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V ILL A L IBR E • Cuadernos de e s tudios s o c iale s ur banos • Número 5 - 2010<br />
pueblo con la escusa de liberar la carretera, dejando tres víctimas <strong>en</strong> el camino,<br />
<strong>en</strong>tre ellas Marl<strong>en</strong>e, una niña de ap<strong>en</strong>as 2 años, asesinada por un proyectil<br />
que atravesó los vidrios de la v<strong>en</strong>tana de su casa.<br />
La injusta muerte de Marl<strong>en</strong>e y la agresión al pueblo de Warisata desataron<br />
la rabia de los indíg<strong>en</strong>as aymaras. Warisata es el corazón cultural del<br />
mundo aymara, la sede de la primera Normal indíg<strong>en</strong>a del país, orgullo y esperanza<br />
del mundo indíg<strong>en</strong>a-campesino del altiplano. Con esta incursión, el<br />
ejército boliviano violó uno de los símbolos más importantes de la lucha aymara<br />
para el reconocimi<strong>en</strong>to de su id<strong>en</strong>tidad cultural, manchándose además<br />
con la muerte de una niña inoc<strong>en</strong>te. La reacción de los indíg<strong>en</strong>as aymaras,<br />
tanto el campo como <strong>en</strong> los barrios de la ciudad de El Alto, fue directam<strong>en</strong>te<br />
proporcional a la gravedad de la agresión estatal.<br />
En todo el territorio aymara (y <strong>en</strong> varios otros lugares del país), las<br />
medidas de protestas se <strong>en</strong>durecieron. En las provincias del Departam<strong>en</strong>to<br />
de La Paz, las asambleas comunitarias empezaron a activar sus múltiples<br />
mecanismos de consulta para redefinir los planes de lucha. A partir del 21 de<br />
septiembre, las radios comunitarias del altiplano norte empezaron a emitir<br />
<strong>en</strong> aymara los resolutivos que las bases había tomado: los bloqueos se multiplicaron<br />
rápidam<strong>en</strong>te, las instituciones públicas volvieron a arder (como <strong>en</strong><br />
2000 y 2001) y los mandos militares del ejército indíg<strong>en</strong>a aparecieron nuevam<strong>en</strong>te,<br />
armados de máuser y cubiertos con pasamontañas (Gómez 2004: 50).<br />
Los aymaras de la ciudad no fueron m<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> todo El Alto la protesta<br />
se radicalizó: los vecinos aprovecharon su capacidad de movilización<br />
y control territorial para ocupar milimétricam<strong>en</strong>te todo el espacio urbano.<br />
Av<strong>en</strong>idas, plazas y calles volvieron a ser tomadas por la población insurrecta.<br />
En la última semana de septiembre y <strong>en</strong> la primera de octubre, el conflicto<br />
fue creci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> distintos puntos del país. El gobierno siguió implem<strong>en</strong>tando<br />
su política represiva, mas no logró det<strong>en</strong>er el dis<strong>en</strong>so social. Al<br />
contrario, a medida que el número de los det<strong>en</strong>idos y de las interv<strong>en</strong>ciones<br />
militares iba creci<strong>en</strong>do, las acciones de protesta se tornaron cada vez más<br />
amplias e int<strong>en</strong>sas.