Universidad Nacional Autónoma - Historiap9.unam.mx - UNAM
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA<br />
DE MÉXICO<br />
ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA<br />
MEMORIAS DEL ENCUENTRO:<br />
REFLEXIONES FILOSÓFICAS,<br />
HISTÓRICAS Y SOCIALES EN TORNO AL<br />
BICENTENARIO DEL MOVIMIENTO DE<br />
INDEPENDENCIA.
Jueves 4 de junio<br />
9:00 a 9:30 hrs.<br />
Registro de asistencia<br />
PROGRAMA<br />
9:30 a 10:00 hrs. Aula Magna<br />
Inauguración del Encuentro Académico de profesores de<br />
Ciencias Sociales, Filosofía e Historia del Bachillerato de la<br />
ENP.<br />
Dra. Gloria Villegas Moreno. Directora de la Facultad de<br />
Filosofía y Letras.<br />
Miguel Ángel Garcés Camacho. Jefe del Departamento de<br />
Ciencias Sociales, ENP.<br />
Eloísa A. González Reyes. Jefa del Departamento de Filosofía,<br />
ENP.<br />
Magdalena Urueta López. Jefa del Departamento de Historia,<br />
ENP.<br />
Víctor Manuel Rodríguez Aguilar, Maestro de Ceremonias, ENP<br />
7.<br />
10:00 a 11:45 hrs. Aula Magna<br />
Conferencia Magistral:<br />
De la Monarquía Española a la Nación Mexicana: Guerra Civil,<br />
Liberalismo e Independencia, Dr. Alfredo Ávila Rueda. Instituto<br />
de Investigaciones Históricas, <strong>UNAM</strong>.<br />
Modera: Magdalena Urueta López, Jefa del Departamento de<br />
Historia, ENP.<br />
11:45 a 12:00 hrs.<br />
Sesión de preguntas<br />
12:00 a 12:30 hrs.<br />
Receso<br />
12:30 a 14:00 hrs.<br />
Aula Magna<br />
Mesa 1: El movimiento independentista y la creación de la Nación
Juan Macías Guzmán, Agustín de Iturbide: el Conservadurismo<br />
seductor, Colegio de Ciencias Sociales, ENP 5.<br />
Guadalupe Sumano Durán, Independencia y republicanismo en<br />
Servando Teresa de Mier, Colegio de Filosofía, ENP 3.<br />
Dionisio Rodríguez Cabrera, El ascenso y descenso de Agustín<br />
de Iturbide al trono del Primer Imperio Mexicano, Colegio de<br />
Historia, ENP 2.<br />
Modera: Julieta Pérez Monroy, Colegio de Historia, ENP 8.<br />
Salón de Actos Adolfo Sánchez Vázquez<br />
Mesa 2: El movimiento independentista y la creación de la Nación<br />
Tomás Rodríguez Rugerio, El movimiento independentista y la<br />
creación de la Nación, Colegio de Filosofía, ENP 4.<br />
Virginia Aguirre Arvizu, <strong>Nacional</strong>ismo e Independencia: las<br />
celebraciones del Centenario del inicio y consumación de la<br />
Independencia, Colegio de Historia, ENP 2.<br />
Marbella Cabrera y Julio Velásquez Cortés, Consumación de la<br />
Independencia, Colegio de Ciencias Sociales, ENP 3 y 9.<br />
Modera: Juan Manuel Romero García, Colegio de Historia, ENP<br />
8.<br />
Salas A y B<br />
Mesa 3: El movimiento independentista y la creación de la Nación<br />
Jesús Carlos Jaimes Bautista, Sobre el bicentenario del inicio<br />
del movimiento de independencia, Colegio de Filosofía, ENP 4.<br />
Gustavo Alberto Escobar Valenzuela, Antecedentes del<br />
movimiento independentista. Irrupción de la modernidad,<br />
Colegio de Filosofía, ENP 2.<br />
Mario Villegas González, La ideología de la independencia<br />
desde la óptica de Frantz Fanon y Jean Paul Sartre, en: Los<br />
condenados de la tierra, Colegio de Filosofía, ENP 5.<br />
María Eugenia Silva Garcés, Abolición de la esclavitud durante<br />
la guerra de independencia en México, Colegio de Historia, ENP<br />
2.<br />
Modera: Colegio de Filosofía.<br />
14:00 a 15:30 hrs.
Comida<br />
15:30 a 16:00 hrs.<br />
Registro de asistencia<br />
16:00 a 18:00 hrs. Aula Magna<br />
Conferencia Magistral: La Filosofía Ilustrada en la<br />
independencia de nuestra América, Dr. Mario Magallón Anaya,<br />
Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe,<br />
<strong>UNAM</strong>.<br />
Modera: Eloísa A. González Reyes, Jefa del Departamento de<br />
Filosofía, ENP.<br />
17:45 a 18:00 hrs.<br />
Sesión de preguntas.<br />
18:00 a 18:15 hrs.<br />
Receso<br />
18:15 a 20:00 hrs.<br />
Aula Magna<br />
Mesa 4: La ideología de la Independencia reflejada en la Escuela<br />
<strong>Nacional</strong> Preparatoria<br />
Eloísa A. González Reyes, El texto de Lógica, un pretexto de la<br />
lucha entre krausistas y positivistas, Colegio de Filosofía, ENP<br />
5.<br />
Karina Cappello Sánchez y Bárbara Margarita Reséndis Caraza,<br />
El pensamiento histórico y filosófico de Voltaire, Colegio de<br />
Historia y Colegio de Filosofía, ENP 4.<br />
María Isabel Fuentes Estrella y Emma Garcilazo Uribe, La<br />
Educación en el México Independiente y la Escuela <strong>Nacional</strong><br />
Preparatoria, Colegio de Ciencias Sociales, ENP 2 y 8.<br />
Modera: Enrique Alejandro González Cano, Colegio de<br />
Filosofía, ENP 4.<br />
Salón de Actos Adolfo Sánchez Vázquez
Mesa 5: La ideología de la Independencia reflejada en la Escuela<br />
<strong>Nacional</strong> Preparatoria<br />
Fernando Aurelio López Hernández, Breves consideraciones<br />
filosóficas sobre Gabino Barreda y Justo Sierra, luego del triunfo<br />
del movimiento de Independencia, Colegio de Filosofía, ENP 9.<br />
Blanca Alicia Vargas Villanueva y Mauricio Cruz García, La<br />
guerra de independencia en los nuevos “Conocimientos<br />
Fundamentales” de la Escuela <strong>Nacional</strong> Preparatoria, Colegio<br />
de Historia, ENP 5.<br />
Amalia Xóchitl López Molina, Las ideas del Ayuntamiento de<br />
1808 y Fray Servando, Colegio de Filosofía, ENP 3.<br />
Modera: Hugo Martín Flores Hernández, Colegio de Ciencias<br />
Sociales, ENP 4.<br />
Salas A y B<br />
Mesa 6: Las Doctrinas sociales, filosóficas, económicas, políticas<br />
y jurídicas en México, antes, durante y después de la<br />
Independencia<br />
Maribel Espinosa González, La Ilustración: Una doctrina que<br />
olvidó las mujeres en Europa y América, Colegio de Filosofía,<br />
ENP 2.<br />
Atzín Julieta Pérez Monroy, Modas e ideología en el proceso de<br />
independencia de la Nueva España, Colegio de Historia, ENP 8.<br />
Ana Bertha Nova Covarrubias, Una perspectiva sobre la<br />
herencia Novohispana, Colegio de Filosofía, ENP 1.<br />
Modera: Mirna Bohórquez Zetina, Colegio de Ciencias Sociales,<br />
ENP 9.
Viernes 5 de junio<br />
9:30 a 10:00 hrs.<br />
Registro de asistencia en el lugar de la cita de las visitas<br />
guiadas.<br />
10:00 a 13:30 hrs. Visitas Guiadas<br />
Ruta 1. Ana María Madrigal Bulnes, Los muralistas.<br />
Cita: enfrente de Rectoría.<br />
Ruta 2. Ricardo Zamorano Galán, Espacio Escultórico:<br />
arquitectura y vanguardia.<br />
Cita: frente a la Sala Netzahualcóyotl.<br />
Ruta 3. Ricardo Colín Hernández.<br />
El urbanismo y la vida cotidiana de C.U.<br />
Cita: espejo de agua de la entrada sur de la Biblioteca Central,<br />
atrás de Rectoría.<br />
Ruta 4. Humberto Sánchez Córdova.<br />
La ciencia a través del muralismo.<br />
Cita: frente al Mural de la Facultad de Medicina.<br />
Ruta 5. Karina Cappello Sánchez.<br />
Espacio Escultórico: arquitectura y vanguardia.<br />
Cita: enfrente de la Biblioteca y Hemeroteca <strong>Nacional</strong>.<br />
13:30 a 15:45 hrs.<br />
Comida<br />
15:45 a 16:00 hrs.<br />
Registro de asistencia<br />
16:00 a 17:45 hrs. Aula Magna<br />
Conferencia Magistral: Metodología para el estudio de las<br />
Ciencias Histórico-Sociales, Dr. Ramiro Carrillo Landeros,<br />
Facultad de Ciencias Políticas, <strong>UNAM</strong>.<br />
Modera: Miguel Ángel Garcés Camacho, Jefe del Departamento<br />
de Ciencias Sociales, ENP.
17:45 a 18:00 hrs.<br />
Sesión de preguntas.<br />
18:00 a 18:15 hrs.<br />
Receso.<br />
18:15 a 20:00 hrs.<br />
Aula Magna<br />
Mesa 7: Las Doctrinas sociales, filosóficas, económicas, políticas<br />
y jurídicas en México, antes, durante y después de la<br />
Independencia.<br />
Victórico Muñoz Rosales, La historia de la independencia como<br />
historia sin influencias, Colegio de Filosofía, ENP 6.<br />
Juan Manuel Romero García, Causalidad y revolución en<br />
independencia de México, Colegio de Historia, ENP 8.<br />
Hilda Pérez Tejada Domínguez y María Isabel Fuentes Estrella,<br />
Influencia de la Independencia en las materias que se imparten<br />
en la ENP, Colegio de Ciencias Sociales, ENP 8 y 2.<br />
Modera: Sofía Velazquillo Navarro, Colegio de Ciencias<br />
Sociales, ENP 2.<br />
Salón de Actos Adolfo Sánchez Vázquez<br />
Mesa 8: México: ¿Nación o convivencia multicultural?<br />
Enrique Alejandro González Cano, Canto: ética e identidad<br />
cultural, Colegio de Filosofía, ENP 4.<br />
Ricardo Cruz Mejía, La Independencia. Una interpretación<br />
desde el punto de vista de la cosmovisión indígena, Colegio de<br />
Historia, ENP 9.<br />
Hugo Martín Flores Hernández, El concepto de Interculturalidad,<br />
Colegio de Ciencias Sociales, ENP 4.<br />
Modera: Celia Vargas Martínez, Colegio de Historia, ENP 3.<br />
Salas A y B<br />
Mesa 9: México: ¿Nación o convivencia multicultural?<br />
Esteban de Jesús Rodríguez Migueles, La utopía mexicana y el<br />
oráculo crítico, Colegio de Filosofía, ENP 3.<br />
Lilia Vieyra Sánchez, Los festejos cívicos septembrinos: una<br />
calamidad para los españoles decimonónicos en México,<br />
Colegio de Historia, ENP 1.
José Luis Benítez Lugo, México: ¿Nación o convivencia<br />
multicultural?, Colegio de Ciencias Sociales, ENP 9.<br />
Modera: Colegio de Filosofía<br />
20:00 hrs.<br />
Clausura del Encuentro.
EL ASCENSO Y DESCENSO DE AGUSTÍN DE ITURBIDE AL TRONO DEL<br />
PRIMER IMPERIO MEXICANO<br />
INTRODUCCIÓN<br />
Dionisio Rodríguez Cabrera, ENP 2<br />
El proceso histórico que vivió el México independiente entre el 28 de septiembre<br />
de 1821 al 28 de marzo de 1823, es determinante para la vida política del siglo<br />
XIX de nuestro país, ya que es en este momento cuando se va a marcar el futuro<br />
político de este siglo.<br />
La entrada del ejército trigarante a la capital no era una mera casualidad,<br />
sino por el contrario era producto de lucha que había vivido el país desde el grito<br />
de dolores en septiembre de 1810, la lucha de Morelos, Mina y Guerrero por<br />
mencionar algunos insurgentes que habían participado en las diferentes etapas<br />
de lucha, y cuando la revolución de independencia estaba en decadencia surgió<br />
un personaje en las reuniones de la Profesa, este personaje había combativo del<br />
lado del ejército realista y que por sus orígenes hispanos no veía con buenos ojos<br />
a los ideales de la independencia, pero luego por sus intereses personales<br />
declina del lado insurgente, este personaje es Agustín de Iturbide Aramburu; que<br />
va a tener en sus manos la vida política de la naciente nación independiente<br />
conocida como Imperio Mexicano durante 1821 a 1823.<br />
DE LA JUNTA PROVISIONAL GUBERNATIVA A LA REGENCIA<br />
El 27 de 1821 el ejército trigarante hace su entrada a la capital del Imperio<br />
Mexicano, encabezado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero acto que le<br />
puso fin a la guerra de Independencia después de once años de lucha. Una de<br />
las primeras tareas era realizar el Acta de Independencia, para tal tarea Iturbide<br />
convoca a una Junta Provisional Gubernativa conformada por treinta y ocho<br />
integrantes integrada: por los clérigos, exfuncionarios del virreinato, nobles<br />
criollos, militares, comerciantes y hacendados. 1<br />
1 Archivo General de la Nación, México: Independencia y Soberanía, México,<br />
Secretaría Gobernación y Archivo General de la Nación, 1996, 195p., pp. 93-100.
La primera actividad realizada por la Junta fue dirigirse a la catedral para<br />
jurar el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. Posteriormente redactaron y<br />
firmaron el Acta de Independencia en donde declara solemnemente por medio de<br />
la junta suprema del imperio, que es nación soberana e independiente de la<br />
antigua España 2 , es a partir de este momento que la nación entra a una nueva<br />
vida política y social que sería su independencia.<br />
Conformada la Junta tuvo como primera tarea de formar una Regencia que<br />
estaría concedida por cinco integrantes, en donde recaerían el poder ejecutivo.<br />
La Regencia fue integrada por: Agustín de Iturbide como presidente, Juan<br />
O´Donojú, Manuel Bárcena, José Isidro Yánez, Manuel Velázquez de León.<br />
Conforme a los miembros de la Junta Provisional Gubernativa es<br />
nombrado como su presidente a Iturbide, pero como fue nombrado presidente de<br />
la Regencia designo en su lugar al clérigo poblano Antonio Joaquín Pérez.<br />
Otra de las tareas de la Junta fue dedicarse a constituirle poder judicial y a<br />
expedir una convocatoria de elecciones bien meditada, a fin de reunir un<br />
Congreso que expresara la voluntad general y no se apresurarse a premiar los<br />
méritos de Iturbide, pero aun a pesar de lo planteado por la Junta éste es<br />
nombrado Generalísimo de los Ejércitos del Imperio Mexicano, Gran Almirante de<br />
la Armada, Alteza Serenísima y presidente del Supremo Consejo de la<br />
Regencia 3 . No obstante renunció a los cargos y sólo acepto el último.<br />
El 24 de febrero 4 de 1822 se instauro el Congreso conformado por ciento<br />
dos diputados y diputados suplentes para Guatemala, las provincias internas de<br />
Oriente y Occidente, California, Yucatán y Tabasco. Los diputados declararon<br />
que representaban la soberanía nacional, afirmaron la religión católica única y<br />
exclusiva, la monarquía moderada constitucional con la denominación de imperio<br />
mexicano; las personas designadas en el Tratado de Córdoba ocuparían el trono;<br />
2 Junta Provisional Gobernativa, 28 de septiembre de 1821, En Colegio de Ciencias y<br />
Humanidades plantel sur, Historia de México (siglo XIX), Documentos , s/f, p. 44.<br />
3<br />
Clark Crook Castan, El Imperio Mexicano, México, en Historia de México Salvat,<br />
Tomo 8, p.1750.<br />
4 Se escogió el 24 de febrero para recordar la firma del Plan de Iguala.
el Congreso se reservaba el ejercicio del poder legislativo y delegaba el ejecutivo<br />
interinamente en al Regencia y el judicial en los tribunales; todos los habitantes<br />
gozarían de iguales derechos civiles; la Regencia y la Junta jurarían también esos<br />
principios. 5 Después del juramento los diputados se desplazaron al templo de<br />
San Pedro y San Pablo que sería su sede de trabajo, donde fueron elegidos por<br />
votos unánime como presidente a Carlos María Bustamante y como secretario a<br />
Manuel Argüelles. Con tal acto llegaría a su fin la Junta Provisional Gobernativa y<br />
quedando la soberanía del país en el Congreso.<br />
La primera acción del Congreso fue anular la Constitución de Cádiz y<br />
nombra una comisión para ir a España para ofrecer la corona conforme al Plan de<br />
Iguala y los Tratados de Córdoba.<br />
Sin embargo el 13 de febrero de 1822 las cortes extraordinarias de Madrid<br />
desconocieron los Tratado de Córdoba y la independencia. 6<br />
Al llegar la noticia de que las cortes españolas declaraban nulo el Tratado<br />
de Córdoba, los republicanos se envalentaron y los iturbidistas y monárquicos,<br />
entre ellos el clero, se reafirmaron en sus aspiraciones. Al verse perdida la<br />
esperanza de ceñir la corona a un príncipe español, se creyó que el candidato,<br />
más adecuado era Agustín de Iturbide. Se oponían a él, Miguel Barragán, Juan<br />
Horbegoso, Guadalupe Victoria, Pedro Celestino Negrete, José Morán, Nicolás<br />
Bravo y Vicente Guerrero, así como también se opuso la masonería mexicana,<br />
pero Iturbide contó con el apoyo de sus partidarios destacando Anastasio<br />
Bustamante, Antonio López de Santa Anna, Luis Cortázar y Vicente Filisola.<br />
La noche del 18 de mayo de 1822, aparecieron diversas partidas de<br />
soldados por la ciudad. El sargento Pío Marcha exhorto a su batallón a tomar las<br />
armas y proclamaba a Iturbide como emperador, con el título de Agustín I. De una<br />
forma inmediata se convirtió en una manifestación popular en donde proclamaban<br />
a Agustín de Iturbide como emperador de México. Al día siguiente la situación se<br />
hizo incontrolable y la Regencia se declaro incompetente para controlar a<br />
5 El juramento lo realizaron en la catedral de la Capital<br />
6 Agustín de Iturbide, Manifiesto al mundo o sean apuntes para la historia, prólogo de<br />
Laura B. Suárez de la Torre, México, Fideicomiso Teixidor y Libros del Umbral, 2001,<br />
133 p. documento 3 p.91. (colección el Tule, Número 3).
