
Por la tarde fue a ver la fábrica de sayales que toda
la docta y santa provincia de Cartagena de
Franciscos tiene en aquella villa, reconociéndola
con atención y reflexión.
Al anochecer, se sirvió un abundante refresco a la
villa y caballeros que fueron a cortejar* a S.E., y
[Vélez Rubio]
86
“... recibieron a S.I. en el zaguán, cumplimentando a S.I. el
alcalde mayor por la villa y el mayordomo por la familia.
Toda esta lucida comitiva acompañó a S.I. hasta lo alto de
la escalera...” Palacio del Marqués, hoy, de las Catequistas:
puerta principal de entrada en la actualidad, y, a la derecha,
fachada inacabada del templo de San José, antigua tercia
marquesal (Foto R. López).
luego, con la misma, caballeros y familia*, fue
vitoreado de nuevo en la plaza, que estaba iluminada
como la casa del Ayuntamiento, donde subió
S.E. a ver cinco castillos de pólvora de una singular
invención, que su multitud de diferencias
hermosamente dispuestas y un sinnúmero de
cohetes que dispararon de muchísimas y bellísimas
ideas. Merecieron un aplauso universal y no menos
la aceptación de S.E., que dijo no había visto mejor
función de cohetes y celebrando la gran idea del
árbol.
72 “El día 4, día del señor San Carlos, celebró D. Juan Ignacio de Torres, cura de esta parroquial, vicario, juez eclesiástico de este partido;
y predicó el R.P. Fray Antonio González, lector que fue de filosofía en el Colegio de la Purísima Concepción de la ciudad de Murcia y
predicador conventual en esta villa. Sus talentos para el púlpito, su arte, su afluencia y elección de voces, sus conceptos, su solidez son tan
notorias que mis elogios no podrán manifestar con igualdad su mérito; baste decir fue la corona de la octava y que se supo aprovechar de las
circunstancias del día” (Memoria de las célebres fiestas..., p. 41).
73 A.J. Navarro nos aporta más detalles de esta primera confirmación en el nuevo templo: “Este mismo día [26 de octubre], volviendo S. Excª
de paseo, encontró al primer niño que se había bautizado en el nuevo templo. La casualidad de haberle puesto al niño Antonio, llamarse el
cura que le bautizó Antonio, y S. Excª, a cuyas expensas se había edificado el templo, también Antonio, fue muy celebrada de todos, y S. Excª
quiso fuese ese niño el primero que también se confirmase y sea él mismo su padrino, como efectivamente sucedió. El día cuatro de
noviembre celebró las primeras confirmaciones S.I. en el nuevo templo y S. Excª fue padrino del niño, que era hijo de D. Rafael Ginés Lozano
Jofré y doña Isabel Antonia Serna Oller” (Memoria de las célebres fiestas..., 1, 1997, p. 43).

El amor grande a su Rey le hace
buscar todas las ocasiones de hacerle
brillar. El día de San Carlos, último
de la octava, quiso manifestarlo con la
ocasión de los días de nuestro monarca.
S. Excª, el grande uniforme con el
toisón de diamantes; su familia*, todos
de gala y airosamente peinados,
asistieron a las funciones la iglesia; y
después, S.I., todo el clero, la comunidad,
los diputados de las villas de S.
Excª, todos los oficiales y varias personas
cumplimentaron a S. Excª con esta
ocasión, que manifestó su agradecimiento
a la memoria que manifestaban
por su Monarca. La artillería de su
castillo del Blanco se disparó 6 veces;
y S. Excª tuvo a su mesa ese día a S.I.,
los canónigos citados de Lorca, don
Bartolomé Tobar y don Luis de Bocanegra,
prebendados ya expresados, el
pro-secretario de S.I., el vicario y cura
de esta parroquial, el guardián* y predicador
conventual y cinco oficiales que
siempre asistieron a S. Excª. Los criados
mayores de S. Excª, la familia* de
S.I., el concejo y comisarios comieron
en la mesa de estado*. Se sirvió una
abundantísima y delicada comida. S.I.
brindó por Su Majestad, el Príncipe y la
Familia Real, a que correspondieron
mil vivas; siendo esta la primera vez
que este señor ha bebido el vino.
En la tarde dio S. Excª un abundantísimo
refresco general a cuantos quisieron
concurrir; y a las 8 de la noche
pasó, con el correspondiente acompañamiento,
a los balcones de las casas
capitulares, desde donde vio la grande
y artificialmente dispuesta función
Retiróse S.E. con repetidos vivas del pueblo, con el
mismo acompañamiento, a su casa, que estaba
iluminada con hachas, como toda la villa, con lo
que pudieron los vecinos. En medio de la casa de
S.E. había un espacioso y elevado tablado adornado
con murtas*, frondosos ramos y reposteros de
su casa, con cuatro hachas, etc. En él estuvo la
capilla de música* ya nombrada de Caravaca con
todas sus voces y con los instrumentos de boca,
cuerda y timbales, tocando incesantemente varios
sonoros conciertos. Mientras, se tiraron muchos
hermosos cohetes y un gracioso castillo de fuego.
Al fin de la pólvora se incendió un cetro de varios
colores que decía “¡Viva el Rey Carlos 3º, el Magnífico,
Sabio y Guerrero. Vivan los Príncipes y sus
Altezas Reales. Viva el Marqués de Villafranca,
[Vélez Rubio]
ÚLTIMO DÍA DE FUNCIONES: DÍA DE SAN CARLOS
“Al fin de la pólvora se incendió un cetro
de varios colores que decía:¡Viva el Rey
Carlos 3º, el Magnífico, Sabio y Guerrero.
Vivan los Príncipes y sus Altezas
Reales...” Retrato de Carlos III.
de pólvora, que por la muchedumbre de
fuegos artificiales y raras invenciones,
admiraron de nuevo a todos y a S. Excª
llenó el gusto. Había éste convidado a
S.I. para la función que tenía dispuesta
esta noche en obsequio de S.M., y cuando
quiso pasar a las casas de S.I., le
halló que venía acompañado de su familia*,
ambos precedidos de algunos
lacayos que llevaban hachones encendidos,
llegaron a las casas de S. Excª,
en donde ya estaba todo prevenido.
87
que consagra estas fiestas a S.M. y Altezas Reales!”.
En otro letrero igualmente iluminado: “¡Viva
la villa de Vélez Rubio y su lealtad viva!”.
Después de la pólvora continuó la música sus
armoniosas sinfonías cantando algunas arias con
letra correspondiente a la función, en obsequio de
S.M. y Alteza, y elogio de S.E. Asistieron a esta
función en los balcones de su palacio, el Sr. obispo,
sus vicarios y familiares, oficiales militares y otros
varios caballeros. Y a no haberse retirado ya
algunos días antes varias damas de las ciudades
cercanas, hubiera S.E. tenido un gran sarao* y con
abundante ambigú*.
El tiempo fue bueno.
Se habían colgado los balcones de
las casas de S. Excª y se había iluminado
toda la casa y casi todo el pueblo.
Bajo de los balcones se había formado
un tablado todo colgado y
raramente adornado, todo iluminado
para los músicos y un hermoso castillo
de nueva invención de pólvora. Después
que la música dejó oír muchos
primores, se pegó fuego al castillo y
éste acabó con una inscripción de fuego
en letras de distintos colores que
se dejaban leer de todos, y decía así:
Viva Carlos III
El Magnánimo y Guerrero
Viva la Lealtad
de Vélez Rubio a su Dueño
Siguió la música y S. Excª, que se
manifestó varias veces a sus balcones,
oyó repetidas veces: ¡Viva el Rey!,
¡Viva el Serenísimo Príncipe!, ¡Vivan los
Señores Infantes!, ¡Viva el Excmo Señor
Marqués de los Vélez!. Correspondía
S. Excª con mil expresiones de agradecimiento
y amor; y siendo el concurso
tan numeroso que la gran Carrera y las
calles vecinas estaban todas ocupadas.
No hubo la menor desgracia, ni
se quejó persona alguna de la más
ligera perdida. De suerte que estas
funciones admirables fueron más felices
por la quietud con que se celebraron
y porque no se vieron, como comúnmente
se nota, turbadas con
desazón alguno”.
(Memoria de las célebres fiestas...,
1769, A.J. NAVARRO; edición de Revista
Velezana, 1, 1997, p. 44).

5 de noviembre, domingo.
Vélez Rubio
Como siempre, tuvo sus despachos y un
larguísimo correo para Madrid. Se tomaron
medidas para el famoso mesón que S.E. desea
fabricar en aquella villa, oyó misa del prebendado*
en S. Francisco, como siempre, visitó de despedida
al Sr. obispo y comió con don Bartolomé y otros
caballeros74 . Por la tarde salió en coche con su tiro
a paseo, y los criados mayores también en coche
con tiro de colleras* a la villa de Vélez Blanco, a
ver el famoso castillo y la disposición del alojamiento
para S.E. y su familia*.
El Sr. obispo se sirvió ir a casa de S.E. expresamente
a visitar a los criados mayores y desearles buen
viaje, cuya honra no la disfrutaron por lo arriba
mencionado, pero todos en cuerpo de comunidad,
y el Sr. Tobar, que quiso acompañarles, fueron a
rendir a S.I. (con infinitas gracias de sus singulares
favores) sus respetos y recibir sus preceptos.
S.E., como siempre, tuvo sus conferencias y cenó
con el Sr. prebendado*.
El tiempo, muy hermoso. De día, algo caluroso y
por la noche muy apacible, como de verano.
[Vélez Rubio - Vélez Blanco]
“Se tomaron medidas para el famoso mesón que S.E. desea fabricar en aquella villa...” Una vista más de las traseras del
palacio del Marqués (3), el mesón que no pudo ver D. Antonio (5) y la iglesia y convento de franciscanos, hacia 1909.
88
6 de noviembre, lunes.
De Vélez Rubio a Vélez Blanco.
No obstante estar de marcha, despachó varios
memoriales* y otras cosas. Los administradores,
con el padre francisco Pedro de San Agustín,
marcharon a Vélez Blanco. Tuvo muchas visitas de
despedida, del padre guardián*, sacerdotes, oficiales,
etc. Recibió a S.I., que con todo el clero fue a
despedirse de S.E. Tuvieron una larga y amigable
conferencia. Y acordaron, conformándose el Sr.
obispo con todas las prepociones [sic] de S.E., que la
capilla de su casa o palacio en donde había estado
depositado el adorable Sacramento muchos años
mientras se fabricaba la nueva suntuosa iglesia
parroquial, se cerrase, tabicando la puerta principal,
que se quite la campana, pero que quede para
oratorio de la casa, abriendo una de las dos puertas
que hay, pues S.E. nunca profanaría este lugar que
consagró S.D.M. con su real presencia, que para
oratorio del palacio con el título de Ntra. Sra. de las
Angustias, cuya hermosa pintura en cuadro grande
estaba y queda en el testero del altar mayor, por
donación que S.I. hizo a S.E. por ser de la parroquia;
para memoria y para este fin mandó S.E. se pusiese
en la lápida con todo lo referido75 , y señalando el día
de la traslación del Santísimo a la nueva iglesia con
asistencia de S.I. y S.E.
74 Ésta fue la jornada de las despedidas: “El día 5 enfardaron los mercaderes quinquilleros y los de tiendas menudas que habían concurrido
esperanzados de la venta que efectivamente lograron. Los pasteleros, botilleros y plateros hicieron lo mismo, porque en el día se vieron los
caminos ocupados con los coches, calesas, carros, caballos y demás equipajes de los muchos forasteros que no se detuvieron en retirarse
a sus casas, llenos de satisfacción y gusto, confesando que la magnificencia de nuestras funciones, la regularidad, magestad y uniformidad
de las eclesiásticas, la variedad, invención y gasto de las seculares habían sido sobre sus esperanzas” (Memoria de las célebres fiestas...,
p. 44).
75 No sabemos si realmente llegó a instalarse la mencionada placa. Si fue así, hasta nosotros no ha llegado resto alguno. La única inscripción
que conocemos se ubica en el coro de la actual iglesia de San José y hace referencia a su rehabilitación a finales del s. XIX.

Itinerario seguido por la comitiva del Marqués a su paso por
Vélez Blanco hacia María. Croquis de las inmediaciones de
Vélez Blanco, realizado por el capitán Manuel Muñoz (1-V-
1811).
Comió S.E. algo más temprano con don Bartolomé
y, con sus dos coches y el barrocho del nombrado
don Bartolomé con su familia*, salió de aquella
villa despedido de dos señores sacerdotes que, con
orden de S.I., en su nombre y en el de todo el clero,
estaban a cumplimentarle. Toda la villa en cuerpo
de comunidad acompañó a S.E. hasta el coche, y
después, montando a caballo, le acompañaron al
lado y delante del coche. Repicaron las campanas
de la parroquia y de San Francisco, las calles y
ventanas estaban llenas de gentes vitoreándole.
Siguió la villa de Vélez Rubio, como se ha dicho, al
lado y delante de su coche hasta encontrarse con la
de Vélez el Blanco, a quien dejó estos lugares, no
obstante que como de una misma jurisdicción pasó
adelante acompañando a S.E. hasta el mismo
pueblo.
Los alcaldes, don Antonio Díaz Abarca y don
Thomás Motos Martínez, con los regidores, síndicos
personeros y otros vasallos de distinción
galanamente vestidos, montados en caballos
bizarramente enjaezados, salieron a recibir a S.E. a
gran distancia de su villa y, apeándose, hicieron su
[Vélez Blanco]
89
“A su entrada, el famoso castillo hizo un triple saludo de toda
la artillería”. Antigua entrada a Vélez Blanco, procedentes de
Vélez Rubio y vista del soberbio alcázar. (Foto P. Motos, 1910-
20).
arenga* a S.E., y montando luego en sus caballos le
acompañaron hasta la casa del Sr. don Bartolomé
Díaz, presbítero beneficiado de aquella villa y
comisario del Santo Oficio, en donde se alojó S.E 76 .
A su entrada, el famoso castillo hizo un triple
saludo de toda la artillería. A la puerta de la casa
había algunos milicianos de guardia, y estaban para
recibirle los administradores, que, como se ha
dicho, habían ido por la mañana, el licenciado don
Tomás de Galiana, alcalde mayor, y otros varios
sujetos de distinción, como también la universidad
de beneficiados con su presidente don Gonzalo
Navarro, cura y demás clero, el padre guardián* de
San Francisco, fray Manuel de Arjona, con toda su
comunidad, a quienes oyó con el mayor agrado sus
finísimas expresiones, correspondiendo a su
atención con la mayor urbanidad y demostraciones
más expresivas de amor.
Recibióles después a todos en su sala de ceremonia,
entrando por vez cada cuerpo de eclesiásticos,
regulares y villa, renovando otra vez recíprocamente
S.E. y los mencionados cuerpos las finezas
de amor, lealtad y agradecimiento. Recibió también
a varios oficiales de milicias y otras personas
de distinción; y luego que se desembarazó de los
cumplidos, recorrió la casa de su habitación que
con tanta magnificencia y esplendor la tenía adornada
e iluminada el nombrado don Bartolomé, con
76 Es probable que el alojamiento de D. Antonio se hiciera en la vivienda que poseían los Díaz en la Corredera, conocida como “la casa grande”,
hoy propiedad de la familia Motos. Sobre la genealogía de los Díaz por estas fechas, véase el trabajo “Patriotismo y moderación liberal en el
tránsito del Antiguo al Nuevo régimen: el velezano Ginés María Belmonte y Díaz (1787-1857)”, de A. GUILLÉN GÓMEZ, en Revista Velezana, 19
(2000), p. 129-148. Sin embargo, resulta paradójico que no lo hiciera ni en el castillo-palacio de sus antepasados los Fajardo, ni en la casa del
administrador, junto a la iglesia parroquial.

Es probable que el alojamiento de D. Antonio se hiciera en
la vivienda que poseían los Díaz en la Corredera, conocida
como “la casa grande”, hoy propiedad de la familia Motos.
gran disposición de muy buenas camas, etc.;
deshaciéndose en obsequiar no sólo a S.E., sino al
más mínimo de su familia* con el mayor agasajo,
atendiendo a todo con un singular afán de acomodar
y asistir a todos, alojando a la mayor parte de
la familia de mayordomo*, secretario y otros en
casas inmediatas muy honradas, en donde encontraron
tan buen alojamiento y acogida como en la
de don Bartolomé mismo, que disponía todo esto.
Después pasó, acompañado de la familia* y caballeros
oficiales y otros, a la iglesia parroquial, con
repique de campanas. La universidad de beneficiados,
cura y clero salieron con sobrepellices a
recibir a S.E. a la puerta, dándole el agua bendita el
Sr. don Gonzalo Navarro. Condujéronle al altar
[Vélez Blanco]
90
“Subió luego a su célebre castillo, recorrió su gran fábrica,
vio casi todos los cañones, sus preciosos mármoles,
artesonados y tallas en las salas, gabinetes, etc. de aquel
espacioso alcázar...”. (Acuarela siglo XVII).
mayor, que estaba iluminado, al son del órgano 77 .
Hizo oración y recorrió la iglesia.
Subió luego a su célebre castillo, recorrió su gran
fábrica, vio casi todos los cañones, sus preciosos
mármoles, artesonados y tallas en las salas, gabinetes,
etc. de aquel espacioso alcázar; y subió a lo
alto de él a ver algunas culebrinas. Se hará después
una pequeña descripción de todo él 78 .
Y se retiró a su alojamiento, donde despachó
algunos negocios; y a cosa de las ocho, acompañado
de la villa, de su familia* y caballeros que le
cortejaron, pasó a casa de su alcalde mayor, propia
de S.E., a ver la función de pólvora, que fue una
gran multitud de hermosos cohetes, de muchos
morteretes* y de un castillo o árbol de pólvora de
bella y costosa invención, repicando las campanas.
Acabada esta función, se presentó frente del balcón
de S.E. una bien dispuesta danza de ocho volantes
muy engreídos, que, al son de un violín y dos
guitarras, bailaron varias contradanzas* con gran
ligereza. Llevaban consigo, igualmente revestido
que los danzarines y músicos, a otro que tenía, en
una mano, una espada desnuda, y, en la otra, una
rodela con un vítor. Acabada esta danza entró otra
de una compañía de parejas con su capitán y
bandera de mojiganga en caballos de pasta muy
77 Este órgano fue realizado por Gabriel Romero Sandoval, en 1744; parte de él se encuentra en este momento adaptado al actual, tras una
intervención realizada en 1886. (Información proporcionada por Encarnación María Navarro López y Pablo Manuel Molina Jiménez).
78 Lamentablemente, el diarista se olvida de su promesa, o bien la descripción no se hallaba en el documento que nosotros manejamos. De
esta época sólo contamos con una brevísima descripción de A.J. Navarro en sus “Viajes” (1789): “El alcázar, que llaman el castillo, tiene cierta
elegancia: es una casa fuerte con puente levadiza, altos muros, muchas torres coronadas de almenas, obra en fin del siglo 16. Es todo de
piedra franca, construido sobre una roca, que la tajaron en puntas graciosas introducidas en las paredes. La habitación es alegre, con bellos
miradores y grandes salas. No se conserva pintura alguna, pero todavía se ven relieves alusivos a las batallas y victorias de los Fajardos,
adelantados del reino de Murcia, contra los moros, y por ellos llaman a una de las grandes salas la del Triunfo”. (Viajes de un naturalista
ilustrado por los reinos de Granada y Murcia, Antonio José NAVARRO LÓPEZ, edición y estudio de Javier Castillo Fernández, Murcia,
Universidad, 2000, p. 74).

