Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
30<br />
tomara en cuenta las palabras de esta hijita.<br />
ROGELIO.- Tranquilícese, Marcelina, a ese respecto.<br />
MARCELINA.- Dígale usted también que yo, arrepentida de mis errores, había rechazado<br />
la protección que usted me ofreció con la idea de rehabilitarme ante sus ojos. Dígaselo para<br />
que me perdone y me reintegre su cariño.<br />
ROGELIO.- Sí, señora. He de decirle eso y mucho más. Ven acá, chiquilla. Voy a ver si<br />
esta vez consigo que creas, aunque sea un poquito, en mi sinceridad. Si este viejo se creyó<br />
alguna vez joven e intentó marchitar tu pureza, este viejo era un bella-co sin más atenuantes<br />
que las de no haber hablado un momento consigo mismo. En estos últimos días logró<br />
encontrarse con frecuencia con su persona y han departido, tristemente, melancólicamente,<br />
que tristes y melancólicas son siempre las charlas entre viejos. Y él viene a decirte: cásate<br />
con tu amante o no te cases con él, que en asuntos de moral no es el más apto para dar<br />
consejos; sé dichosa y no te preocupes del bienestar de los tuyos, que está asegurado ya.<br />
ANA MARÍA.- No: esto no se le acepta al buen anciano.<br />
ROGELIO.- ¡Es una reparación! ¡La reposición de la fortuna que no le robé a tu padre!<br />
ANA MARÍA.- ¡Oh! (Muy emocionada.)<br />
ROGELIO.- ¡Ah! ¡Te... impone una condición!... Que no le guardes rencor. El quisiera volverte<br />
a ver, pero como antes, cuando correteabas por los patios de su casa, jugando con sus<br />
hijitos.<br />
TELÓN