muchedumbre, por tal motivo se reunió el Congreso para ponerle una solución al<br />
alboroto popular, pero va ser el diputado por Jalisco, Don Valentín Gómez Farías<br />
quien junto con cuarenta miembros del Congreso proponen que el Congreso<br />
tiene las facultades de elegir y votar al nuevo gobernante del Imperio, ya que las<br />
cortes españoles han desconocido los Tratados de Córdoba, es así como a<br />
petición de los ciudadanos de la capital y con 67 votos a favor y 15 en contra que<br />
es nombrado como Primer Emperador de México a Agustín de Iturbide y<br />
Arámburu.<br />
Acto seguido, el Congreso aprobó la constitución de la “Orden Imperial de<br />
Guadalupe” y procedió a designar a los caballeros, con el fin de apaciguar a las<br />
tropas de la capital a causa del retraso de sus pagos.<br />
AGUSTÍN DE ITURBIDE Y ARÁMBURU EN EL TRONO<br />
El 21 de mayo de 1822, de forma unánime el Congreso publico el acta de la<br />
elección de Iturbide como emperador, ese mismo día se presentó ante él para<br />
pronunciar juramento. Además se comprometió respetar la libertad y la<br />
propiedad. Se conformaron los principios establecidos en el Plan de Iguala y los<br />
Tratados de Córdoba, inclusive la forma monárquica de gobierno moderada con<br />
una Constitución.<br />
La coronación se realizó hasta el domingo 21 de julio del mismo año en la<br />
catedral de México, con todas las formalidades y solemnidades requeridas en esa<br />
época para darle validez, el presidente del Congreso, coronó a Iturbide en<br />
nombre de la nación mexicana y en presencia del Congreso, las principales<br />
corporaciones religiosas y representantes de todas las clases sociales, a su vez,<br />
Iturbide coronó a su esposa, la emperatriz Ana María.<br />
En los meses posteriores el imperio, afrontó inconvenientes de todo<br />
orden. Faltaba una tradición suficientemente vigorosa para transformar el<br />
cuadro burocrático de las compañías virreinales en corte, auténtica. El<br />
Congreso había sido respetado y se oponía con mayor tenacidad aún a los<br />
proyectos iturbidistas. La situación económica, después de los años de guerra,<br />
era deplorable; el comercio con España se había interrumpido sin que se
entablara el nuevo y fecundo que se esperaba obtener de las naciones<br />
extranjeras; los, Estados Unidos, desafectos a las formas monárquicas, no<br />
habían reconocido al nuevo gobierno mexicano; las minas estaban paralizadas;<br />
la emigración de españoles de caudal contribuía también a la pobreza; además,<br />
la falta de empleos y las necesidades de un ejército numeroso aumentaban<br />
extraordinariamente los gastos.<br />
Aunado a los conflictos a los existentes resurgieron los conflictos políticos en<br />
oposición del impero provenientes del Congreso a ellos se les unió el ministro de<br />
Colombia en México Miguel Santa María y el de Estados Unidos Joel Poinsett.<br />
Los conspiradores se proponían capturar al emperador; anular su elección,<br />
reorganizar el gobierno y poner al ejército bajo el control absoluto de las Cortes.<br />
Pero el gobierno imperial descubrió el plan y ordenó la detención de sesenta y<br />
seis personas, entre ellas veinte miembros del Congreso, el día 26 de agosto de<br />
1822.<br />
Ante la situación y para enfrentar la crisis constitucional, las Cortes se<br />
declararon en sesión permanente desde el 27 de agosto hasta el 11 de<br />
septiembre de 1822.<br />
El Brigadier Felipe de la Garza de Nuevo Santander reclamó la libertad de los<br />
diputados. Pero a pesar de los esfuerzos la legislatura no logró obtener la<br />
libertad de sus miembros, ni tampoco garantías aceptables de que el gobierno<br />
respetaría la inmunidad de los legisladores.<br />
El 31 de octubre de 1822, Iturbide expidió un decreto que disolvía al<br />
Congreso. Al momento de desintegrarlo, el emperador creó una “Junta <strong>Nacional</strong><br />
Instituyente”, reservándose la elección de sus miembros. La Junta quedó<br />
instalada el 2 de noviembre de 1822, cesando el 6 de marzo de 1823. No<br />
representa sino un compás de espera angustiosa de la reacción de la nación<br />
entera ante los últimos acontecimientos, así como el intento de Iturbide de<br />
consolidar su trono con la ayuda fundamentalmente de los diputados afectos a<br />
su persona 7 y a sus planes. Pero el emperador controlar a la Junta a través de<br />
7<br />
Algunos integrantes de la Junta <strong>Nacional</strong> Instituyente pertenecieron al disuelto<br />
Congreso tal es el caso de Lorenzo de Zavala.
las Bases Orgánicas” elaboradas el 5 de noviembre de 1822,<br />
La principal tarea de la Junta fue la votación del Proyecto de Reglamento<br />
Provisional Político del Imperio Mexicano, elaborado el 18 de diciembre y<br />
aprobado en febrero de 1823.<br />
La crisis económica había llegado al extremo. No había fondos para<br />
mantener el ejército, los funcionarios públicos no estaban pagados, todos los<br />
recursos nacionales estaban agotados; no podían negociarse préstamos en el<br />
país; los que podían hacerse en el extranjero exigían más tiempo que el que la<br />
urgencia de las necesidades podía permitir esperar. La solución fue un acto de<br />
rapiña: Iturbide se apoderó del envío de plata de los comerciantes en el fuerte de<br />
Perote, por la suma de un millón doscientos mil pesos. El papel moneda hizo su<br />
aparición en lugar del numerario acostumbrado.<br />
Antonio López de Santa Anna, quien se encontraba en el puerto de<br />
Veracruz defendiéndolo de los ataques de los españoles, Iturbide manda al<br />
general José Antonio Echávarri con una división para auxiliar a Santa Anna en la<br />
defensa del puerto. Santa Anna sospechaba que Iturbide mando a Echávarri no<br />
para apoyarlo sino para desplazarlo, y herido en su vanidad se resistió a seguir<br />
al emperador y tomó Veracruz, comenzó una conspiración a favor de establecer<br />
la república con el Plan de Veracruz dado el 6 de diciembre se 1822.<br />
Desafortunadamente, no tuvo eco el levantamiento de Santa Anna, pero<br />
Echávarri llega a las murallas del Puerto de Veracruz y decide unírsele al<br />
General Antonio López de Santa Anna contra Iturbide traicionando así al<br />
emperador. Una vez reunidos Santana y Echávarri elaboran el Plan de Casa<br />
Mata el primero de febrero de 1823, en donde se exige la convocatoria de un<br />
nuevo Congreso Constituyente que trabaje en libertad. A este Plan se sumaron<br />
todos los inconformes y los enemigos del emperador, entre los destacaban<br />
antiguos insurgentes como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Vicente<br />
Guerrero, que estaban insatisfechos por el poco reconocimiento que aquél les<br />
había otorgado. Iturbide, que conservaba todavía con prestigio y poder sobre el<br />
ejército, pudo haberlos enfrentado, pero se daba cuenta que de intentarlo<br />
arrastraría al imperio en una nueva guerra civil y, para evitarlo, cedió a las
peticiones de los opositores y restableció al Congreso el 4 de marzo de 1823.<br />
A partir se este momento, la situación para Iturbide se torno todavía más<br />
difícil, debido a que el Congreso había triunfado sobre él. Por su parte, el genio<br />
diplomático y militar que lo había caracterizado en 1821 no lo acompaño como<br />
gobernante: una serie de errores y el problema de división de los poderes<br />
finalmente provocaron su caída.<br />
Al no recibir el apoyo necesario para gobernar, Iturbide decidió hacerse a<br />
un lado. El 19 de marzo de 1823, el ministro Juan Gómez de Navarrete presentó<br />
al restablecido Congreso la Abdicación de Agustín I al trono de México.<br />
Francisco de Paula Álvarez, confirmo la renuncia de Agustín de Iturbide como<br />
emperador de México, ante el Congreso el 20 de marzo de 1823. Como efecto<br />
inaplazable del Plan de Casa Mata, Iturbide se vio obligado a abdicar al ver su<br />
imperio reducido prácticamente a la ciudad de México. En el texto de la<br />
abdicación se aclara que "ni la persona del emperador, ni la investidura que la<br />
nación concedió " deben ser un obstáculo ni un pretexto "para realizar los planes<br />
que se crean más convenientes a la felicidad de la patria".<br />
CONCLUSIONES<br />
En la última período del movimiento de independencia Don Agustín de Iturbide<br />
dirigió el destino del movimiento para su propio beneficio, desde la elaboración y<br />
firma del Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba en donde es clara su<br />
influencia, pero no conforme con esto se dio la tarea de elegir a la Junta<br />
Provisional Gubernativa, que firmaron el acta de Independencia, además crea la<br />
Regencia en donde el era el Presidente. Así mismo dicta los requisitos que debe<br />
tener un diputado para el Congreso Constituyente. De la misma forma organiza<br />
junto con sus seguidores su ascenso al trono del imperio a través de ejercer<br />
presión al Congreso. Éste último lo desarticula cuando hay constantes protestas<br />
en su contra y crea la Junta <strong>Nacional</strong> Instituyente con diputados que lo favorecen,<br />
pero al momento que sus seguidores se sienten traicionados se levantan contra<br />
él; por ejemplo Santa Anna, quién junto con opositores al imperio le pondrán fin a
su Imperio, aun a pesar de que restableció al Congreso. Hoy en día, todavía hay<br />
mucho que escribir de nuestra historia y mucho mas hay que rescribir.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Alamán Lucas, Historia de México. Desde los primeros movimientos que<br />
prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente,<br />
5v., México, Editorial Jus, 1942.<br />
Archivo General de la Nación, México: Independencia y Soberanía, México,<br />
Secretaría Gobernación y Archivo General de la Nación, 1996, 195p.<br />
Clark Crook Castan, El Imperio Mexicano, México, en Historia de México Salvat.<br />
Colegio de Ciencias y Humanidades, Acta de Independencia del Imperio<br />
Mexicano, México, Junta Provisional Gobernativa, 28 de septiembre de<br />
1821, En Historia de México (siglo XIX), Documentos, s/f, 129 p.<br />
Guedea, Virginia, (coordinadora) La independencia de México y el proceso<br />
autonomista novohispano 1808-1824, México, instituto de Investigaciones<br />
doctor José María Luis Mora y <strong>Universidad</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>Autónoma</strong> de México,<br />
2001, 456p.<br />
Iturbide Agustín de, Manifiesto al mundo o sean apuntes para la historia, prólogo<br />
de Laura B. Suárez de la Torre, México, Fideicomiso Teixidor y Libros del<br />
Umbral, 2001, 133 p. documento 3 p.91. (Colección el Tule, Número 3).<br />
Torre Villar, Ernesto de la, Planes en la Nación Mexicana, México, Senado de la<br />
República y Colegio de México, 1987, Libro Uno.<br />
RESUMEN<br />
Al firmase la acta de independencia el 28 de septiembre de 1821, la dirección<br />
política del Imperio Mexicano era precaria, por la falta de una dirección política<br />
solida aún de que existía como respaldo el Plan de Iguala y los Tratados de<br />
Córdoba, en donde se establecía el tipo de gobierno y a quien se le propondría la<br />
corona del Imperio, pero cuando las cortes de España desconocen dichos<br />
documentos y la Independencia, Agustín de Iturbide que presidia la Regencia ve<br />
la oportunidad de ocupar el trono del Imperio. Iturbide y sus aliados apoyados por
el ejército propician un levantamiento popular en la capital para presionar a la<br />
Regencia y al Congreso para que lo nombraran como Emperador.<br />
El 21 de mayo de 1822 Iturbide es nombrado como Emperador y coronado<br />
posteriormente en la catedral metropolitana, pero su imperio duró tan solo ocho<br />
meses, como consecuencia de la inexperiencia para gobernar, las malas formas<br />
de administración en las finanzas publicas, los excesivos gastos de la corte, el<br />
desconocimiento al gobierno de Iturbide por los Estados Unidos, la perdida de<br />
Centroamérica, pero la punta de la llaga que le daría fin al Primer Imperio fue la<br />
confrontación con el Congreso, ya que Iturbide quiso implantar una monarquía<br />
absolutista.
CAUSALIDAD Y REVOLUCIÓN EN LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO<br />
Juan Manuel Romero García<br />
Cuando nos preguntan acerca de las causas de la independencia de México<br />
solemos indicar la desigualdad, la decadencia política de la monarquía española,<br />
el sacrificio económico de la Nueva España en favor de la Metrópoli, el<br />
despotismo gubernamental y la madurez o “mayoría de edad” de la Colonia.<br />
Además, agregamos las “influencias” externas, como el pensamiento ilustrado, la<br />
independencia de Angloamérica, la Revolución Francesa, la invasión<br />
napoleónica y algunos consideran también el liberalismo español. Sin embargo,<br />
un estudio más riguroso de las causas y su consecuente incorporación a nuestros<br />
programas de estudio impone la revisión de afirmaciones tradicionalmente<br />
aceptadas, pues bien miradas las cosas, la relación causal no es nunca<br />
mecánica ni evidente.<br />
Por principio de cuentas conviene hacer una distinción básica: la diferencia<br />
entre guerra y revolución de Independencia”. La divergencia es importante y sus<br />
implicaciones afectan el proceso explicativo, la amplitud en la delimitación del<br />
objeto de estudio y, desde luego, la periodización. Quien apreciara el proceso<br />
como una “guerra” ubicaría su inicio y fin entre 1810 y 1821; en cambio, quien lo<br />
viera como una revolución rastrearía orígenes y culminación en un periodo mucho<br />
más prolongado.<br />
La palabra “revolución” viene del latín revolutio y significa “giro”, “retorno”. Fuera<br />
del contexto de la mecánica y en su uso actual, el término caracteriza un tipo de<br />
transformación de naturaleza cualitativa, capaz de trastocar radicalmente el<br />
estatus ontológico de determinada realidad. 8<br />
Diversos autores se han pronunciado en favor del carácter revolucionario del<br />
proceso de Independencia de México. 9 La denominación parece correcta si<br />
tomamos en cuenta la radical modificación del orden socio-político, expresada en<br />
8<br />
Guy Rocher: “’Revolución’ en sociología”, en Introducción a la sociología general,<br />
Barcelona, Herder, 1979, pp. 636-637.<br />
9<br />
Además de los autores antes mencionados debe incluirse el trabajo de John Lynch,<br />
Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826, Barcelona, Ariel, 1976 y de Enrique Semo,<br />
Historia mexicana. Economía y lucha de Clases, México, Era, 1978.
