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GUIA MANANTIALES GRANADA
❖ Embalse de Béznar.
❖ Balneario del Lanjarón.
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Lanjarón significa ‘campo
de fuentes saludables’
F.J. Simonet, 1888
Béznar, en cuyo caso se pasa por los tajos
del azud de Vélez, espectacular ejemplo de
encajamiento del río Guadalfeo sobre el relieve
carbonatado de Escalate.
El balneario de Lanjarón utiliza cuatro manantiales
cuyas aguas fueron declaradas
minero – medicinales en 1818. Los datos
disponibles sobre el número de agüistas corresponden
al año 1997 (8712).
Las aguas de envasado de Lanjarón, en la
actualidad, proceden de tres sondeos horizontales.
La producción para el año 1997
fue de 146.400.000 litros.
Referencias históricas
A pesar de haberse encontrado en Lanjarón
restos de época romana, es durante el siglo
XII cuando esta localidad adquiere su importancia
histórica como lugar estratégico
dentro de la comarca alpujarreña.
Sin embargo, en cuanto a los Baños propiamente
dichos y según indica el historiador
Javier Piñar Samos “no existe constancia
escrita que pueda suministrarnos una
información fidedigna sobre la utilización
curativa de las aguas más allá del último
tercio del siglo XVIII” a pesar de que la etimología
de la palabra Lanjarón, que significa
“campo de fuentes saludables”, parece
invitar a aceptar un uso del balneario desde
el alto Medievo.
De cualquier forma existen numerosas
evidencias de la utilización de otras aguas
que se encuentran en Lanjarón durante la
época andalusí, pues al final de este período
existían en Lanjarón ocho molinos de
pan y dos de aceite, muchos de los cuales
utilizaban como fuerza motriz las aguas de
los ríos o las numerosas acequias que existían.
También se pueden reconocer antiguos
Manantiales de Lanjarón
“careos”, es decir infiltraciones provocadas
sobre la base de estas acequias para alimentar
así fuentes situadas a menor altitud.
Nos invita a la reflexión el hecho de que
no aparezca mención alguna de los manantiales
termales y minero - medicinales de
Lanjarón en documentos al uso que sí lo hacen
de otros balnearios. Es el caso del
“Deslinde de Don Juan de Machuca” de
1572, comisionado por orden de Felipe II,
del Catastro de la Ensenada de 1752, del
clásico “Espejo cristalino de las aguas de
España” de Alfonso Limón Montero (1697),
de la “Historia universal de las fuentes minerales
de España” de Pedro Gómez de Bedoya
(1765-66) o el “Examen de las aguas
medicinales de más nombre que hay en las
Andalucías” de Juan de Dios García Ayuda
(1793-94-98).
El primer documento recogido, donde se
describen esta agua, pertenece a un médico
y farmacéutico de Guadix, don Juan Bautista
Solsona, documento escrito tras una visita
efectuada a Lanjarón en el año 1814. Los siguientes
relatos de estas fuentes pertenecen
al médico doctor Mariano José González
Crespo, tras la visita al pueblo durante el verano
de 1825, al primer Médico - Director de
los baños Miguel Badoví, y al médico titular
de la plaza de Lanjarón Manuel Medina Estévez
que publica en los años 1840 y 1846
la descripción de estas fuentes. Según algunos
documentos, por estos tiempos aún no
existía ningún edificio de balneario, estando
éste limitado a una serie de pozas o charcas
cubiertas por tablas que las avenidas del río
hacen desaparecer, por lo que casi todos los
años cambian de posición. Estos defectos
retraen a muchos enfermos de acudir a Lanjarón.
Mariano José González Crespo describe, en
su obra publicada en 1840, un pequeño edificio
cuadrangular, situado junto al nacimiento
de El Baño, dividido en cinco habitaciones,
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