enjaezados con cintas de oro y plata; vestidos ellos
de jaquetillas* con unas birretinas* granaderas
muy adornadas con lazos, pedrerías, etc. A la señal
de su capitán hicieron varias maestranzas, figurando
contradanzas*, evoluciones, choques con
espadas en mano y otras cosas, etc. Acabado esto,
entró una gran tropa de gentes con hachas encendidas
delante de una gran cabalgata compuesta de
los regidores, demás vocales y escribanos de
ayuntamiento, acompañando a don Antonio Díaz
Abarca, alcalde, que llevaba en un palo largo y
pintado con largas cintas, que las llevaba un individuo,
una rodela o escudo grande en forma de
corazón pintado por las orlas, a la cabeza un ramo
de flores; al lado derecho, el escudo de las armas de
S.E. y de la villa, que son las mismas, al izquierdo,
un vítor y, en el centro, esta octava:
Gran Señor, que franco haces blasones
y en el monte más alto tu grandeza encumbra,
recibe de esta villa corazones
que te ofrecen sus vasallos a una suma.
No mires, señor, lo corto de mi pluma
y sí la estrechez de tus vasallos, que quisieran
rendiros aplausos que costaran
un millón de millones, si pudieran.
Otra:
No puede extenderse a más que se extiende,
ni ofrecerte más oro que el que estanca
si te falta, verás cómo se vende,
y entonces la tendrá por villa franca.
Tuyo será el Blanco, aunque sin blanca,
y aunque libres, seremos tus esclavos,
que siendo tuyos nunca pueden ser herrados.
[Vélez Blanco]
“...y aunque libres, seremos tus esclavos, / que siendo tuyos nunca pueden ser herrados”. Detalle de uno de los frisos del
salón de la Mitología donde aparecen los blasones de sus antepasados: D. Pedro Fajardo Chacón, I marqués de los Vélez y
constructor del castillo, y su esposa, Dª Mencía de la Cueva.
91
Esta vistosa cabalgata recorrió varias veces toda la
villa, que estaba iluminada con muchas y grandes
fogatas de tea, las casas con luces de cera y algún
artificio. Vitoreando a S.E., así el alcalde, que
llevaba el vítor, como todos los de su acompañamiento,
repitiéndolo todo el pueblo con gran
alborozo; y la artillería del castillo acompañaba
con su estruendo. Al fin se juntaron la danza, la
mojiganga, la cabalgata y acompañamiento del
vítor frente del balcón de S.E. y todos juntos fueron
a colocarle [el vítor] en la casa del Ayuntamiento.
Después de éstos, una orquesta de música cantó
frente de la casa los versos siguientes:
Águila que remontando
vienes buscando tu nido,
el que era siempre es,
pero ya no es lo que ha sido.
Tus primeros genitores
tuvieron en el asiento
y desde su desolado
empezó su sentimiento.
Dale señor el consuelo
que vuelva a ser lo que ha sido,
que, aunque el pájaro vaya,
nunca aborrece su nido.
El Blanco de tus estados
es, señor, aquesta villa
que siempre en el blanco da
el que diestramente tira.
Jamás noble y más leal
ha sido siempre esta villa,
como cabeza de toda,
y te da la bienvenida.
Alégrate, noble villa,

da vítores a este Grande
que se sale de la Corte
sólo por venir a honrarte.
Ten por honor y por dicha
que, siendo un señor tan grande,
en ti ostenta su grandeza
el que en un Reino cabe.
Tenga el Blanco este blasón
de que un señor que es tan grande
se deje el mar de la Corte
y en corto charco se embarque.
Vive, señor, porque tengan
tus vasallos más leales
por amparo un gran mecenas
que en casos los compare.
Digamos que siempre viva
este señor con grandeza
y su alma con pureza
porque eternamente viva.
Hicieron varias glosas de estos versos y otros
nuevos en honor de S.E. Acabada la canción,
repitió el pueblo sus vivas y la artillería sus salvas.
No pudieron hacer más festejos como deseaban
hacer por estarlo absolutamente prohibido por S.E.
Aún éste, que por conceder en algo ya que le tenían
prevenido, lo presenció S.E. con agrado, estimán-
[Vélez Blanco]
“...y pasó con el mismo acompañamiento a la iglesia parroquial, en donde el clero le recibió con sobrepellices, dándole el agua
bendita el beneficiado presidente. Oyó la misa (...) en la capilla de una devota imagen del Santísimo Cristo, asistiendo el clero
en el coro. Tocaron el órgano todo el tiempo que estuvo S.E. en la iglesia”. A la izquierda, capilla e imagen original del Santo
Cristo de la Yedra, destruido en 1936; y, a la derecha, perspectiva de la única torre de la parroquial de Santiago.
92
doles muchísimo las demostraciones de su lealtad,
que en efecto la manifestaban bien con su alegría y
vivas, y con las músicas que hubo por las calles y
bailes en las casas.
Concluido todo, se retiró a su alojamiento al ruido
de las campanas y aclamaciones de sus vasallos,
despachó algunos negocios y cenó con el Sr. Tobar,
el nombrado don Bartolomé Díaz y su hermano,
también sacerdote; con la familia*, los administradores,
el padre arquitecto, otros dependientes, y el
primo de los dueños de la casa, presbítero, y dos
señoras primas también de don Bartolomé Díaz.
El día fue muy hermoso y algo caliente. La noche,
como de verano.
7 noviembre, martes.
Vélez Blanco.
Después de sus ordinarios despachos, recibió
los cumplidos de la villa y de otras muchas
personas de forma [sic]; y fue acompañado de la
villa, de su familia*, de algunos señores sacerdotes,
oficiales de milicias y otras personas de forma [sic]
a la iglesia de San Francisco79 , en donde, con
79 Iglesia de San Luis Obispo, perteneciente al convento franciscano. Tanto el templo como el convento deben atribuirse a D. Luis Fajardo
Requesens (1571-1642), IV marqués de los Vélez. Se inicia su construcción en 1603. Los antecedentes del convento los encontramos en los
testamentos de Francisca, Mencía y Diego Fajardo, de finales del siglo XVI, especialmente el de Mencía Fajardo, que dejaba la cantidad de 12.000
ducados para su edificación y establecía el lugar de las eras inmediatas a la ermita de la Purísima Concepción. (Información proporcionada por
Encarnación María Navarro López y Pablo Manuel Molina Jiménez).

epique de campanas 80 , toda la comunidad recibieron
a su patrono dos veces, por particular patrono
del convento y por patrono universal de la provincia
de Cartagena. Dio el agua bendita a S.E. el padre
guardián*, tocaron el órgano 81 desde que entró en
la iglesia hasta que salió. Tenían toda la iglesia
adornada con una gran colgadura de tafetán* de
colores. Los altares iluminados. Condujéronle al
altar mayor, en cuya primera grada estaba una
alfombra con almohada. Después de hacer oración,
pasó al altar de San Antonio 82 , en donde, en el
estrado que estaba dispuesto con alfombra, almohadas
y silla, oyó la misa que celebró el Sr. Tobar
con un rico ornamento de tela de oro con galones
de lo mismo, alba finísima con encajes muy anchos,
que envió el nombrado don Bartolomé Díaz.
Acabada la misa, vio algo del convento, salió
cortejado de la comunidad y pasó con el mismo
acompañamiento a la iglesia parroquial, en donde
el clero le recibió con sobrepellices, dándole el
agua bendita el beneficiado presidente. Oyó la misa
que el Sr. don Martín, hermano de don Bartolomé,
dijo en la capilla de una devota imagen del Santísimo
Cristo, asistiendo el clero en el coro. Tocaron el
órgano todo el tiempo que estuvo S.E. en la iglesia.
Reconoció después la gran almazara propia de su
mayorazgo, fábrica de gran fortaleza y oficina con
todos los pertrechos correspondientes; una gran
piedra y dos vigas de extraordinaria magnitud. Vio
también un gran granero para las tercias. Mandó
abrir una ventana para orearse el trigo y otros
reparos. [Vio] su bodega y el grano (sic) del obispo,
etc.
Comió con los dos hermanos patrones de su alojamiento,
con otro sacerdote primo de los dichos y
su inseparable don Bartolomé. La familia*, con los
administradores, señoras de la casa y otras muchas
personas.
[Vélez Blanco]
93
“Por la tarde visitó y reconoció (...) por segunda vez y más
despacio, su castillo, dando algunas providencias para la
conservación de padrón tan majestuoso de la grandeza de
sus antepasados”. Detalle escultórico de un capitel.
Por la tarde visitó y reconoció otras cosas y, por
segunda vez y más despacio, su castillo, dando
algunas providencias para la conservación de
padrón tan majestuoso de la grandeza de sus
antepasados 83 .
Por la noche se repitieron las grandes fogatas de
teas en las calles y luminarias en las casas, con
bailes a que concurrieron por varios convites los
familiares de S.E.
80 Una de estas campanas se conserva en su lugar de origen, repuesta por el ayuntamiento tras ser tirada al atrio en agosto de 1636.
Conserva una inscripción poco legible. En 1736 se funde la campana segundilla de cuatro arrobas* y media de metal utilizando para hacerla la
campana vieja que se había quebrado. (Información proporcionada por Encarnación María Navarro López y Pablo Manuel Molina Jiménez).
81 En 1733 se realiza un órgano de cinco registros y de sonoras voces, de seis pasos y media de entonación y doce de voz, con su caja nueva
y pintada, con sus tres fuelles y todo lo demás; se colocó en una tribuna que se hizo de cinco varas de largo con su barandado. Todo ello
realizado por un valor de diez mil reales; según un documento de ese año. Este órgano fue destruido durante la guerra civil, aunque con
anterioridad se encontraba en deshuso. Estaba instalado en los pies de la iglesia, en el coro, sobre la última capilla del lado de la epístola. Sin duda
no fue proyectado de modo conjunto con el edificio, ya que para su construcción se rebajo el último arco y se enmascaró una grisalla de gran
calidad del emperador Constantino vestido de franciscano, coronado y con cetro, que se encontraba en un luneto. (Información proporcionada
por Encarnación María Navarro López y Pablo Manuel Molina Jiménez).
82 El retablo para la imagen de San Antonio se realiza en 1724, según el folio 75v del Libro de las visitas y disposiciones del convento de San
Luis de Vélez Blanco 1716: “... se ha hecho un retablo para S. Antonio cuyo valor es de mil y quinientos reales todo a diligencias del señor Don
Manuel López Yañez y el Rdo. P (...) Palencia...”. El dorado de este retablo se realiza durante 1725, como consta en el folio 89v: “... se ha dorado
el retablo de S. Antonio, con intervención del Sr Don Manuel López Yañez, el Rdo. P. (...) Palencia y la comunidad en lo que ha podido...”. Para
la imagen de San Antonio se realiza en 1724, según consta en folio 76r. un niño: “... se ha hecho un niño de mano por un gran maestro para el
S. Antonio y compuesto el santo. Importe son cuatrocientos reales...”. (Información proporcionada por Encarnación María Navarro López y
Pablo Manuel Molina Jiménez).
83 Estas “providencias” o recomendaciones para la conservación del castillo nos están indicando, de forma indirecta, el estado de necesidad
que debía presentar el noble edificio.

S.E. tuvo sus noticias, sus despachos y el correo a
Madrid.
El día, algo caluroso y claro. La noche, como de
verano.
8 de noviembre, miércoles.
De Vélez Blanco a María
Después de sus regulares negocios, recibió los
cumplimientos de los señores sacerdotes,
religiosos, justicia, etc. y a la villa de Vélez Rubio
representado por tres diputados que fueron a saber
de S.E. y a ofrecerle sus respetos, y al padre guardián*
de San Francisco de la misma villa con otro
religioso por su santa comunidad, con un cenacho*
de pescados, que también la noche antes le habían
enviado otros con otro religioso. El padre guardián*
de Vélez Blanco regaló igualmente a S.E.
pescados. A todos agradeció infinito semejantes
espreciones (sic), recibiéndolas con sumo agrado.
Salió a San Francisco a oír la misa, que en el altar
mayor celebró el Sr. Tobar. Volvió a reconocer la
almazara, vio la cárcel, dio una buena limosna a un
pobre que estaba preso por causa matrimonial y
pidió por él al vicario; pasó al pósito, sala capitular,
etc. en el Ayuntamiento.
Retirado a casa, recibió muchos memoriales*,
decretólos y tuvo varias conferencias. Comió con
los cuatro nombrados sacerdotes y un oficial.
Por la tarde se presentaron la villa, el padre guardián*
y algunos religiosos de aquella villa, también
el de Vélez Rubio, clero y otras personas a despedirse
de S.E., que salió para María con su familia*
en dos coches y una berlina*. La villa acompañó a
S.E. a caballo, las calles estaban con muchas gentes.
Caminó S.E. bastante divertido entre pinares
propios. Los capitulares del lugar con su alcalde,
[Vélez Blanco - María]
94
“Salió a San Francisco a oír la misa, que en el altar mayor
celebró el Sr. Tobar”. Armas del IV marqués de los Vélez,
Luis Fajardo Requesens (1571-1642), en la portada de la
iglesia franciscana de San Luis.
Juan Motos, en caballos, salieron a recibir a S.E. a
su término, en donde, apeándose, hicieron su
arenga*, a que S.E. como siempre correspondió
con estima y agradecimiento; y montando otra vez,
acompañaron a S.E., unida con la villa de Vélez
Blanco, que como cabeza de la jurisdicción siguió
hasta el pueblo 84 .
A bastante distancia salieron sus vasallos, formando
un cordón de hombres y mujeres, no mal ataviados,
a un lado y otro hasta el lugar, que le recibieron con
mil vivas 85 . Se apeó y alojó en casa de Vicente de
Botía, hombre honradísimo que ha ejercido varias
84 En 1770, el concejo de María aprobaba un prorrateo entre todos los vecinos para cubrir los gastos ocasionados por su asistencia a los
actos de Vélez Rubio y por los organizados en el lugar por las visitas del Obispo y el Marqués. La amplia representación de María estuvo
compuesta por los alcaldes ordinarios (Martín Segovia Serrano y Juan de Motos Robles), los regidores (Jerónimo Conca Sánchez y Matías
Martínez) “y otros muchos particulares que decidieron no perderse el momento... encabezada por 31 caballerías con lo más granado del
lugar, seguida de muchas personas a pie”, como ya dejamos anotado anteriormente. De otra parte, “los gastos que se sufragaron fueron: 465
reales del castillo de pólvora para el recibimiento del señor marqués; 43 reales para pagar el carro y 7 mulas sueltas que se ocuparon de
llevar al señor obispo a Vélez Blanco; 308 reales de pólvora para recibir al señor obispo; 129 reales del pago de las 31 monturas del concejo;
254 reales para la despedida del dicho marqués. Todos esos agasajos fueron aprovechados para mostrar a los señores territoriales y
espirituales el avance y expansión que había experimentado una de las localidades pertenecientes al marquesado desde que sus antepasados
la fundaran” (Historia de la villa de María, de Pelayo ALCAINA FERNÁNDEZ, 1992, p. 69-70).
85 En opinión del historiador local Pelayo Alcaina Fernández: “Para un colectivo rural abandonado, con pocos efectivos humanos y una base
social poblada de agricultores y jornaleros en su mayoría, con pocos recursos y un modo de vida humilde, las dos comitivas, la del marqués,
D. Antonio Álvarez de Toledo, y la del obispo, Claudio Sanz y Torres, fueron, sin lugar a dudas, acontecimientos que tendrían su calado en
el populacho. Esas insignes personalidades, rodeadas de secretarios, criados, vicarios y sacerdotes ricamente vestidos, que proliferaban
a la sombra de la buena vida y medraban en torno a aquellos que le daban de comer, era todo un espectáculo que pocas veces se podía ver
en la comarca. No era habitual contemplar a ambos señores juntos y, mucho menos, cuando ambos habían mantenido durante años pugnas
y tensiones por la responsabilidad de la construcción y mantenimiento de los edificios religiosos, evadiendo ambos sus obligaciones. Bien
es verdad que el importante desembolso del marqués permitió la erección de uno de los templos más bellos de la provincia, aún cuando su
adorno interior quedase abandonado por las ya indicadas rencillas internas entre ambos en un intento por no dar su brazo a torcer, como se
constataría años después”.

Itinerario del Marqués en su visita a María y expediciones a
la Dehesa de la Alfahuara para cazar. Croquis de las
inmediaciones de María, realizado por el capitán Manuel
Muñoz (12-V-1811).
veces de alcalde, etc 86 . Había milicianos de centinela.
Recibió la bienvenida del señor cura y sacerdotes
del lugar y de la villa de Vélez Blanco, que se despidió,
y a otros varios sujetos.
Fue luego a la iglesia parroquial, en donde, con
repique de campanas y toque de órgano, le recibió
[María]
95
“Fue luego a la iglesia parroquial, en donde, con repique de
campanas y toque de órgano, le recibió el clero con el
señor cura, que le dio el agua bendita. Condujéronle al altar
mayor, a su alfombra y almohada...” Exterior de la iglesia
de la Encarnación de María hacia 1910-15.
el clero con el señor cura, que le dio el agua bendita
87 . Condujéronle al altar mayor, a su alfombra y
almohada; y después de hacer oración, salió a ver y
reconocer varios sitios para conceder licencias,
que muchos piden para fabricar casas; su tercia*,
que es una buena obra 88 ; y otras cosas.
Recibió el correo de Madrid y de otras partes, que
le ocuparon toda la noche con otros varios despachos
de diferentes cosas, descansando mientras
estuvo al balcón a ver una lucida fiesta de pólvora
de un castillo de bella idea y de unos hermosos
cohetes formando unas palmeras. Acabada esta
fiesta, entró una danza de jóvenes vestidos de
86 Encumbrado a la sombra de su poder, el Marqués había proporcionado a Vicente Botía Zerdán (+ 1772) una base social estable y
acomodada que le permitía disponer de un nivel de vida bastante aceptable. Pertenecía al pequeño grupo local que mantenía el contacto directo
con el Marqués como fiel servidor que había sido en tiempos pasados y que ahora, a su vejez, intentará devolver los servicios prestados.
Pertenecía a una de las grandes familias que durante el siglo XVII habían ido acumulando riquezas gracias a las propiedades agrícolas y, sobre
todo, con la explotación de uno de los hornos de vidrio más importantes del lugar. En el Catastro del Marques de la Ensenada (1752) figura como
perito y controla tierras de riego en la vega de María (en la zona del puente de la Palencia), que se verán complementadas con el rendimiento de
sus fábricas de vidrio y agua fuerte. Como sucesor de Juan Botía Girón, su padre, conservó el apoyo de los marqueses de los Vélez ocupando
puestos del concejo: regidor, 1741; alcalde ordinario, 1746, 1752, 1757 y 1767; depositario, 1753; procurador síndico, 1764 y 1770. Al margen
de los bienes heredados de sus antecesores, su poder económico y status social le vienen por dos vías principalmente: la concesión por parte
de la casa marquesal del cargo de alcabalero para la localidad de María; el segundo, por las alianzas matrimoniales, al casar con Catalina Alcaina,
hermana de María Magdalena Alcaina, esposa del todopoderoso don Juan de Dios Gamboa. El propio Vicente Botía Zerdán fundó una capellanía
(17-XI-1761) y, entre las muchas donaciones a pobres y la gran cantidad de misas por sus almas, cabe destacar que en su testamente, a demás
de las cientos de misas por su alma, él y su cuñada, María Magdalena Alcaina, legaron uno de los más amplios edificios con un acertado bien
social: el Hospital de María. Si tanto debía don Vicente al sr. Marqués, es lógico que se esmerase en el hospedaje y compañía durante los días
de estancia en María, una de las pocas personas con la clase y el poderío capaz de ser un buen anfitrión y quedar a la altura de las
circunstancias. (Información proporcionada por Pelayo Alcaina Fernández).
87 El cuerpo eclesiástico estaba compuesto por mas de 12 miembros. De entre ellos, los que más reconocimiento encontramos fueron: Pedro
Benedicto de Siles (beneficiado de la iglesia), Bartolomé Martínez Arroyo (presbítero), Antonio de Alcaina (diacono), Miguel Botía (presbítero),
Joseph Martínez (presbítero), Pedro Sánchez (presbítero), Francisco Díaz (presbítero) y Pedro Botía Bautista (cura ecónomo), que, como
mayordomo asimismo de la cofradía del Rosario durante mas de 30 años ininterrumpidamente (1769-1799), figuró como máximo gestor de la
cofradía, ganándose el respeto y cariño del resto de los hermanos cofrades. Sus tíos, Vicente Botía Zerdán y Catalina Alcania habían fundado
a su favor una capellanía. Él mismo, en su último testamento, dejó cargado sobre sus fincas infinidad de misas cantadas y libras* de cera que
habían de arder durante el espacio de un año. Asimismo, creó y dotó una urna en la que quedaría depositada la imagen de la Concepción. Fue
sepultado en la capilla del Rosario, en la tumba del centro. (Información proporcionada por Pelayo Alcaina Fernández)
88 Algunos autores sitúan su origen en el s. XVI, sin embargo, por su aspecto actual, diseño y escudo heráldico, consideramos que se
levantaría en los años centrales del s. XVIII y, seguramente, a instancias del propio X Marqués. El edificio mantendrá su actividad como depósito
de granos hasta la abolición de los diezmos con los gobiernos liberales en la década de los 30 del s. XIX. Después pasó a particulares que
igualmente lo utilizaron como granero. Finalmente, el poco cuidado en su mantenimiento, las arbitrarias remodelaciones y los graves deterioros
sufridos, en especial la inmensa y desconsiderada puerta de garaje, constituyen, en opinión del historiador local, “uno de los destrozos más
aberrantes que se han producido en el contexto arquitectónico comarcal” (Historia de la villa de María, p. 169-171).

mujeres, bien ataviados, que bailaron con destreza
varios juguetes al son de su música. Tras ésta,
entró otra de ocho jóvenes vestidos a lo pastoril, y
en los pechos de los ocho una inscripción con
letras mayúsculas bien formadas que decía: “¡Viva
el Excmo. Sr. Marqués de los Vélez!”. Y pusieron de
frente todos unidos de modo que se reparó y veía
al instante. Llevaban delante a otros cuatro compañeros
con igual traje, con clarines de vidrio como
de dos varas de largo, fábrica de aquel lugar, que
con su música y con la de los palos que llevaban en
las manos hicieron varios lazos y variedad de
entretejidos y diferencias a imitación de los mozos.
Acabadas las danzas, entró en el despacho el
alcalde Martín Serrano con un magnífico vítor
entallado, dorado y pintado con su inscripción:
“¡Viva el Excmo. Sr. Marqués de Villafranca y de
los Vélez!”. Le acompañaban otros del ayuntamiento,
vitoreando no sólo a S.E., sino a su Sra. esposa y
a su primogénito, el duque de Fernandina 89 . Recorrió
esta cabalgata todo el lugar, que estaba iluminado
con hogueras de tea, con faroles y velas, las
ventanas, y con hachas las casas del alojamiento de
S.E. y de Ayuntamiento; repitiendo sin cesar los
vivas correspondidos del pueblo; y le colocaron [el
vítor] en el balcón del Ayuntamiento. Mientras, un
coro bien dispuesto de bastantes buenas voces,
especialmente un tiple en un dulce tono, cantaron
con varios instrumentos las coplas siguientes:
Muchos años viva
nuestro gran señor
marqués de los Vélez
y de Madrid flor.
Porque hoy te veneran
rendidos y afables
todos tus vasallos
a tres plantas reales.
Flor sois de la Corte,
de España, lucero,
norte de Los Vélez,
de María, consuelo.
Invicto señor,
perdón suplicamos
que en las pretensiones
nos adelantamos.
Piden tus vasallos
a vuestra deidad
de este vuestro pueblo
propia libertad.
Todos pediremos
a Su Majestad
prospere tu vida
[María]
96
Reconstrucción ideal del casco urbano de María en la
segunda mitad del siglo XVIII. 1, iglesia de la Encarnación; 2,
tercia del señor Marqués; 3, tercia decimal; 4, eras de la
iglesia; 5, ermita de San José; 6, ermita de Santa Quiteria; 7,
barrio de los Hornos de Vidrio; 8, eras de María Gallardo; 9,
fuente de los Cinco Caños; 10, salas del Pósito; 11, mesón.
12, barrio del Pilar; 13, fuente de la plaza. (Original en Historia
de la villa de María, de Pelayo Alcaina Fernández, p. 61).
con felicidad.
Muchos años viva
vuestra esposa amada
mi señora doña
Antonia Gonzaga.
Muchos años viva
nuestro amado dueño
el mejor monarca
Carlos Tercero.
Gritaron todos: “¡Viva el Sr. Marqués!”.
Estos versos los compuso Antonio Martínez
Cerezuela, pastor de ganado.
Concluidas estas funciones, que con tanto afecto
hizo aquel noble pueblo, les agradeció S.E. con mil
especies sus demostraciones, no obstante la orden
que tenían de no hacer ninguna fiesta, y continuó
sus despachos hasta la hora de cenar con varios
sacerdotes.
El día, claro y caluroso. La noche, muy hermosa.
89 D. Antonio se había casado en segundas nupcias (capilla del palacio del Buen Retiro de Madrid, 17-IV-1754) con María Antonia de Gonzaga
Caracciolo, hija del duque de Solferino, teniendo como primogénito a José María Álvarez de Toledo Gonzaga (1757-1798), duque de Fernandina
y, más tarde, como heredero de los títulos de su padre, XI marqués de los Vélez, entre otros.