la desaparición de la vieja burocracia y del gobierno monárquico dependiente, así<br />
como el establecimiento de las bases para la formación de un nuevo Estado<br />
nacional, aunque su consolidación pudo prolongarse hasta mediados del siglo<br />
XIX. Ello nos permitiría afirmar que el proceso de independencia no se reduce<br />
únicamente a la lucha armada, por más que ésta sea fundamental en sus<br />
resultados. 10 A continuación esbozo algunos ejemplos a modo de<br />
problematización.<br />
EL FACTOR POPULAR<br />
Una vez abierto el espectro del proceso de independencia, donde no<br />
sólo consideramos los asuntos inmediatos, se presenta el problema<br />
de cómo ubicar el inicio de la susodicha revolución. Diversos<br />
estudiosos, dentro de los que destacan David Brading, Brian Hamnett,<br />
Josefina Vázquez, Virginia Guedea y Eric Van Young, aconsejan<br />
situarnos aproximadamente en 1750. Precisamente con el incremento<br />
de la población novohispana, el arranque de un nuevo auge<br />
económico y el inicio de un grave deterioro en los niveles de vida de<br />
las masas populares. Según Eric Van Young, por ejemplo, a<br />
mediados del siglo XVIII terminó un largo ciclo de caída poblacional<br />
(1640-1750), que fue aprovechado por el capital con la formación de<br />
grandes conglomerados de trabajadores en una agricultura sin<br />
mejoras tecnológicas, cuyo crecimiento se sostuvo a costa del<br />
incremento en las jornadas de trabajo. 11<br />
Los bajos ingresos costearon la rentabilidad de la agricultura<br />
borbónica a gran escala, cuyo crecimiento fue capaz de abastecer a<br />
las ciudades, traduciéndose en inversión comercial y minera.<br />
Asimismo, influyó el crédito de la Iglesia a los terratenientes. Entre<br />
1750 y 1800, muchas haciendas duplicaron su valor mientras los<br />
salarios permanecían estables. Este proceso avanzó, las tierras<br />
sufrían desgaste y los niveles de vida de la gente del campo<br />
10 “la estrechez de límites ha llevado a que el proceso de emancipación haya sido<br />
abordado como un fenómeno aislado y no como parte de un proceso más amplio, el<br />
de la formación de un Estado nacional.” Virginia Guedea, “Introducción”, en La<br />
revolución de Independencia, p. IX-X.<br />
11 Eric Van Young, “La era de la paradoja: la agricultura mexicana a fines del periodo<br />
colonial (1750-1810)”, en La crisis del orden colonial. Estructura agraria y rebeliones populares de<br />
la Nueva España, 1750-1821, p. 22-23.
descendían. 12 Así, la segunda mitad del siglo XVIII presentó un<br />
considerable grado de expansión económica junto con la<br />
pauperización y la resistencia rural. Claro que infinidad de luchas<br />
campesinas sacudieron a lo largo del Virreinato y la pobreza fue<br />
condición necesaria pero no suficiente de la independencia. 13 Con<br />
todo, el proceso puede ser entendido, en parte al menos, como un<br />
movimiento agrario reivindicativo, capaz de ocupar tierras y aguas<br />
reclamadas desde siglos atrás. 14 Brian Hamnett juzga los<br />
movimientos de Hidalgo y Morelos básicamente como banderas<br />
rurales, lo que explica sus alcances y límites. 15 Hamnett también<br />
analiza otras dos fuentes que contribuyen a la formación de las<br />
huestes populares: los trabajadores de mina y los reclutamientos. En<br />
comparación con los trabajadores agrícolas, los mineros gozaban de<br />
un mejor ingreso. Sin embargo, la primacía comenzó a decaer cuando<br />
los operadores e inversionistas tuvieron mayor control sobre el<br />
proceso de producción, como efecto de las reformas borbónicas.<br />
Desde 1760 comenzó el deterioro en un sector tradicionalmente<br />
privilegiado que, por cierto, tenía periodos de desempleo cuando<br />
escaseaba el mercurio o el alimento. Las peores crisis mineras —y<br />
sus concomitantes movilizaciones— coincidieron con las crisis<br />
agrícolas de los años 1780, 1785-86 y 1809-10. 16<br />
Sin duda habrá quien afirme que la movilización popular por sí misma no<br />
constituye revolución pero, tendrá que reconocer que en la lucha independentista<br />
produjo características inéditas por la cantidad de personas involucradas, su<br />
extensión geográfica y su duración. 17<br />
12<br />
Ibidem., pp. 30-32.<br />
13<br />
“Es de interés hacer notar que los funcionarios coloniales españoles descubrieron<br />
con más de dos siglos de antelación un fenómeno sobre el que han llamado la<br />
atención los sociólogos contemporáneos: que los campesinos y en general los grupos<br />
populares difícilmente pueden por sí solos construir un movimiento social vasto,<br />
permanente y que represente un proyecto alterno de sociedad”. Felipe Castro. “El<br />
liderazgo en los movimientos populares de 1767-1767, en Organización y liderazgo en los<br />
movimientos populares novohispanos, p. 206.<br />
14<br />
Manuel Ferrer Muñoz y María Bono López, “Las etnias indígenas y el nacimiento de<br />
un Estado nacional en México”, en Virginia Guedea (coord.), La independencia y el proceso<br />
autonomista novohispano 1808-1824, p. 369.<br />
15<br />
Brian R. Hamnett, Raíces de la insurgencia en México. Historia regional 1750-1824, p. 67.<br />
16<br />
Ibidem., p. 117.<br />
17<br />
Eric Van Young, op. cit., p. 307
EL PENSAMIENTO RACIONALISTA Y LAS REFORMAS BORBÓNICAS<br />
Según François-Xavier Guerra, en la España peninsular el impacto de<br />
la Revolución Francesa fue inmediato: la proximidad geográfica, los<br />
vínculos comerciales, las migraciones y la presencia de importantes<br />
colonias francesas en algunas de las principales ciudades españolas,<br />
como Cádiz, fueron contundentes. 18 Mas la pregunta es qué tanto y<br />
cómo influyó en la Nueva España.<br />
Quizá el impacto decisivo de la Revolución Francesa y sus secuelas no vino<br />
estrictamente de una influencia digamos ejemplar; esto es, de la huella<br />
psicológica plasmada en la mente del grupo de “criollos resentidos” por las<br />
limitaciones impuestas por el gobierno ibérico. Aquí conviene recordar que<br />
simultáneamente a la Ilustración se gestaba, en el seno mismo del Imperio<br />
español, una revolución inspirada en el racionalismo; un racionalismo sui géneris<br />
tamizado por el catolicismo y el absolutismo.<br />
Las nuevas ideas se diseminaron también por las nuevas vías de comunicación<br />
pública —así las llama Guerra— como las tertulias, las academias, los gabinetes<br />
científicos y las sociedades económicas de amigos del país, promotores de la<br />
trasformación de la industria y el desarrollo de las ciencias. En el Imperio español<br />
la difusión formal fue obra de los jesuitas. Más tarde, el mismo principio apareció<br />
en las llamadas ciencias aplicadas, en los conocimientos prácticos, como la<br />
farmacia, la medicina, la geografía, las matemáticas, las industrias. Ello<br />
proporcionó no sólo una ilustración criolla, también la reforma de los planes de<br />
estudio de las universidades hispanoamericanas, el fomento de la educción en<br />
todos los niveles y finalmente el establecimiento en Nueva España de una serie<br />
de academias e instituciones de enseñanza extrauniversitaria y hasta científica. 19<br />
Estos valores, poco a poco nutrieron anhelos de autonomía tanto en la Península<br />
como en América, pero antes cuajaron en las Reformas Borbónicas cuyo impacto<br />
parece decisivo.<br />
18 François Xavier Guerra, Modernidad e independencia. p. 36- 37.<br />
19 Véase el trabajo colectivo Guerra, François-Xavier, y otros, Los espacios públicos en<br />
Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX, México, FCE, 1998.
Las Reformas Borbónicas no fueron un conjunto de normas orgánicas,<br />
alentadas por un mismo principio. Más bien obedecieron a los requerimientos de<br />
tres grandes etapas representadas por tres monarcas con necesidades<br />
diferentes. Buscaban remodelar la estructura del Estado bajo una nueva<br />
concepción: la autoridad suprema e incuestionable del soberano. La base era un<br />
racionalismo jerárquico que, como tal, nunca se había ejercido en el imperio<br />
español. Por tanto, la noción de “recuperar” el control de los territorios —<br />
expresión de la época— era, en buena medida, inapropiada. La relación<br />
soberanía-sociedad en tiempo de los Habsburgo había sido patrimonial, y ésta<br />
precisamente fue la que demandaron los miembros del Ayuntamiento de México<br />
en 1808. En cambio, en el reinado de Fernando VI (1746-1759), por ejemplo, el<br />
Conde de Aranda impulsó un nuevo tipo de contratación burocrática: recomendó<br />
para toda clase de empleos nombrar personas idóneas sin tomar en cuenta el<br />
origen racial y la extracción social. 20<br />
Por medio de la educación y la administración eficiente, las<br />
reformas proponían la modernización del Estado, el incremento de la<br />
productividad y la transformación de España. Ésas eran las<br />
enseñanzas de José de Campillo y Cossío y Pedro Rodríguez<br />
Campomanes. Enemigas del corporativismo, las reformas afectaron a<br />
la Iglesia y en especial al clero regular. Desde 1717 se prohibió la<br />
fundación de nuevos conventos; en 1734, la admisión de novicios por<br />
diez años y en 1754 la participación de las órdenes en la elaboración<br />
de testamentos. En 1767 se expulsó a los jesuitas de todo el Imperio,<br />
con la ayuda de cuerpos militares y sin chistar, a pesar de amplias<br />
manifestaciones de protesta. Los comerciantes del Consulado de la<br />
Ciudad de México fueron otra agrupación afectada. A partir de 1754<br />
se les arrebató el cobro de impuestos y sufrieron la apertura del<br />
comercio inter-colonial y la fundación de consulados en Veracruz,<br />
Guadalajara y Puebla. En cambio los militares y los mineros ricos, a<br />
pesar de constituir sociedades estamentales, fueron favorecidos. A<br />
los primeros porque debían garantizar la defensa de la Nueva España<br />
de un eventual ataque británico. A los segundos se les concedió el<br />
20 Horst Pietschmann, “En torno al protoliberalismo, Reformas Borbónicas y<br />
revolución. La Nueva España en el último tercio del siglo XVIII”, en La revolución de<br />
Independencia, p. 5.
Banco de Avío, el Tribunal de Minas y el Colegio de Minería. Tal<br />
apoyo tuvo el propósito de no interrumpir el envío de lo que se<br />
consideraba más valiosos de la colonia, su plata. Así lo refiere<br />
Alamán:<br />
Los mineros estaban declarados nobles, no podían ser presos por deudas, ni tampoco sus<br />
dependientes, guardando carcelería en las mismas minas o haciendas en que servían;<br />
gozaban de muchos otros privilegios y preferencias, y ellos, y sus hijos y descendientes,<br />
debían ser atendidos en la provisión de empleos políticos, militares y eclesiásticos de la<br />
América... Todas las materias primas e ingredientes necesarios para el laborío de las minas<br />
y beneficio de los metales, estaban libres de alcabala: el azogue se repartía a los mineros<br />
por el gobierno, en proporción de la plata que cada uno había sacado... 21<br />
La consabida expedición de Vales Reales se nutre de la misma concepción<br />
racionalista-colonizadora. Y aunque se aplicó en todo el Estado español, sus<br />
repercusiones no fueron igualmente perjudiciales. 22 Alamán sabía bien de la<br />
situación específica de la Nueva España, donde infinidad de fincas, talleres y<br />
minas tenían créditos cuyos contratos estaban “cumplidos”. El trato autoritario,<br />
claramente novedoso, evidenciaba el nuevo orden jerárquico responsable de<br />
sumir al novohispano a la condición de “obedecer y callar”. Según parece, Nueva<br />
España dejó de ser el virreinato estamentalmente constituido para convertirse en<br />
una colonia en el actual sentido de la palabra. Ésta es la fractura que con<br />
distintas miras y distintas estrategias las élites novohispanas intentaran primero<br />
reparar y después combatir. Al respecto Fray Servando Teresa de Mier sentenció:<br />
Así los Reyes, llamando siempre a las Indias estos nuestros reynos, de que toman título<br />
como los demás, no establecieron allí un gobierno de Consulado o Factorías, sino de<br />
Virreyes, Chancillerías, Audiencias y un Supremo Consejo de Indias, con los mismos<br />
honores y distinciones que el de Castilla; iguales establecimientos de Cabildos, Tribunales,<br />
<strong>Universidad</strong>es, Mitras; un Código de leyes particulares, que se substituyeron poco a poco. 23<br />
Ante eso, los novohispanos se preguntaban qué tan cerca estarían del<br />
racionalismo y de la Revolución Francesa. Los menos, seguramente, la<br />
21 Alamán, Historia de Méjico, t, I, p. 97-98.<br />
22 Josefina Zoraida Vázquez, “De la crisis monárquica a la Independencia (1808-<br />
1821), en Interpretaciones de la Independencia de México, p. 14.<br />
23 Servando Teresa de Mier, Historia de la revolución de Nueva España, Libro IV, p. 138.<br />
apud. en François Xavier Guerra, Modernidad e independencia. p. 82.
admiraron por años en silencio porque las mayorías la condenaban. Sin embargo,<br />
hubo coincidencias insospechadas desde finales del siglo XVIII que se hicieron<br />
más claras al paso de las décadas. Sin embargo, en 1813 Servando Teresa de<br />
Mier sentenció: “En la guerra de propaganda entre realistas e insurgentes que<br />
tendrá lugar en América, los enemigos se echan mutuamente en cara la<br />
acusación de ser partidarios de la Revolución Francesa y de su impiedad”. 24<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Alamán, Lucas, Historia de México. Desde los primeros movimientos que prepararon su<br />
independencia en el año de 1808 hasta la época presente, prólogo de Moisés<br />
González Navarro, 5 vols., México, Instituto Cultural Helénico, Fondo de<br />
Cultura Económica, 1985.<br />
Castro Gutiérrez, Felipe, Virginia Guedea y José Luis Mirafuentes Galván,<br />
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México, Instituto de Investigaciones Históricas, <strong>Universidad</strong> <strong>Nacional</strong><br />
<strong>Autónoma</strong> de México, 1992 (Serie Historia Novohispana, 47. Seminario de<br />
Rebeliones y Revoluciones en México).<br />
Domínguez, Jorge I., Insurrección o lealtad. La desintegración del Imperio español en<br />
América, trad. de Juan José Utrilla, México, Fondo de Cultura Económica,<br />
1985 (Sección de Obras de Historia).<br />
Ferrer Muñoz, Manuel y María Bono López, “Las etnias indígenas y el nacimiento<br />
de un Estado nacional en México”, en Virginia Guedea (coord.) La<br />
independencia y el proceso autonomista novohispano 1808-1824, México,<br />
<strong>Universidad</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>Autónoma</strong> de México, Instituto de Investigaciones<br />
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Estudios Mexicanos y Centroamericanos y Fondo de Cultura Económica,<br />
1998.<br />
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hispánicas, México, MAPFRE, Fondo de Cultura Económica, 1993 (Sección de<br />
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Hamnett, Brian R., Raíces de la insurgencia en México. Historia regional, 1750-1824,<br />
trad. de Agustín Bárcena, México, Fondo de Cultura Económica, 1990<br />
(Sección de Obras de Historia).<br />
24 Guerra, op. cit., p. 39.
Herrero Bervera, Carlos, Revuelta, rebelión y revolución en 1810, México, Centro de<br />
Estudios Históricos Internacionales, Miguel Ángel Porrúa, 2001.<br />
La revolución de Independencia, introducción, selección y notas de Virginia Guedea,<br />
México, El Colegio de México, 1995 (Lecturas de Historia Mexicana, 10).<br />
Lynch, John, Las revoluciones hispanoamericanas. 1808-1826. Barcelona, Ariel, 1985.<br />
Mier, Servando Teresa de, Historia de la revolución de Nueva España, edición<br />
facsimilar, con un estudio y anexos preparados por Manuel Calvillo, 2 vols.,<br />
México, Instituto Mexicano del Seguro Social, 1980.<br />
Pietschmann, Horst, “En torno al protoliberalismo, Reformas Borbónicas y<br />
revolución. La Nueva España en el último tercio del siglo XVIII”, en La<br />
revolución de Independencia, introducción, selección y notas de Virginia<br />
Guedea, México, El Colegio de México, 1995 (Lecturas de Historia Mexicana,<br />
10), pp. 1-39.<br />
Van Young, Eric, La crisis del orden colonial. Estructura agraria y rebeliones populares<br />
de la Nueva España, 1750-1821, trad. de Adriana Sandoval, Madrid, Alianza<br />
Editorial, 1992.<br />
Vázquez, Josefina Zoraida, (coord.), Interpretaciones de la Independencia de México,<br />
México, Nueva Imagen, 1997.
