manantiales granada_cero.qxp - Diputación de Granada
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<strong>manantiales</strong> <strong>granada</strong>_uno.<strong>qxp</strong> 08/05/2006 21:12 PÆgina 80<br />
GUIA MANANTIALES GRANADA<br />
dos correspondientes a los estanques <strong>de</strong> baños,<br />
dos como suda<strong>de</strong>ros y uno para el <strong>de</strong>scanso<br />
y <strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> los bañistas.<br />
Por entonces se comenzaran a envasar<br />
las aguas <strong>de</strong> Lanjarón, pues las primeras<br />
referencias escritas pertenecen a los años<br />
<strong>de</strong> 1840 y 1846, cuando Manuel Medina<br />
Estévez habla en su memorias anuales <strong>de</strong><br />
“las aguas que se envasan para fuera <strong>de</strong> la<br />
población”, en número muy reducido, ya<br />
que son utilizadas entonces únicamente como<br />
medicamento, y distribuidas en establecimientos<br />
farmacéuticos.<br />
Hasta los últimos años <strong>de</strong>l siglo XIX el embotellado<br />
<strong>de</strong> las aguas <strong>de</strong> Lanjarón se hace<br />
<strong>de</strong> manera manual “... con una maquinita a<br />
mano, y una vez introducido el tapón <strong>de</strong> corcho,<br />
se le da un baño <strong>de</strong> lacre”. Se siguen<br />
embotellando por aquellos entonces las<br />
aguas <strong>de</strong> La Salud, la Capilla y San Antonio,<br />
con <strong>de</strong>stino a diversas poblaciones andaluzas<br />
como Córdoba, Almería, Jaén, Antequera,<br />
Motril y la propia <strong>Granada</strong> capital. A pesar<br />
<strong>de</strong> esta escasa infraestructura y <strong>de</strong>sarrollo<br />
comercial, las aguas <strong>de</strong> Lanjarón obtienen en<br />
1878 la Medalla <strong>de</strong> Plata en la Exposición<br />
Universal <strong>de</strong> París, y en 1883, la Medalla <strong>de</strong><br />
Oro <strong>de</strong> la Exposición Nacional <strong>de</strong> Minería y<br />
Aguas Minerales <strong>de</strong> Madrid.<br />
Continuando con el relato <strong>de</strong> la historia<br />
<strong>de</strong> las instalaciones balnearias, en 1864<br />
son expropiadas por el Estado, lo que no se<br />
traduce en mejora alguna <strong>de</strong> las mismas,<br />
hasta unos años más tar<strong>de</strong>, cuando el Balneario<br />
es comprado por la Duquesa <strong>de</strong> Santoña,<br />
persona inquieta y empren<strong>de</strong>dora.<br />
En 1872, Valenzuela Marques, doctor <strong>de</strong> los<br />
Baños, manifiesta su queja ante lo inapropiadas<br />
<strong>de</strong> las instalaciones así como su bendición<br />
a las nuevas obras que se han iniciado<br />
en este año: reunión <strong>de</strong> alumbramientos en<br />
arcas <strong>de</strong> sillería, conducciones a través <strong>de</strong><br />
acequias y acueductos para atravesar los<br />
barrancos y llevar las aguas hasta el nuevo<br />
80<br />
❖ Sala <strong>de</strong> los <strong>manantiales</strong> en el Balneario <strong>de</strong><br />
Lanjarón.<br />
edificio. En este año este doctor registra un<br />
caudal <strong>de</strong> 80 l/s, <strong>de</strong>l que nombra como único<br />
manantial abundantísimo, el que se emplea<br />
para uso externo.<br />
Sin embargo, habrá <strong>de</strong> olvidarse en la historia<br />
<strong>de</strong>l Balneario <strong>de</strong> Lanjarón el año siguiente,<br />
<strong>de</strong> 1873, pues iniciada la nueva<br />
construcción, una mala elección <strong>de</strong> los terrenos<br />
sobre los que se implantaba la obra junto<br />
al río Salado, termina por <strong>de</strong>struirla teniendo<br />
que abandonarse la construcción <strong>de</strong>l<br />
edificio así como los acueductos instalados.<br />
A pesar <strong>de</strong> estas penurias, en 1874 publica<br />
Pedro Antonio <strong>de</strong> Alarcón su libro sobre<br />
La Alpujarra, dando fe <strong>de</strong> la hermosura<br />