9 noviembre, jueves.
María.
Bastante temprano oyó misa en la parroquia y,
tomando en dos coches a los señores sacerdotes
y familia*, fue a ver a su gran dehesa de la
Alfaguara, que tiene de longitud dos leguas y una
de latitud. Toda llena de encinas y pinos, con
algunas tierras sembradas en ella, algunas casas,
hermosas fuentes de aguas muy buenas, y una
ermita para la gente del campo dedicada a San
Jacinto, cuya efigie está en el altar en un cuadro
grande. Hay un guarda mayor y otros para su
custodia90 . En esta dehesa mandó hacer varias
sacadillas, pero no entró caza y sólo se vio un lobo
y algunos venados fuera de tiro.
Retiróse a su alojamiento y luego pasó a ver las
demarcaciones que de orden de S.E. se hicieron
para los que pedían en el lugar solares para levan-
[María]
“...fue a ver a su gran dehesa de la Alfaguara, que tiene de longitud dos leguas y una de latitud. Toda llena de encinas y pinos,
con algunas tierras sembradas en ella, algunas casas, hermosas fuentes de aguas muy buenas...” Situada en la umbría de la
Sierra de María, la extensa y rica Dehesa de la Alfahuara, aparece representada en esta sección del Mapa geográfico del
reyno de Granada..., por Tomás López, (Madrid, 1795).
97
tar casas, que serán unas cuarenta o más las que
quieren fabricar 91 . Despachó algo, comió con los
señores sacerdotes que le habían de acompañar a
la caza. La familia*, con los administradores y
algunos dependientes y señores eclesiásticos.
Por la tarde salió S.E. como por la mañana, y
aunque se vieron varios venados, fue fuera de tiro.
Retirándose a su alojamiento, tuvo sus despachos y
conferencias hasta cenar con los mismos señores
sacerdotes.
El tiempo, nublado. Llovió alguna aguecita por la
mañana. Por la tarde hizo algo de aire frío.
10 noviembre, viernes.
María.
Temprano oyó en la parroquia misa en el altar
de S. Antonio, al son del órgano, ayudándola el
sacristán y monacillo* con sobrepellices; y con
90 Contamos con dos testimonios contemporáneos sobre la famosa dehesa de la Alfahuara. El cura Antonio López Molina, en 1775, en carta
al geógrafo Tomás López: ”Y entre dicho campo [campo de la Alfahuara] y este pueblo se encuentra una dehesa que tiene media legua de
travesía, poblada de carrascas, chaparros, pinos, etc, con dos cortijos y una torre, la que era refugio del marqués de los Vélez en tiempos de
los moros y permanece fortalecida como por grandeza de dicha casa y se nombra por torre de la Faguara...”. (Diccionario geográfico de
Tomás López. Almería, edición de Cristina SEGURA GRAIÑO, Almería, Diputación Provincial, 1985) A.J. Navarro, en 1789, en sus citados
“Viajes”, dice así: “Esta sierra es de lo más elevado que hay por aquí sobre el nivel del Mediterráneo. Toda la cima es un banco de piedra
calcárea cortado perpendicularmente por la parte del norte y por el mediodía con tajos y riscos de varias figuras, particularmente en el monte
que llaman de Maimón. Por el norte está poblado de encinas y pinos en el sitio que llaman la Alfahuara, lugar acomodado a un humor
filosófico. Hay allí todavía algunos venados, corzos, machos monteses, lobos y muchas zorras, hay hermosos bosques, prados y graciosas
fuentecillas; las lomas y recuestos cubiertos de gayuba, o sea Uba Urgi, que hacen una grande alfombra siempre verde. El bosque espeso,
los peñascos, morrones, altos tajos habitados sólo de águilas, cucalas, búhos, cornejas. El silencio profundo, todo arrebata y llena el alma
de ideas sublimes de la majestad de la naturaleza y de su autor. Allí, además de los pinos y encinas hay sabinas, enebros, jara, hiniestas,
aulagas, malvavisco, madreselva, vallecitos llenos de peonías, helechos, doradilla y, en lo más alto y frío, piornos...” (Viajes de un naturalista
ilustrado..., p. 69-70).
91 La considerable expansión urbana de María en esta segunda mitad del s. XVIII, de lo que es una buena muestra la insistencia en abordar
el tema de las licencias para construcción de casas y el trazado de nuevas vías, ha sido estudiada por Pelayo ALCAINA FERNÁNDEZ en su
Historia de la villa de María, especialmente en las p. 107-109.

[María]
“...pasó a ver las casas de tercia, pósito, las demarcaciones de las nuevas calles y las añadidas, poniéndolas
nombre. A la primera que S.E. puso nombre fue “calle de Ntra. Sra. de las Mercedes”... Plano realizado en
1769 por fray Pedro de San Agustín para demarcar calles y solares en las eras de María Gallardo, en María.
(Original en Archivo Ducal de Medina Sidonia, legajo 1.921).
tres coches, una silla volante y varios a caballo, fue
S.E. a su gran dehesa de la Alfaguara a una sacadilla
con ojeadores prácticos, pero, aunque se vieron
tres corzos, no logró que entrasen. Comió con
cuatro sacerdotes y un caballero de Lorca. La
familia*, en varias mesas en el campo con mucha
algazara y gusto.
Por la tarde recorrió parte de la dehesa y mató
algunas palomas y pájaros, y dando muy buenas
propinas a todos los hombres y mujeres de las
casas de la dehesa, se restituyó a su alojamiento, en
donde se informó del estado de las demarcaciones
de las casas, de otras varias cosas, tuvo sus conferencias
de hacienda, etc. hasta cenar con los
mismos señores sacerdotes.
El tiempo, claro y algo caluroso hasta más de
mediodía. Por la tarde, algunas nubes, pero buen
tiempo. Por la noche, algo de frío.
92 A mediados del siglo XVIII los talleres de María se encontraban en manos de 2 importantes familias: los Trigueros (con una renta anual de
600 reales) y los de Vicente Botía Zerdán, donde trabajaban como maestros Matías Trigueros, Vicente López, Joaquín Gallego y Joseph
Sánchez Coez, con un salario de 1.704 reales cada uno, y como oficiales, Juan Trigueros Benedicto, Juan de Alcaina Gallardo, por 1.140 reales
anuales. A Vicente Botía le rentaba 1.000 reales anuales después de pagar los emolumentos de maestros, oficiales y el alquiler del ingenio que
estaba escriturado a nombre de Luis Botía, su tío. Sus fábricas se encontraban en el Barrio de los Hornos, donde es muy probable que existieran
sus viviendas y aposentos. (Información proporcionada por Pelayo Alcaina Fernández).
93 Nicolás Luis Belmonte era el arrendador de la dehesa de la Alfahuara y, todo parece indicar, que hubo un notable destrozo de la masa
forestal por el pastoreo excesivo y la caza furtiva no controlada. Esa desidia tuvo que molestar al D. Antonio, y prueba de ello es que, unos años
98
11 de noviembre, sábado.
María.
Por la mañana trató de varias materias, oyó misa
en la capilla de Ntra. Sra. de la Soledad, en la
parroquia. Como en el día antes, pasó a ver las casas
de tercia*, pósito, las demarcaciones de las nuevas
calles y las añadidas, poniéndolas nombre. A la
primera que S.E. puso nombre fue “calle de Ntra. Sra.
de las Mercedes”. Fue luego a la fábrica de vidrio,
cuyos operarios, con mucha presteza y primor,
hicieron varias obras por sí y otras por orden de S.E.,
que mandó darles una buena propina92 . Comió con
los señores sacerdotes y don Luis Belmonte93 .
Por la tarde volvió a reconocer los sitios ya destinados
y por destinar para casas y solares, continuando
en darles nombre, y retirándose a su casa, despachó
el correo y las muchas dependencias que ocurrían.

El tiempo, por la mañana, frío; a cosa de las diez
algo, nublado y calmado. Luego se levantó aire de
poniente y llovió alguna cosa. Por la tarde se
mantuvo nublado y, al anochecer, llovió y continuó
por la noche, pero no cosa particular.
12 de noviembre, domingo.
María.
Después de sus despachos fue a la parroquia y
oyó la misa del prebendado* en el altar de San
Antonio, con las mismas circunstancias que los
días precedentes94 . Retirándose a su alojamiento,
dio audiencia a algunas personas y salió a reconocer
otros terrenos para extender el pueblo, por no
deshacer las eras.
Fue muy divertido matando bastantes palomas,
celebrándolo mucho sus vasallos que le seguían. A
la vuelta a su casa rubricó varios decretos y comió
[María]
“Fue subiendo un monte elevado, parte en coche, parte a caballo y parte a pie, hasta su cima tan eminente que no sólo
dominaba esta gran dehesa, sino que veía desde allí diez leguas de tierra de su jurisdicción...”. Vista aérea de la poderosa
Sierra de María, a cuyas faldas ascendió el marqués para cazar y contemplar parte de sus estados. Sección del extraordinario
plano de Próspero Verbom (1721).
99
con los señores sacerdotes; y por la tarde fue con los
dichos, algunos de su familia* y ojeadores, a una
sacadilla en su dehesa. Fue subiendo un monte
elevado, parte en coche, parte a caballo y parte a
pie, hasta su cima tan eminente que no sólo dominaba
esta gran dehesa, sino que veía desde allí diez
leguas de tierra de su jurisdicción. Encontraron un
lobo, que le hirió S.E. bastante, pero marchó porque
no había perros; dos ciervos que, aunque se tiró a
uno, no se le hirió y marcharon ambos; dos zorras,
que mató la una 95 . Restituido a su alojamiento, se
ocupó toda la noche en sus despachos.
El día fue bastante hermoso y claro.
13 noviembre, lunes.
De María a Vélez Blanco.
Como siempre, entendió en varios negocios, vio
e hizo dibujar unas tejas napolitanas chatas con
más tarde, tras la muerte del marqués, doña María Antonia Gonzaga y Caracciolo, marquesa viuda del de Villafranca, madre, tutora y curadora
de la persona y bienes del que sería más adelante el marqués, don Joseph Álvarez de Toledo, envía al Consejo de María las medidas correctoras
de obligado cumplimiento (Ordenanzas de 1774) en las que se indicaba: “...con noticia que tengo de que la dehesa de la Alfahuara, propia del
patrimonio de mi hijo el marqués, ha quedado muy destruida de resultas de la contrata que el marqués por Santa Gloria hizo con don Nicolás
Luis Belmonte, ha resuelto concurrir a su reparación por el medio de dejarla descansar algún tiempo, sin permitir que entre ganado a
pastorearla...” (Archivo Municipal de María, Actas Capitulares de 1744. Información proporcionada por Pelayo Alcaina Fernández).
94 Las continuas visitas del Sr. Marqués para escuchar misa a la capilla de San Antonio se explican porque, a diferencia del vetusto edificio
del templo de la Encarnación con pocos bancos y un ambiente menos diáfano, la recientemente construida, adecentada y cómoda capilla había
sido fundada por la familia que le hospedaba (los Botía) y, en ese mismo año, recibió el reconocimiento oficial por parte del sr. Obispo.
(Información proporcionada por pelayo Alcaina Fernández).
95 Durante los días que el Sr. marqués estuvo en la villa de María la mayor parte del tiempo la dedicó a los oficios diarios, recepción de
personalidades del municipio y, sobre todo, para el goce del deporte más preciado del apellido Fajardo: la caza en su coto privado de la dehesa
de la Alfahuara; aunque, revisado el balance final de las piezas abatidas, hemos de concluir que el fruto fue escaso. La dehesa se estaba
esquilmando por el mal uso que de ella se venía haciendo por el encargado de la misma. Buena parte de la conversación mantenida el sábado
día 11 de noviembre con Luis Belmonte habría de versar sobre este asunto. (Información proporcionada por Pelayo Alcaina Fernández).

“María, lugar del marquesado de los Vélez, fue en otro
tiempo como una cortijada de Vélez Blanco, que dista una
legua...” Croquis del municipio de María, según el Catastro
del Marqués de la Ensenada (1753).
dos labios altos a los dos lados, algo más abierto por
arriba, que unidas dos de éstas se pone en los dos
labios unidos otra teja regular abarquillada. Recibió
a la justicia o ayuntamiento del lugar, que presentó
a S.E. un memorial* y trataron de varias cosas y de
hacer un molino de viento. Salió a misa a la parroquia,
como siempre, reconoció varios terrenos y
otras cosas y, retirándose a su casa, comió con los
señores sacerdotes y se despidió del lugar.
Visitó a Vicente Botía, patrón de su alojamiento, que
estaba enfermo. Le agradeció mucho la gran fineza
de haber fundado, 6 meses hacía, una capellanía
perpetua para un sobrino suyo, con carga de 4
maravedís anuales por S.E. y, en adelante, para sus
sucesores. Le regaló por el buen hospedaje un bote
de tabaco y una exquisita caja de plata labrada y
dorada; a sus sobrinos, dos doblones para cintas; y
al señor cura, una porción de dinero para que se
repartiese entre los pobres que habían presentado
memoriales*. A los guardas de la dehesa y ojeadores
les premió con larga mano su trabajo.
María, lugar del marquesado de los Vélez, fue en
otro tiempo como una cortijada de Vélez Blanco,
que dista una legua; aún pertenece bajo su jurisdicción,
especialmente del alcalde mayor, pero hoy
tiene ya dos alcaldes pedáneos, sus regidores,
escribano, diputado y síndico personero*. Habitan
en María 2.119 almas en esta forma: niños hasta 7
[María - Vélez Blanco]
100
años, 143; niñas ídem, 145; varones de 7 a 16, 242;
hembras, 210; de 16 a 22, varones, 201; casados,
28, solteros, 173; mujeres, 168, casadas, 44, solteras,
124; de 25 a 40, varones, 329; casados, 273;
solteros, 56; hembras, 292; casadas, 271; solteras,
31; de 40 a 50, varones 97; casados, 79; solteros,
18; hembras, 122; casadas, 87; solteras, 35. De 50
adelante, varones, 72; casados, 43; solteros, 29;
hembras, 97; casadas, 30; solteras, 67.
Hay en este pueblo una parroquia pequeña en su
fábrica, pero adornada con cuatro buenas capillas,
bastante buen retablo, órgano, y de torre con
campanas, y de coro. Hay un beneficiado que
manda la iglesia y dos curas que son como tenientes
del obispo. En todo había doce o más sacerdotes.
Una capilla de Sta. Quiteria, que antes fue
parroquia, y otras dos capillas de Ntra. Sra. de la
Cabeza y de... [falta el nombre]. Hay dos médicos,
dos sangradores, una botica, depósito, graneros
para tercias, buena casa de Ayuntamiento, fábrica
de teja y de jabón y una muy buena de vidrio.
Su cielo es alegre, los aires sanos, aguas abundantes
y dulces, el suelo llano entre dos elevados
montes, la tierra dócil y jugosa para granos en que
tienen su conato sus habitadores, pero poco dedicados
a hortileras [sic] (siendo así que en sus pocas
huertas se cogen muy sabrosas verduras y algunas
frutas), bien que laboriosísimos, por lo que continuamente
piden a S.E. mercedes de tierras para
romperlas y labrarlas, y solares para fabricar casas
y extender su pueblo, que considerablemente se va
aumentando. Hay tiendas de lanas y otras cosas.
Habiendo marchado antes los administradores y el
padre arquitecto en un coche, S.E. con los dos
suyos y una silla volante con los de siempre,
recibiendo antes al beneficiado, cura y demás
sacerdotes, al lugar de María y a los comisarios de
la villa de Vélez Blanco que fueron a cumplimentarle
para acompañarle, salió de aquel pueblo aclamado
de todo el lugar y de las campanas, y entró en la
de Vélez Blanco con dicho lugar y comisarios, al
ruido de las campanas de la parroquia y de San
Francisco, al estruendo de la artillería del castillo,
y a los vivas de sus vasallos, hasta la casa del ya
nombrado don Bartolomé, que salió al campo a
recibir a S.E. El clero y la comunidad de San Francisco,
el alcalde mayor y demás individuos del
ayuntamiento, y otras personas visibles estaban a
la puerta a darle la bienvenida, que los fue recibiendo
en orden con el agrado que siempre; y se
volvieron los de María.
Desde su llegada hasta cenar estuvo trabajando.
Cenó los dos hermanos, don Bartolomé y don
Martín Díaz, y el prebendado*, y la familia*. Fue a
hacer algunas visitas y concurrió a un gran baile.

“...y fue a ver un solar que pidió a S.E. un vecino de la villa;
después, a ver unos hermosos caños de agua...” Los caños
de Caravaca a comienzos del siglo XX, con su fábrica de
piedra caliza, ladrillo y cal, muy diferente al aspecto actual.
El día, entre nublado y claro, con algún frío por la
mañana.
14 noviembre, martes.
De Vélez Blanco a Vélez Rubio.
Recibió los cumplidos de la villa, clero y
franciscos, tuvo su despacho y conferencias, y,
acompañado de la villa, parte de su familia* y otros
sujetos, fue a San Francisco, en donde le recibió el
padre guardián* con toda la comunidad, con
repique de campanas y del órgano, la iglesia entapizada
y los altares iluminados. Hizo oración en el
altar mayor y pasó al de San Antonio a oír la misa
de un religioso. Acabada, salió con la comunidad
hasta el cementerio; y fue a ver un solar que pidió a
S.E. un vecino de la villa; después, a ver unos
hermosos caños de agua; entró en la parroquia al
ruido de las campanas y del órgano, recibido de los
señores sacerdotes, hizo oración en el altar mayor
y en una capilla de un devoto crucifijo de talla de
cuerpo regular hecho en Nápoles y regalado de sus
antepasados96 .
Dio audiencia a los comisarios de Vélez Rubio, que
con muchos individuos de su ayuntamiento y otros
hacendados fueron a cumplimentarle y para acompañarle
hasta su villa. Recibió, como en todos los
pueblos, muchísimos memoriales* pidiéndole
esperas, granos y solares, y mandó despachar al
instante a los más necesitados, especialmente a los
que pedían granos, etc. Retirándose a su alojamiento,
decretó varios memoriales* y otras cosas con
infatigable celo. Dio al Sr. don Bartolomé Díaz una
[Vélez Blanco]
101
“En el pueblo hay copiosísimas y bellísimas aguas de
fuentes”. Detalle de uno de los caños y escudo de la Fuente
de los Cinco Caños.
buena cantidad de dinero para que, con su discreción
y conocimiento, repartiese entre los pobres
que dieron a S.E. memoriales*.
Comió con los señores sacerdotes de la casa, el
prebendado*, y cura de Vélez Rubio y un militar.
La familia*, con las sobrinas y sobrinos de los
patrones y otros dependientes. Las sobrinas regalaron
a S.E. un plato de dulce, especie de gato, con
el fin de grabar en él las armas de S.E. y por orla de
él la famosa cadena de piedra de la capilla de S.E.
en la catedral de Murcia, a cuya gracia y al buen
hospedaje, así de S.E. como de su familia* y comitiva,
agradeció con las más finas expresiones; y por
su mayordomo* regaló a los dos señores hermanos
a cada uno un bote de tabaco y una preciosa caja
de plata finísimamente labrada y sobredorada; a las
dos sobrinas, un hermoso abanico a cada una; y a
las criadas, quince pesos; y a algunos mozos que
asistieron, buenas propinas. Y se despidió de esta
honrada familia* y del clero, comunidad de San
Francisco, del alcalde mayor y de otras personas
con grandes agradecimientos y expresiones.
Como los días antes, marcharon delante los administradores
y el padre arquitecto; y S.E. también
con los de siempre, en sus dos coches y calesín*
partió al ruido de las campanas, de la artillería del
castillo y vivas de las gentes que había en los
balcones y calles hasta la salida de la villa.
Esta villa de Vélez Blanco es como la capital de
toda la jurisdicción de Vélez Rubio, María, Oria y
96 Aunque no cita nombre o advocación, creemos pudiera tratarse del Santo Cristo de la Yedra, cuya devoción se remonta al siglo XVI, al
parecer, traída por D. Luis Fajardo, II marqués de los Vélez, o los vecinos que fueron a luchar contra los moriscos en 1569-70.

“Esta villa de Vélez Blanco es como la capital de toda la
jurisdicción de Vélez Rubio, María, Oria y Partaloba (...) Su
situación no es muy fragosa para estar al pie de unas
montañas. Goza un cielo hermoso y una vista deliciosa,
con buenos y muchos campos”. Croquis del municipio de
Vélez Blanco, según el Catastro del Marqués de la
Ensenada (1753).
Partaloba, cuyos pueblos están bajo de un alcalde
mayor, que es el licenciado don Thomás Galiana,
que reside en casa propia del mayorazgo de S.E. en
aquella villa. Su situación no es muy fragosa para
estar al pie de unas montañas. Goza un cielo hermoso
y una vista deliciosa, con buenos y muchos
campos de olivas, huertas, tierras de labor, cortijos,
batanes, famosos molinos con abundantes
raudales de aguas para el riego de gran parte del
terrazgo. En el pueblo hay copiosísimas y bellísimas
aguas de fuentes 97 .
Hay una parroquia de sola una nave, pero magnífica
y espaciosísima, con bastantes capillas, pero
mal adornada y cuidada. Con 5 beneficiados, dos
curas y crecido número de sacerdotes. Una iglesia
de San Francisco, obra a fundamentis de los antepasados
de S.E., de una hermosa y perfecta nave
bien ancha con su crucero y capillas adornadas. En
la mayor, un retablo, aunque no de los modernos,
muy buena por su bella disposición, por sus bien
formadas columnas, pinturas y efigies de talla; y
[Vélez Blanco]
102
“Una iglesia de San Francisco, obra a fundamentis de los
antepasados de S.E. (...) En la [capilla] mayor, un retablo,
aunque no de los modernos, muy buena por su bella
disposición, por sus bien formadas columnas, pinturas y
efigies de talla...” Una de las pinturas del retablo.
aún conservan exquisitos ornamentos que dieron
los fundadores. El convento no es cosa grande,
pero acomodado y suficiente para unos 36 religiosos
que hay de comunidad. Hay también varias
ermitas, una entre ellas dedicada a Sta. María
Magdalena, parroquia antigua de aquella villa, y
otra hecha a expensas de una señora de la casa 98 .
Su vecindad es de... [no sigue] 99 . Gente robusta y
sana, así de hombres como de mujeres. Pero éstas,
generalmente, morenas, con facciones algunas
delicadas, todas muy advertidas y divertidas,
amigas de bailes, a donde acuden algunas de
tapadillo.
Acompañado de la villa de Vélez Blanco y comisarios
del Rubio, llegó S.E. hasta la jurisdicción de
ésta, en donde encontró a sus alcaldes, regidores,
etc., que le cumplimentaron y con ambas villas por
97 A.J. Navarro, en sus “Viajes” (1789), nos describe así Vélez Blanco: “Es la cabeza del marquesado de los Vélez y en otro tiempo vivieron
en su alcázar los marqueses... Es pueblo más pequeño que Vélez Rubio, pero rico por la extensión de su término, campos feracísimos y por
la aplicación de sus habitantes. Goza de excelentes aguas e infinitas fuentes clarísimas que brotan por todas partes. Tiene una parroquia,
un curato pingüe, cinco beneficiados, un convento de religiosos franciscos, y es donde vive el alcalde mayor de su partido. No se hallan
rastros de antigüedad y parece ser fundación de moros”. (Viajes de un naturalista ilustrado..., p. 74-75).
98 Probablemente hace referencia a la ermita de la Concepción, fundada por Mecía y Francisca Fajardo, hijas de don Luis II marqués de los
Vélez. (Información proporcionada por Encarnación María Navarro López y Pablo Manuel Molina Jiménez).
99 Censos de población de la segunda mitad del s. XVIII: 1753, 3.375 hbs; 1782, 4.055 hbs; 1785/86, 3.600 hbs; 1787, 4.272 hbs.