Ponencia:<br />
Modas e ideología en el proceso de independencia de la Nueva España<br />
Ponente: Atzín Julieta Pérez Monroy<br />
COLEGIO DE HISTORIA<br />
Plantel 8 “Miguel E. Schulz”<br />
2009<br />
Las modas, a pesar de su relación con el ámbito de la frivolidad, constituyen<br />
un objeto de estudio nada deleznable para el historiador. Un análisis amplio y<br />
profundo revela que las modas han sido un fenómeno significativo en la cultura<br />
urbana de las sociedades modernas. Las modas forman parte de la cultura de<br />
masas y expresan diversas identidades que cohesionan o distinguen en<br />
cuestiones de género, de nacionalidad, de clase social, de grupo étnico, de<br />
partido político, etc. Asimismo, revelan gustos estéticos de determinadas épocas,<br />
sociedades, grupos, así como formas de pensamiento. Sin embargo, poco se han<br />
estudiado en el campo de la historiografía en México. Siendo las<br />
conmemoraciones un tiempo oportuno para revisar, deconstruir, reconstruir o<br />
ampliar el conocimiento sobre los hechos y procesos históricos, a continuación se<br />
presentarán los resultados de una investigación ―parte de mi tesis doctoral―<br />
acerca de las manifestaciones ideológicos que en torno a los trajes y las modas<br />
surgieron en el contexto de la independencia.<br />
Primeramente es menester definir las tendencias principales de las modas de<br />
aquella época. Se advierte una influencia de Francia hacia España y de ésta a<br />
Nueva España. En las dos últimas décadas del siglo XVIII había surgido en<br />
Francia la moda neoclásica, que se relaciona con la Revolución francesa, pues<br />
los revolucionarios se identificaron con estilos de la antigüedad grecorromana,<br />
que adoptaron en un intento por diferenciarse de los trajes rococó que<br />
identificaban a la nobleza. Hubo dos prendas novedosas en esa época, para las<br />
mujeres la robe en chemise, conocida más tarde en los lugares de habla hispana<br />
como vestido imperio o túnico, y en los varones el pantalón, prenda de los
evolucionarios sans culottes, que sustituía al aristocrático calzón y que cubría las<br />
piernas masculinas después de siglos de haberse exhibido. Las siluetas<br />
adquirieron verticalidad a semejanza de columnas clásicas y la belleza se buscó<br />
en la sencillez. En España se adoptaron estas modas, lo cual se aprecia en el<br />
soberbio cuadro de Goya de la familia de Carlos IV. En la Nueva España se<br />
observan en el retrato de la familia del virrey Iturrigaray y en el uniforme militar de<br />
patriota de 1813 –ambos de autores anónimos. Cuando Francisco Javier<br />
Venegas llegó a la Nueva España a ocupar el cargo de virrey en 1810, un<br />
pasquín lo describía con sátira: “de patilla y pantalón, hechura de Napoleón”. 25<br />
Esto significa que dicha prenda aún se consideraba novedosa y que el principal<br />
modelo era Napoleón, acérrimo enemigo de España y sus posesiones en aquel<br />
tiempo.<br />
Los conceptos que en el periodo se manejaban acerca de la moda permiten<br />
comprender las posturas ideológicas. La moda se planteaba como un “modo” y<br />
no sólo de vestir, sino de hablar, bailar y hasta de hacer ciencia. Así lo establece<br />
Joaquín Fernández de Lizardi en El Pensador Mexicano (1813). 26 Es decir,<br />
reconoce que hay modas en diversas actividades humanas y no sólo en el vestir.<br />
Asimismo, el escritor se refiere al “imperio de la moda”, esto es, que ejerce<br />
dominio sobre todas las cosas, en todas las partes (sobre todo en Europa) y<br />
sobre todas las personas, sin importar edad o condición social. 27 En pocas<br />
palabras, se ve como un fenómeno totalizador y hegemónico.<br />
Fernández de Lizardi observa una lucha generacional a través de las modas. Los<br />
viejos, señala, critican las novedades y los jóvenes las defienden, pero el escritor<br />
recuerda a los viejos que ellos mismos vivían aferrados a otras modas, las de<br />
tiempos pasados, que en algún momento también fueron novedades. 28<br />
25<br />
Luís González Obregón. La vida en México en 1810. México, Stylo, 1943, p. 164.<br />
26<br />
El Pensador Mexicano, Suplemento al t. II, 25 de octubre de 1813, p. 317, en<br />
Obras III. Periódicos.México, <strong>UNAM</strong>, 1968.<br />
27<br />
Ibid., p. 317. Algunos autores contemporáneos, como Gilles Lipovetsky estudian la<br />
moda, como fenómeno dominante en la cultura. Vid: El imperio de lo efímero. La<br />
moda y su destino en las sociedades modernas. Barcelona, Anagrama, 1990, p. 9.<br />
28<br />
El Pensador Mexicano, op. cit., pp. 317-318.
Lo anterior no significa que Fernández de Lizardi se erigiera en apologista de las<br />
modas, pues distinguía las “útiles” de las “indiferentes” y de las “malas”. Las<br />
“útiles” debían adoptarse, v. gr. el pantalón debido a su comodidad. En este punto<br />
se advierte la influencia de la Ilustración, en especial las ideas de Rousseau en El<br />
Emilio, respecto a las ventajas de un traje cómodo. Las “indiferentes” podían o no<br />
ser adoptadas. Y, en cuanto a las “malas”, debían evitarse como los vestidos<br />
escotados, esto por su “profanidad”. 29 Y no es que una prenda le pareciera por sí<br />
misma virtuosa, pues en su opinión, “el hábito no hace al monje”, 30 sino que se<br />
debía evitar el abuso de las modas. En este punto difiere de la mayoría de sus<br />
contemporáneos para quienes el traje reflejaba la calidad moral de la gente.<br />
Durante las primeras dos décadas del siglo XIX se dirigen desde la prensa voces<br />
de censura hacia las modas. Se les juzgaba como fenómeno perjudicial que<br />
causaba gastos superfluos, rivalidades y en consecuencia envidias. Las modas,<br />
decían los detractores, están sujetas a meros caprichos y algunas se ven<br />
ridículas. El blanco favorito de las críticas eran las mujeres, a quienes se atribuían<br />
los males porque se les considera subordinadas a los placeres del arreglo, los<br />
adornos y el lujo, en detrimento de sus deberes. A continuación analizaré el tema<br />
de las modas en relación con la invasión napoleónica a España y el movimiento<br />
de independencia de la Nueva España.<br />
En una carta pastoral de 1808, el obispo de Cádiz se refiere a la ausencia de<br />
Fernando VII y a la búsqueda de posibles soluciones para enfrentar la crisis<br />
política. Una de ellas era un edicto de la Suprema Junta de Gobierno que<br />
establecía una reforma de las costumbres, consistente en el ejercicio de las<br />
virtudes cristianas: humildad, fervor, caridad, paz, así como la modestia de los<br />
trajes. Para apoyar el edicto, el ministro religioso predicaba la abstinencia de<br />
“desnudeces provocativas”, “desmedido lujo” y “vanidades desenvueltas”. De<br />
acuerdo con su interpretación los problemas por los que atravesaba España eran<br />
29<br />
La Quijotita y su prima. México, Porrúa, 1990 (Sepan Cuántos, 71), p. 74.<br />
30<br />
Ibid., p. 15.
esultado de la ira de Dios, debido a los excesos, entre ellos, los de las modas,<br />
seguramente aludiendo a los túnicos de las señoras. 31<br />
En el mismo año y a propósito de la invasión napoleónica, el obispo de Nueva<br />
España, Francisco Javier Lizana, publicó la Instrucción pastoral sobre la<br />
costumbre de llevar las señoras el pecho y brazos desnudos, en el que censura la<br />
introducción de las más recientes modas francesas a Nueva España. En especial<br />
se refiere al túnico, que dejaba a la vista parte de los senos y a veces los brazos.<br />
Pero Lizana no deja de lado una prenda masculina que desde su óptica resultaba<br />
pecaminosa, porque excitaba a las mujeres, el pantalón ajustado, una novedad<br />
de la época.<br />
Antes de la invasión napoleónica ya se habían manifestado posturas de repudio a<br />
las modas francesas, desde el punto de vista moral. En 1807, un artículo del<br />
Diario de México, titulado “Origen detestable y horroroso de algunas de las<br />
modas actuales, sacado de la historia de la revolución francesa”, refiere que<br />
durante el gobierno del Directorio el túnico empezó a usarse por las nuevas<br />
“Frinés” y “Aspasias”, con el propósito de lograr el efecto de transparencia, que se<br />
observa en los vestidos de las antiguas esculturas clásicas. En el caso de los<br />
varones, señala el mismo artículo, llevaban el peinado a la Tito, las corbatas<br />
subidas hasta el cuello y los “calzones largos de marinero” ―léase pantalón―,<br />
modas que a juicio del autor son tan “ridículas como indecentes”, con un origen<br />
“impuro y maligno”. Se refiere, sin duda a las modas de las merveilleuses y los<br />
incroyables. Pero el autor termina siendo inconsistente al hacer concesiones a las<br />
modas francesas, no importa que se usen, siempre y cuando “no corrompan las<br />
costumbres”. 32<br />
Por su parte, el obispo Lizana, en la citada Instrucción de 1808, no sólo aborda la<br />
cuestión de las modas francesas en relación con la invasión napoleónica desde la<br />
perspectiva de la moral cristiana, sino que toca aspectos económicos. El obispo<br />
intenta demostrar que el consumo de manufacturas francesas traía beneficios<br />
31<br />
Diario de México, t. 9, No. 1098, 2 de octubre de 1808, pp. 383-386.<br />
32<br />
Ibid., t. 6, No. 634, 25 de junio de 1807, pp. 222-224 y No. 635, 26 de junio de<br />
1807, pp. 226-228.
comerciales sólo a ese país. En otras palabras, quien usaba modas francesas<br />
simplemente favorecía la economía del enemigo.<br />
La invasión napoleónica propició una revisión crítica de la influencia de la cultura<br />
francesa en el mundo hispano. En un artículo de 1809, hay un lamento por la<br />
“deplorable amistad” que hubo en el pasado con los franceses, ya que sus modas<br />
habían generado la corrupción de costumbres: “se comía a la francesa, se bebía<br />
a la francesa, se dormía a la francesa, se vestía a la francesa, se hablaba a la<br />
francesa”. 33 Por su parte, en el periódico El Hablador de la Habana, en 1811, se<br />
reprochaba a los franceses el haber destrozado los lazos de amistad con España<br />
y el autor concluía que por ese motivo se habían hecho merecedores de odio.<br />
Ante la situación se proponen nuevas leyes que abolieran no sólo los vestidos a<br />
la francesa ―se entiende que en España y sus posesiones― sino incluso las<br />
palabras de origen francés que aparecían en los diccionarios castellanos. En esta<br />
exclusión se considera también el pan francés, el vino de Burdeos y los encajes<br />
de Flandes, de modo que en adelante sólo debía consumirse comida, bebidas y<br />
vestidos españoles. 34 Como se ve, la guerra contra Francia se pretendía extender<br />
al campo de las costumbres.<br />
En abril de 1815 aparecen maldiciones no sólo hacia los productos franceses,<br />
sino hacia sus consumidores, que son vistos como traidores:<br />
Maldito sea el español, perezca el atrevido que intentase coligarse con<br />
ningún francés, o recibir algunas de sus modas, fuese en vestidos,<br />
literatura o sistemas: guerra eterna contra la Francia y todas las<br />
producciones francesas, tanto materiales como espirituales. 35<br />
A primera vista sorprende esta postura si se considera que los franceses ya<br />
habían desocupado España y Fernando VII había regresado a ocupar el trono.<br />
Sin embargo, es posible que el encono reflejara un temor debido a que Napoleón<br />
acababa de recuperar el poder en Francia hacía un mes, en lo que se conoce<br />
como el gobierno de los cien días, por lo que se convertía nuevamente en una<br />
amenaza.<br />
33<br />
Ibid., t. 10, No. 1257, 11 de marzo de 1809, pp. 286-288.<br />
34<br />
Artículo citado en el Diario de México, t. 15, No. 1980, 5 de mayo de 1811, pp.<br />
258-260.<br />
35<br />
Diario de México, 2ª época, t. 5, No. 99, 9 de abril de 1815, pp. 1-2.
Por otro lado, cuando se inició el movimiento armado de independencia en Nueva<br />
España, sabemos que el suceso no se registró en la prensa durante los primeros<br />
días y fue el dos de octubre de 1810, cuando se publicó el bando que daba<br />
noticia del levantamiento y ofrecía diez mil pesos de recompensa a quien<br />
entregara a Hidalgo, Allende y Aldama. 36 Las noticias a partir de entonces fueron<br />
constantes. En diciembre de 1811, cuando los primeros líderes ya habían muerto,<br />
se publicó un diálogo imaginario entre dos mujeres y una de ellas expresa su total<br />
convencimiento de que la guerra de independencia en Nueva España, se debía al<br />
exceso de pecados y que las mujeres eran culpables por usar trajes tan<br />
provocativos. 37 Desde esta perspectiva, la crisis política del virreinato tenía<br />
relación con la falta de cumplimiento de la moral cristiana y se<br />
sobredimensionaba el papel de las mujeres en el relajamiento de costumbres. En<br />
éste como en otros artículos se hacían llamados para moderar el uso de los<br />
trajes novedosos.<br />
En los años siguientes se produjo una distinción entre las mujeres que apoyaban<br />
la causa insurgente y las que estaban del lado realista. Las prendas de vestir se<br />
convirtieron en símbolo de uno u otro bando. La saya o enagua exterior, prenda<br />
tradicional que se usaba entre los sectores populares distinguía a las insurgentes,<br />
mientras que el túnico era símbolo de las realistas, o sea, las damas españolas<br />
que seguían las modas francesas. En 1814 circuló en Nueva España un papel<br />
con un corrido, que convocaba a las americanas a unirse a la causa de<br />
Morelos. 38 En la cabeza del documento hay una imagen con dos mujeres que se<br />
enfrentan entre sí. La que porta el traje compuesto por camisa, saya y un<br />
sombrero adornado con una pluma, es la insurgente; la realista, llevaba un túnico<br />
escotado con un sombrero estilo napoleónico (el bicornio). Además de símbolo<br />
político, las enaguas tenían un incipiente sentido de nacionalidad frente al túnico<br />
que representaba lo extranjero, ya fuera español o francés.<br />
36 Ibid., No. 1826, 2 de octubre de 1810, pp. 374-375.<br />
37 Ibid., t. 15, No. 2275, 25 de diciembre de 1811, pp. 715-716.<br />
38 Corrido reproducido en Guadalupe Jiménez Codinach, México, su tiempo de nacer<br />
1750-1821. México, Fomento Cultural Banamex, 1997, p. 167.
El conflicto entre el túnico y la saya, lo observaba Fernández de Lizardi desde<br />
una óptica moralista, no política. Señalaba que no era más deseable un traje que<br />
el otro, sino que el asunto dependía de sus características intrínsecas. Opinaba<br />
que un túnico sin escote, con manga larga y que llegara a los tobillos, era digno<br />
de llevarse no sólo en un convento, sino hasta en un altar de santos; en cambio si<br />
unas enaguas llevaban adornos vistosos como lentejuelas y listones y eran tan<br />
cortas como hasta la mitad de la pierna, había que inclinarse por el túnico<br />
modesto. 39 ¿Qué diría nuestro escritor si supiera que las enaguas adornadas y<br />
relativamente cortas se harían populares en el siglo XIX, en el traje de china<br />
poblana y posteriormente se convertirían en uno de los símbolos nacionales?<br />
El nacionalismo mexicano se gestó a lo largo del siglo XIX y se expresó tanto en<br />
escrituras como en imágenes. El antecedente inmediato es la valoración que los<br />
criollos ilustrados hicieron de lo propio. Una manifestación se dio en 1808 con el<br />
anuncio de la venta de estampas de lugares y personajes “nacionales”:<br />
Un sujeto que se halla en esta capital tiene una colección de las<br />
principales vistas de ella, que contienen sus mejores edificios, paseos,<br />
plazuelas, garitas, sus santuarios y pueblos inmediatos, como los<br />
Remedios, San Agustín de las Cuevas, etc. Igualmente comprende esta<br />
colección los trajes nacionales que caracterizan a los indios, a los<br />
vendedores, y a otros individuos, de modo que podrán formarse uno o<br />
más tomos con estas estampas, que a más de la diversión,<br />
proporcionarían la instrucción y conocimientos de los que distantes de<br />
esta capital o fuera del Reino desean con ansia noticias ciertas e<br />
individuales de ella… 40<br />
No se sabe qué tanto llegaron a circular, pero el silencio posterior de la prensa<br />
indica la posibilidad de que las estampas no tuvieran una amplia difusión. Sin<br />
embargo, el solo hecho de anunciarlas indica el interés surgido en algunos<br />
círculos ilustrados por mostrar lugares, tipos sociales y trajes típicos de la capital<br />
de la Nueva España y sus alrededores. Se revela asimismo que las intenciones<br />
eran no sólo recreativas sino didácticas, como medio para aprender y adquirir<br />
conciencia de lo que había en este territorio.<br />
En conclusión, las modas procedentes de Francia se criticaron desde dos<br />
enfoques, que se vinculaban en el campo de las ideas; una, la de la moral<br />
39 El Pensador Mexicano, Suplemento al t. II, 25 de octubre de 1813, pp. 317-318.<br />
40 El Diario de México, t. 8, No. 921, 7 de abril de 1808, pp. 291-292. También se<br />
anunciaron en Gazetas de México, vol. XV, No. 33, 20 de abril de 1808, p. 268.
cristiana y otra, la de la política. Las modas neoclásicas se relacionaron con el<br />
pecado tanto en varones como en mujeres, si bien estas últimas se veían como<br />
las principales culpables. En el aspecto político se advierten dos procesos, el<br />
primero cuando en la Nueva España lo francés se veía como enemigo por los<br />
sucesos en España y, segundo, durante el movimiento de independencia, en que<br />
tanto lo francés como lo español se consideró extranjero. Las modas en este<br />
sentido se consideraban ajenas a los usos de esta tierra, lo que revela una<br />
incipiente conciencia nacional. Sin embargo cabe recordar que las modas<br />
francesas se impusieron aun después de la independencia.<br />
RESUMEN<br />
El presente trabajo aborda el tema del bicentenario de la independencia<br />
analizando la ideología en relación con las modas francesas que predominaban<br />
en la época. Primeramente se expone la concepción que en el periodo estudiado<br />
se tenía acerca de la moda como fenómeno social y cultural. Posteriormente se<br />
analizan las interpretaciones que surgen en torno a las modas durante la invasión<br />
napoleónica a España y en el proceso de la guerra de independencia de la Nueva<br />
España. El asunto se aborda tanto desde la perspectiva política como de la moral<br />
cristiana. Durante el periodo se aprecia una crisis de valores, la búsqueda de<br />
culpables y entre ellos, la mujer llevaba la delantera. Igualmente se explica cómo<br />
los trajes se convirtieron en símbolos de los grupos políticos en pugna y cómo se<br />
comenzó a buscar en el vestido, entre otras cosas, una identidad nacional.
