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V ILL A L IBR E • Cuadernos de e s tudios s o c iale s ur banos • Número 5 - 2010<br />

ciudad. Las historias y las experi<strong>en</strong>cias de vidas recogidas, si bi<strong>en</strong> distintas,<br />

compartían siempre un hilo común: la lucha de los vecinos para legalizar sus<br />

lotes, garantizar el acceso a los servicios básicos y mejorar las condiciones de<br />

vida de sus barrios. El recuerdo de las marchas de protestas, de los bloqueos,<br />

de las cuotas o de los trabajos comunitarios para construir una escuela, una<br />

cancha de futbol, una plaza, etc., emergían <strong>en</strong> cada conversación, dibujando<br />

el carácter combativo de una ciudad cuyos habitantes han t<strong>en</strong>ido la necesidad<br />

de reinv<strong>en</strong>tar constantem<strong>en</strong>te las formas de sobrevivir y resistir a las<br />

condiciones de escasez y marginalidad a las que la historia de su país los ha<br />

relegado.<br />

“En los barrios alteños se fusionaron dos lógicas organizativas<br />

distintas. La de los mineros y la de los campesinos. Los primeros<br />

dieron línea a la organización de las juntas de vecinos, de cómo<br />

estructurarse y de cómo luchar. Los campesinos <strong>en</strong> cambio le han<br />

dado más un rasgo comunal que uno ve <strong>en</strong> los turnos de trabajos<br />

para construir las calles, las escuelas, (…) y también <strong>en</strong> la asamblea<br />

y <strong>en</strong> la forma de concebir el ejercicio de la autoridad”. 3<br />

De esta forma, <strong>en</strong> los barrios de El Alto la combatividad y la experi<strong>en</strong>cia<br />

de lucha de los mineros se fusionaron con la creatividad y la capacidad<br />

auto-organizativa de las comunidades aymara. Los vecinos alteños no sólo<br />

apr<strong>en</strong>dieron a bajar todos juntos a las calles, supieron también convivir colectivam<strong>en</strong>te<br />

y construir juntos, adobe tras adobe, sus casas y sus barrios.<br />

Arquitectos de su propia ciudad, estos sectores sociales dieron a El Alto<br />

una conformación absolutam<strong>en</strong>te original, estética y socialm<strong>en</strong>te hablando.<br />

Aquel “saber hacer juntos” (Zibechi 2006) que la población aymara ha<br />

siempre demostrado a lo largo de su historia, volvió a reaparecer bajo otras<br />

formas y condiciones <strong>en</strong> el espacio urbano. Las redes de reciprocidad, que<br />

regulan cotidianam<strong>en</strong>te las relaciones sociales <strong>en</strong> el mundo rural andino, se<br />

reactivaron para hacer fr<strong>en</strong>te a las condiciones de escasez que la g<strong>en</strong>te tuvo<br />

que <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar al llegar a la ciudad. El ayni y la mink’a, los mecanismos ay-<br />

3 Entrevista a Marco Quispe, radio periodista alteño, El Alto 26/10/2008.

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