Camino de bajada a Vélez Rubio, procedentes de Vélez
Blanco, según Croquis de las inmediaciones de Vélez
Rubio, dibujado en la Real Academia Militar del 4ª Ejército,
bajo la dirección de D. José Cardano, por el cadete Atanasio
Alesón (ca. 1812-14).
ser, como se ha dicho, de una misma jurisdicción,
entró en Vélez Rubio con repique de campanas,
aclamado de todo el pueblo que salió, como cuando
entró al principio, hasta el campo, vitoreándole
y bendiciéndole; hasta un muchachito que venía
con una carga de leña diciendo “¡Viva el Sr. Marqués,
que ya le llevo esta carga de leña para que
se caliente!”, cuya expresión le agradeció muchísimo
S.E. con palabras y algunos reales, y mandándole
fuera a su casa le volvió a dar algunos más, y
diciéndole que llevase a su casa la leña, rehusó
constantemente, pues ya le había ofrecido a S.E.,
que lo admitió con agrado, que, en cuando volviese
al día siguiente, a comer. Encontró en las calles y
ventanas mucha más gente, y en el zaguán de su
palacio a todo el numeroso clero, a la comunidad
de San Francisco y a otros oficiales militares y
personas de distinción, y con todos subió a su
cuarto y los recibió por su orden con mucha
estimación.
Desembarazado ya de los cumplimientos y visitas,
se dedicó a trabajar, ya en las conferencias, ya en el
despacho, y ya en adelantar algo el correo. La
familia* hizo sus visitas y tuvo sus bailes. Comió
con el prebendado*, y la familia*, con los de siempre.
[Vélez Rubio]
103
El día, algo nublado, con alguna aguecita por la
mañana y por la noche; y con sus claros. Algo frío,
pero no cosa [grande].
15 noviembre, miércoles.
Vélez Rubio.
Por la mañana, después de despachar con el
mayordomo*, secretarios y administrador de
aquella villa sus cosas, disponer su marcha para las
demás villas de sus estados, etc., recibió los cumplidos
de varias personas, de sacerdotes, religiosos,
de la villa, etc., y pasó a San Francisco, en
donde, como siempre, el padre guardián* con la
comunidad, al repique de campanas y toque de
órgano, le recibió dándole el agua bendita, y oyó la
misa del prebendado* en el altar de San Antonio,
que estaba muy iluminado. Después fue a la celda
del padre guardián*, de otros religiosos y a todas
las oficinas del convento. Pidió y consiguió al
instante del padre guardián* paseo para los estudiantes,
para aquella tarde y para la del domingo.
Del convento fue a hacer otras visitas y, restituido
a casa, comió con los señores Tobar y cura; y por la
tarde salió a divertirse con la escopeta a ver si
podía tirar alguna corcha. Ninguna apareció, pero
un pato real que se dejó ver le mató; y fue a visitar
al señor cura don Antonio Navarro, y recibió con
sus criados mayores a varios sujetos.
El chico que le regaló la carga de leña comió en la
casa de S.E., le siguió a la caza, y diciéndole S.E.
que quería vestirle, respondió a semejante proposición
dos veces que a quien pide a S.E. le socorriese
era a su pobre padre enfermo. En efecto, le dio
un peso duro* y, no obstante, mandó vestir al
muchacho.
A la vuelta a su casa recibió el correo de Madrid y
de otras partes, y le despachó al instante, y, como
siempre, el rato que le dejó, estuvo tratando de
varios negocios hasta la hora de cenar con el
presbítero y padre cura. La familia* hizo sus visitas
y concurrió [a] algunos bailes.
El día, frío de mucho aire, con algunos ratos de
nubes; y en todo él hizo algo de frío, pero de noche
fue recio el aire frío.
16 noviembre, jueves.
De Vélez Rubio a Chirivel.
Después de tratar de varias materias con sus
familiares y dado ciertas providencias, recibió
al agrimensor general de sus estados, empleo
creado por S.E. aquellos días; al padre guardián* de
San Francisco y otros. Acompañado de la villa, de

su familia* y de otros muchos sujetos, pasó a la
nueva magnífica iglesia, en donde le recibió con
repique de campanas el clero, dándole el agua
bendita un beneficiado. Oyó la misa del prebendado*
en el altar mayor, hizo oración en otros altares,
visitó al Sr. vicario y se restituyó a su palacio,
en donde le esperaban el clero y la comunidad de
San Francisco, la villa de Vélez Blanco y otras
personas de distinción para cumplimentarle con
motivo de su marcha.
Regaló a doña Theresa de Ximénez, mujer de don
Silvestre Álvarez de Mora, administrador de aquel
partido y habitador de aquel palacio, un reloj de
oro; y a su hermana doña Úrsula Ximénez, una
hermosa caja de plata sobredorada; grandes propinas
a las criadas, mozos, etc.; y a la patrulla de
milicianos, además de regalo diario, un doblón* de
a ocho. Dejó al padre cura una buena cantidad de
dinero para que, según su discreción y conocimiento,
la repartiese a los pobres.
[Vélez Rubio - Chirivel]
“...con sus dos coches y barrocho partió para el Chirivel (...) El camino es por una rambla la mayor parte, bastante pesado,
pero divertido por los arroyuelos, álamos blancos, algunos negros, pinos, encinas, cortijos, huertas y sembrados...” Sección
del plano de Próspero Verbom (1721).
104
Los administradores y otros fueron temprano al
Chirivel a hacer el alojamiento. Sólo se quedó don
Salvador Carrasco, administrador del partido de
Alhama, para volver con permiso de S.E. a la
Alhama y Molina a atender a sus dependencias, y
para entender [en] las haciendas que los jesuitas
tenían en Molina, [pues] se ponían a pública subasta
y S.E. estaba inclinado a comprarlas.
Después de estos negocios, se despidió de los
señores clérigos y religiosos oficiales, dependientes
y otras personas que estaban en su casa con la
mayor urbanidad, agradecimiento y atención.
Acompañado de las villas del Rubio y Blanco, con
sus dos coches y barrocho partió para el Chirivel,
con sentimiento general de todos sus vasallos que
salieron a las ventanas y calles hasta el campo a
verle despedirse y vitorearle al ruido de las campanas.
El camino es por una rambla la mayor parte 100 ,
bastante pesado, pero divertido por los
arroyuelos, álamos blancos, algunos negros, pinos,
100 Sobre el camino de Vélez Rubio a Chirivel remitimos al lector al artículo “Viajeros, caminos y posadas en Chirivel y Vélez Rubio (1772-1862),
de José D. LENTISCO PUCHE, en Revista Velezana, 16 (1997), p. 87-104. No obstante, no resistimos la tentación de traer aquí el comentario
preciso y detallado que nos legó A.J. Navarro en sus “Viajes” (1789), siguiendo el camino inverso, es decir de Chirivel a Vélez Rubio: “Del
Chirivel sale la carretera para Vélez Rubio y, a la media legua, cae a la rambla de la que no sale por espacio de dos leguas, siendo esto tan
incómodo y peligroso en todos tiempos; el director de los caminos de Vélez Rubio [el mismo Navarro] dispuso dirigirlo por las inmediaciones
fuera de la rambla, aunque siendo el camino áspero, desigual, con una muchedumbre de barrancos, sería necesario conducirlo por una fila
de puentes y alcantarillas, y a fuerza de cortes y rebajos del terreno con terraplenes en muchas partes. Se aprobó su proyecto por el
excelentísimo señor conde de Floridablanca y, en la legua y media de camino nuevo construido cerca de Vélez Rubio, se ha desechado ya
media legua de rambla y se sigue hasta evitar la legua y media restante. Se piensa en acabarlo en este año de 1789 y, sin duda, las cuatro
leguas desde la vertiente a Vélez Rubio serán el trozo más alegre de la carrera, y cuando antes eran tan temidas por las dos leguas de rambla,
siempre con agua por los sitios pantanosos de Canete y los continuos atolladeros, será, y ya es, un paseo delicioso para los caminantes. Por
un lado tiene a la rambla plantadas sus márgenes de alamedas casi sin interrumpir, huertas y tierras de riego con sus casas de campo, y por
el mismo se levantan sierrecillas pequeñas con pinares, altos tajos y riscos de piedras calcáreas peladas; por el otro, casas, tierras de riego
y, a la media legua, la Sierra de María y los pagos de la Solana... Es imponderable el gusto que recibe un caminante al dejar un arroyo
desigual, lleno de agua y grandes piedras que por legua y media lo ha llevado en continuos sustos y siempre con incomodidad, y entrar en un
camino llano, ancho, seco, libre de todo peligro. Seguimos por él llevando cerca las arboledas de la rambla hasta que, desde Canete,
descubrimos a Vélez Rubio y su vega”. (Viajes de un naturalista ilustrado..., p. 69-70).

encinas, cortijos, huertas y sembrados (que ya
estaban segando verde) que se encuentran, y un
buen molino de agua propio de S.E., que se apeó
para reconocerle 101 .
Todas las gentes del Chirivel salieron al camino a
recibir a S.E., vitoreándole al ruido de las campanas
de la parroquia. Se alojó en casa del Sr. don
Juan Luis Gázquez, cura de aquel pueblo, pasó
luego a su iglesia y, después a hacer oración, paseó
un rato y, retirado a su alojamiento, comió con el
señor cura, Tobar, don Bartolomé Díaz le acompañó,
y el cura del Rubio que se presentó a S.E.
marchando de antemano, y don Francisco
Martínez Meca y don Miguel Serna, regidores
comisarios del Rubio que, ya en sus casas, ya en las
de otros amigos suyos, alojaron grandemente a
toda la familia*. Ésta comió con los de las dos villas
y otros sujetos.
Por la tarde se despidieron de S.E. las dos villas,
salió a divertirse con la escopeta y mató diez y
ocho palomas. Recibió algunos memoriales*
pidiéndole solares para fabricar casas. Retirádose a
su alojamiento, vio el muchísimo humo que había
por las fogatas de leña y mal carbón que hacían sus
cocineros, y pasó a la casa de una hermana de
Baltasar Motos, hijo de criados antiguos de su casa,
en donde estaban alojados el prebendado* y
Machayn, y le agradó la cocina porque no hacía
humo y la alcoba porque era abrigada, y mandó
inmediatamente pasar a ella su catre. Luego fue a
otra inmediata a coger de sorpresa a su familia*,
que estaba bailando, se divirtió grandemente
haciendo bailar a clérigos, frailes, viejos, etc. Y es
el único día que ha tenido de más descanso sin
escribir letra, cosa singular en S.E.
[Chirivel]
“Del Chirivel sale la carretera para Vélez Rubio y, a la media legua, cae a la rambla de la que no sale por espacio de dos leguas,
siendo esto tan incómodo y peligroso en todos tiempos...” (A. J. Navarro, 1789). Detalle del mismo trayecto entre Vélez Rubio
y Chirivel, pero, ahora, con camino paralelo al cauce de la Rambla. Sección del plano de A.J. Navarro para Tomás López (1774).
105
Pasó luego a su nuevo alojamiento y mandó llevar
allí todos los trastos para cenar, y cenó en la
cocina, con el señor cura del pueblo, que le convidó,
dándole una disculpa tan justa de haber dejado
su casa, con el cura del Rubio, el prebendado*, la
familia*, dependientes y los del ayuntamiento del
Rubio alrededor de la mesa, ya sentados, ya en pie,
departiendo S.E. mismo, los señores sacerdotes y
mayordomo* con mucha alegría de S.E. y de todos
de verle tan contento y tan humano y afable con
todos.
Después de la cena conversó un rato y entró en su
alcoba con un ayuda de cámara para lo que se le
ofreciese. El prebendado* y Machayn se acomodaron
grandemente en sus camas en la cocina.
El día fue muy frío y algunas veces estuvo nublado.
17 noviembre, viernes.
De Chirivel a Oria.
Por la mañana mandó a Machayn a hacer varias
apuntaciones, dio audiencia a sus dependientes,
etc. Pasó a la iglesia a oír la misa del prebendado*
en el altar mayor, que estaba iluminado como
los demás altares; después a reconocer el pueblo y
solares que le pedían a S.E.
Comió con el cura en su casa, con el prebendado*,
don Bartolomé Díaz, su familia*, administradores y
dependientes alrededor. Al mismo tiempo, regaló
al señor cura una hermosa caja de plata
sobredorada y le dio una cantidad de dinero para
vestir a una niña y otra porción para repartir entre
los pobres; a la patrona, en cuya casa durmió, dos
doblones y limosnas a los pobres; dos doblones al
101 Aún se conserva el llamado “Molino del Marqués”, a escasa distancia del núcleo de población (unos 1.200 m) y surtiéndose de las aguas
de la rambla de Chirivel.

“Nueva población en el término y jurisdicción de la villa de
Vélez Rubio (...) Era, en la mitad de este siglo [XVIII], una
venta acompañada de algunos cortijos y una ermita servida
por un capellán. Se erigió en parroquia [1787], agregándole
las cortijadas de Contador, Aspilla, Roquez y otras; desde
entonces se han edificado muchas casas, con una posada
muy cómoda, y ya se cuentan en la feligresía mil y quinientas
almas...” El carácter de lugar de descanso y parada de
viajeros aparece bien marcado en la rotulación en los planos
antiguos como “Venta del Marqués”.
dueño de las palomas que mató S.E. Recibió a los
diputados de su villa de Oria que fueron a cumplimentarle
y acompañarle.
Chirivel es una cortijada de Vélez Rubio, cuya villa
tiene en ella un diputado como alcalde pedáneo.
Pero esta cortijada forma ya un pueblecico de 120
vecinos con sus casitas buenas y su iglesia con
cinco altares y pila bautismal. Hay dos sacerdotes,
el uno es cura párroco, que tiene de renta unos
setecientos ducados. El terreno, llano; los campos,
muchos y muy buenos; un arroyuelo que les sirve
para el riego de parte de sus campos, para un
molino y otras cosas 102 .
Salió acompañado de los citados diputados con sus
dos coches y barrocho del prebendado*, aclamado
de las gentes, y, a cosa de una legua o más, apretando
el mulero del prebendado* las mulas que son
[Chirivel - Oria]
106
“...el segundo coche se desvió alguna cosa a una cortijada
llamada la Aspilla, propia del duque de Veragua en cuanto la
propiedad de sus tierras, pero de la jurisdicción de S.E...”
Precioso plano de la cortijada de Aspilla, en término de Oria
(hoy, de Chirivel), según un dibujo de 1769 (Original en Archivo
Ducal de Medina Sidonia).
demasiado arrogantes, apretaron desenfrenadamente
a la bajada de una cuestecita, de manera que
de un bote salió del pescante y se maltrató [el
prebendado*] muy bastante. Se le metió en el
coche segundo, donde un ayuda de cámara de S.E.
le curó lo que permitía la ocasión, y seguido S.E.
después de bastante rato que esperó por lance tan
sensible a S.E. y al prebendado*, el segundo coche
se desvió alguna cosa a una cortijada llamada la
Aspilla, propia del duque de Veragua 103 en cuanto
la propiedad de sus tierras, pero de la jurisdicción
de S.E., en donde en la casa de Flora Arán, viuda, se
le metió en buena cama, se le curó y se dieron las
disposiciones convenientes para su curación,
porque quedó el cirujano de Oria, que estaba a
poca distancia, con la villa, que esperaba a S.E., y
se le llamó; y en cuanto a su cuidado, con recomendación
a la dicha viuda y a los comisarios de Vélez
Rubio que quedaban a un encargo de S.E.
102 Por estas mismas fechas disponemos de dos breves descripciones de Chirivel de la mano del cura A.J. Navarro: “El Chirivel es una
población pequeña de la jurisdicción de Vélez Rubio; poco hace era una cortijada, ya tiene cura propio, cuya renta sube a tres mil ducados
por lo bien cultivado que está aquel terreno. Fue población romana; se hallan infinitas medallas, trozos de inscripciones, lápidas sepulcrales
y ruinas de unas termas que parecen de aquel tiempo”. (Viajes de un naturalista ilustrado..., p. 68). “Nueva población en el término y
jurisdicción de la villa de Vélez Rubio, reino de Granada, obispado de Almería y marquesado de los Vélez. Era, en la mitad de este siglo [XVIII],
una venta acompañada de algunos cortijos y una ermita servida por un capellán. Se erigió en parroquia [1787], agregándole las cortijadas de
Contador, Aspilla, Roquez y otras; desde entonces se han edificado muchas casas, con una posada muy cómoda, y ya se cuentan en la
feligresía mil y quinientas almas. El curato es pingüe, pero la iglesia, mezquina y casi indecente... Atraviesa por el Chirivel la nueva carretera
de Levante, que para evitar dos leguas de rambla siempre incómoda, y muchas veces peligrosa, se construía y sigue fuera de ella, a la vista
de las frondosas alamedas, con que la contiene para que en las avenidas no inunden las heredades vecinas. Todo este campo da buenas
cosechas de trigo, cebada, centeno, y en las tierras que pueden regarse se coge mucho maíz, pero no se han cuidado de sembrar olivares
ni árboles frutales, contentándose con las grandes alamedas que acompañan la rambla, algunas encinas esparcidas en las labores y el pinar
de Marmaza, que se va clareando y destruyendo...” Manuscrito sin fecha que fue posteriormente publicado por Fidel Fita, con el título de
“Inscripciones romanas en Chirivel y Galera”, en el Boletín de la Real Academia de la Historia (V, 69, 1916, p. 486-495); con el de “Chirivel”, por
la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses (T. IV, cuad. I-IX, ene-nov, 1913, p. 37-45); y, más modernamente, en Revista Velezana 11
(1992), p. 107-114, se reprodujo el texto del BRAH.
103 Noble que destaca entre los hidalgos murcianos, aunque es vecino de Madrid, señor de la Alberca, mayor hacendado y propietario de más
de 98 has. en esta villa en 1752, además de recibir cada año de los vecinos 680 rs. por el suelo para establecer sus casas. Estos bienes y rentas
le suponen unos ingresos anuales superiores a los 100.000 rs. (F. ARMARIO SÁNCHEZ, Estructura y propiedad de la tierra..., p. 612-614).

“El camino [a Oria] fue entre ramblas y montes, pero divertido
por los cortijos, huertas, árboles, arroyas y perdices que se
encontraban...” Sección del Mapa geográfico del reyno de
Granada..., por Tomás López, (Madrid, 1795).
El camino fue entre ramblas y montes, pero divertido
por los cortijos, huertas, árboles, arroyas y
perdices que se encontraban; menos el tiempo, que
nevó, y el aire fuerte que traía alguna agua, y una
cuesta que fue preciso subirla a pie. Un ayudante
de la regiduría cayó con el caballo, y aunque pudo
volver a montar y llegar a Oria, tuvo que hacer
cama y sangrarle un ayuda de cámara de S.E., con
lo que mejoró.
A bastante distancia del pueblo encontró S.E. a la
villa que formaban una gran cabalgata, que, apeándose,
hicieron a S.E. su arenga*, y montando en sus
caballos le acompañaron, con una lanza y bien
vestidos con trajes, cuatro parejas de hombres con
trajes y dos volantes muy engreídos delante hasta
el pueblo, en donde esperaban las gentes a S.E.; y le
recibieron con aclamaciones festivas y le siguieron
hasta su alojamiento en casa de don Ginés de
Murcia 104 , con muchos vivas. Recibiéronle el
administrador del partido, don Manuel Lejarza, los
beneficiados y señores sacerdotes, y los que fueron
delante, y, agradeciéndole mucho esta atención,
les recibió en orden, como a la villa con su alcalde
mayor, don Tomás Galiana; los alcaldes, Francisco
[Oria]
107
“...y pasó a la capilla o iglesia que hay, mientras se acaba la
que a expensas de S.E. se está fabricando...” En efecto,
aunque la obra fue mandada construir por D. Antonio, se
concluyó en tiempo de su hijo, D. José, tal como reza la
inscripción en su interior.
López y Pedro Sánchez; regidores, escribano,
síndico personero*, diputado y otros.
Desembarazado, determinó algunas cosas y pasó a
la capilla o iglesia que hay, mientras se acaba la que
a expensas de S.E. se está fabricando. Después fue a
su casa de la tercia* 105 , desde donde vio un hermoso
juego de cohetes y un castillo de pólvora de
bella invención, aunque por un fuerte aire no lució
muy bien, con un vítor de colores al fin.
Retirádose a su alojamiento, tuvo sus conferencias
y despacho. Cenó con el prebendado*. La familia*,
como siempre, con los administradores, alcalde
mayor y otros dependientes. Después unos quedaron
dentro del alojamiento de S.E. y otros fueron a
las mejores casas de la villa.
El día amaneció claro, pero muy frío; las sierras
cercanas, nevadas. A cosa de las doce empezó en el
camino a nevar fuertemente, que en breve se
emblanqueció el campo. Continuó cosa de una
hora y media o más. Se aclaró, pero, en cuando el
aire, era muy recio y frío y traía alguna agua.
104 D. Ginés de Murcia, capellán de Oria, remitiría a D. Tomás López, geógrafo de S.M, una carta (1-VII-1774) dando cuenta pormenorizada del
extenso término municipal de Oria, especificando distancias, características morfológicas del terreno, restos arqueológicos, etc. (Cristina
SEGURA GRAIÑO, Diccionario geográfico..., p. 87-90).
105 “En lo referente al granero del Marqués, tercia* secular de sus diezmos, la descripción del Catastro [del Marqués de la Ensenada] encaja
con las características de una construcción que se levanta en la plaza de San Antonio, cerca del Ayuntamiento, donde se encontraba el centro
de la población en el siglo XVIII, a escasa distancia de la plaza del Grano. En la fachada de este edificio campea el escudo de los Vélez.
Según indica algún autor, el granero del Marqués sería reedificado o muy transformado al mismo tiempo que se construía la Basílica,
sirviéndose de materiales sobrantes de esta obra. El edificio fue granero y posada a la vez, usos que se han mantenido hasta el presente
siglo, hallándose en la actualidad muy modificado, compartimentado y destinado a vivienda, bares y almacenes”. (Pósitos, cillas y tercias de
Andalucía, Catálogo de antiguas edificaciones para almacenamiento de granos, Sevilla, Consejería de Obras Públicas y Transportes, Dir. Gral.
de Arquitectura y Vivienda, 1991, p. 150-151).