Lilia Vieyra Sánchez<br />
Escuela <strong>Nacional</strong> Preparatoria<br />
Plantel no. 1<br />
“Gabino Barreda”<br />
Los festejos cívicos septembrinos una calamidad para<br />
los españoles decimonónicos en México<br />
La celebración de la independencia nacional en el siglo XIX fue un<br />
acontecimiento de algarabía para los mexicanos. Sin embargo, para los<br />
peninsulares esta conmemoración representó un gran pesar, no sólo porque el 15<br />
de septiembre de 1810 fue la fecha en que inició un proceso de liberación que<br />
marcó para España la perdida de una de sus más importantes colonias, sino<br />
también porque esta festividad cívica cobró un carácter violento en contra de los<br />
españoles residentes en la República Mexicana, que vieron amenazada su<br />
integridad física así como sus bienes y propiedades.<br />
Las siguientes líneas tienen objetivo dar a conocer la reacción que el<br />
periódico La Colonia Española, editado en la ciudad de México de 1873 a 1879,<br />
tuvo ante esta fiesta nacional. Las acciones que Adolfo Llanos y Alcaraz, editor,<br />
propietario, redactor e impresor de ese periódico, llevó a cabo para erradicar<br />
estas prácticas que afectaban a sus connacionales en nuestro país. Así como<br />
mostrar los puntos de vista que sobre este tema tuvo la prensa mexicana<br />
decimonónica, en particular la de carácter liberal.<br />
La Colonia Española<br />
El periódico que da título a este párrafo fue establecido en 1873 por<br />
Telésforo García y Adolfo Llanos. Ambos eran emigrados españoles residentes<br />
en la capital de la República Mexicana. Por esas fechas, García ya tenía varios<br />
años de vivir en nuestro país, sin embargo Llanos había ingresado a él en julio de<br />
aquel año. Adolfo, al igual que otros emigrados peninsulares, traía cartas de<br />
recomendación para Anselmo de la Portilla y para Telésforo. Tanto De la Portilla<br />
como García le abrieron las puertas de las actividades en las que ellos se<br />
desempeñaban con éxito. Don Anselmo le ofreció las columnas de La Iberia,
diario que redactaba desde el 18 de septiembre de 1867, y lo presentó con los<br />
editores de periódicos nacionales para que le permitieran colaborar en sus<br />
publicaciones y obtener ingresos económicos necesarios para sufragar su<br />
estancia en nuestro país. Por su parte, García lo relacionó con el cuerpo directivo<br />
del Casino Español al que Llanos le propuso una serie de actividades culturales<br />
para mantener la unidad hispana en estas tierras.<br />
Por otra parte, García solicitó a Adolfo que lo apoyara en el proyecto<br />
periodístico que pensaba realizar una vez que adquiriera el diario La Iberia, que<br />
De la Portilla le vendería a Telésforo. La operación de compra-venta entre García<br />
y Anselmo se hallaba avanzada, no obstante en el último momento De la Portilla<br />
se arrepintió porque no quería desprenderse del periódico que había redactado<br />
por más de un lustro. García mostró su desilusión por la actitud de Anselmo y<br />
Llanos le aconsejó que si el dueño de La Iberia no quería venderla que García<br />
fundara su propio periódico. Además, Adolfo le ofreció su ayuda en la redacción<br />
de la seriada. De esta manera el 6 de octubre de 1873 circuló el primer número<br />
de La Colonia Española.<br />
La línea editorial de este bisemanario tenía como objetivo defender a<br />
España y los intereses de los españoles en México. Llanos consideró que uno de<br />
los reclamos urgentes que requerían solución era evitar que los días 15 y 16 de<br />
septiembre los peninsulares sufrieran daños. Las páginas de este periódico<br />
dieron a conocer los actos hostiles en contra de los españoles que se registraban<br />
esos días tanto en la ciudad de México como en el interior de la República<br />
Mexicana. Los ataques eran protagonizados por hombres alcoholizados que<br />
lanzaban insultos a España y mueras a los españoles, acompañados de golpes y<br />
pedradas dirigidos a comercios de peninsulares.<br />
Adolfo demandó a las autoridades mexicanas que tomaran las medidas<br />
necesarias e impidieran esta situación. Recomendó a Sebastián Lerdo de Tejada<br />
que solicitara a las autoridades de los estados que frenaran estos actos violentos<br />
porque de otra manera nuestro país gozaría de descrédito en el extranjero. Con<br />
esta medida, Llanos trató de presionar a Lerdo, quien tenía gran interés en<br />
fomentar la colonización europea en México, para que solucionara la situación.
Sin embargo el presidente mexicano no tomó en cuenta la solicitud de Adolfo<br />
porque para él era fundamental atraer la entrada de europeos, pero los de<br />
nacionalidad española no eran su prioridad, sino los alemanes. Ante esta postura<br />
Llanos aseguró que la inmigración hispana era las más favorable a la República<br />
Mexicana por el idioma, las costumbres y el pasado histórico en común. Adolfo<br />
enfatizó que los peninsulares que se establecían en el país se casaban con<br />
mexicanas y formaban una familia que se asimilaba a esta tierra en la que<br />
invertían su capital. México era la patria adoptiva de los españoles, ellos también<br />
eran sus hijos y por lo tanto merecían respeto y buen trato. Anotó que un pueblo<br />
podía celebrar su independencia e insultar a sus enemigos, pero los españoles<br />
no eran adversarios de los mexicanos. Llanos consideró que tanto para España<br />
como para México Estados Unidos era un peligro, por ello era preciso que<br />
mexicanos y españoles se unieran en contra del avance imperialista<br />
estadounidense.<br />
Lerdo estaba en desacuerdo con las ideas de Llanos porque consideraba<br />
que la etapa colonial era un lastre para el país e inclusive la veía como una de las<br />
razones del atraso económico y cultural de los mexicanos. Para Lerdo la libertad<br />
de cultos era uno de los mayores logros de su administración que le permitía<br />
ofrecer a los extranjeros un derecho constitucional. Esta medida corroboraba que<br />
para Lerdo era fundamental el ingreso al país de personas de otras<br />
nacionalidades que no profesaran la religión católica.<br />
La literatura como un lazo de unión entre mexicanos y españoles<br />
Las páginas de La Colonia Española sirvieron para que Adolfo analizara y<br />
criticara los discursos cívicos y las poesías pronunciados el 15 y 16 de<br />
septiembre en diversas plazas públicas tanto en la capital de la República<br />
Mexicana como en el interior del país. Llanos convocó, el 16 de junio de 1876, a<br />
los escritores nacionales a participar en un certamen literario en el que se<br />
premiaría a la mejor composición inspirada en enaltecer el nombre de Hernán<br />
Cortés. Los resultados del concurso se darían a conocer el 16 de septiembre de<br />
aquel año, día en que también se publicarían las poesías triunfadoras. El objetivo
de este evento era fraternizar a mexicanos y españoles en un día significativo<br />
para las dos nacionalidades. Ese día los periódicos mexicanos cantaban loas a<br />
Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, amén de otros héroes de<br />
la independencia. El redactor de La Colonia Española evaluó que hacía falta que<br />
se hablara de Cortés, como un personaje indiscutible en la conformación<br />
nacional. Llanos consideraba que los mexicanos tenían elementos culturales que<br />
los ligaban tanto al pasado prehispánico como a la herencia española. Valoró que<br />
esta última tenía más peso en la identidad cultural de los mexicanos porque el<br />
idioma con el que se comunicaban era el castellano y no el náhuatl, su religión<br />
establecía la creencia en un solo dios y no la infinidad de deidades prehispánicas.<br />
El certamen literario se verificó de acuerdo a las bases establecidas. Se<br />
presentaron 5 trabajos de los cuales se seleccionaron el primero y segundo<br />
lugares; que fueron ocupados por José Peón y Contreras y Agapito Silva,<br />
respectivamente.<br />
Los periódicos mexicanos a favor y en contra de La Colonia Española<br />
Los diarios nacionales mostraron puntos de vista distintos sobre las<br />
demandas de Llanos. Unos se pronunciaron favorables a su solicitud y otros<br />
consideraron que perjudicaban las relaciones entre México y España. Los<br />
periodistas mexicanos reclamaron a Adolfo que su conducta y actividad<br />
periodística fuera distinta a la de don Anselmo, hombre al que veían como el<br />
artífice de una relación armoniosa entre mexicanos y españoles. La prensa<br />
mexicana consideraba que Llanos abría heridas que se pensaba que ya estaban<br />
cerradas y que atacaba a los héroes nacionales.<br />
Los escritores se mostraron adversos al concurso literario convocado por<br />
Llanos. La prensa liberal aventuró que no tendría una respuesta masiva y que los<br />
únicos poetas que participarían eran los de ideología conservadora. Además,<br />
recriminaron a Adolfo que eligiera el 16 de septiembre para dar a conocer que en<br />
México Cortés inspiraba bellas letras, amén de que era un acto provocador<br />
porque ese día México celebraba su triunfo sobre España.
Cuando se dieron a conocer los resultados del certamen, los periodistas<br />
liberales anotaron que las poesías en honor a Cortés eran notables, pero<br />
lamentaron que las escribieran vates mexicanos. Gustavo Baz, colaborador de la<br />
Revista Universal, anotó que Peón y Silva debían emplear su inspiración para<br />
difundir la vida de los indios. Llanos respondió a este tipo de apreciaciones que el<br />
afecto que los liberales manifestaban por el indígena debía canalizarse de otra<br />
manera; tratándolos bien y otorgándoles las libertades constitucionales que<br />
merecían y de las que no gozaban. Adolfo dijo a Baz: “No está bien que vociferes<br />
contra Hernán Cortés mientras te llames Gustavo Baz, use levita, masques pate<br />
foie en el tívoli y comas con cuchara”. 41<br />
Llanos lamentó que los escritores liberales forjaran un discurso en contra<br />
del pasado virreinal y el legado español, pues de esta manera creaban entre la<br />
sociedad mexicana una visión hispanófoba que incidía en el trato que los estratos<br />
populares daban a los abarroteros, cantineros, prestamistas y otras actividades<br />
comerciales desempeñadas por los hijos de España en México. Vale la pena<br />
anotar que tanto los argumentos de Llanos para rebatir los discursos patrióticos<br />
septembrinos como el concurso literario que estableció generaron una intensa<br />
polémica periodística que deja ver el concepto de nacionalidad que se tenía en<br />
nuestro país en la década de 1870. Evidencia también las relaciones entre el<br />
gobierno lerdista con los empresarios peninsulares adscritos al Casino Español,<br />
que respaldaban al periódico La Colonia Española.<br />
Luego de cinco años de combatir las poesías cívicas y los discursos<br />
septembrinos, en 1878 Llanos mostró su satisfacción porque había logrado que<br />
los mexicanos dejaran a un lado su actitud patriotera, que negaba y atacaba que<br />
la herencia hispana los conformaba culturalmente, y adoptaran un patriotismo<br />
responsable, consiente de que para ensalzar a México no tenían que atacar a<br />
España. Adolfo aseguró que sus esfuerzos en la redacción de La Colonia<br />
Española daban resultado y eran la mejor forma de lograr el respeto que los<br />
41 Llanos también le recordó a Baz que entre sus producciones literarias tenía un<br />
drama titulado Celos de mujer en donde sus personajes decían cuestiones sobre los<br />
indígenas contrarias a lo que predicaba Gustavo La Colonia Española, año 3, no.<br />
135 (22 sep. 1876), p. 2.
españoles merecían en esta tierra. Este aspecto lo llevó a enfatizar la postura de<br />
un sector del Casino Español que deseaba ser la institución encargada de<br />
nombrar al representante de España en la República Mexicana. Los empresarios,<br />
miembros de dicha organización, estaban seguros que un comerciante peninsular<br />
representaría mejor los intereses de los españoles en México que el ministro<br />
nombrado por la corona. Esta declaración propició que Emilio Muruaga, ministro<br />
español plenipotenciario en nuestro país, se uniera con el presidente Porfirio Díaz<br />
para conjuntar acciones e impedir que los empresarios peninsulares agrupados<br />
en el Casino Español lograran sus objetivos.<br />
Epílogo<br />
A finales de mayo de 1879 Adolfo Llanos y Alcaraz fue expulsado de la<br />
República Mexicana, el gobierno de Díaz le aplicó el artículo 33 de la<br />
Constitución, bajo el argumento de que era un extranjero pernicioso. Las<br />
postrimerías del siglo XIX no registraron un cambio de actitud de los mexicanos<br />
con los españoles, los días 15 y 16 de septiembre se manifestaron actos hostiles<br />
en contra de los hijos de España en México. Los peninsulares que protestaron<br />
ante esta situación recibieron la advertencia de que este tipo de reclamos ya los<br />
había ventilado años atrás Llanos, quien redactó artículos polémicos sobre<br />
nuestro país y sus habitantes, mismos que sumados a otros motivos fueron<br />
suficiente para desterrarlo de la nación.<br />
Durante el porfiriato algunos escritores mexicanos que mostraban una<br />
actitud hispanófila reconocieron la trascendencia de Cortés como el forjador de la<br />
identidad nacional. Francisco Cosmes señaló, en 1894, al igual que lo había<br />
hecho Llanos, casi dos décadas atrás, que el conquistador español era el padre<br />
de la patria y no Miguel Hidalgo y Costilla como pregonaba la historia oficial.
LIC. MA. EUGENIA SILVA GARCÉS<br />
E.N.P. No. 2 ERASMO CASTELLANOS QUINTO,<br />
Junio, 2009<br />
ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD<br />
DURANTE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN MÉXICO.<br />
El presente trabajo pretende ahondar un poco sobre la abolición de la<br />
esclavitud en México. Sobre este tema no hay muchos estudios,<br />
sobre todo que aclaren las condiciones en que se encontraban los<br />
esclavos antes de la independencia, ni su participación durante la<br />
misma ni mucho menos qué sucedió con ellos después de que se<br />
consumó. En los bandos y decretos elaborados por los insurgentes y<br />
posteriormente en el México independiente se defendía la propiedad<br />
a ultranza entonces, ¿cómo abolir la esclavitud si estaba afectando la<br />
propiedad de la clase europea y criolla?<br />
El sistema esclavista consiste en “la condición de un individuo sobre<br />
el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos<br />
de ellos” esto es, un individuo se apropia de otro y tiene el derecho de<br />
vida o muerte sobre él sin embargo, al mismo tiempo se busca la<br />
manera de dar la libertad. Es lógico pensar que si no se daba una<br />
alternativa, una esperanza de libertad al hombre esclavo, éste<br />
siempre buscaría la forma de escapar o de rebelarse ante el sistema.<br />
Por lo tanto existe una larga historia de leyes, sobre cómo convertir al<br />
hombre en esclavo y al mismo tiempo, sobre las distintas alternativas
de libertad; el camino ha sido largo, desde el Derecho Romano, las<br />
leyes de Alfonso X o las leyes de Burgos, hasta llegar al siglo XX 42 .<br />
La entrada de africanos a la Nueva España coincide con la conquista<br />
de México, de hecho, los barcos de los conquistadores traían<br />
esclavos, el mismo Hernán Cortés, Pánfilo de Narváez y otros traían<br />
esclavos africanos. Las Leyes Nuevas de 1542 que prohíben<br />
esclavizar al indígena, la decadencia de la población indígena y la<br />
unión de la corona española y portuguesa de 1580 a 1640 entre otros<br />
factores, dio por resultado el incremento de la población africana en la<br />
Nueva España.<br />
En muchas ocasiones se señala que en la sociedad novohispana se<br />
utilizaron los esclavos africanos como artículos de prestigio y de lujo<br />
por el costo que implicaban, sin embargo en la mayoría de los casos<br />
no fue así, pues se utilizaron en los trabajos más pesados, todo<br />
dependía del área a donde fueran asignados. Así, en las zonas<br />
urbanas las mujeres se utilizaban para el servicio doméstico, podían<br />
ser lavanderas, cocineras, amas de leche, damas de compañía,<br />
mientras que a los hombres se les utilizó en los obrajes, como<br />
porteros, cocheros, cargadores, etc. En las zonas rurales los<br />
podemos encontrar en la agricultura, sobre todo en los ingenios y<br />
trapiches y en la ganadería como capataces, caporales, vaqueros,<br />
arrieros, en tanto que en las minas fueron utilizados en las labores<br />
más pesadas.<br />
42 Cabe aclarar que dentro del sistema esclavista existe la trata de esclavos, la cual se puede<br />
interpretar como todo acto de captura, adquisición o cesión de un individuo para venderlo o<br />
intercambiarlo, es decir todo acto de captura, cesión, comercio o de transporte de esclavos. La<br />
trata esclava fue abolida en 1807 por Inglaterra.