y fecundidad <strong>de</strong> Lanjarón así como la virtud<br />
<strong>de</strong> las aguas que allí se toman, al igual que<br />
lo hace 6 años más tar<strong>de</strong> Antonio Rubio<br />
cuando relata: “¡Lanjarón! ¿como atreverme<br />
a hablar <strong>de</strong> él, <strong>de</strong>spués que en tantas lenguas<br />
y tonos se ha <strong>de</strong>cantado su belleza?”,<br />
haciendo también una exhaustiva <strong>de</strong>scripción<br />
<strong>de</strong> la estación balnearia y <strong>de</strong> las distintas<br />
fuentes y usos que allí se reúnen.<br />
Los relatos resultan a veces contradictorios<br />
y subjetivos, pues a partir <strong>de</strong> 1880 el<br />
Balneario <strong>de</strong> Lanjarón entra en un período<br />
<strong>de</strong> franca <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia, generada ante las<br />
mejores expectativas futuras <strong>de</strong>l nuevo edificio<br />
<strong>de</strong> balneario y hospe<strong>de</strong>ría que se esta-<br />
❖ Manantial <strong>de</strong> la Salud.<br />
ba comenzando a construir, esta vez retirado<br />
<strong>de</strong>l río Salado. En 1882 Máximo Hertting,<br />
personaje adinerado, literato y filólogo<br />
<strong>de</strong>scribe Lanjarón como sigue: “Posee el<br />
pueblo sólo fuentes <strong>de</strong> excelentísimas<br />
aguas minerales, pero hasta ahora nada está<br />
hecho para transformarla en una estación<br />
balnearia <strong>de</strong> condiciones aceptables,<br />
por no <strong>de</strong>cir en una <strong>de</strong> las primeras estaciones<br />
balnearias <strong>de</strong>l mundo entero. Su fonda<br />
francesa situada en medio <strong>de</strong>l sucio caserío<br />
está tan mal organizada que, por<br />
ejemplo, no se encuentra ni aun por la mañana<br />
leche para el café”.<br />
La <strong>de</strong>sgracia se repite cuando en el fatídico<br />
año <strong>de</strong> 1884, ayudado por una nueva<br />
incorrecta elección <strong>de</strong> la robustez <strong>de</strong>l suelo<br />
<strong>de</strong> la finca, <strong>de</strong>viene un terremoto, <strong>de</strong> triste<br />
recuerdo, pues trajo la muerte a numerosos<br />
pueblos <strong>de</strong> la provincia, que <strong>de</strong>splomó este<br />
nuevo edificio. Pocos años <strong>de</strong>spués Fe<strong>de</strong>rico<br />
Olóriz Aguilera, catedrático granadino,<br />
Manantiales <strong>de</strong> Lanjarón<br />
nos <strong>de</strong>ja en su obra <strong>de</strong> 1894, “Diario <strong>de</strong> la<br />
expedición antropológica a la Alpujarra”,<br />
una interesante <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> Lanjarón<br />
don<strong>de</strong> se habla <strong>de</strong> gentes rudas y <strong>de</strong>ficiente<br />
educación, aunque curiosamente sin<br />
prestar <strong>de</strong>masiada atención al establecimiento<br />
balneario.<br />
Finalizando el siglo, en 1898 don Silverio<br />
Carrillo, vecino <strong>de</strong> Santa Fe, siendo el nuevo<br />
propietario <strong>de</strong>l balneario, construye un<br />
muro <strong>de</strong> contención para retener los terrenos<br />
junto a los <strong>manantiales</strong> y un Balneario<br />
<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> planta baja entre las fuentes<br />
<strong>de</strong> La Salud y San Antonio, conduciendo el<br />
agua <strong>de</strong> El Baño por medio <strong>de</strong> sólidas conducciones<br />
<strong>de</strong> hierro. Es el momento en que<br />
el Balneario <strong>de</strong> Lanjarón entra en una nueva<br />
fase <strong>de</strong> progreso ante el nuevo siglo que<br />
se avecina, que se traduce en un sensible<br />
incremento <strong>de</strong> la afluencia a partir <strong>de</strong> la década<br />
<strong>de</strong> 1920, cuando por fin se acomete<br />
la construcción <strong>de</strong>l <strong>de</strong>finitivo Nuevo Balnea-<br />
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