“Después fue a su casa de la tercia, desde donde vio un
hermoso juego de cohetes y un castillo de pólvora de bella
invención, aunque por un fuerte aire no lució muy bien, con
un vítor de colores al fin”. Aunque transformado y dañado,
aún se conserva este soberbio edificio.
18 de noviembre, sábado.
Oria.
Después del despacho de varios negocios, ya
con sus criados, ya con don Manuel Lejarza,
administrador de aquel partido, recibió los cumplidos
de los señores eclesiásticos y de la villa; y,
acompañado de ella en cuerpo de comunidad, fue,
al ruido de las campanas, a la capilla106 en donde los
beneficiados y los demás sacerdotes le recibieron
con sobrepellices, dándole agua bendita. Oyó la
misa del prebendado* en el altar mayor con asistencia
de los mismos señores sacerdotes con
sobrepellices. La villa en sus dos bancos, a un lado
y otro, y S.E. a la cabeza, algo aparte, en su silla con
alfombra y almohada, en el lado del alcalde mayor,
dio la paz* un sacerdote y le despidieron como al
recibo.
[Oria]
108
“...acompañado de ella en cuerpo de comunidad, fue, al ruido
de las campanas, a la capilla (...) Al salir (...) se puso en la
plaza a registrar el mar Mediterráneo, que se alcanza a ver
una buena porción...” Detalle de uno de los paramentos
exteriores y vista de la parte posterior de la ermita.
Al salir de la capilla se puso en la plaza a registrar el
mar Mediterráneo, que se alcanza a ver una buena
porción, aunque no se divisó muy bien por la
niebla. Pero un criado del fiel* y otros muchos
vieron temprano una embarcación, al parecer, y
por la distancia que hay de ocho leguas, bastante
grande. Es de advertir que aquella parte domina la
Andalucía.
Retirádose a su alojamiento a despachar el correo
para Madrid y luego salió a ver la iglesia que a sus
expensas se está fabricando, le siguieron muchas
gentes y dispararon gran cantidad de cohetes, hizo
varias advertencias al reverendo Pedro de San
Agustín, arquitecto de S.E. y de esta obra 107 ; reconoció
algunos parajes en donde fabricar más casas
y conceder solares a quienes se los pedían. Y
restituido a su casa, comió con el prebendado*,
con el señor cura y otro sacerdote que fue capellán
del Sr. conde de Aguilar y, entonces, canónigo de
Baza.
Por la tarde fue a ver unos molinos de agua propios
de S.E., a presenciar la demarcación de cuatro
solares que le pidieron para fabricar casas, y
demarcar un granero a expensas de S.E. para
recolección de los granos de tercias, de diez y ocho
varas de fachada y de fondo treinta y tres varas 108 .
Restituido a su alojamiento, despachó varias cosas.
Entrada la noche, se iluminó la casa, un castillón o
vestigio de un fuerte de aquella villa. Fue la citada
106 En realidad se trataba de la iglesia o ermita vieja, también conocida como de la Sagrada Familia, al parecer, levantada sobre la antigua
mezquita musulmana. Ubicada en la plaza vieja, su origen se remonta a comienzos del s. XVI, cuando estaba dedicada a la Encarnación. En los
últimos años se ha visto sometida a una desgraciada intervención en la fachada principal y, especialmente, a un desconsiderado y punible
abandono.
107 Las obras dieron comienzo en marzo de 1767, de orden del X Marqués de los Vélez, concluyéndose por su hijo, José Álvarez de Toledo
y Gonzaga, XI marqués de los Vélez y duque de Alba, en mayo de 1779.
108 Ver nota anterior sobre granero del Marqués.

“Por la tarde fue a ver unos molinos de agua propios de
S.E...”. Brazal o caz del molino del Marqués, en las
inmediaciones de la ermita vieja.
danza con su música y volantes de arte, frente del
alojamiento de S.E., y bailó algún rato; y salió con
la villa, su familia* y demás personas visibles del
pueblo, con la misma danza y con hachas, a su casa
de la tercia* a ver la función de pólvora, que lució
mucho más que la antecedente porque no hizo aire.
Fue de un castillo de bella idea con muchas ruedas,
fuentes y otras hermosas diferencias de ramilletes,
con algunas figuras y una gran porción de cohetes
de varias suertes, vitoreando a S.E., al Sr. duque,
continuamente.
Acabada la fiesta, se retiró a su alojamiento acompañado
de la villa, la familia*, demás personas y la
danza, que repitió sus habilidades frente del balcón.
Al mismo paraje vino una cabalgata con
mucha compañía a pie con hachas. Traía don
Matheo Masegosa, escribano del ayuntamiento, un
vítor muy grande y bien hecho, con dos cordones
de seda de colores con grandes borlas que llevaban
dos del ayuntamiento; a la cabeza tenía el escudo
de las armas de S.E., pintados sus cuarteles con los
colores correspondientes, y en letras mayúsculas
con letras de oro: “¡Viva el Excmo. Sr. Marqués de
Villafranca y de los Vélez, Duque de Montalto y de
Fernandina!”, y abajo un vítor [con letras superpuestas].
Vitoreó Masegosa al Rey (que S.E. que
[Oria]
109
“...con la misma danza y con hachas, a su casa de la tercia
a ver la función de pólvora, que lució mucho más que la
antecedente porque no hizo aire”. Escudo muy deteriorado
del X marqués.
estaba en el balcón [se] quitó el sombrero), a S.E., a
la Sra. marquesa, y al Sr. duque y demás señoritos,
con repetición del pueblo; llenado el aire de cohetes,
cuyos obsequios agradeció S.E. con finas
expresiones. Esta cabalgata, precedida de la danza,
recorrió toda la villa y volvió al alojamiento de S.E.
y colocaron el vítor en su balcón. Se advertirá que
esta noche hubo más festejos que la antecedente,
pero fue porque aquella fue de un aire tan sumamente
recio que no pudieron absolutamente más; y
cenó con el prebendado*.
El día fue muy frío. De madrugada nevó, de día hizo
aire, estuvo casi siempre con nubes y de noche
heló.
19 de noviembre, domingo.
De Oria a Cantoria.
Por la mañana despachó sus negocios, salió a la
iglesia con la villa y la danza, le recibieron los
señores eclesiásticos con sobrepellices y repique
de campanas, dándole el agua bendita el beneficiado
más antiguo, oyó la misa del prebendado*; y se
restituyó a su casa con el mismo acompañamiento.
Dio audiencia a sus villas de Albanchez y Benitagla,
que fueron a cumplimentar a S.E., dio varias providencias,
recibió el correo de Madrid e hizo un
almuerzo comida con don Bartolomé y don Francisco
Bautista, presbítero, que corría con la paga
de los jornaleros de la nueva iglesia; y alrededor, la

familia* y dependientes, repartiendo S.E. mismo
los platos y dando vino generoso para brindar.
Regaló al padre cura dueño de su alojamiento una
caja de plata labrada sobredorada; a su familia*,
muy buenas propinas; repartió de pronto alguna
cantidad para los pobres mendigos, y dio otra
mayor a dicho don Francisco Bautista para repartirlo
entre los que habían dado memoriales* y
otras personas necesitadas; dio también propina al
ministro que guardó la puerta y a los polvoristas.
La villa de Oria, jurisdicción de S.E. en los estados
de Vélez, es un país muy frío. Situada en una montaña,
sus calles angostas y en cuesta, su vecindario
de unos seiscientos a setecientos habitantes, sus
casas las más infelices y esparcidas por el campo,
fuera de los muchos cortijos que hay en él; mucha
pobreza, no obstante gozar de unos campos llanos
de tierra molle con riego, cuya vista desde la plaza
de la villa es indecible lo hermosa que es 109 ; y aún
se avista parte del mar y embarcaciones, no obstante
distar ocho leguas y haber unos montecitos
antes del mar, bien que aquella villa domina la
Andalucía. Se está fabricando una suntuosa iglesia
a expensas de S.E. y dirección de fray Pedro de San
Agustín, arquitecto de la magnífica de Vélez Rubio.
Está [construida] hasta el segundo cuerpo y aún
más, de una espaciosa nave, que con las capillas
abiertas muy capaces formarán tres naves, con una
[Oria - Partaloa]
“La villa de Oria, jurisdicción de S.E. en los estados de Vélez, es un país muy
frío. Situada en una montaña, sus calles angostas y en cuesta, su vecindario
de unos seiscientos a setecientos habitantes, sus casas las más infelices
y esparcidas por el campo, fuera de los muchos cortijos que hay en él”.
Croquis del municipio de Oria, según el Catastro del Marqués de la Ensenada
(1753).
110
“Se está fabricando una suntuosa iglesia a expensas de
S.E. y dirección de fray Pedro de San Agustín, arquitecto
de la magnífica de Vélez Rubio. Está [construida] hasta el
segundo cuerpo y aún más...” Estado actual de la fachada
principal con el blasón del XI Marqués, hijo de D. Antonio.
gran capilla mayor. Hay una iglesia pequeña en
donde se oficia. Asisten dos beneficiados, un cura y
varios capellanes, que en todo serán nueve.
Salió S.E. de esta villa despedido del clero y acompañado
de la villa a caballo y los volanticos delante,
a quienes regaló S.E. 20 reales y los mandó
retirar, al ruido de los vivas del pueblo y de las
campanas, con sus dos coches y el barrocho, dos
carros, otros criados a caballo, entre ellos, el
ayudante de la repostería, que ya estaba bueno,
pero quedó el mulero muy mejorado, habiéndole
transportado desde Aspilla a aquella villa.
A cosa de legua y media salió la villa de Partaloba a
cumplimentar a S.E., pero no entró en la villa por
llegar con luz y no entrar tarde en Cantoria, ofreciéndoles
volvería al día siguiente. Apeóse S.E. en
una rambla para reconocer un manantial de agua
que nace en un monte, pero en una profundidad
como de más de tres estados, cuyo raudal de agua
forma un buen arroyo y beneficia muchos frutos,
olivas y otras cosas; y se ha hecho este descubri-
109 Así lo expresaba el clérigo D. Ginés Murcia, en 1774: “Oria yace en una llanura a distancia de dos tiros de fusil de la sierra que llaman
de Oria por la parte que mira al Mediodía. Su situación es muy grande [entorno o bajo un] fuerte peñasco, en cuya cumbre existen todavía
varios paredones y vestigios de su antigua fortaleza, que forman una plaza de ciento veinticinco pasos de largo y setenta y tres de ancho, cuya
mesura yo mismo he hecho. La población circunda la falda de dicho admirable y elevado peñasco por todos lados, aunque se aventaja en todo
por la parte que mira al Mediodía, y por esta misma confina con su hermosa huerta, la cual, aunque no es demasiadamente extensa, pero es
muy amena y, a la vista, deleitable”. (Diccionario geográfico de Tomás López..., p. 87).

“Vio también otro molino propio y, en una y otra parte, dio
varias providencias”. Por la información del diarista, creemos
que pudiera tratarse de este molino harinero, situado en el
margen izquierdo de la rambla y abastecido por la fuente de
los Arquillos.
miento por don Martín García Reynoso, administrador
de S.E. en el partido de Cuevas, y a expensas
de S.E., que llevaba ya gastados más de cuarenta
mil reales. Se ha hecho un cauce de larguísimo
trecho talando el monte en partes más de doscientos
pies, para utilizarse de las aguas que corren con
muchísima precipitación y bastante calientes. Vio
también otro molino propio y, en una y otra parte,
dio varias providencias.
Luego encontró una gran cabalgata de la villa de
Cantoria y los comisionados de Cobda [Cóbdar] y
Líjar, de la jurisdicción del duque del Parque, que,
apeándose y presentados por don Manuel de
Lejarza, administrador de aquel partido, hizo cada
uno su arenga*, correspondiéndoles S.E. a todos
con agradecimiento. Montaron a caballo y siguieron
a S.E. hasta el pueblo con las villas de Oria y
Partaloba, que pidieron a S.E. con instancias les
permitiese acompañarles, por lo que se formó una
cabalgata numerosísima.
A breve camino, que lo más fue rambla pero cuesta
abajo, encontró una soldadesca de dos compañías
de mosqueteros con sus grandes banderas muy
pintadas y dos tambores, que, poniéndose en dos
alas, al pasar S.E. por medio, presentaron las
armas, tremolaron las banderas y tocaron la
marcha; y hechos estos honores tomaron una
veredita que, acortando el camino, pudieron
entrar delante del coche en la villa, en donde le
recibió el pueblo con aclamaciones festivas, siguiéndole
hasta casa de don... [hueco sin el nombre],
vicario eclesiástico, en donde se alojó y
recibió los cumplidos del clero, y luego de las
nombradas villas y comisarios. Salió al instante a la
iglesia, con la villa, familia* y soldadesca delante.
[Cantoria]
111
Llegado a Cantoria, el Marqués se alojó en casa del Vicario,
seguramente por presentar mejores condiciones, pero
sorprende que no lo hiciera en la mansión de su administrador,
a la entrada de la población. Detalle de balcón y reja de la
citada mansión.
Ésta hizo su descarga porque tuvieron orden de no
hacerla antes.
Restituyóse a su alojamiento y dio varias providencias,
y a cosa de las ocho, acompañado de la villa,
de la soldadesca, familia* y otras personas visibles
del pueblo, fue a la plaza y desde el balcón de la
casa de don Matheo de Egea vio la función de
pólvora de mano de todos géneros, las descargas
de los mosquetes y disparo de los morteretes* al
tremolar las banderas. El pueblo correspondía con
un sinnúmero de vítores.
Retiróse a su alojamiento con el mismo acompañamiento,
a sus despachos, y la familia* fue a visitar a
las casas de sus alojamientos y, después, a la de
Antonio Sánchez Abellán, a un baile, en donde
concurrió toda la gente de más principal, de que se
llenó a su sala más espaciosa y bien adornada. Las
señoras que asistieron fueron con todo lo mejor de
sus galas, de trajes de telas de oro y plata, de
tapicería, griseta o de otras telas ricas, con vuelos
de encajes y bordados; delantales de finísimas
mosolinas de flores o bordados, casacas
galoneadas, ricos capotillos de terciopelo guarnecidos
de oro o plata, y unas cofias engreidísimas. A
más de las once se despidió la familia* de S.E.,
pidiendo se sirvieran continuar el baile y que les
aguardasen.
S.E. cenó con el vicario y prebendado*; y los
criados mayores, con los de siempre. Después de la
cena volvieron al sarao*, dignándose S.E. ir en su
compañía y con el vicario y Tobar, y asistió bastante
tiempo al baile. Restituyóse a su alojamiento con
sus familiares, a los que les había prevenido el
administrador en las casas muy principales y una

“·...y la familia fue a visitar a las casas de sus alojamientos
y, después, a la de Antonio Sánchez Abellán, a un baile, en
donde concurrió toda la gente de más principal, de que se
llenó a su sala más espaciosa y bien adornada”. Una de las
casas principales de Cantoria, conocida como “del Marqués
de la Romana”, probablemente una de las visitadas por la
comitiva o donde se celebraron bailes.
gente cariñosísima. El prebendado* y Machayn, en
casa de don Joseph Medina; el mayordomo*, en
casa de don Matheo de Egea Sánchez; el secretario,
en la del administrador; y los demás en iguales
honradísimas casas.
El día por la mañana, en Oria, frío. Por la tarde, en
el camino, algo de calor. En Cantoria, templado y,
por la noche, un poquito frío.
20 de noviembre, lunes.
Cantoria.
Por la mañana recibió los cumplidos del clero, la
villa y de otras personas. Despachó sus cosas y
dio varias providencias. Pasó, acompañado de la
villa, soldadesca, familia* y otros vasallos, a la
parroquia, en donde le recibió el numeroso clero
con sobrepellices. Fue al altar mayor a hacer
oración y pasó a ocupar su sitial en el crucero al
lado del evangelio. Su familia* en un banco, detrás
[Cantoria]
112
“...salió con las escopetas acompañado de algunos a ver
tres almazaras, las dos andan, la otra no, por no ser
necesario; los hornos públicos más buenos; el mesón;
granero de tercias, todo propio de S.E.” Nada de esto ha
perdurado. La imagen superior muestra un detalle actual
de la puerta de entrada de una antigua y soberbia almazara
(hoy en un estado punible de abandono) que se levantó en
1783, en tiempos de su hijo, D. José, el XI marqués de los
Vélez y duque de Alba.
de su silla, la villa en dos bancos, a un lado y otro
del crucero, el clero en el coro. Dijo la misa el
prebendado* asistido de tres acólitos* y monacillos*
con sobrepellices. Dio a S.E. la paz* un sacerdote
y la soldadesca hizo su descarga al alzar.
Acabada la misa, se retiró a su alojamiento con el
mismo cortejo. Continuó sus despachos y conferencias,
y salió con las escopetas acompañado de
algunos a ver tres almazaras, las dos andan, la otra
no, por no ser necesario; los hornos públicos más
buenos; el mesón; granero de tercias, todo propio
de S.E. Luego fue a ver el gran estrago que el río
Almanzora había hecho en sus haciendas y en la de
los vecinos de aquella y de otras villas por su
soberbia hinchazón con las aguas de los días
atrás 110 . Vio también la mayor parte de sus olivas,
que son de un extraordinario tamaño, como los
nogales más robustos y copudos.
110 Se trata de una catastrófica y célebre riada que tuvo lugar unos días antes; concretamente del 28 al 29 de octubre, conocida popularmente
como “la ruina de S. Simón S. Judas”. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Albox, Expedientes Civiles, 1834; Pleito de Joaquín García Cajal por
las aguas de los Utreras. (Información proporcionada por Francisco Martínez).

De Partaloa mostramos una curiosa y antigua vivienda que,
por su traza, debió existir en la segunda mitad del s. XVIII.
Retirádose a su alojamiento, comió con el señor
vicario y prebendado*; y la familia, con los de
siempre. Envió a don Martín García Reynoso y a fray
Pedro de San Agustín en un barrocho a reconocer
más exactamente la fuente de los Arquillos, para ver
si se podía hacer una obra que S.E. deseaba hacer.
En sus dos coches, con parte de su familia y administradores,
acompañado de la villa y de otros
vasallos a caballo y las dos compañías de soldadesca,
salió a cumplir con la visita que ofreció a su
villa de Partaloba. Los vecinos salieron a ver a
S.E. como cuando entró el día antes, vitoreándole.
Las dos compañías, fuera de la villa, se pusieron de
parada y le presentaron las armas, haciendo las
espantanadas a su modo y rindiendo las banderas
hasta pasar el segundo coche; y, pasados los dos,
hicieron su descarga. En el camino se apeó S.E.
para reconocer todo el terreno que podría regar la
gran fuente del Arquillo.
Antes de llegar a su villa de Partaloba, salió la
justicia y todo el pueblo aclamándole con muchos
vivas y repique de la campana, tirando un sinnúmero
de cohetes. Le acompañaron hasta la iglesia,
en donde se apeó, recibiéndole el señor cura y
sacerdotes, que serán unos tres, con sobrepellices.
Hizo oración en aquella pequeña iglesia y pasó a su
casa, granero y almazara. Providenció la compostura
de un barracón y paseó aquella villa, que es
pequeña, situada en un monte, sus calles malas, las
casas pequeñas, su vecindario de 120 vecinos,
pero sus campos fructíferos en granos y olivas y
algunas huertas con naranjas y verduras. Dio al
señor cura un doblón* para unos pobres enfermos
y otra cantidad para repartir entre los demás
pobres. En aquella villa esperaron a S.E. el alcalde
y otros vecinos de su villa de Oria, que le cumpli-
[Cantoria - Partaloa - Cantoria]
113
Armas del X marqués de los Vélez, piedra ubicada en
Ayuntamiento de Cantoria.
mentaron nuevamente y se despidieron de S.E.,
agradeciéndoles muchísimo su atención.
Salió de aquella villa con repetidos vivas a S.E. y a
la señora y se volvió con el mismo acompañamiento
a su villa de Cantoria, a cuya entrada encontró a
la soldadesca, que fue delante de su coche hasta su
alojamiento. No obstante ser ya algo de noche,
había gentes a esperarle y obsequiarle con sus
festivos vítores; y en todas las casas sacaron luces.
Y apeándose de su coche, recibió a las dos villas de
Cantoria y de Partaloba, despidiéndose ésta como
su padre cura. Después conferenció con don Francisco
Martínez Meca y don Miguel de Serna, vecinos
y regidores de Vélez Rubio, sobre la comisión
que les encargó en Aspilla. La villa de Cóbdar 111
envió a su alcalde y escribano a cumplimentar por
segunda vez a S.E.
Los muchachos de la escuela, con los demás de
Cantoria, fueron con algunas luces al alojamiento
de S.E. con un vítor muy pintado con flores y un
letrero que decía: “¡Viva el Excmo. Sr. Marqués de
Villafranca y de los Vélez!”, repitiéndolo todos con
mucha algazara al toque de los tambores que
llevaban consigo y el estallido de los cohetes que
tiraban. Pasearon la villa y volvieron al alojamiento
de S.E., en cuya portada fijaron su vítor.
111 Cóbdar y Líjar eran, en ese año, señorío del duque del Parque. (Información proporcionada por Francisco Martínez).