En la Nueva España había formas legales e ilegales para obtener la<br />
libertad, dentro de las primeras se encontraba precisamente la<br />
distinción del esclavo por su valor en las batallas. Otra era a través<br />
del testamento y en un codicilo el amo otorgaba la libertad al esclavo<br />
por los buenos servicios prestados. Una forma más era la alhorría por<br />
medio de la cual el esclavo compraba su libertad, situación poco<br />
probable ya que era difícil que tuviera el dinero suficiente. Finalmente<br />
existió la manumisión, en donde el amo cedía de manera voluntaria,<br />
su libertad al esclavo. De cualquier manera en que obtuviera su<br />
libertad, a los esclavos libres se les designó con el nombre de negros<br />
horro.<br />
No era nada fácil obtener la libertad, por lo tanto existieron esclavos<br />
que quisieron alcanzarla por medio del cimarronaje (forma ilegal),<br />
cuando el esclavo escapaba de sus amos sin importarle el tipo de<br />
castigo al que se haría acreedor, en caso de que lo atraparan.<br />
Muchos de estos cimarrones formaron palenques como fue el del<br />
negro Yanga, quien en el enfrentamiento que tuvo con el ejército<br />
virreinal, demostró la debilidad de éste, ya que el gobierno tuvo que<br />
pactar y les permitieron crear el pueblo de San Lorenzo de los<br />
Negros.<br />
En otros casos buscaron la anhelada libertad por medio de<br />
rebeliones, las cuales se dieron a lo largo de toda la época colonial<br />
desde 1523, 1537 y 1570. Durante el siglo XVII se conocen las de<br />
1612, 1624, 1646, 1665 entre las más importantes en tanto que en el
siglo XVIII se encuentran las de 1748, 1750, 1751; finalmente<br />
tenemos la de 1805. Todos estos alzamientos se caracterizaron<br />
porque eran una respuesta a los maltratos y explotación a que eran<br />
sometidos. Los alzamientos no eran generalizados sino muy locales,<br />
en haciendas o en ciudades como Córdoba y Veracruz.<br />
La expulsión de los jesuitas de todos los dominios españoles (1767),<br />
incluyendo los de Ultramar, 43 provocó que sus propiedades pasaran al<br />
poder virreinal, esto ocasionó que varios de los esclavos de la<br />
hacienda de Xalmolonga huyeran, mientras que otros solicitaron que<br />
se les diera la libertad; señalaban que si sus amos habían sido<br />
expulsados por lo tanto ellos eran libres.<br />
[…]hambrientos y desnudos lo más del tiempo, tanto que viéndonos cuasi<br />
desesperados con tan infame trato [… ] como nuestro soberano […] hemos<br />
deliberado presentarnos a su grandeza […]con la mayor sumisión y respeto,<br />
suplicándole rendidamente se sirva, atendiendo a nuestra miseria y desdicha, […] de<br />
declararnos por libres de la esclavitud y servidumbre, dignándose de mandar que<br />
empadronados en Malinalco en calidad de tributarios se nos obligue a satisfacer<br />
anualmente las cantidades que se consideraren correspondientes al real, batallase<br />
por nosotros, nuestras mujeres, hijos y descendientes, desde ahora para siempre, de<br />
cuya suerte lograremos […] el alivio de tanta desdicha y miseria, como nos acarrea la<br />
esclavitud y sujeción a tantos y tan diferentes individuos, por tanto a vuestra<br />
excelencia rendidamente suplicamos se sirva así mandarla, en que recibiremos<br />
merced con justicia por amos en forma, etcétera. No sabemos firmar. 44<br />
Esta petición fue presentada a Don Fernando Alvear teniente general<br />
de la Peña, de Malinalco, el cual certificó que era verdad todo lo<br />
señalado por los esclavos y además los había persuadido para que<br />
esperaran con “quietud y sosiego” la respuesta a su demanda. 45 La<br />
resolución a esta petición no fue a favor de los esclavos, ya que la<br />
misma ley de la Pragmática señalaba la incautación de los bienes de<br />
43<br />
Pragmática Sanción de 1767 dada por Carlos III, también señalaba la incautación de sus<br />
bienes.<br />
44<br />
AGN., Temporalidades, Vol. 167, 8 enero 1777, f: 1-2v<br />
45<br />
Ibidem. f.3
los jesuitas. Como podemos ver a mediados del siglo XVIII las ideas<br />
de la Ilustración llegaron a todos los rincones, incluyendo el campo<br />
agrícola de la Nueva España.<br />
Para 1810 se calcula que existían 10,000 negros y 624 461<br />
afromestizos frente a 3,676,281 indígenas y 704 245 indomestizos, es<br />
muy difícil saber cuántos de ellos eran esclavos, los cuales se<br />
encontraban principalmente en haciendas. Sin embargo, qué tanta<br />
importancia debieron tener los esclavos en la Nueva España, que la<br />
primera ley que hace Miguel Hidalgo y Costilla es sobre la abolición<br />
de la esclavitud el 19 de octubre de 1810, en Valladolid, a través de<br />
José María Anzorena, asesor, intendente y comandante militar de los<br />
fuerzas insurgentes.<br />
En puntual cumplimiento de las sabias y piadosas disposiciones del excelentísimo<br />
señor capitán general de la Nación Americana, Doctor, Don Miguel Hidalgo y Costilla<br />
de que debe estarle rendirle y las más expresivas gracias por tan singulares<br />
beneficios: Prevengo a todos los dueños de esclavos y esclavas que luego<br />
inmediatamente que llegue su noticia esta paresible (sic) superior orden, los pongan<br />
en libertad, otorgándoles las necesarias escrituras e alahorría con las inserciones<br />
acostumbradas, para que puedan tratar y contratar, comparecer en juicio, otorgar,<br />
testamentos, codicilos, y ejecutar las demás cosas que ejecutan y hacen las<br />
personas libres; y no lo haciendo así los citados dueños de esclavos y esclavas<br />
sufrirán irremisiblemente la pena capital confiscación de todos sus bienes. Bajo la<br />
misma, cual igualmente se impone no comprarán en lo sucesivo, ni venderán esclavo<br />
alguno: ni los escribanos, ya sean del número o reales extenderán escrituras<br />
concernientes a este género de contratos, pena de suspensión de oficio y<br />
confiscación de bienes por no exigirlo la humanidad, ni dictarlo la misericordia… 46<br />
Tal vez por ser la primera proclama sobre la abolición de la esclavitud<br />
es importante señalar que todavía se siguen los mismos lineamientos<br />
de una “carta de libertad” para un esclavo, elaborada por un<br />
escribano. Compárese con la siguiente carta que fue elaborada en<br />
1662.<br />
…otorga que da libertad a la dicha Isabel de Lara y la ahorra de todo cautiverio y<br />
sujeción y se desiste, […], para que goce de libertad y pueda parecer en juicio hacer<br />
testamento y disponer de su persona y bienes como le pareciere y le convenga y<br />
46 A. G. N., Operaciones de Guerra, Vol. 4ª.
hacer todo lo demás que persona libre pueda hacer y se obliga a la firmeza de esta<br />
libertad según y como por de suso es obligado,. 47<br />
Como se puede apreciar, la escritura al compararla con el bando de<br />
Anzorena, el concepto de libertad no cambio, sino que ahora lo que<br />
se buscaba es que se llevará a cabo. Posteriormente se siguieron<br />
emitiendo bandos a favor de la abolición de la esclavitud tal fue el de<br />
23 de octubre de 1810, en Tlalpujahua, cuando Ignacio López Rayón,<br />
por mandato de Miguel Hidalgo, señala que se “declara iguales a<br />
todos los americanos, sin la distinción de castas que adoptó el<br />
fanatismo: es consecuente que queda abolida la mísera condición de<br />
esclavo, y libre todo el que lo haya sido, como cualquiera individuo de<br />
la Nación” 48 . Es posible observar que al buscar la libertad e igualdad<br />
entre los individuos era necesario acabar con la discriminación étnica<br />
que existía hasta ese momento, lo que implicaba quitar una<br />
estratificación económica, política y social que limitaba a los<br />
individuos a acceder a los beneficios que puede otorgar el ser<br />
ciudadano.<br />
Establecido su gobierno en Guadalajara, Miguel Hidalgo emitió varios<br />
bandos, así el 29 de noviembre de ese 1810, Hidalgo señala:<br />
Que siendo contra los clamores de la naturaleza, el vender a los hombres, quedan<br />
abolidas las leyes de la esclavitud, no sólo en cuanto al trafico y comercio que se<br />
hacía de ellos, sino también en lo relativo a las adquisiciones; de manera que,<br />
conforme al plan del reciente gobierno puedan adquirir para si, como unos individuos<br />
libres al modo que se observa en las demás clases de la república, en cuya<br />
consecuencia supuestas las declaraciones asentadas deberán los amos, sean<br />
americanos ó europeos, darles libertad dentro del termino de diez días, so la pena de<br />
muerte, que por inobservancia de éste artículo se les aplicará 49 .<br />
47<br />
A.H. Not., Escribano: Felipe Fajardo, Escritura de Libertad, p. 1370, Ciudad de México.<br />
48<br />
Cabe señalar que este documento es la copia del bando, por lo tanto carece de la firma original<br />
del insurgente Ignacio López Rayón. AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 12, Exp. 1, 1810 f: 71<br />
49<br />
Cárdenas Barrios, René, 1810-1821. Documentos básicos de la Independencia. México,<br />
Ediciones del Sector Eléctrico. 1979, p. 209
El 6 de diciembre, una vez más, declaró la libertad de los esclavos<br />
dentro del término de diez días; además incluyó en el mismo<br />
documento la abolición del tributo y otras providencias, a través de su<br />
secretario Ignacio López Rayón: “Que todos los dueños de esclavos<br />
deberán darles la libertad, dentro del término de diez días, so pena de<br />
muerte, la que se le aplicará por transgresión de este artículo...” 50<br />
Como podemos ver todos estos bandos fueron para propagar las<br />
ideas de libertad y por supuesto atraer a una mayor población, pues<br />
en cuanto se enteraron los negros libertos y cimarrones, apoyaron al<br />
movimiento insurreccional.<br />
Mientras el padre Hidalgo lo hacía en Guadalajara, José María<br />
Morelos y Pavón, conocedor de algunos bandos como el de<br />
Anzorena, el 17 de noviembre de 1810 en Aguacatillo, suprimió las<br />
castas y proclamaba también la abolición de la esclavitud.<br />
… D. José María Morelos, […], Teniente del Excmo. Sr. D. Miguel Hidalgo, Capitán<br />
General del Ejército de América.<br />
Por el presente y a nombre de S.E., hago público y notorio a todos los moradores de<br />
esta América y establecimientos del nuevo gobierno, por el cual, a excepción de los<br />
europeos, todos los demás habitantes no se nombrarán en calidad de indios, mulatos<br />
ni otras castas, sino todos generalmente americanos. Nadie pagará tributo, ni habrá<br />
esclavos en lo sucesivo, y todos los que los tengan serán castigados. […]. 51<br />
En la constitución de Apatzingán de 1814, los insurgentes expresaron<br />
su pensamiento ilustrado, ya que la felicidad era concebida sólo si el<br />
hombre era libre e igual a todos:<br />
Capítulo V. De la igualdad, seguridad, propiedad, y libertad de los ciudadanos<br />
Artículo 24.- La felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el<br />
goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conservación de<br />
50<br />
AGN, Colección de Documentos para la Historia de la Guerra de Independencia, Tomo II, Vol.<br />
II, DOCUMENTO 152. 1810, F:1<br />
51<br />
Lemoine, Ernesto, Morelos su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios<br />
de la época, México, <strong>Universidad</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>Autónoma</strong> de México, 1991, p. 162.
estos derechos es el objeto de la institución de los gobiernos, y el único fin de las<br />
asociaciones políticas. 52<br />
Finalmente, en el documento Sentimientos de la Nación de Morelos,<br />
fechado en 14 de septiembre de 1813 y leído en la apertura del<br />
Congreso de Chilpancingo reitera, en su artículo 15°: “Que la<br />
esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de<br />
castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de<br />
otro el vicio y la virtud”. Sin embargo también se señaló en el artículo<br />
17°: “Que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su<br />
casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores.” 53<br />
Lo anterior plantea un problema central, ya que si el esclavo era una<br />
propiedad, por lo tanto todos los dueños de esclavos estaban<br />
perdiendo propiedades, por ello el Estado o el nuevo gobierno debía<br />
de pagar una cierta indemnización a los perjudicados por la aplicación<br />
de la ley.<br />
Como podemos ver a lo largo de los bandos emitidos, la libertad<br />
individual fue una de las grandes inquietudes de Hidalgo y el grupo<br />
insurgente, sin embargo esto no se pudo aplicar debido a la derrota<br />
de los principales insurgentes tanto de Miguel Hidalgo como de<br />
Morelos. Posteriormente, una de las objeciones de Vicente Guerrero<br />
a la Constitución de Cádiz era que condicionaba la ciudadanía a los<br />
negros y mulatos, a los asiáticos los ignoraban, lo que influyó para<br />
que Iturbide, en el Plan de Iguala, hiciera un llamamiento a la<br />
población en general, sin distinción de raza, en un concepto de<br />
igualdad muy ilustrada que ayudó a que la sociedad en general lo<br />
52 www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/bameric/<br />
53 Ibidem., p. 372
apoyara: “Americanos, bajo cuyo nombre comprendo, no sólo a los<br />
nacidos en América, sino a los europeos, africanos y asiáticos que en<br />
ella residen” 54<br />
Los liberales que apoyaron a Iturbide, lo presionaron para que<br />
aceptara la ciudadanía de negros y orientales y por supuesto de<br />
europeos que radicaban en México. En septiembre de 1822 Iturbide<br />
hizo la abolición de las distinciones raciales de los documentos de<br />
ciudadanía y de los censos. 55 En el Congreso Constituyente de 1824<br />
se decretó: “queda para siempre prohibida la esclavitud y todo tráfico<br />
de esclavos procedentes de cualquier potencia y bandera, quedando<br />
libres al pisar tierra.” Finalmente en el año de 1829, el presidente<br />
Vicente Guerrero decretó la abolición de la esclavitud.<br />
Es interesante señalar el discurso a lo largo de todos estos bandos; a<br />
partir del de Anzorena se puede ver el apego que existe a la tradición<br />
de formas coloniales, el proceso para liberar a los esclavos es el<br />
mismo que se sigue en la colonia; con Ignacio López Rayón aparece<br />
un nuevo discurso, como un lenguaje más propio, donde no sólo se<br />
plantea la abolición sino también la igualdad entre los individuos; los<br />
textos de Miguel Hidalgo transmiten mayor intensidad y determinación<br />
para que la ley se lleve a cabo; Morelos es la síntesis del<br />
pensamiento ilustrado de los insurgentes al buscar la libertad e<br />
igualdad de la sociedad mexicana y es Vicente Guerrero quien, en un<br />
54<br />
Alvear, Carlos, Historia de México, Historia de México, México, Editorial Limusa, 2004 p. 200<br />
55<br />
Cockcroft, James D. La esperanza de México: Un encuentro con la política y la historia, Siglo<br />
XXI, 2001, p. 75
afán por lograr uno de los sueños de los insurgentes, por decreto<br />
presidencial reitera la abolición de la esclavitud.<br />
Siglas<br />
AGN. Archivo General de la Nación<br />
A.H. Not. Archivo Histórico de Notarías.<br />
FUENTES DOCUMENTALES<br />
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN<br />
AGN., Temporalidades, Vol. 167, 8 enero 1777, f: 1-2v<br />
AGN., Operaciones de Guerra, Vol. 4ª.<br />
AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 12, Exp. 1, 1810 f: 71<br />
AGN., Colección de Documentos para la Historia de la Guerra de<br />
Independencia, Tomo II, Vol. II, DOCUMENTO 152. 1810, F:1<br />
ARCHIVO HISTÓRICO DE NOTARÍAS<br />
A.H. Not., Escribano: Felipe Fajardo, Escritura de Libertad, p. 1370,<br />
Cd. de México<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Alvear, Carlos, Historia de México, México, Editorial Limusa, 2004, 325 pág.<br />
Cárdenas Barrios, René 1810-1821. Documentos básicos de la Independencia.<br />
México, Ediciones del Sector Eléctrico. 1979, p. 209<br />
Cockcroft, James D., La esperanza de México: Un encuentro con la<br />
política y la historia, México, Siglo XXI, 2001, 482 páginas<br />
Lemoine, Ernesto, Morelos su vida revolucionaria a través de sus escritos y de<br />
otros testimonios de la época, México, <strong>Universidad</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>Autónoma</strong> de<br />
México, 1991, 716 pág.<br />
Manuscrito. “Inventario de esta Ha[cien]da como también de las<br />
demás a ella Anexas” Fondo CCXC, 1754, cuaderno 16, Centros de<br />
Estudios de Historia de México Condumex..<br />
Martínez Montiel, Luz María, Inmigración y diversidad cultural en
México: Una propuesta metodológica para su estudio, México, <strong>UNAM</strong>,<br />
2005. 218 p.<br />
Vázquez, Josefina Zoraída, “la Inevitable independencia”, en Flores<br />
Torres, Oscar, Historiadores de México, siglo XX, México, Trillas,<br />
2003, 540 p.<br />
DIRECCIÓN INTERNET<br />
www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/bameric/
La independencia. Una interpretación desde el punto de vista de<br />
Introducción<br />
la cosmovisión indígena.<br />
Prof. Ricardo Cruz Mejía<br />
ENP 9 “Pedro de Alba”<br />
Una de las intenciones de este trabajo es la de establecer un vínculo<br />
entre la historia y las llamadas “ciencias auxiliares de la historia”, en<br />
este caso concreto con la antropología. Quiero hacer una invitación a<br />
los historiadores (y a todos los estudiosos de las ciencias sociales)<br />
para que nos acerquemos a la antropología y a la etnología. Estudiar<br />
y reflexionar sobre sus temas nos podría arrojar luz sobre la forma en<br />
que sociedades del pasado vieron y asimilaron determinados eventos.<br />
La exposición está dividida en dos partes. En la primera parte me<br />
referiré a un caso de la antropología simbólica en torno a las<br />
elecciones del 2006 y cómo una comunidad indígena interpretó dicho<br />
proceso. Esto lo relacionaré con la segunda parte que es el<br />
movimiento de independencia, pero desde el punto de vista indígena.<br />
El sistema simbólico de la cosmovisión indígena<br />
En la comunidad otomí de Zapote Bravo, localizada en el municipio<br />
de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, los otomíes no sólo deben lidiar<br />
con rancheros ganaderos, contratistas, patrones, comerciantes,<br />
líderes religiosos y autoridades municipales, estatales y federales;<br />
sino también con potencias de la naturaleza como cerros, lagunas,<br />
cuevas, montañas, ríos y muertos (muchas veces también
organizados en jurisdicciones municipales, estatales y federales), lo<br />
que hace que el mundo indígena sea complejo y se vea aprisionado<br />
por dos fuerzas: la de los humanos y los de la naturaleza, y con<br />
ambos se debe negociar. 56<br />
Los cerros, junto con la tierra y el sol, son fuente de legitimidad y<br />
poder en el cosmos. Para los otomíes “los cerros son gobierno”, “son<br />
orden”. El cerro no puede desvincularse de los elementos de que es<br />
continente: la cueva, la tierra, el agua, el fuego y los muertos. El cerro<br />
tiene estrecha relación con el cielo. Subir al cerro es acercarse al<br />
cielo. Para los otomíes el caos cesó cuando el Santo Niño ascendió al<br />
cielo para convertirse en el sol.<br />
El sol, por su parte, representa lo masculino, la superioridad, la mano<br />
derecha; pero también se identifica con la pobreza mientras que la<br />
luna se relaciona con la riqueza. (Recordemos que en el mito del<br />
surgimiento del sol, Tecuciztécatl, era el presuntuoso y Nanahuatzin<br />
el pobre o sarnoso; pero fue éste el que se arrojó primero<br />
convirtiéndose en el Sol; en tanto que el otro tuvo miedo y hubo que<br />
arrojarlo, convirtiéndose en la Luna).<br />
Con la introducción del catolicismo, Cristo y el Sol se funden en una<br />
sola entidad llamada Cristo-Sol, al cual se le asocia con las cruces<br />
que se colocan en los cerros. El sol aporta el calor para que maduren<br />
las cosechas; en tanto que la Sirena debe de proveer de agua porque<br />
si no, todos moriríamos de calor y en la sequía.<br />
56 Esta parte está apoyada en la investigación de Israel Lazcano Salgado, “El Cristo-Sol en el<br />
tiempo otomí: de la revolución mexicana al lopezobradorismo”, investigación del proyecto<br />
Etnografía de las regiones indígenas de México en el nuevo milenio.
