El arte poética, Aristóteles, traducción de José Goya y Muniain (ed ...
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ARISTÓTELES<br />
tamente a un hombre, o a una mujer, o a otro sujeto 13 , y ninguno sin<br />
divisa, sino revestido <strong>de</strong> su propio carácter.<br />
6. A 14 la verdad, en las trag<strong>ed</strong>ias es menester emplear lo maravilloso;<br />
pero mucho mayor proporción tiene para eso la epopeya; la causa<br />
es porque no se ve con los ojos la persona operante. Por cierto, si se<br />
representara en el teatro la carrera <strong>de</strong> Aquiles persiguiendo a Héctor,<br />
parecería bien ridícula, mirando a tantos soldados 15 qu<strong>ed</strong>os sin moverse,<br />
y a él que les hace señas que nadie le siga; mas en los versos se<br />
disimula más fácilmente, y lo maravilloso <strong>de</strong>leita; <strong>de</strong> lo cual es buen<br />
indicio que los que se ponen a contar cuentos prometen esto a fin <strong>de</strong><br />
ganar las volunta<strong>de</strong>s.<br />
7. Homero es 16 también el que con <strong>arte</strong> ha enseñado a los <strong>de</strong>más<br />
a contar fábulas con visos <strong>de</strong> verdad, lo que viene a ser paralogismo,<br />
creyendo vulgarmente los hombres que, dada o hecha esta cosa, resulta<br />
ordinariamente esa otra; y si la última existe, también <strong>de</strong>bió existir<br />
o hacerse la primera; y esto engaña, por cuanto cabe que la primera<br />
sea falsa, ni es tampoco absolutamente necesario que por existir ésta<br />
se haga o se siga esotra, o al revés: dado que nuestra mente, conociendo<br />
ser cierta esotra, infiere falsamente que también la primera 17 lo es.<br />
En todo caso, más vale elegir cosas naturalmente imposibles, con tal<br />
que parezcan verosímiles, que no las posibles, si parecen increíbles. Ni<br />
menos se han <strong>de</strong> componer las fábulas <strong>de</strong> p<strong>arte</strong>s chocantes a la razón;<br />
antes se ha <strong>de</strong> poner grandísimo cuidado en que ninguna sea tal; y a<br />
no po<strong>de</strong>r más, supóngase fuera <strong>de</strong> la representación, como el no haber<br />
sabido Edipo <strong>de</strong> qué manera fue la muerte <strong>de</strong> Layo, y nunca <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong>l acto; como en la <strong>El</strong>ectra las nuevas <strong>de</strong> los juegos pitios, o en los<br />
Misios el Mudo que viene <strong>de</strong> Tegea a Misia. Por lo <strong>de</strong>más, el <strong>de</strong>cir que<br />
<strong>de</strong> otra suerte no tendría lugar la fábula, es cosa <strong>de</strong> risa, porque primeramente<br />
no hay necesidad <strong>de</strong> valerse <strong>de</strong> tales fábulas, y cuando sean<br />
admitidas, se ha <strong>de</strong> disimular el absurdo <strong>de</strong>l modo más razonable, ya<br />
que las cosas inverosímiles, como aun en la Odisea el <strong>de</strong>sembarco 18 ,<br />
claramente se vería no ser tolerables, si un mal poeta las refiriese. Mas<br />
en nuestro caso, el poeta, sazonando la narración con otros primores,<br />
logra encubrir el absurdo. Finalmente se ha <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a la vari<strong>ed</strong>ad 19<br />
<strong>de</strong>l estilo en los lugares estériles, y no en los patéticos y sentenciosos;<br />
puesto que al trocado el estilo <strong>de</strong>masiadamente brillante oscurece los<br />
afectos y las sentencias.<br />
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