“Esta villa de Cantoria, del estado de los Vélez, es un
hermosísimo pueblo. Sus calles llanas y rectas a cordel...”
Croquis del municipio de Cantoria, según el Catastro del
Marqués de la Ensenada (1753).
Después, la villa, en una gran cabalgata con la
soldadesca y hachas encendidas, sacaron el vítor
muy bueno, vitoreando a S.E. y a su prole con gran
alborozo del pueblo; tirando muchos cohetes y
disparando los mosquetes, fueron al alojamiento
de S.E. y recorrieron la villa, colocándole después
en la casa de tercia*, propia de S.E.
La familia fue a la misma casa de la noche antecedente,
al baile, en donde concurrió igualmente
todo lo más principal de la villa, las señoras con
diferentes trajes igualmente decentes. S.E. concurrió
también un buen rato, conversando con todos
con gran familiaridad, y se retiró cerca de las doce,
haciendo expresiones de agradecimiento y que le
mandasen. Siguióle su familia. S.E. cenó con el
vicario y el prebendado*; la familia, con los de
siempre, y volvieron al baile, desde donde se
fueron a su alojamiento.
El día, muy templado, pero a mediodía calentaba el
sol.
[Cantoria - Albox]
114
21 de noviembre, martes.
De Cantoria a Albox.
Por la mañana tuvo mil conferencias, quehace
res y visitas. Oyó misa en la parroquia sin
ceremonia, y recibió los cumplimientos de despedida
del clero y de la villa.
Esta villa de Cantoria, del estado* de los Vélez, es
un hermosísimo pueblo. Sus calles llanas y rectas a
cordel, de manera que todas las principales se ven
desde la plaza, excepto las que están en los extremos,
pero aún éstas, buenas y espaciosas 112 . Sus
casas buenas y acomodadas, goza de buen cielo, su
clima templado, sus campos fructíferos en toda
especie de granos, olivas y legumbres; de manera
que se presentó a S.E. un rábano de cuatro libras* y
cerca de media de peso, algunos huertos con
naranjas y limones y flores, jazmines. Sus vecinos
amables, las mujeres bien ataviadas y
modestísimas (pero no muy hermosas) y laboriosas.
Fabrican hermosísimas cubiertas para camas y
alfombras. Hay una parroquia dedicada a la Concepción
de Ntra. Sra., bastante capaz, de una nave,
pero ésta no corresponde porque está cortada la
obra con la capilla mayor, que es muy buena. Hay
un vicario eclesiástico, dos curas, un beneficiado y
otros sacerdotes y clérigos que compondrán el
número de veinte y uno o veinte y dos. Hay dos
ermitas, de San Antonio Abad y San Cayetano 113 ,
que los festejan como patronos de aquella villa. El
vecindario es de más de seiscientos vecinos.
Envió adelante a los administradores a Albox,
regaló al vicario una primorosa caja de plata
sobredorada y le dio una cantidad de dinero para
repartir a los pobres vecinos, y dio de pronto
limosna a los que pedían a la puerta; y despidiéndose
con mucha urbanidad de todos, salió con los
dos coches, el barrocho y dos carros, a su villa de
Albox, acompañado de la soldadesca hasta fuera.
Las gentes todas salieron a las ventanas y calles y
dispararon sus mosquetes.
Después de salir S.E. se espantaron las mulas, cayó
el mayoral del segundo coche y le cogió una rueda,
pero hubo la fortuna de parar cuando sólo le llegó
[sic], y salvar la vida de aquel hombre y aún de los
de dentro, porque estuvo el coche cuasi volcado en
el mismo lance, y con aquel nuevo tropiezo hubiera
caído en un barranco.
La villa, a caballo, le acompañó hasta encontrarse
con la de Albox, que en gran cabalgata salió a
112 El diseño ortogonal de las vías del pueblo se debe a que su emplazamiento actual procede de 1584, una vez que las dificultades del antiguo
asentamiento aconsejaron la fundación del pueblo en un lugar llano, abastecido de aguas y próximo a la zona de cultivo. Fuente: Archivo
Histórico Municipal de Albox, protocolo 3.854, sf. (Información proporcionada por Francisco Martínez).
113 Esta ermita subsistió hasta comienzos de los años 90 del s. XX y ella estuvo instalada la Escuela de Cristo. En su solar, actualmente, se
halla el Club de Pensionistas. (Información proporcionada por Francisco Martínez).

ecibir a S.E. al término de su jurisdicción 114 . Hizo
su cumplido a pie y, montando otra vez, le siguió
hasta el pueblo. La villa de Cantoria pidió le permitiese
acompañar también hasta su alojamiento, que
condescendió agradecido, y caminó con las dos
villas, que formaban una grandísima cabalgata.
Mucho antes de entrar en el pueblo encontró a sus
vasallos, que, formando una soldadesca con su
bandera y tambor, le presentaron las armas,
rindieron su bandera y le saludaron con sus
espontones. Salieron a recibirle también todos los
demás vasallos bastante antes del pueblo, así
hombres como mujeres, a un lado y otro del camino,
vitoreándole muchísimo. Otra compañía de
mosqueteros le saludó desde la villa, luego que le
avistó; y entró en ella al ruido de las campanas, de
los cohetes y de las aclamaciones de todos. Se apeó
en la iglesia, en donde le recibió el clero y los
religiosos franciscos que hay. Iluminaron el altar
mayor y otros como mejor pudieron, porque no
creyeron que entrase entonces.
Fue a pie a su alojamiento, que se compuso de tres
casas de don Domingo Oller 115 y don Cristóbal
Navarro, presbítero y cura, y de Domingo García,
fiel* de S.E.; en donde recibió al clero, a los religiosos,
a las dos villas y otras personas con toda
gratitud y benevolencia. Y, desocupado, como
siempre, trabajó en sus cosas, dependencias, etc., y
escribió a Madrid. No hubo fuegos porque llovía.
Cenó con Tobar. La familia, con los administradores,
alcalde mayor y otros.
El día, templado, así en Cantoria como en el camino
y en aquella villa de Albos [Albox]; aunque llovió
algo, pero agua serena.
[Albox]
115
“Se apeó en la iglesia, en donde le recibió el clero y los
religiosos franciscos que hay...” Aspecto de la iglesia de
Albox y casa anexa del beneficiado a comienzos del s. XX.
(Reproducido del libro El Santuario del Saliente...)
22 de noviembre.
Albox.
Después de sus ordinarios despachos con el
mayordomo*, secretario y otros, recibió los
cumplidos de su villa y de la de Cantoria, que aún
permanecía allí, de los comisarios Meca y Serna, de
Vélez Rubio, del clero y de los religiosos de San
Francisco, y de otras personas visibles en el pueblo.
Y acompañado de todos y de la soldadesca,
pasó a la iglesia parroquial, en donde, con repique
de campanas, le recibió el clero con sobrepellices y
le condujo al presbiterio, en donde, al lado del
evangelio, le tenían su silla de terciopelo con
brazos, alfombra hermosa y almohadas de terciopelo.
Oyó la misa del prebendado*, que la dijo con
asistencia de dos sacerdotes y los demás se mantuvieron
en el mismo presbiterio. La familia tenía
asientos detrás de la silla de S.E. La justicia en sus
dos bancos, a un lado y otro del crucero; e incorporados
entre ellos, los de Vélez Rubio y de
Cantoria. La soldadesca, al alzar, hizo su descarga y
114 Junto al barranco de las Zorras, en la rambla de Albox. (Información proporcionada por Francisco Martínez).
115 Domingo Oller del Águila (1714-1771), cura teniente, beneficiado y vicario interino de la parroquial de Albox, capellán de la ermita del
Saliente y notable hacendado; fue el principal animador local en la renovación del ornato que se verificó en la década de los 60, él mismo costeó
la capilla de San Antonio y se encargó de la administración de los caudales para la construcción de la capilla de la Inmaculada Concepción. (A.
GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 133-139).

“Tiene allí [Almanzora] una casa con bastante habitación,
parador, granero, almazara con una piedra y dos vigas, y
otras oficinas. Hay una ermita pequeña dedicada a San
Ildefonso...” De todo aquello apenas si podemos reconocer
la estructura de la antigua capilla y la almazara adjunta,
integrado hoy en el conjunto del palacio del marqués del
Almanzora (s. XIX).
los tambores tocaron la marcha. El beneficiado don
Francisco de Liria 116 le dio la paz* a S.E.
Acabada la misa, vio despacio toda la iglesia y el
coro y se retiró con todo el acompañamiento a su
alojamiento, y con muchas expresiones despidió a
todos. La soldadesca hizo su descarga, y S.E.
trabajó en asuntos de entidad e hizo un proceso
verbal con careo de personas. Comió con Tobar y
el ya nombrado beneficiado. La familia, con los de
siempre y otras personas.
Por la tarde fue S.E. con sus dos coches y barrocho, y
en ellos parte de la familia, administradores y padre
arquitecto, y a caballo otros, a ver los mayorazgos de
Almanzora, comprada por S.E. con facultad real a
la casa de Benavente. Tiene allí una casa con bastante
habitación, parador, granero, almazara con una
piedra y dos vigas, y otras oficinas. Hay una ermita
pequeña dedicada a San Ildefonso, con capellán, para
ahorrar que los que viven en aquellos cortijos vayan
al pueblo, que distará cerca de una legua. Hay una
huerta con naranjas, moreras y otros frutales como
algarrobos y olivos. Son muchas las tierras que hay
de pan llevar y muchísimas las que ha llevado este
año el río Almanzora 117 , que pasa a la orilla de esta
hacienda.
[Albox]
116
S.E. recorrió toda la casa, mandó hacer muchas
obras de acrecentar la almazara, hacer graneros,
cobertizos para secar el maíz, derribar la ermita y
hacer otra mayor y más permanente, demarcando
al fondo sitios correspondientes para estas obras,
pero dejando a fray Pedro de San Agustín y al
agrimensor de todo el estado* para que, el día
siguiente, con más exactitud, tratasen de los
asuntos, delineasen los terrenos y formasen un
plan de la obra hecha y de las proyectadas. En el
mayorazgo se presentó a S.E. el clero y su villa de
Albanchez 118 , y se despidió la de Cantoria, que le
acompañó con fineza hasta entonces.
A la vuelta, que era algo de noche, le acompañaron
con muchas hachas y velas y lucieron a las ventanas
luces. Restituido a su alojamiento, se encerró a
continuar sus ideas en este asunto y otros de
consideración. La familia fue a un baile al que
acudieron las más principales del pueblo, algunas
decentitas, pero tan bien trajeadas como las de
Cantoria. S.E. cenó con Tobar.
El día, por la mañana, fue de una lluvia mansa. Por
la tarde hizo algún airecillo fresco que barrió las
nubes.
116 Francisco Liria Sánchez (fallecido hacia 1772), beneficiado y vicario del partido de Purchena, iniciaría hacia 1771 la obra del hospital de
Albox, concluyéndolo con limosnas y dedicado, inicialmente, al ingreso de beatas ancianas de la localidad. (A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura
de Albox..., p. 276).
117 Véase nota anterior sobre la riada de San Simón y San Judas en octubre de 1769.
118 Con toda probabilidad, debido a la fuerte riada del 28-29 de octubre (San Simón y San Judas), el río Albanchez, único acceso para llegar
con carruajes a dicha villa y a las demás de Filabres, estaba interceptado e intransitable y, por tanto, es deducible que fuera ésta la causa por
la que el Marqués no visitó Albanchez ni Benitagla. En esta época, Albanchez tenía 1.200 habitantes, y Benitagla, unos 160. Archivo Histórico
Municipal de Albox, Padrones Vecinales, s. XVIII. (Información proporcionada por Francisco Martínez).

“...para la parroquia, en donde, con las mismas ceremonias
le recibieron, y oyó la misa del prebendado, batiendo los
tambores al santus y al alzar”. Nave y altar mayor del templo
de Santa María de Albox a comienzos del s. XX. (Original en
Portfolio fotográfico de Almería, A. Martín editor, ca. 1910-
15).
23 noviembre.
Albox.
Temprano recibió el correo de Madrid y de otras
partes. Despachó sus negocios con el mayordomo*,
secretario, administradores, alcalde mayor y
otros, hasta que salió acompañado de la villa con
tambores y de los religiosos franciscos, que fueron
a cumplimentarle, y otros vecinos honrados, para
la parroquia, en donde, con las mismas ceremonias
le recibieron, y oyó la misa del prebendado*,
batiendo los tambores al santus y al alzar.
Se retiró a su alojamiento con el mismo acompañamiento
y recibió al clero y villa de Albanchez, y a la
justicia de Partaloba; y trató de varias materias,
especialmente de una compra de tierras en el
territorio de Almanzora con Diego Ximénez, que
quiere venderlas a S.E. [Esto último, tachado].
Volvió a salir con algunos de su familia y administradores
a ver su casa granero, recorrió todas las
cámaras y la bodega de 17 tinajas de vino, y estaba
determinado a poner once más, el mesón y horno
público, en donde amasan, todo de S.E., y la casa
[Albox - Almanzora]
117
Antiguo mesón o parador de Almanzora, terminado en
1771, según reza una encalada placa en su exterior.
Probablemente uno de los edificios que mandó levantar
D. Antonio y diseñó fray Pedro de San Agustín, siendo
Manuel Martínez de Lejarza administrador de las rentas
del partido de Cantoria.
granero del obispo. A la vuelta, comió con el
prebendado* y el beneficiado. En la mesa de estado*,
los de siempre.
Por la tarde, en los dos coches y en el barrocho y
en caballos, fueron S.E. y familia a ver otra vez los
mayorazgos de Almanzora y Almizaraques.
S.E. montó a caballo y, con varios de su familia,
recorrió ambos mayorazgos, que son dignos de
verse muy despacio. Las tierras son de gran calidad,
su extensión de ochocientas fanegas, producen
todo género de trigo, cebada, centeno y maíz.
Hay cinco mil olivos de gran tamaño, más que
nogales. Hay oliva llamada la mata del conde, que
da de aceituna cuarenta y cincuenta fanegas, y de
aceite, veinte arrobas*. Hay aún otras matas
cuando no mayores (que a la vista a lo menos lo
parecen), tan robustos y copudos. S.E. puso a otras
matas de olivos los nombres de la marquesa, del
duque y del marqués. Hay dos casas en estas dos
unidas haciendas para las gentes de labor, que son
muchas. De la una, que está en Almanzora, ya se ha
hablado; la otra está en Almizaraques 119 , en donde
también hay viñas y algunas huertas con verduras,
119 Hoy se conoce como “el cortijo del Quemado”. Los límites de esta área agrícola eran: la rambla de Albox, a poniente; la rambla Honda, a
levante; la mojonera de Arboleas, al norte; el río Almanzora, al mediodía. (Información proporcionada por Francisco Martínez).

melones, sandías, etc. y con árboles de moreras y
de naranjas agrias, alguna dulce, y limones.
A la vuelta encontró grandes hogueras y luces en
las ventanas hasta su alojamiento, que le acompañaron
con hachas de cera, en donde trató con los
administradores, alcalde mayor y otros sobre un
riego que detenía un tal Cazorla 120 . Después, acompañado
de la villa con tambores y de la familia y de
otros, pasó a la casa del beneficiado, que está en la
plaza, a ver la fiesta de pólvora, que fue muy
lucida, de gran número de morteretes*, ramilletes
formados de cohetes y de ruedas, y de un castillón
goliano y de un arbolito, tirando al principio gran
multitud de cohetes. A la ida y a la vuelta encontró
las calles y la plaza con luminarias de teas y luces
en las ventanas, acompañándole a más con muchas
hachas de cera. Retirádose a su alojamiento,
continuó en sus negocios hasta cenar con don
Bartolomé, y la familia, con los de siempre. Parte
de ésta se divirtió en un baile.
El día, claro y bueno, aunque un poco frío por el
tiempo tan adelantado.
[Albox]
“...acompañado de la villa con tambores y de la familia y de otros, pasó a la casa del beneficiado, que está en la plaza, a ver la
fiesta de pólvora, que fue muy lucida...” Aspecto actual del balcón de la casa del Beneficiado, desde donde, muy probablemente,
el marqués contempló los festejos. A la dcha, escudo de Albox de 1646, colocado en la fachada del Ayuntamiento. (Reproducido
del libro La arquitectura de Albox..., de A. Gil Albarracín).
118
24 de noviembre, viernes.
Albox.
Por la mañana, después de los despachos ordina
rios, trató con Cazorla sobre un riego y de otras
cosas de entidad. Salió acompañado de la villa con
tambor, con la familia, el presidente y otro
francisco, a la hospedería de estos religiosos121 que
está en un barrio de este pueblo que llaman de La
Loma. Le recibieron los religiosos con repique de
campanas. Oyó la misa del prebendado* y vio la
hospedería. Después, despidiendo a la villa, recorrió
aquel barrio, reconoció dos almazaras propias
con dos piedras y dos vigas cada una, vio la fábrica
de salitre, entrándose por menor desde el principio.
Restituido a su casa, comió con Tobar y con el
vicario de Cantoria, y luego repitió la visita, como
el día precedente, a sus mayorazgos, y tratar con
Diego Ximénez de un trueque, que no tuvo efecto.
A la vuelta, le recibieron en el pueblo con repique
de campanas y con muchas hachas encendidas,
acompañándole a su alojamiento tirando cohetes,
y las ventanas y puertas de las calles con luces, tal
120 Blas Cazorla Muñoz, propietario de Albox quien, con ocasión del propósito de los hacendados de Cantoria de llevar el agua del manantial
del Cañico hasta el pago de los Paretones, se mostró dispuesto a hacer valer sus derechos. Pocos meses después de la visita del Marqués (19-
IV-1770), y con la participación directa de Manuel Martínez de Lejarza, administrador de rentas de la casa señorial, por fin se pudo llegar a un
acuerdo como el duro negociador Cazorla, quien, para dar su consentimiento, impuso las siguientes condiciones: reservarse el derecho a
instalar una almazara, multar a los que le cortasen el agua, indemnizarlo por daños ocasionales y excluir que por sus tierras se pretendiera hacer
ninguna nueva acequia en el futuro. (A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 65-67 y 84).
121 Aprobada su instalación por la casa marquesal, autorizado por el obispado y la provincia franciscana, las obras se inician en 1731, pero,
pocos años después hubieron de ser demolidas (1734), al parecer para adaptar la nueva fábrica al plano ortogonal del moderno barrio de la
Loma. Su construcción definitiva sería a partir de 1738, en tanto que el templo no se vería levantado hasta el s. XIX. “El hospicio debió de ser
una obra modesta que, realizada sin los haberes necesarios para completar su proyecto, prácticamente estuvo en obra perenne desde su
fundación hasta la conclusión del siglo XVIII”. Desamortizado y subastado en 1848, fue dedicado a otros menesteres, derribado y levantado
en su solar viviendas particulares. (A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 265-274).