El Sol puede tener sus avatares, como en el caso de la bandera,<br />
donde el águila representa al sol. Los otomíes han aceptado la<br />
bandera nacional porque la han incorporado a su sistema simbólico y<br />
cosmovisión, el águila es el Ojo de Dios, que mira desde el cielo: la<br />
bandera es un emblema solar y, por ende, un símbolo de poder.<br />
En el caso de la luna, cuando los otomíes tratan con ella, tratan con el<br />
otro, con la mujer, pero también con el mestizo, con lo no indio, el<br />
rico, el diablo.<br />
Se puede establecer un continuo simbólico: Semilla de maíz (Santo<br />
Niño), Cruz, que está en el cerro, (Cristo); Ojo de Dios (Sol). Ese Ojo<br />
las cruces lo tienen pintado en su centro, en la intersección de los<br />
ejes. Es un ojo que recuerda al estilo egipcio de Horus. El Ojo de<br />
Dios, la Cruz, (es indistinto a veces) mira desde el cielo. Cada<br />
plegaria que se hace a la cruz doméstica, llega primero a la cruz del<br />
cerro y de ésta llegará al cielo.<br />
Las relaciones de dominio que sufren los otomíes desde tiempo<br />
inmemorial, no son observadas ni se quedan en un plano extrínseco,<br />
para poderlas asimilar es necesario integrarlas a su sistema simbólico<br />
o de cosmovisión. Así el mestizo y el cacique son necesarios pues<br />
forman y representan la mitad inferior terrestre, lo que nosotros<br />
llamaríamos la otredad. Esto no niega que dichos caciques exploten<br />
tierras y recursos en perjuicio de los otomíes. En el mundo indígena<br />
todo debe ocupar un lugar para lograr un equilibrio, y se incorpora a<br />
través del ritual tanto los días de costumbre como el 15 de septiembre<br />
o el 5 de febrero. El territorio otomí, es un territorio político, con el cual<br />
se negocia a través del ritual con las diferentes potencias.
En todo este contexto la figura del candidato del PRD a la presidencia<br />
en el 2006, logra encontrar acomodo en el sistema simbólico otomí.<br />
Su discurso de lucha en favor de los pobres, reparto de tierras,<br />
protección a los ancianos, tiene el agregado del sol perredista,<br />
identificado con el Cristo-Sol. Dado los resultados adversos a dicho<br />
candidato, los indígenas también lo simbolizan como el triunfo de la<br />
luna sobre el sol, los ricos volvieron a ganar. Recordemos que la luna<br />
simboliza lo otro, lo que no es indio.<br />
Desde el punto de vista antropológico, lo que hizo que los otomíes<br />
apoyaran a Obrador, no fue la persona ni la manipulación simbólica<br />
institucional, sino fue la necesidad de restablecer un orden cósmico<br />
regido por la reciprocidad (entre la abundancia y la escasez) y no por<br />
la rapacidad de gente ávida de riquezas. Me parece importante<br />
subrayar lo siguiente: los símbolos que orientan la conducta indígena<br />
no son los utilizados desde el poder, sino que son los propios<br />
indígenas los que dan sentido a una imagen, son ellos los que<br />
construyen y “ven” símbolos, ahí donde les conviene, para legitimar<br />
su propio proyecto cultural y político.<br />
Una lucha por la identidad cultural<br />
En la cosmovisión otomí y en la de todos los pueblos indígenas de<br />
este país, una persona o un evento logra su inserción a través de una<br />
representación simbólica. De hecho esa es la manera en que todos<br />
nosotros aprendemos. Cuando un conocimiento lo hacemos nuestro,<br />
es porque lo hemos interiorizado a través de la experiencia y de su
epresentación simbólica, así es como funciona la mente y ahí está la<br />
programación neurolingüística para aportar más datos al respecto.<br />
Si esto es así en pleno siglo XXI, qué no habrá ocurrido hace<br />
doscientos años con el movimiento armado de independencia. Cómo<br />
habrán sido interiorizados y representados Hidalgo o Morelos por las<br />
comunidades indias. No debemos olvidar que aquellos se escudaron<br />
bajo la imagen de la virgen María.<br />
La participación de los grupos indígenas en la revuelta de<br />
independencia, suele ser más compleja de lo que parece.<br />
Estoy seguro de que todos coincidiremos en que los indios ni idea<br />
tenían de lo que era una guerra por la independencia de México (vaya<br />
ni los mismos criollos), de que no había un rey español o de que<br />
había sido invadida la Madre Patria por un corso; tampoco tenían idea<br />
de lo que significaba forjar una nación y ya para qué hablar de un<br />
estado. Pero de lo que sí estaban al tanto era de sus creencias y de<br />
la relación del mundo material con el mundo mágico.<br />
La tierra era, y es, un elemento fundamental para la cosmovisión<br />
indígena, no por la tierra per se, sino por lo que ella significa: ella es<br />
la que alimenta al ser humano, de ahí brota y crece el maíz, símbolo<br />
de identidad y pertenencia a este mundo. Por eso cuando se<br />
exacerban los abusos de los españoles representados en tenderos,<br />
comerciantes, hacendados, oficiales y funcionarios reales, la defensa<br />
de la tierra se traduce en una defensa por la identidad. Los indios se<br />
unirán a la causa revolucionaria no por el predominio de los bienes<br />
materiales, sino como una forma de no perder el control sobre los
ienes culturales o simbólicos. 57 Es cierto que la vida material decae<br />
notablemente en vísperas de la rebelión y es un factor que hay que<br />
tomar en cuenta. De hecho hay quienes argumentan que la<br />
insurrección de los indios pudo haber sido motivada por los abusos de<br />
la Real Ordenanza de Intendentes, la cual dictaba que los recursos de<br />
los indios que utilizaban para sus festividades civiles de sus<br />
repúblicas, ahora debían servir para llenar las arcas reales. 58 El<br />
hecho, como puede suponerse, causó malestar en la población<br />
indígena. Pero situaciones parecidas las podemos observar en otros<br />
lugares de América, donde criollos e indígenas encontraron puntos de<br />
convergencia para aliarse en contra del yugo gachupin.*<br />
Por lo que se refiere al uso de la Virgen de Guadalupe como símbolo<br />
para encabezar la rebelión indígena es evidente, aquí también, que la<br />
imagen no representaba para los indios la imagen católica (cada vez<br />
que veamos en los pueblos indios imágenes católicas, no las<br />
asumamos como tales, no nos vayamos con la finta), sino a un<br />
avatar precortesiano de algunas potencias naturales como la luna, la<br />
lluvia o los cerros. Bien sabemos que montañas como el<br />
Popocatépetl, el Nevado de Toluca , el Pico de Orizaba<br />
(Poyahutécatl), la Malinche (Matlalcueye), el cero de la Estrella<br />
(Huixachtécatl) o el Tepetzintli, mejor conocido como “Peñón de los<br />
Baños” etcétera, eran personificadas y se les rendía culto porque los<br />
57 Hernández. Jaimes, Jesús, “Los grupos populares y la insurgencia. Una aproximación a la<br />
historiografía social”, en Moisés Guzmán Pérez, Entre la tradición y la modernidad. Estudios sobre<br />
la independencia, Instituto de Investigaciones Históricas y la <strong>Universidad</strong> Michoacana de San<br />
Nicolás Hidalgo, Mich.,Mor., México, 2006, pp.65-84.<br />
58 Cortés Máximo, Juan Carlos en “Política insurgente y autonomía de los pueblos<br />
indios michoacanos durante la guerra de independencia”, en Moisés Guzmán , op. cit.,<br />
pp. 279-311,
cerros eran contenedores de agua. 59 Se tienen indicios de que en el<br />
Tepeyac se rendía culto a las diosas Chicomecóatl y a<br />
Chalchiuhtlicue, “diosas que mantenían a la gente popular para que<br />
pudiese vivir y multiplicar”; es decir, diosas asociadas con el cultivo de<br />
maíz. 60 Entonces, la Virgen está vinculada a una potencia natural<br />
como la lluvia o el agua, que son venerados en los cerros hasta el día<br />
de hoy.<br />
También sabemos que aunque los dioses en la antigüedad eran los<br />
mismos o tenían los mismos nombres, cada localidad, cada altepetl e<br />
incluso cada barrio, le otorgaba significados e interpretaciones<br />
diferentes. ¿Por qué no habría de ocurrir lo mismo con la Virgen?.<br />
Lejos de ser un símbolo nacional, cada lugar le daba su propia<br />
interpretación.<br />
Entonces, si los indígenas se sumaron al movimiento por la virgen, no<br />
era la virgen institucional católica, sino la virgen del cerro, de la lluvia,<br />
del agua, es decir la virgen vista desde su cosmovisión. (Así como los<br />
otomíes apoyaron al PRD no por el sol, sino por su Cristo-Sol y en un<br />
intento por equilibrar el cosmos).<br />
Si a esto agregamos que Morelos era un ferviente guadalupano y que<br />
muchos de los insurrectos eran también creyentes, como el<br />
mismísimo Guadalupe Victoria, en tanto que gran parte (que no<br />
todos) de los realistas combatían portando el estandarte de la Virgen<br />
de los Remedios, nos damos cuenta que la lucha no se redujo a una<br />
59<br />
Ver Johanna Broda, Arqueoastronomía y etnoastronomía en Mesoamérica, <strong>UNAM</strong>,<br />
1991.<br />
60<br />
Broda, “El mundo sobrenatural de los controladores de meteoros y de los cerros<br />
deificados” en Arqueología mexicana, vol., XVI, Núm., 91, mayo-junio, 2008, pp. 36-<br />
43. y Xavier Noguez, “El culto prehiospánico en el Tepeyac”, en Arqueología<br />
mexicana, vol. IV, Núm., 20, julio-agosto, 1996, pp. 50-55
pelea física, sino también a una confrontación simbólica, en donde<br />
cada quien veía en su virgen lo que su contexto cultural le permitía<br />
ver.<br />
Hay autores que señalan que los lugares donde más triunfos tuvo el<br />
ejército insurgente de Morelos, fue en una amplia región donde no<br />
había disputas por la tierra, en Guerrero. En tanto que, por otro lado,<br />
las huestes indígenas mostraron temor de entrar y combatir en las<br />
ciudades porque en ellas se encontraban las instituciones<br />
monárquicas a las cuales ellos le eran fieles y leales: la iglesia y el<br />
ejército, 61 representados en símbolos como los edificios de los<br />
templos y de la plaza de armas.<br />
Incluso ahí donde se señala que los indígenas se lanzaron al<br />
movimiento armado siguiendo objetivos pragmáticos como el de<br />
ayudar a su patrón, convertido en caudillo, como en el caso de los<br />
Bravo y los Galeana; o impulsados por lazos de amistad y<br />
parentesco, aún ahí habría que cuestionarnos sobre la relación<br />
simbólica que pasaba y pesaba sobre las mentalidades de aquellos<br />
individuos para tomar decisiones, habría que cuestionarnos qué<br />
significado tenía el patrón para ellos. Porque también sabemos que<br />
los indígenas lucharon indistintamente en los dos bandos, realistas e<br />
insurgentes, motivados por sus intereses particulares.<br />
Es evidente que hacen falta datos para lograr establecer si es que los<br />
indios llevaron a cabo una representación simbólica para asimilar el<br />
movimiento de independencia como la que se planteó al inicio. Y es<br />
61 Hernández Jaimes, Jesús, “Crisis de subsistencia e insurgencia popular en la Nueva España:<br />
entre la infidencia y la lealtad”, en México en tres momentos: 1810- 1910-2010. Hacia la<br />
conmemoración del bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución<br />
Mexicana. Retos y perspectivas, Alicia Mayer, coordinación, <strong>UNAM</strong>, México, 2007, pp. 61-74.
comprensible esa carencia de datos porque nadie se interesó por<br />
estudiar a las comunidades indias, y éstas lógicamente no dejaran un<br />
apunte por escrito.<br />
Conclusión<br />
La cultura, siguiendo a Talcott Parsons, es un sistema de símbolos en<br />
virtud de los cuales el hombre da significación a su propia<br />
experiencia. Es un sistema creado por el hombre y que le sirve como<br />
marco por el cual orienta sus relaciones con el mundo y consigo<br />
mismo. Este sistema simbólico es para la vida social, lo que un<br />
programa de computadora para sus operaciones. 62<br />
El acto por el cual un objeto desconocido pasa a sernos familiar, es el<br />
proceso simbólico. La conducta humana es controlada en gran parte<br />
por modelos o programas extrínsecos, llámense mapas, programas,<br />
literatura, etc.; para conocer un terreno, una forma de trabajo o un<br />
aspecto emocional.<br />
Espero haber mostrado, aunque sea someramente, cómo los<br />
indígenas para apropiarse de algo, le dan una posición dentro de su<br />
sistema simbólico. Y una vez interiorizado, ello los mueve a la acción.<br />
Es aquí donde también entra la ideología. Lo que da nacimiento a una<br />
ideología es la incapacidad de orientación, de establecer vínculos y<br />
de dar sentido a tensiones sociales. La ideología es el mapa de una<br />
realidad social para crear una conciencia colectiva. 63<br />
En todo lo que aconteció en el movimiento de Independencia, hubo<br />
una crisis simbólica en donde la fisura permitió la entrada de una<br />
62<br />
Geertz, Clifford, La interpretación de las culturas, Gedisa, España, 2005, p. 215.<br />
63<br />
Ibid., p. 192.
nueva ideología: el liberalismo. Este, sin embargo, tuvo que irse<br />
modificando y adaptando a las circunstancias sociales del país, lo que<br />
ha derivado en un liberalismo a la mexicana o a medias, pues su<br />
laicismo (por mencionar uno de sus postulados) choca con la<br />
mentalidad indígena profundamente religiosa, lo que en parte explica<br />
que la actual sociedad mexicana sea bastante ambigua.<br />
Tema que dejaremos para otra ocasión, será el de discutir el daño<br />
que el liberalismo le ha causado a este país.<br />
* (Caso Colombia Levantamiento del 20 de julio de 1810 en Santa Fé<br />
de Bogotá. Unos son los intereses de los criollos y otros los de negros<br />
y mestizos. El pueblo luchaba por una mayor igualdad imaginada,<br />
contra la represión del movimiento comunero, contra los monopolios<br />
del tabaco, aguardiente y naipes, contra el diezmo y la alcabala,<br />
dispuesto a usar la violencia para nivelar las diferencias sociales.<br />
“Criollos y pueblo en el levantamiento del 20 de julio de 1810 en<br />
Santa Fé de Bogotá, Colombia”, Miguel Angel Urrego, pp. 199-216.)<br />
De la estabilidad al caos<br />
Los acontecimientos de 1808 (la invasión napoleónica) traen consigo<br />
una crisis simbólica. El rey, ya no reina, los españoles han perdido<br />
poder y ganado rechazo; criollos e indios comienzan a tener un<br />
enemigo común. El ejército aparece como nuevo instrumento de<br />
poder en la Nueva España. La iglesia es la única que parece<br />
mantener cierta hegemonía. La posibilidad de que la región (América<br />
o la Nueva España) pudiera gobernarse por sí sola se fortalece cada<br />
vez más; pero más grave aún es el hecho de que los indios se<br />
pudieran revelar contra los blancos, como se manifestó en el<br />
movimiento amorfo de Hidalgo. La sociedad criolla y española tuvo
miedo frente a lo desconocido, tuvo que asirse a elementos,<br />
argumentos, ideas, símbolos ya probados. Por eso el mesianismo, la<br />
xenofobia, el miedo y la religión jugaron un papel mucho más<br />
importante para llevar a cabo el movimiento de independencia que las<br />
ideas liberales. (David Brading, Mito y profecía en la historia de<br />
México).<br />
Para nadie es un secreto que Hidalgo y sus amigos no buscaban la<br />
independencia de España, antes bien recurrían a textos teológicos<br />
para encauzar el movimiento. Ya Edmundo O´Gorman lo decía,<br />
Hidalgo perseguía la libertad sin independencia, a diferencia de<br />
Iturbide quien consiguió la independencia sin libertad.<br />
Tanto Caros María de Bustamante, como Manuel de la Bárcena<br />
defendieron lo mismo al absolutismo español que a la independencia<br />
o al liberalismo, sin modificar gran cosa su discurso (Mercedes de<br />
Vega). Es decir, se podía recurrir a matices, metáforas o retruécanos<br />
para no parecer tan radical a los ojos de sus contemporáneos. La<br />
misma institución eclesiástica fue moldeando su discurso a fin de<br />
poderlo empatar con el liberal (Brian Connaughton, Ideología y<br />
Sociedad en Guadalajara).