vez, con dos velas de cera en cada mano algunas
mujeres y una la niña que tenían en sus brazos.
Retiróse en su cuarto con los alcaldes para componer
una diferencia entre los dos sobre una procesión
y exhortándolos cristianamente lo que habían de
hacer, los dejó para que con más satisfacción tratasen
amigablemente sobre la materia con el cura,
beneficiado, administradores y secretario; y se
retiró al cuarto del prebendado* y de Machayn a
escribir a Madrid. En lo que, y en volver a oír sobre
lo que habían tratado en la mencionada materia, que
en efecto se compuso, ocupó la noche hasta cenar
con Tobar. Parte de la familia se divirtió en un baile,
y la mesa de estado* fue con los de siempre.
El día, claro y hermoso.
25 de noviembre, sábado.
De Albox a Arboleas.
Por la mañana, a más de los despachos regulares,
dio órdenes para marchar a su villa de Arboleas.
Recibió visitas de despedida, pasó acompañado de
la villa a la parroquia a oír la misa del prebendado*.
Las ceremonias, iguales a las precedentes. Desde
allí, despidiendo a la villa, fue a ver un
abundantísimo raudal de agua potable, y tomando
[Albox]
“Le recibieron los religiosos con repique de campanas. Oyó la misa del prebendado y vio la hospedería”. La antigua plaza de
San Francisco y templo de la Concepción, en La Loma, donde se ubicó la vieja hospedería franciscana de Ntra Sra de los
Dolores. Dibujo del Catastro de Ensenada e imagen de comienzos de siglo. (Original en Portfolio fotográfico de Almería, A.
Martín editor, ca. 1910-15).
119
el coche con tiro de su caballeriza, con dos sacerdotes
y el padre arquitecto (a quien mandó hacer
varias apreciaciones), marchó a ver otra hermosa
fuente llamada del Marqués 122 . La familia fue a
visitar a varias casas y recorrer toda la villa.
Esta villa de Albox es del estado* de los Vélez, de
gran extensión, formando como tres barrios. El
centro es el más llano, pero malas sus calles; el otro
barrio se llama Alto, por dominar al otro, algunas
calles hay algo espaciosas, pero, las más, angostas
y en cuesta; el tercer barrio está algo apartado de
los otros dos por una rambla que lo divide, y se
llama de la Loma, por estar situado en una loma o
altito de tierra 123 . Éste es el más llano, de mejores
calles y de más bella vista, bien que toda la villa,
por la parte de la rambla, la tiene deliciosa.
Tiene en el primer barrio una parroquia consagrada
a Ntra. Sra. del Rosario, muy grande, de una
nave, pero por sus capillas abiertas y espaciosas
forman tres naves; el retablo es muy bueno, de
bella idea y de mucha talla, pero sólo está dorado
el tabernáculo, que es primoroso, y muy preciosa
la custodia. Los altares de las capillas son también
de bella talla e idea; y se está concluyendo un
famoso órgano, así por su magnitud como por su
adorno 124 . Hay tres curas párrocos y un beneficia-
122 Una de las cuatro fuentes (Caños, Quemada y Lavador) que fertilizaban la huerta de Albox, dispuesta en las inmediaciones de la rambla.
Conocida antiguamente como “del Margen”, se ubica en la rambla de Oria y constituía, en el s. XVIII, “el alma sustancial de los frutos que con
riego se sacan en la huerta de esta dicha villa”. (A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 28-30).
123 La Loma, de planta ortogonal, surge a finales del s. XVII por el reparto de solares del concejo a los vecinos en lugar a salvo de las terribles
avenidas de la rambla de la Albox (Información proporcionada por Francisco Martínez). Sobre sus orígenes, desarrollo posterior y situación que
presentaba en el s. XVIII véase: A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 24-28.
124 Mandada construir por Dª Catalina de Moncada Aragón Fajardo (n. 1655), duquesa de Montalto, Bivona y VIII de los Vélez, fue levantada
entre 1718 y 1728; sin embargo, sería ampliada considerablemente hasta las tres naves actuales en 1766, en tiempos del obispado de D. Claudio
Sanz y Torres. Por lo que respecta al retablo sin dorar (circunstancia que tiene que ver con “una interrupción de los programas decorativos del
obispado”), destruido en 1936, el historiador A. GIL ALBARRACÍN, quien ha estudiado minuciosa y documentalmente, tanto el exterior como el
interior y las capillas del templo albojense, lo atribuye a Francisco Antonio Testa, maestro mayor escultor del obispado. (La arquitectura de
Albox..., p. 191-240 ). Este autor considera que Albox conoció dos momentos álgidos en la construcción de fábricas religiosas: 1710-40

do, con varios capellanes, que en todo habrá unos
veinte sacerdotes y clérigos.
De esta parroquia sale todas las noches una devota
procesión cantando el rosario y, para que S.E. la
viera como cuando sale en ciertos días, pasó por su
alojamiento una noche con todos sus hermosos
faroles y dos grandísimos estrellones de cristales
también con luces. Llevan dos ricos estandartes
con la efigie de Ntra. Sra. del Rosario, y un sacerdote
[lleva] un santo crucifijo. La gente era mucha y,
entre ella, varios eclesiásticos 125 .
Tiene en la Loma una hospedería de franciscos,
como de unos ocho religiosos, con capilla dedicada
a los Dolores de Ntra. Sra., con puerta a la calle, y
están en ánimo de hacer iglesia. Hay también un
beaterio para recogimiento voluntario de algún
número de mujeres, con capilla abierta dedicada a
Ntra. Sra. de los Remedios; una ermita bastante
buena de San Antonio con una palmera a la entrada;
y otra ermita de Santa Bárbara 126 .
El vecindario es de unos ochocientos vecinos 127
gobernados por el alcalde mayor del partido de
Cuevas, por dos alcaldes ordinarios, regidores,
personero* y diputado. Tiene dos médicos, varios
[Albox]
120
“Esta villa de Albox es del estado de
los Vélez, de gran extensión, formando
como tres barrios”. Croquis del
municipio de Albox, según el Catastro
del Marqués de la Ensenada (1753).
cirujanos y botica. Hay muchos telares de hermosos
cobertores para camas y mesas, y de lienzos;
fábricas de salitres y alfares para tinajas y demás
cosas menudas de vidriado; bastantes huertas con
buenas verduras y árboles frutales (en una sola hay
ciento y veinte naranjos chinescos), muchísimas
higueras de gran tamaño, así regulares como de
pala (o llamados chumbos). Cogen de todo género
de frutos de olivas, uvas y de toda especie de
granos. Y para cuya labor hay doscientos pares de
mulas, bueyes y de borricos.
S.E., a la vuelta, entró en el granero y se restituyó a
su alojamiento a despachar los memoriales* y a
establecer una junta de los señores don Francisco
de Liria, beneficiado de aquella villa 128 ; de don
Alfonso Navarrete, cura; de don Miguel Camacho,
alcalde mayor del partido 129 ; de don Martín García
Reynoso, administrador del mismo; don Domingo
García, fiel* de rentas de S.E. en dicha villa; don
Patricio Ximénez, abogado; y don Simón Fábregas,
hacendado 130 ; y los dos alcaldes actuales de él; y los
que en adelante fuesen, para entender en la conservación
y aumento de las aguas y que éstas se
repartan en beneficio común de todos los vecinos
en los pagos de la Chimila, Torrecilla, Locayba y
San Roque con sus ensanches, que sus sobrantes
podrán pasar a los mayorazgos de S.E. ya citados.
(primera ermita del Saliente, templo parroquial, hospicio franciscano) y en tiempos del obispo Sanz y Torres, 1760-75 (ampliación y decoración
de la parroquial, monasterio e iglesia del Saliente actuales, ermita de San Antonio, hospital y, probablemente, el oratorio franciscano).
125 Esta cofradía, originaria de finales del s. XVIII y relacionada con la capilla del mismo nombre en la parroquial de Albox, ha sido igualmente
estudiada por A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 235-236.
126 El origen de la ermita del beaterio se remonta al siglo XVII, cuando la Escuela de Cristo solicitó al marqués la cesión de un solar contiguo a
la parroquia para erigir su propio oratorio (1686); sin embargo, la obra no se inició hasta los años 40 del siglo XVIII. La de San Antonio también
es originaria de finales del XVII, aunque por su aspecto actual nos recuerda una fábrica de la centuria siguiente. Por su parte, el inicio y devoción
de la de Santa Bárbara resulta aún más desconocido y confuso, si bien se disponen de documentación en el s. XVIII. (A. GIL ALBARRACÍN, La
arquitectura de Albox..., p. 281-94).
127 Como una gran parte de los pueblos del Sureste, Albox experimentó un considerable crecimiento durante la centuria ilustrada: 1708, 1.886
hbs; 1752, 2.934 hbs; 1776, 3.650 hbs.
128 Alfonso Navarrete Fernández, cura teniente de la parroquial de Albox, administrador tesorero del hospital, colector de frutos decimales del
partido de Purchena, participó en la ampliación de la iglesia, fue beneficiado en el reparto de tierras que el concejo realizó en 1759 y adquirió
considerables propiedades, entre ellas las que se subastaron tras la desamortización de bienes de la cofradía de las Ánimas Benditas. Testó y
falleció en 1802. (A. GIL ALBARRACÍN, La arquitectura de Albox..., p. 81-84).
129 Miguel Ramón Camacho, alcalde mayor hasta el 8 de enero de 1770, que delegó su poder en Andrés Soler Márquez. (Información
proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
130 Simón de Fábrega Agüero, administrador de rentas de la casa marquesal en Albox y alguacil mayor de la Inquisición. (A. GIL ALBARRACÍN,
La arquitectura de Albox..., p. 85).

Posesiones de D. Antonio Álvarez de Toledo en el valle medio
del Almanzora. Detalle del Mapa geográfico del reyno de
Granada..., por Tomás López (Madrid, 1795).
Comió con el prebendado*. La familia, con los de
siempre. Regaló S.E. una buena caja de plata
sobredorada al fiel*, limosna a los pobres mendigos
citados por la mano del cura.
Con los dos coches, el barrocho y los dos carros
salió con su familia, acompañado de la villa a
caballo, al son de las campanas, para su villa de
Arboleas. Camino de legua y media bastante divertido,
pero no muy bueno. En él encontró al alcalde
de Cantoria, don Antonio...[faltan apellidos], con
don Antonio Sánchez, que salieron a cumplimentarle.
En la raya de la jurisdicción 131 encontró, a
caballo, a la justicia que, apeándose, le felicitaron
de su arribo y, montando, le siguieron, como
también los de Albox y Cantoria.
Bastante antes del pueblo encontró a muchos
vasallos que salieron a verle, y una mojiganga de
caballos de pasta muy enjaezados y los jinetes
engalanados con sombreros guarnecidos de cintas
de oro y espada en mano; y una danza de jóvenes
gitanas con dos hombres, que el uno tocaba la
guitarra y el otro el panderete, y bailaban a una
con ellas con sus castañuelas.
A la entrada, encontró al resto del pueblo que, al
son de las campanas, le vitorearon muchísimo. Al
apearse en casa del cura don Juan Sánchez, le
recibió el clero con manteos* y bonetes, y subiendo
a la sala encontró una alfombra hermosa y una
sola silla a la testera, y recibió al clero, a la villa, a
la de Albox y a los de Cantoria, pero en pie, como
siempre. Luego pasó, con la misma villa, clero y
131 Rambla Honda.
[Arboleas]
121
“...y una danza de jóvenes gitanas con dos hombres, que el
uno tocaba la guitarra y el otro el panderete, y bailaban a una
con ellas con sus castañuelas...” Aviso de bailes de gitanos
a finales del s. XVIII. Reproducido del libro De Telethusa a la
Macarrona. Bailes andaluces y flamencos).
demás de su familia y comitiva, danza y mojiganga,
a la iglesia, en donde el señor cura le dio el agua
bendita e hizo rezar al pueblo por S.E. y su familia
una salve a coros.
Retirado a su alojamiento sin ceremonia, pasó a
ver los graneros, mesón y otras cosas. Restituyéndose
a su casa, refrescó y despachó algunas cosas,
y volvió a salir acompañado de la justicia, de los
sacerdotes, familia, mojiganga y danza, a una casa
que, por ser baja, estuvo en el portal, pero bien
entapizado por el techo, paredes y suelo, con su
silla de brazos, para ver la fiesta de pólvora, que
fue de muchos cohetes y un ciprés. Acabada ésta,
las seis gitanas con los dos hombres bailaron
haciendo varias diferencias, ya juntas, ya una a una
con los hombres.
Volvió a su alojamiento S.E. con el mismo acompañamiento
a despachar sus negocios, y la familia fue
a ver un baile de las gitanas. Hubo su vítor, que
sólo se redujo a vitorear al rey, a S.E. y a su familia.
Cenó con el prebendado* y convidó al padre cura,
que se excusó porque no lo acostumbraba. La
familia, como siempre.
El día, claro y hermoso, con algo de calor en el
camino y un poco de fresco por la noche.
26 noviembre, domingo.
De Arboleas a Las Cuevas.
Tuvo sus negocios, despachos y pasó con la
justicia y familia, cortejado de la danza y
mojiganga, a la ermita de San Ramón, en donde le
recibieron los señores sacerdotes, oyó la misa del

prebendado*, recibiendo la paz* de mano del
beneficiado, pasó luego a su alojamiento e hizo un
almuerzo comida con Tobar, que el cura aún no
había dicho misa. Lo mismo la familia con los de
siempre, y otros que de Cuevas fueron a cumplimentar
a S.E. Regaló al señor cura una caja de plata
sobredorada y labrada a su familia, y propinas a la
partida de milicianos que había con un cabo de
guardia, y a la danza, dando algunas limosnas; y
repartió con el tren [sic] de los días precedentes de
aquella villa.
[Arboleas], que está toda en cuesta, con calles
angostísimas y perversas, una iglesia pequeña
dedicada a Santiago 132 , con cuatro sacerdotes, con
el cura y beneficiado; una ermita de San Ramón. Su
vecindario es de unos 280 vecinos escasos.
Al salir, encontró a todo el pueblo y pasó al lado de
Surgena [Zurgena], también villa de su jurisdicción,
que no entró por hacérsele tarde y el camino
era malo por el arenal y pedregal del río
Almanzora, que se atravesó cosa de siete veces. Al
acabar la jurisdicción, se retiraron los de Arboleas.
Los alcaldes de Cuevas, don Juan Cano Márquez y
don... [faltan apellidos], regidores, síndico
personero* y otros hacendados de aquella villa,
con el alcalde mayor, el licenciado don Miguel
Ramón Camacho, salieron a caballo a recibir a S.E.
[Arboleas - Las Cuevas]
122
[Arboleas], “que está toda en cuesta,
con calles angostísimas y perversas,
una iglesia pequeña dedicada a
Santiago...”. Croquis del municipio de
Arboleas, según el Catastro del
Marqués de la Ensenada (1753).
al principio de su jurisdicción, que, apeándose, le
cumplimentaron, y, montando otra vez, siguieron
su coche. A breve, encontró una partida de doce
soldados a caballo de la costa, bien plantados, con
su oficial. Bastante antes del pueblo había muchos
vasallos que salieron a recibirle; y, a la entrada,
que fue la más lucida de sus pueblos, encontró
muchedumbre de gente mostrando su alegría con
festivas aclamaciones, repicando las campanas de
la parroquia, San Francisco 133 , San Antonio Abad 134 ,
la del castillo, al estruendo de los cohetes. Lo
mismo por las calles hasta su casa fuerte o castillo,
en donde le recibió el numeroso clero, la comunidad
de franciscos, el comendador y la comunidad
de San Antonio Abad, y muchísimos hacendados
del pueblo, oficiales de milicias, y una partida de
sus soldados que estaban de guardia.
Inmediatamente que entró en su gabinete, mandó
al alcalde mayor hiciese entrar por su orden al
clero, religiosos, villa, vecinos y particulares. A
todos recibió con su genial agrado, estimándoles
sus expresiones. Y a poco tiempo de esta ceremonia,
salió acompañado de la villa, oficiales, familia
y de otros varios sujetos, a la parroquia, en donde,
con repique de campanas y orquesta de música, le
recibió el clero con sobrepellices, dándole el agua
bendita el beneficiado y le condujo al altar mayor,
que estaba iluminado. Hecha la oración, despedido
del clero, con la misma comitiva volvió a su casa y,
132 Hasta los años 80 se conservaban ruinas del citado templo. La iglesia actual se construye a finales del s. XIX, durante el pontificado de D.
José María Orberá y Carrión, según proyecto del arquitecto Enrique López Rull.
133 Iglesia de San Francisco. Anexa al Convento de San Francisco, fundado en 1651 bajo la tutela de Fernando Fajardo de Requesens y Zúñiga
y de su madre, María de Toledo y Portugal, y erigido en convento en el Capítulo celebrado el 31 de enero de 1654 por la Provincia de Cartagena;
su primer guardián fue fray Pedro Suárez. Las obras de la iglesia estaban concluidas en 1675. (Más información en: GIL ALBARRACÍN, Antonio:
“El Convento de San Antonio de Padua, actual de San Francisco, de Cuevas del Almanzora (Almería)”, en El Franciscanismo en Andalucía, Tomo
I, Córdoba, 2003, pp. 415-454; FERNÁNDEZ BOLEA, Enrique et al. Guía turística, cultural y patrimonial de Cuevas del Almanzora, Cuevas, 2002,
p. 63). Aunque la parte conventual está siendo objeto de una intervención por parte del Ayuntamiento a través de distintas escuelas-taller, su
estado de conservación es nefasto. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
134 Iglesia de San Antonio Abad. Anexa al convento del mismo nombre, fundado a finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, en el que se
instala una comunidad de frailes antonianos que siguen la regla de San Agustín. Extinguida la orden en 1800, pasa a ser, bajo tutela del concejo
municipal, hospital de beneficencia atendido por las Hermanas de la Caridad, convirtiéndose también con el tiempo en orfanato de niños y asilo
de ancianos. Estado de conservación: ruinoso en algunas de sus partes. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).

“Subió a la torre a registrar con un anteojo el mar, que sólo
dista una legua...” Un día de mercado en Cuevas a comienzos
del s. XX. Al fondo, la vela o campanario que culminaba la
torre del homenaje. Lugar desde D. Antonio divisó el mar.
(Reproducción por gentileza de E. Fernández Bolea).
despidiendo con agradecimiento a la villa, se retiró
a su cuarto a tratar de varios asuntos. Subió a la
torre a registrar con un anteojo el mar, que sólo
dista una legua, y aún vio a la familia a la luz de
algunas velas 135 . Refrescó y mandó dar de refrescar
a todos cuantos quedaron a cortejarle, y recibió al
vicario eclesiástico de Vera, hermano del administrador
del partido don Martín García Reynoso.
Mandó S.E. suspender la función de pólvora para el
día siguiente, pero, a las ánimas*, se iluminó
famosamente toda la villa. Los terrados de las
casas, sus balcones y ventanas estaban guarnecidos
de muchísimas farolas de papel muy unidos, de
velas y de otras luces, formando una graciosa vista
de todas partes, pero especialmente desde el
torreón de la casa, a donde subió S.E. a verla. Y
salió después con su familia y los que estaban en su
casa a verla por las calles. Juntándose las gentes,
les siguieron por todo el pueblo con repetidos
vítores hasta su casa, acompañando la artillería
con su estruendo al sonido de las campanas y al
ruido de los vivas del pueblo.
Retirado a su cuarto, trató de varias especies. Parte
de la familia fue a una habitación que hay dentro
[Las Cuevas]
123
“Después se encaminó a la iglesia acompañado de la villa,
de su familia, militares y demás gentes que estaban a
cortejar a S.E”. Fachada de la parroquial cuevana (1753-
1762) hacia 1914. (Reproducción por gentileza de E.
Fernández Bolea).
del mismo castillo a un baile. S.E. cenó con el
prebendado*, y la familia, con los de siempre y con
la mujer e hijos del administrador. Después de
cenar, así S.E. como la familia, fueron al baile, en
donde había bastantes damas bien trajeadas y de
buena disposición.
El día fue claro. En el camino hizo calor.
27 noviembre, lunes.
Las Cuevas.
Recibió los cumplidos del clero, comunidad de
franciscos, comunidad de San Antonio Abad,
justicia y regimiento de la villa con el alcalde mayor,
muchísimos hacendados, oficiales militares y otras
personas. Después se encaminó a la iglesia136 acompañado
de la villa, de su familia, militares y demás
135 Vela del castillo. Sobre la torre del homenaje, edificación desde la que se extiende el lienzo de murallas a partir de 1507, se situó desde
estas fechas un pequeño campanario o vela que servía para tocar a rebato en caso de riesgo para la población: guerra contra los moriscos o
incursiones de piratas berberiscos, como la de Al Dugalí en 1573. El estado de deterioro que presentaba en 1902 y el peligro de desplome obligó
al Ayuntamiento a su derribo. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
136 Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Ubicada en el solar de la antigua mezquita árabe, pasa a convertirse en iglesia con el nombre
de Mayor de Santa María de las Cuevas, bajo la advocación del Misterio de la Encarnación. Su erección canónica se produce en 1502. Como es
sabido, en virtud de dos bulas expedidas por el Papa Alejandro VI en 1500 y 1501, en los lugares de señorío correspondía a los señores
territoriales la tarea de construcción y renovación de las iglesias, de ahí que la historia y evolución arquitectónica de esta iglesia vaya a estar
condicionada por la situación en que se encontrara el Marquesado de los Vélez en los distintos momentos y, sobre todo, de las relaciones
existentes entre los diferentes marqueses y el obispado de Almería. Tras reformas e intervenciones urgentes motivadas por el deterioro que le

gentes que estaban a cortejar* a S.E. El pueblo que
estaba en las calles le vitoreó muchísimo, el clero
con sobrepellices le recibió; dando el agua bendita,
con calderilla y hisopo de plata, el beneficiado
decano. Oyó la misa del prebendado*, que le asistieron
tres acólitos* y tres monacillos* con
sobrepellices, dando la paz* el dicho beneficiado a
S.E., que estaba en su estrado con hermosa alfombra,
almohada de terciopelo con borlas de oro y silla
correspondiente, detrás estaba la familia con varios,
la villa en dos bancos, a un lado y otro del crucero.
Después de la misa vio despacio la iglesia, coro y
sacristía, y salió con el mismo acompañamiento,
despedido del clero. Y para pasear la villa con
libertad, dispensó a la justicia y a los demás caballeros,
pidió se retirasen, y, con el alcalde mayor,
algunos de su familia y administradores, fue a ver
unas huertas propias junto al río, una almazara con
siete piedras y otras tantas prensas o artes, bodega
de aceite, mesón, fábrica de salitre, todo propio de
su mayorazgo. Providenció se derribase la fábrica
de salitre y se construya un mesón y se aumentase
[Las Cuevas]
“Al pasar a la huerta por un barrio en donde había cuevas habitadas, entró en una de ellas, lo que motivó en toda aquella gente
un alborozo grandísimo y aumentaron sus vivas”. Un rincón de Calguerín en la primera década del s. XX. (Reproducción por
gentileza de E. Fernández Bolea). A la dcha: bailes dieciochescos (Reproducido del libro De Telethusa a la Macarrrona. Bailes
andaluces y flamencos).
124
la almazara 137 . Pero, por más que quería andar
desembarazado, le seguían las gentes vitoreándole,
y aún tirándole cohetes y morteretes* vasallos
particulares. Al retirarse a su casa le saludó la
artillería, dio varias providencias y leyó la lista de
las señoras que enviaron a S.E. recado. Comió con
los Tobar, padre cura, canónigo de Vera y vicario
de aquel partido. La mesa de estado*, como la
noche anterior.
Por la tarde salió con la escopeta en la mano con su
familia, alcalde mayor, cura y algún otro. Fue a su
huerta cerrada. Es deliciosísima por la multitud de
grandísimos naranjos chinos, que por su suma
abundancia están las ramas atadas y mantenidas
con orquillas; limones, limas y cidras* de un
grandísimo tamaño, con otras lindas cosas como
algodoneras, que es la mejor que ha visto en sus
estados. Al pasar a la huerta por un barrio en
donde había cuevas habitadas, entró en una de
ellas 138 , lo que motivó en toda aquella gente un
alborozo grandísimo y aumentaron sus vivas.
Pasó luego a ver unos olivos propios y bancales de
infligía el tiempo o por fenómenos naturales como los terremotos, el templo, tal y como hoy se nos muestra, comienza a levantarse en 1753 a
expensas del décimo marqués de los Vélez, Antonio Álvarez de Toledo y Osorio, y bajo proyecto y dirección de las obras de Fray Pedro de San
Agustín, que las concluyó en 1758. Hubo numerosas reformas en el siglo XIX que contribuyeron a su enriquecimiento artístico mediante las
inversiones de los afortunados por la plata de Sierra Almagrera. Estado de conservación: necesita de una intervención urgente para consolidar
su cimentación y restaurar su esplendor interior. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
137 Almazara, fábrica de salitre, mesón y bodega de aceite. Todo ello se encontraba al final de la actual calle de El Pilar (en 1756 esta calle se llamaba
calle del Pilar de la Almazara del Marqués). En 1748 el Marqués nombra los oficios del salitre, a la sazón oficial empilador, oficial atochero y arrieros. En
el Catastro de Ensenada (1752) se dice que hay una fábrica de salitre propiedad del Marqués, a cargo de Pedro Sánchez, que la trabaja con algunos
oficiales y que le produce 80 ducados. En esta misma fecha el mesón era del Marqués y lo llevaba el pregonero de la villa. Lo del mesón del marqués
data al menos desde 1575, en donde se dice que está junto a la fortaleza; en 1586 el concejo acordó vender la casa que servía de mesón por estar
en la plaza del castillo, apartada de la plaza principal y estar para caerse, y con el dinero comprar otra casa en la plaza donde está el Cabildo. Estas
instalaciones, renovadas y propiedad ya de particulares, como el propio Antonio Mª Bernabé Lentisco, director de El Minero de Almagrera, se
mantuvieron hasta finales del siglo XIX. En la actualidad nada se conserva. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
138 Debe referirse al pago y cuevas de Calguerín, el primer y más populoso barrio cavernícola de la población. Actualmente la contemplación
de las perpendiculares paredes de los cortados o acantilados terrosos, conocidas como terreras, de donde cuelgan estas antiguas cuevas,
todas abandonadas, supone una experiencia evocadora de otros tiempos. Existe una hipótesis –aireada por Pedro Llaguno- que afirma que

tierras y trató de comprar algunas tierras que
algunos particulares las tienen dentro de las de S.E.
Mató dos palomas y un pájaro. Y retirado a su casa,
se sirvió a todos el refresco, y S.E. se encerró con el
alcalde mayor, administrador del partido, beneficiado,
otros vocales y escribano de la junta de la
gran acequia que, a mucha costa y trabajo, se está
haciendo para el riego de muchos campos.
Acabada la junta, acompañado de la villa con su
tambor, la familia y otros sujetos visibles con
milicianos detrás, se encaminó con aclamaciones a
la casa del Ayuntamiento 139 , que estaba iluminada
como la villa toda, del mismo modo que el día
antes: ventanas, balcones y terrados. Vio la función
de pólvora, hubo un gran número de cohetes
de toda especie, ruedas y correderas por cordeles,
un gran castillo con su farol guarnecido con muchas
banderas y cuatro balandras en los costados
muy empavesadas a alguna distancia, que haciendo
fuego al principio en cada una por sí al castillo,
correspondiendo éste después. Avivando el fuego,
chocaron las cuatro embarcaciones con el castillo,
que correspondió un fuego vivo, cuya bella invención
con otras que hubo agradó muchísimo a S.E. y
a todo el concurso.
Acabada, se retiró a su castillo con la misma corte,
aclamado del pueblo, despidió con mucha urbanidad
y agradecimiento a todos y se encerró con el
alcalde mayor. Cenó con el prebendado*. La
familia, con los de siempre.
Después, así S.E. como la familia, fueron en casa de
don Juan Phelipe Masegosa 140 a un baile de lucimiento
con dos violines y una guitarra con muy
buen cantor de seguidillas y otras cosas. Se bailaron
minuetes*, paspiés*, y seguidillas. Concurrieron
muchas damas lucidas con buenos trajes, escofieta*
y otros adornos que usan la de ciudades.
El día fue hermoso y aun caluroso, y por la noche
sólo el fresco que aun el verano se siente en otros
pueblos.
28 noviembre, martes.
Cuevas.
Trató de varios asuntos de sus pueblos, de
haciendas, y despachó varias cosas, oyó a los
[Las Cuevas]
125
“...a la iglesia de religiosos franciscos, que, con repique de
campanas, le recibió el padre guardián y toda la comunidad
como a patrón particular y general”. El convento de San
Antonio y colegio de los padres Dominicos, conocido por
convento de San Francisco. (Reproducción por gentileza
de E. Fernández Bolea).
alcaldes sobre un reo, recibió los cumplidos de la
villa, señores sacerdotes, militares y personas
visibles del pueblo. Acompañado de la villa, familia
y demás que estaban acortejarle, se encaminó con
vivas del pueblo, sonido de las [campanas] y
estruendo de los cañones, a la iglesia de religiosos
franciscos, que, con repique de campanas, le
recibió el padre guardián* y toda la comunidad
como a patrón particular y general. Condujéronle
al altar mayor, haciendo breve oración, pasó a su
estrado en el crucero al lado del evangelio, su
familia, detrás, y la villa, en los bancos. Tocaron el
órgano durante su permanencia en la iglesia, dijo la
misa el prebendado*, asistido de un sacerdote
religioso, dando la paz* a S.E. otro religioso.
estas cuevas fueron viviendas medievales musulmanas cuyos habitantes se refugiaban allí para defenderse de las frecuentes algaradas
cristianas que penetraban del vecino Reino de Murcia, al no contar la población árabe más que con una pequeña torre de defensa, embrión de
la actual torre del homenaje del castillo del Marqués de los Vélez. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
139 El edificio del cabildo tenía su ubicación en el mismo lugar que hoy ocupa el del Ayuntamiento, en la plaza de la Constitución. El edificio que
visitó el Marqués en 1769 se derribó en 1844 para levantar el que actualmente se conserva. A su vez, la institución del cabildo ocupó a fines del
siglo XV la casa del más ilustre alfaqueque árabe de nombre Rasis, que emigró a África inmediatamente después de la reconquista cristiana de
Cuevas en 1488. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
140 Cuando se confecciona el Catastro de Ensenada en 1752, Juan Felipe Masegosa es escribano de rentas nombrado por el Marqués y
ganaba 300 ducados. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).

Despidióse de los religiosos hasta otro día para
visitarlos con más sosiego y se restituyó a su
castillo con el mismo acompañamiento, vítores,
ruido de campanas y de la artillería. Trabajó en
varios negocios, trató con el síndico procurador y
personero* sobre la acequia, recibió a don Francisco
Montesinos, comisario de Marina, ministro de
Vera, que pasó a cumplimentarle y a otros militares.
Pasó (a) su granero 141 , en donde el alcalde mayor,
fiel* general y particular de S.E. y el del obispo
estaban remidiendo, y mandó al administrador
extendiese más aquella oficina. Comió con los
señores Tobar, cura, beneficiado y dicho comisario
con un cuñado eclesiástico. La mesa de estado*,
como siempre.
Por la tarde, con sus dos coches y dos berlinas*
[fue] a reconocer una zanja o cauce que ocasionaba
muchas juntas 142 . Parte de la familia hizo sus visitas
de correspondencia a las señoras que les enviaron
recado. S.E., a la vuelta a su casa, recibió un recado
de los comisarios de la ciudad de Vera a saber la
[Las Cuevas]
“Pasó (a) su granero, en donde el alcalde mayor, fiel general y particular de S.E. y el del obispo estaban remidiendo, y mandó
al administrador extendiese más aquella oficina...” Antigua tercia o granadero del marqués (hoy, biblioteca y sala de
exposiciones) en el interior del castillo e inscripción que recuerda a su fundador: “SE HIZO DE ORDEN DEL EXMO SOR DN
ANTONIO ÁLVAREZ DE TOLEDO PÉREZ DE GUZMÁN EL BUENO, X MARQUÉS DE VILLAFRANCA Y LOS VÉLEZ, SIENDO
ADMINISTRADOR GENERAL DE ESTE PARTIDO DN FERNANDO DE TORRES FERNÁNDEZ GALINDO, MAYORDOMO MAYOR QUE FUE
DE LA CASA SU EXCELENCIA. AÑO DE 1773”. (Reproducción de Pósitos, cillas y tercias de Andalucía...)
126
hora que podrían cumplimentarle en nombre de la
ciudad que les enviaba aquel obsequio, y les dio
hora para el día siguiente. Dio buenas propinas a
los hombres que llevaron a S.E. y a los de su comitiva
en la silla de la reina, en los arroyos. Después
de dar de refrescar a todos los que había en su casa,
tuvo junta con los del día antes y del mismo asunto.
Acabada ésta, se dio aviso con un cañonazo para la
iluminación y fuegos. S.E., acompañado de la villa,
su familia y demás personas que estaban a
cortejarle, se encaminó, al ruido de la artillería, de
las campanas y de las aclamaciones de sus vasallos,
viendo la hermosa iluminación, a la casa del Ayuntamiento,
en cuya plaza hubo una multitud de todo
género de cohetes y un castillo de bella idea a
expensas del clero, que quiso obsequiar a S.E., de
que quedó muy agradecido.
Se retiró en las mismas circunstancias a su casa y a
tratar de diversas especies. Cenó con Tobar. La
mesa de estado*, la de siempre. Después de cenar,
S.E. y familia pasaron en casa de doña Petronila
Alonso Soto y Albarracín, señora viuda de gran
141 Debió ser un edificio anterior que existió en el mismo lugar que hoy ocupa la casa de la Tercia, dentro del recinto del Castillo. La Tercia se
construyó en 1770, es decir, al año siguiente de la visita del marqués. Su planta es rectangular y servía para almacenar los productos
procedentes de los diezmos y que actuaría, en definitiva, como un gran almacén de grano. (Información proporcionada por Enrique Fernández
Bolea).
142 Se refiere a la conocida popularmente como Mina del Toribio, porque fue proyectada y dirigida por Toribio Martínez de la Vega, en 1719, y
se encontraba entre el Cebollar, donde hoy se levanta la presa del Almanzora, y la pedanía de Alhanchete, unos dos kilómetros aguas abajo del
anterior punto, siguiendo su cauce. Esta galería para sangrar las aguas subálveas del Almanzora se arruina en 1728, por la fuerza de una riada,
pero, debido a la escasez de recursos hídricos provocada por las severas y prolongadas sequías de mediados del siglo XVIII, se retoman las
obras en 1754, tras numerosas y multitudinarias juntas y asambleas con el fin de acercar medios para su financiación. En este año viene por
Cuevas fray Pedro de San Agustín, que se ocupaba de los trabajos de la iglesia de la Encarnación, y recibe el encargo del Marqués de
inspeccionar las obras y emitir un informe sobre la viabilidad de las mismas. En 1761 vuelve fray Pedro de San Agustín a inspeccionarlas,
aconsejando el abandono de las obras. Cuando llega el Marqués en 1769 hay un nuevo intento de retomar el proyecto. (Información proporcionada
por Enrique Fernández Bolea).

“...recibió con mucha urbanidad y estimación a los
comisarios de la ciudad de Vera, que en nombre de
aquella ciudad fueron a cumplimentarle”. Dibujo realizado
por el cura Navarro, en 1776, para la Real Sociedad
Patriótica de Vera. (Original en Biblioteca de la Diputación
Provincial de Almería).
respeto y muy hacendada 143 , y una espaciosísima
sala bien adornada y muy iluminada. Hubo un
sarao*, que le rompió S.E. bailando dos minuetes*,
de que se llenó de alborozo la dueña de la casa y el
numerosísimo concurso.
El día, como de verano, templado. El fresco de la
noche, también como de primavera.
29 noviembre, miércoles.
Cuevas.
Después de sus quehaceres y despachos, recibió
con mucha urbanidad y estimación a los
comisarios de la ciudad de Vera, que en nombre de
aquella ciudad fueron a cumplimentarle, acordándose
con agradecimiento de la defensa que los
señores antepasados hicieron en aquella ciudad de
los moros. Escribió el correo a Madrid. Oyó misa
bastante tarde en la parroquia sin particular acompañamiento.
Comió con el prebendado*. La familia,
con los de siempre. Por la tarde salió en coche a
paseo con don Bartolomé. La familia, a cumplir con
las señoras que le enviaron recado.
[Las Cuevas]
“...vio un hermoso juego de cohetes y un castillo de pólvora de
rara e ingeniosa invención, a expensas de los mayordomos de la
cofradía de San Diego de Alcalá, patrono de la villa...” Aspecto de
la antigua ermita de San Diego (sede de la cofradía Venerable
Escuela de Cristo) y el monte Calvario antes de la profunda reforma
de 1915. (Reproducción por gentileza de E. Fernández Bolea).
127
Al anochecer se retiró S.E. a su casa y asistió a la
junta de los días antecedentes, dando de refrescar a
todos los que estaban en el castillo. Se hizo la señal
para iluminación y fuego un cañonazo y salió S.E.,
acompañado de la villa con tambor, de la familia y
de otras personas visibles, así eclesiásticas como
seculares, al estruendo de los cañones, al sonido de
las campanas y al ruido de las aclamaciones, para
la casa de Ayuntamiento, en cuya plaza vio un
hermoso juego de cohetes y un castillo de pólvora
de rara e ingeniosa invención, a expensas de los
mayordomo*s de la cofradía de San Diego de
Alcalá 144 , patrono de la villa 145 , que suspendieron la
fiesta por hacerla con asistencia de S.E.
Y se restituyó con las mismas circunstancias a su
casa y trató de varias especies hasta la hora de
hacer colación con Tobar. La familia, con los de
siempre. Después, S.E., con la familia, pasó a casa
de don Alfonso Soler 146 , capitán de milicias, hacendado
de aquella villa, y de doña Luisa Mondragón,
su mujer, a un sarao* de minuetes*, paspiés* y
seguidillas al son de dos violines y una guitarra, en
buena e iluminada sala. S.E. bailó cuatro
143 Petronila Alonso Soto y Albarracín. No disponemos de datos precisos sobre esta mujer, pero posiblemente fuese hija del hidalgo Antonio
o de Andrés Alonso de Soto y Abellán, ambos hermanos habían ocupado puestos de tenientes en los concejos a partir de 1667. Antonio aparece
en una relación de hijosdalgo que el concejo hace constar en las actas capitulares a principios del siglo XVIII. (Información proporcionada por
Enrique Fernández Bolea).
144 Debe referirse, casi con toda seguridad, a la cofradía titulada Venerable Escuela de Cristo, que se establece en la ermita de San Diego el
18 de febrero de 1690 y prolonga su existencia, por lo menos, hasta 1820. No obstante, en 1720 abandona San Diego para acomodarse en la
ermita de San Sebastián. Si por aquellos años existió una cofradía con este nombre, no nos consta. Puede también referirse a los mayordomos
que, desde aproximadamente 1600 y hasta 1820, son nombrados por el concejo para que se ocupen del cuidado de la ermita y la administración
de las limosnas. Esta ermita, dedicada a San Diego de Alcalá, patrón de Cuevas desde entonces, fue construida en 1576 y consagrada al culto
en 1591, si bien en 1625 aún no estaba concluida. Pero la que hoy podemos contemplar obedece a una remodelación integral que se llevó a cabo
en 1915. Nada queda actualmente de la primitiva que visitó el Marqués en 1769. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
145 Patrón de Cuevas desde 1591. En el cabildo del 13 de marzo de 1591 se hizo el voto de guardar el día doce de noviembre de cada año –
y no el 13 como en la actualidad- como festividad de San Diego de Alcalá. (Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).
146 Puede referirse a Alfonso Albarracín Soler que, en 1770, era procurador síndico general, una especie de abogado de los pobres.
(Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).

“...a un sarao de minuetes, paspiés y seguidillas al son de
dos violines y una guitarra, en buena e iluminada sala”.
Seguidillas boleras según un dibujo de la 2ª mitad del s.
XVIII. (Reproducido de De Telethusa a la Macarrona. Bailes
andaluces y flamencos).
minuetes*, con inexplicable gozo de los dueños de
la casa y del grandísimo concurso, pues fueron
también muchas señoras de la ciudad de Vera,
distante una legua, llevadas de las noticias del
agrado de S.E. Y tuvo la humorada de hacer bailar
a unas señoritas diestras en esta habilidad, que ya
por la costumbre del país, ya por luto, estaban de
tapadillo. Las hizo con esto quitar la etiqueta de un
luto rigurosísimo que por un año entero le llevan; y
éstas ya acababan el día siguiente, valiéndose S.E.
de la pragmática real. La familia más se divirtió en
la conversación con las chuscas de las tapadas, que
aún se fingen de criadas, que con las seriedades de
las visitas.
El tiempo, como de un día templado de verano, y
por la noche, el fresco, regular.
30 noviembre, jueves.
Cuevas.
Como siempre, empezó a trabajar temprano en
varios negocios. Recibió al clero y villa de
Zurgena. Al polvorista dio una buena propina,
conferenció con el personero*, recibió con agrado
una hermosa y grande cesta de primorosísimas
[Las Cuevas]
128
uvas de regalo de las señoras Albarracines [sic], y
una gran rosca de turrón de la mujer de don Diego
de Ategui, mandando dar propinas a los portadores,
admitió muchas visitas, y a la villa, con quienes
[sic], y la familia.
Se encaminó, en medio de mucha gente que le
aclamaba al ruido de la artillería y sonido de las
campanas, a la iglesia. Le recibió el clero, como
siempre, y ocuparon S.E., la familia y villa sus
puestos regulares. De donde salió una larga y
lucida procesión en obsequio de San Diego, que
llevaban en andas sus mayordomos. S.E. iba con la
villa en medio del alcalde mayor y del alcalde más
antiguo, y su familia detrás. Al salir de la iglesia el
santo, dispararon muchos morteretes* y cohetes;
lo mismo a la entrada. El prebendado*, que fue de
preste* en la procesión, celebró la misa con asistencia
de dos curas, cuatro acólitos* con
dalmáticas*, dos monacillos* con sobrepellices y
los señores sacerdotes en el presbiterio, con
música en el coro y sermón que predicó un religioso
francisco. Tardó media hora escasa, ponderando
la gran protección de San Diego, introduciendo la
de S.E. y de sus gloriosos antecesores de aquellos
pueblos, ya de la irrupción de los moros, ya en
otras calamidades.
Acabada la función, oyó otra misa rezada y, con el
mismo cortejo del clero, salió de la iglesia y, acompañado
de la familia, villa y demás caballeros, se
retiró a su casa, y agradeciéndoles mucho su
atención, singularizando a los mayordomos de San
Diego, se despidió de todos y se retiró a su cuarto.
Leyó el correo que recibió poco antes de Madrid, y
comió con Tobar, con el comisario de Marina, su
cuñado, y don Francisco Díaz, cura de María. La
familia, con los de siempre.
Por la tarde fue [de] paseo a Portilla 147 , que en
otro tiempo se dice fue lugar, con varios sujetos; y
la familia a continuar sus visitas a los señores
eclesiásticos. Y S.E., a la vuelta, paseó, hizo algunas
consideraciones y se retiró a su casa donde recibió
a unos vasallos distinguidos que le comunicaron y
pidieron varias cosas, y trató con el alcalde mayor
y administradores de sus dependencias.
Cenó con el prebendado*; y la familia, con los de
siempre. Después, S.E. y su familia fueron a casa de
don Joseph González Muñoz, en donde hubo un
147 Actual pedanía cuevana, a menos de un kilómetro del núcleo urbano y frente a éste, en la otra margen del río Almanzora. Cuando el 24 de
julio de 1503, Fernando de Aragón, el rey Católico, fuerza a don Pedro Fajardo, I marqués de los Vélez, a permutar sus tierras de Cartagena,
además de por las villas de Cuevas, Vélez Rubio y Vélez Blanco, lo hace también por el lugar de Portilla. Durante los siglos XVI y XVII, Cuevas
y Portilla tenían regidores propios e independientes para cada población, hasta que el concejo de Cuevas absorbió al de Portilla. Y cuando se
repartieron las suertes entre los primeros y segundos repobladores cristianos se especificaban en el Libro de Apeo, por separado, las que
correspondían a una y otra entidad de población. En el momento de esta visita, Portilla depende del concejo y cabildo de la villa de las Cuevas.
(Información proporcionada por Enrique Fernández Bolea).

gran sarao* con concurrencia de muchísimas
damas de buen porte y parecer. Se bailaron
seguidillas, paspiés* y minuetes*, que los empezó
S.E.
El día, claro, algo caluroso por la [mañana]. Muy
templado hasta que se levantó un poco de aire,
pero sin frío particular.
1º diciembre, viernes.
Cuevas.
Desde bien temprano empezó los despachos con
el secretario, mayordomo*, don Silvestre,
sotacaballero*, y después con los administradores,
alcalde mayor y otros. Recibió las visitas. Con éstas
y la familia fue a San Antonio Abad a oír la misa del
prebendado* y a visitar al comendador y ver la
casa. Hizo algunas visitas y se retiró a su casa
recibiendo siempre muchos memoriales* y repicando
las campanas y disparando los cañones.
Comió con el prebendado*, cura de María, otro
sacerdote y el comisario de Marina y sobrino de
éste. La mesa de estado*, la de siempre.
Por la tarde fue S.E. con dos coches y con varios
sujetos a un reconocimiento de un molino y una
fuente. La familia, a sus visitas y a un baile. S.E.
volvió al anochecer a su casa. Refrescó y mandó de
refrescar a cuantos había en su casa. Escribió algo
para Madrid. Salió a la ventana a ver una gran
cabalgata que entró en la plaza del castillo, com-
[Las Cuevas]
“Por la tarde fue [de] paseo a Portilla, que en otro tiempo se dice fue lugar, con varios sujetos...” El topónimo Portilla o Portillo
es muy frecuente en mapas antiguos (s. XV-XVIII), como en éste de Pedro de Texeira, de 1634, aunque plagado de proverbiales
errores hasta que fueron subsanados por D. Tomás López a finales del s XVIII. (Original en El Atlas del Rey Planeta. La
descripción de España y de las costas y sus puertos de sus reinos).
129
puesta del alcalde mayor, alcaldes, regidores y
otros vecinos distinguidos, acompañando todos a
la hermosa y festiva aclamación de vítor con
música y gran número de hachas de cera alumbrando
a los jinetes. El alcalde más antiguo y dos
vocales llevaban un hermoso vítor con sus cintas.
El vítor era de buena talla, con un retrato en lo alto
y en medio con letras de oro: “¡Viva el Excmo. Sr.
Marqués de Villafranca y de los Vélez!”. Vitorearon
a S.E., a la Excma. Sra. marquesa y señoritos, a
que agradeció S.E. Vitorearon también al Rey y
correspondió S.E. con el sombrero en mano. Esta
cabalgata recorrió toda la villa, que estaba iluminada
tan graciosamente como las demás noches de
funciones. Vitoreando los de la cabalgata a S.E. y
correspondiendo las gentes del pueblo al estruendo
de la artillería y repique general de las campanas.
Salió S.E. a ver la iluminación, el prebendado* y
familia, que no podía dar un paso por las gentes
que le seguían deseando verle, aclamándole con
gracia y alborozo, hasta de los balcones, bien que
aquella tarde dio una prueba de su amor a la justicia
y a sus vasallos en el reconocimiento de la
fuente y molino en que había muchos enredos 148 ,
que de sus razonamientos sobre este particular le
merecieron la mayor aceptación, llevando consigo
a las personas más condecoradas del pueblo.
Después del paseo, subió a los balcones del Ayuntamiento,
a cuyo frente fue a parar la cabalgata,