“<strong>Nacional</strong>ismo e independencia: las celebraciones del Centenario del inicio<br />
y consumación de la Independencia”.<br />
Profra: Virginia Aguirre Arvizu<br />
Plantel 2 “Erasmo Castellanos Quinto”<br />
Resumen<br />
La presente ponencia trata sobre el nacionalismo en México y la celebración de<br />
las fiestas del centenario de la independencia tanto del festejo de su inicio como<br />
del de su consumación once años después, es decir 1910 y 1921.<br />
Para hacerlo consideramos el nacionalismo como la ideología que estuvo<br />
presente en ambas celebraciones. Ya que éste sirvió para la construcción de la<br />
nación, como elemento unificador de la misma y fue fomentado principalmente<br />
por el Estado Nación que en las celebraciones daba una muestra de lo que<br />
concebía como nación mexicana.<br />
Las celebraciones tuvieron lugar durante los gobiernos de Porfirio Díaz y<br />
de Álvaro Obregón respectivamente, detrás de cada una está presente una idea<br />
de nación y de lo que es México así como de lo que cada gobierno quiso rescatar<br />
del pasado nacional.<br />
Introducción<br />
En la presente ponencia abordaremos las celebraciones del centenario del inicio<br />
de la Independencia y de la Consumación de la misma, que tuvieron lugar la<br />
primera en 1910 durante el régimen de Porfirio Díaz y la segunda en 1921, en el<br />
gobierno de Álvaro Obregón.<br />
Cada celebración mostró el interés del Estado por rescatar ciertos<br />
aspectos del pasado y de lo que consideraba como nación, pues el nacionalismo<br />
está presente en todo esto, por ello comenzaremos con lo que fue el<br />
nacionalismo y la idea de nación en cada gobierno y continuaremos con las
celebraciones de cada período. Analizando lo que las celebraciones<br />
representaron para el Estado nación en cada gobierno.<br />
<strong>Nacional</strong>ismo<br />
El siglo SXIX representa para nuestro país el surgimiento del<br />
nacionalismo, si bien hay autores que señalan el patriotismo criollo como un<br />
antecedente de este, también hay quienes lo sitúan desde el último tercio del<br />
siglo XVI, hasta el siglo XVIII como una primera etapa, la siguiente sería desde<br />
ese siglo a la intervención norteamericana. La tercera de mediados del siglo XIX<br />
a 1910. La cuarta de 1910 a 1940 y la última sería la actual. 64<br />
En la tercera etapa los mexicanos se sentían como integrantes de una<br />
nación débil, con la pérdida de más de la mitad de su territorio, con poca<br />
población y con conflictos internos, diferentes lenguas y sin un gobierno<br />
poderoso. Para este momento dos tipos de nacionalismo se hacen presente, el<br />
conservador, afín a la aristocracia, nostálgico, antiyanqui, pesimista e<br />
introvertido, y con la esperanza puesta en Europa. El otro nacionalismo será el<br />
liberal, característico de la clase media se parece al conservador en lo nostálgico<br />
introvertido y pesimista. Promovió el culto a los mártires héroes y defensores de<br />
la patria, es antiespañol y temió a los norteamericanos. Indigenista y venerador<br />
del mestizaje. Influyó en la literatura y el arte, puso a su servicio la educación<br />
pública, buscando hacer hombres práctico y patriotas.<br />
En la cuarta etapa, el nacionalismo se expande a todo el pueblo, con<br />
nuevas formas de apreciar al país, fue popular, populista, ardiente, xenófobo,<br />
nostálgico y revolucionario. Entusiasta, revivió el mito de la riqueza nacional,<br />
continúo con el mestizaje, incorporó el culto al obrero y al campesino, se puso<br />
énfasis en el consumo nacional, se estudiaron las tradiciones, hubo<br />
manifestaciones en el muralismo, la novela. Y múltiples reformas como la<br />
agraria, laboral, política, religiosa y educativa. Se buscó la unidad nacional, el<br />
64 Luis González y González, “Notas sobre el nacionalismo mexicano” en:<br />
Obras completas de Luis González y González. Modales de la cultura nacional,<br />
México, Clío, El Colegio <strong>Nacional</strong>, 1998, 223 p., pp. 83-91, p. 88.
ienestar y la justicia social.<br />
Es precisamente el Estado <strong>Nacional</strong> quien reconoce los valores culturales<br />
y les da promoción con el fin de crear la conciencia colectiva de una nación,<br />
aunque el ponderar unos valores se caen en detrimento otros; pues dependen de<br />
la tendencia ideológica del grupo en el poder. Con el nacionalismo se generan<br />
sentimientos de identidad en una comunidad, aunque no implica que se<br />
reconozcan en un orden geográfico delimitado. 65<br />
Durante el Porfiriato, según lo planteado por Mauricio Tenorio Trillo, y<br />
durante la revolución y posrevolución existen continuidades entre los objetivos<br />
perseguidos por las élites, como son el progreso, la modernidad y el<br />
nacionalismo. “Tanto la élite porfiriana como la revolucionaria aspiraban a crear<br />
un equilibrio factible entre las particularidades nacionales destinadas a cumplir<br />
con patrones universales de nacionalismo económico y cultural y de<br />
modernización en general”. 66 Hicieron uso del pasado prehispánico que Tenorio<br />
denomina indigenismo porfiriano mismo que fue fundamental en la construcción<br />
de la imagen nacional y además era un elemento cosmopolita del nacionalismo<br />
en general y estaba en el centro de las discusiones estéticas, antropológicas,<br />
arqueológicas, sociológicas y médicas de la época. 67 La diferencia en el régimen<br />
de Díaz con los gobiernos revolucionarios eran los fines pragmáticos de ser una<br />
nación con paz y orden donde se diera la inversión extranjera y se beneficiara a<br />
la élite, dando una imagen de seguridad, salubridad, libertad, soberanía,<br />
liberalidad, republicanismo y democracia, todo lo cual redituaba en la inversión,<br />
migración y comercio.<br />
Los gobierno posrevolucionarios le quitaron el carácter elitista a la nación<br />
haciéndola popular, mestiza e india y compartió es rasgo de la modernidad<br />
porfiriana, en esta ocasión los fines prácticos fueron la industrialización, inversión<br />
65 Dalia García Aguilar, Miradas aisladas, visiones conjuntas: defensa del<br />
patrimonio documental mexicano, México, <strong>UNAM</strong>, 2001, p.16-19.<br />
66 Mauricio Tenorio Trillo, Artilugio de la nación moderna. México en las<br />
exposiciones universales, 1880-1930, México, FCE, 1998, 409 p., p. 332.<br />
67 Ibid..
nacional y extranjera, turismo, el reconocimiento internacional, la cohesión<br />
interna, y la concentración y consolidación de la nueva élite revolucionaria. 68<br />
La misma Revolución fue una imagen que se exaltó y sirvió como elemento<br />
de cohesión y la dio el carácter de modernidad universal. Esto tarea la llevaron a<br />
cabo políticos, artistas e intelectuales de la época. Los mexicanos se<br />
reconocieron en la Revolución viéndola como parte de su pasado y patrimonio.<br />
La nueva élite política emanada de la revolución de Agua Prieta consideró<br />
como parte de sus esfuerzos hacer de México una nación moderna, borrar las<br />
diferencias raciales, fusionando a todos los mexicanos. 69 “El proceso de<br />
construcción del Estado ayudó a crear el contexto político en el que pudo<br />
desarrollarse el nacionalismo, así como los sentimientos nacionales que los<br />
nacionalistas explotarían posteriormente” 70 Daniel Cosío Villegas menciona esta<br />
explosión nacionalista en los años posteriores a la lucha armada, caracterizado<br />
por ser pro México, basado en la introspección que señala Ricardo Pérez<br />
Montfort; ya tenía por lo menos una década en el ámbito político y académico, y<br />
que ahora se reflejaría en las expresiones artísticas. Que sobre todo en la década<br />
de los veinte tuvo un tono especial “De la noche a la mañana como se produce<br />
una aparición milagrosa, se pusieron de moda las canciones y los bailes<br />
nacionales, así como todas las artesanías populares…” 71<br />
Las fiestas del centenario<br />
Las celebraciones de llevaron a cabo en 1910 con un despliegue nunca antes<br />
68<br />
Ibid. p. 334.<br />
69<br />
María Elena Rodríguez de Magis, “México y las corrientes nacionalistas en<br />
América Latina”, Journal of Inter-American Studies, vol. 6, núm. 4 (oct.,<br />
1964), pp. 521-527, School of International Studies, University of Miami,<br />
http://www.jstor.org/stable/165001<br />
70<br />
John Breuilly, <strong>Nacional</strong>ismo y estado, Barcelona, Ediciones Pomares-<br />
Corredor, S.A., 1990, 444 p., p.52.<br />
71<br />
Daniel Cosío Villegas, Memorias, apud. Ricardo Pérez Montfort, “Breves<br />
comentarios al libro Cuerpo vestido de nación” en: Desacatos. Revista de<br />
Antropología Social. Núm. 19, “Vulnerabilidad social, riesgos y desastres”,<br />
CIESAS, Revista cuatrimestral, septiembre-diciembre 2005, pp.189-192, p.<br />
191.
visto en una conmemoración de la independencia, fue el cumpleaños de la<br />
nación y los festejos se hicieron a gran escala por todo el territorio nacional.<br />
Los trabajos fueron encargados a una Junta Patriótica, se llevaron a cabo<br />
inauguraciones de grandes obras materiales como monumentos<br />
conmemorativos: la columna de la Independencia y el Hemiciclo a Juárez, de<br />
beneficencia pública: el Manicomio General de la Castañeda en Mixcoac, de<br />
carácter científico la Estación sismológica; militar: la fábrica de pólvora,<br />
recreativo: el parque obrero de Balbuena, además otros de carácter religiosa<br />
público y educativo.<br />
Entre las celebraciones hubo además concursos, actos teatrales,<br />
congresos exposiciones artísticas y culturales, populares, festivales, kermeses,<br />
apertura de Museos como el <strong>Nacional</strong> de Tecnología o remodelación de salas<br />
como en el Museo <strong>Nacional</strong> de Arqueología, Historia y Etnología. Conferencias,<br />
música, banquetes, funciones cinematográficas, reparto de bienes a gente<br />
pobre, desfiles que encabezó la conducción de la pila bautismal de Hidalgo al<br />
Museo <strong>Nacional</strong>, desfile de carros alegóricos, históricos con escenas de la<br />
Conquista la Colonia y la Independencia, la entrada del Ejército Trigarante.<br />
Desfile militar. Procesiones públicas. La presencia extranjera se vio tanto con los<br />
diplomáticos (a quienes se llevó a Teotihuacan) de los países invitados como en<br />
los regalos que hicieron, así como las comunidades residentes en nuestro país<br />
que obsequiaron relojes, como el caso de la comunidad otomana. 72<br />
Para engalanar la ciudad se izaron las banderas de todas las naciones<br />
invitadas en los edificios y balcones, además estaban los retratos de los<br />
caudillos de la Independencia y se alumbró la ciudad. En la noche del 15 de<br />
septiembre el grito lo encabezó Porfirio Díaz con vivas a la Libertad, la<br />
72García, Genaro: Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la<br />
Independencia de México. México, Talleres del Museo <strong>Nacional</strong>, 1911. Reimpresión de la<br />
edición facsimilar de México, Grupo Condumex S.A. de C.V., 1990 y<br />
http://sepiensa.org.<strong>mx</strong>/contenidos/h_mexicanas/s.xx/centenario/centenario.htm
Independencia, los héroes de la patria, la república y al pueblo mexicano. La<br />
clausura de los festejos fue en el patio central del palacio <strong>Nacional</strong> el día 6 de<br />
octubre ante 10 mil personas.<br />
Las grandes fiestas del centenario<br />
Álvaro Obregón organizó la celebración del centenario de la Consumación de<br />
la Independencia en 1921, que tuvo un carácter popular. Al igual que en las<br />
celebraciones por el centenario del inicio de la Independencia de 1910 se trató<br />
de mostrar la estabilidad y la paz que reinaba en el país. Fueron invitados<br />
representantes de países extranjeros para constatar los lazos de amistad con<br />
México y el reconocimiento del nuevo régimen de gobierno. Se ofreció para ellos<br />
una recepción en el Palacio <strong>Nacional</strong>. Emiliano López Figueroa fue el presidente<br />
de la comisión organizadora. Las fiestas se desarrollaron a lo largo de todo el<br />
país durante el mes de septiembre y parte de octubre. Aunque no hubo el<br />
despliegue de inauguración de edificios como en 1910, sí se inauguraron<br />
carreteras y Escuelas “Centenario” en la capital. Como parte de los festejos se<br />
llevaron cabo óperas, corridas de toro, obras de teatro, bailes, verbenas,<br />
desfiles, exposiciones, discursos al igual que en 1910 visitas a Teotihuacan. 73 Si<br />
bien no hubo propiamente una fecha solemne de inicio, la Junta Española de<br />
Covandonga ofreció una misa en santo Domingo a la que asistió la esposa de<br />
Álvaro Obregón, ataviada con mantilla española. Ese mismo día se coronó en el<br />
teatro Esperanza Iris a la reina coronada con la diadema imperial de carlota, se<br />
sentó en un sillón que perteneció a Hernán Cortés, a la celebración asistió el<br />
presidente Álvaro Obregón.<br />
Para el pueblo hubo otras celebraciones como la distribución gratuita de<br />
ropa y huaraches, la apertura de comedores públicos, funciones gratuitas de<br />
cine, paseo en automóvil a los niños pobres. Una muestra de arte popular. El<br />
domingo 18 de septiembre se llevó a cabo un desfile en el que participó la India<br />
73 Carla Zurián, “Noticias oficiales y crónicas incómodas: la prensa durante las<br />
fiestas del centenario (1910-1921), en:<br />
historiadoresdelaprensa.com.<strong>mx</strong>/hdp/files/256.pdf -
onita, María Bibiana quien ocupó un lugar de honor. Las celebraciones no sólo<br />
tuvieron lugar en la capital, en varias ciudades de la república se hicieron<br />
festejos. En octubre se llevaron a cabo como un ballet mexicano.<br />
Conclusiones.<br />
El nacionalismo estuvo presente en ambas celebraciones; fueron magnas<br />
conmemoraciones que involucraron a todo el país, participaron activamente los<br />
gobiernos respectivos mostrando la paz de la nación y la grandeza de los<br />
mexicanos como nación unida y moderna. Se exaltó el pasado, su historia y<br />
productos, el arte; infundiendo un espíritu de alegría y paz y el optimismo por la<br />
nación. Una como preámbulo de una guerra y la otra como fin de la misma; pero<br />
en las dos se mantuvo una visión de México acorde con los intereses de cada<br />
época y de cada gobierno que la respaldó.