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ENFERMEDADES HEMOPARASITARIAS Y RESPUESTAS ... - OIE

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<strong>ENFERMEDADES</strong> <strong>HEMOPARASITARIAS</strong> Y <strong>RESPUESTAS</strong> INMUNITARIAS ESPECÍFICAS<br />

R. Masake y A. Musoke<br />

International Livestock Research Institute (ILRI), P.O. Box 30709, Nairobi, Kenia<br />

- 57 -<br />

Original: inglés<br />

Resumen: En un estudio realizado por la Oficina Internacional de Epizootias sobre la incidencia de las<br />

enfermedades hemoparasitarias en sus Países Miembros se determinó que las protozoosis<br />

(tripanosomosis, teileriosis, babesiosis) y rickettsiosis (anaplasmosis, cowdriosis y ehrlichiosis) tenían<br />

importantes consecuencias económicas. Cada una de las enfermedades mencionadas tiene repercusiones<br />

variables en la economía de los países que respondieron a la encuesta. La complejidad molecular y la<br />

existencia de una variación antigénica de algunos de los agentes causales aseguran la supervivencia de<br />

esos parásitos.<br />

Una compleja respuesta inmunitaria a los parásitos infectantes se produce a nivel de la inmunidad<br />

humoral y celular. En la tripanosomosis, el crecimiento del parásito se neutraliza principalmente<br />

mediante la producción de anticuerpos dependientes de los linfocitos T dirigidos contra las diversas<br />

glicoproteínas de superficie y, posiblemente, otras moléculas fijadas en la superficie de los parásitos.<br />

También se producen respuestas inmunitarias celulares, pero a nivel de la inmunosupresión de los<br />

linfocitos B. Además, se producen diversas citoquinas inmunorreguladoras en el transcurso de la<br />

infección. Los estudios sobre la teileriosis han demostrado la importancia de las reacciones humorales a<br />

nivel de los esporozoitos infecciosos, pero una vez que aparece la fase esquizonte, son los linfocitos T<br />

citotóxicos los que se encargan de eliminar las células parasitadas. En el caso de la babesiosis, los<br />

linfocitos T son los principales agentes de la protección inmunitaria. No se dispone de información<br />

completa sobre la manera de luchar contra la rickettsemia en la anaplasmosis aguda. No obstante, se ha<br />

demostrado que los subconjuntos de linfocitos T son esenciales para la protección inmunitaria. A raíz de<br />

una infección por los parásitos Ehrlichia y Cowdria se desarrolla una hipergammaglobulinemia que no<br />

tiene correlación directa con la inmunoprotección, lo que supone una mediación celular en los<br />

mecanismos de la protección inmunitaria.<br />

En esta ponencia se pasa revista a los conocimientos actuales sobre las respuestas inmunitarias<br />

específicas en las enfermedades hemoparasitarias y se analiza la información disponible sobre las tres<br />

enfermedades protozoarias, al tiempo que se señalan las numerosas insuficiencias que persisten en<br />

nuestro conocimiento de las respuestas inmunitarias específicas a las infecciones por rickettsias.<br />

1. INTRODUCCIÓN<br />

Las enfermedades hemoparasitarias han dificultado considerablemente el desarrollo de la ganadería en muchos países<br />

en desarrollo, en especial en el Africa subsahariana. La mayoría de estas enfermedades es causada por especies de<br />

Protozoa y Rickettsia transmitidas por diversos vectores. Las protozoosis de importancia para los animales son la<br />

tripanosomosis, la teilerosis y la babesiosis, de las cuales la primera es la más ampliamente difundida (Cuadro 1). Estas<br />

protozoosis se han encontrado en 49 de los 59 Países Miembros de la <strong>OIE</strong> que respondieron al cuestionario que se les<br />

había enviado sobre las enfermedades hemoparasitarias (Cuadro 1): dichos países están situados en América Latina,<br />

Africa, Oriente Medio, Europa meridional y Asia.<br />

Cabe señalar que los tripanosomas y los organismos Babesia y Theileria tienen ciclos biológicos complejos. A cada<br />

etapa de desarrollo puede corresponder un conjunto de antígenos que requieren un tipo específico de respuesta<br />

inmunitaria. La defensa del huésped contra las enfermedades protozoarias está dificultada principalmente por la escasa<br />

inmunogenicidad de los antígenos de los protozoarios y su variación. Además, la respuesta inmunitaria a una etapa de<br />

desarrollo puede no conferir protección en las fases subsiguientes.


Las infecciones rickéttsicas plantean un grave problema en el Africa subsahariana y, en menor medida, en Asia y<br />

Europa. Las rickettsiosis de importancia económica son la anaplasmosis, la cowdriosis y la ehrlichiosis. Estas<br />

enfermedades se han encontrado en 36 de los 59 Países Miembros de la <strong>OIE</strong> mencionados. La respuesta inmunitaria a<br />

estos organismos hace intervenir al sistema inmunitario humoral y celular. Los estudios realizados hasta el presente en<br />

relación con la cowdriosis indican que la respuesta inmunitaria celular cumple una importante función.<br />

A continuación se analizarán los conocimientos actuales sobre las respuestas inmunitarias específicas a los<br />

tripanosomas, así como a Theileria, Babesia, Anaplasma, Cowdria y Ehrlichia, principalmente en los rumiantes.<br />

2. TRIPANOSOMOSIS<br />

Las tripanosomosis plantean graves problemas para la producción ganadera en el Africa subsahariana (40) y, en menor<br />

medida, en América Latina y Asia. La distribución geográfica de la enfermedad corresponde a la presencia de glosinas<br />

o moscas picadoras. Las tripanosomosis transmitidas por glosinas se encuentran en 39 países del Africa subsahariana<br />

(Cuadro 1). Las tripanosomosis no transmitidas por glosinas están presentes en América Latina, el Oriente Medio, Asia,<br />

Europa oriental y, en menor medida, Africa (Cuadro 1). También se encuentran parásitos transmitidos mecánicamente<br />

en países en los que existen sobre todo tripanosomas transmitidos por glosinas. Entre estos últimos tienen importancia<br />

veterinaria Trypanosoma congolense, T. vivax y T. brucei para los bovinos, los ovinos y los caprinos, y T. simiae para<br />

los porcinos. Las principales especies de tripanosomas patógenos fuera de la zona de las glosinas son T. vivax y T.<br />

evansi (transmitidos mecánicamente por moscas picadoras) y T. equiperdum transmitido por vía sexual. Trypanosoma<br />

evansi causa una enfermedad en los equinos, los camélidos, los porcinos, los búfalos y los bovinos, mientras que T.<br />

equiperdum afecta a los equinos y los asnos.<br />

2.1. Inmunidad humoral<br />

Los tripanosomas provocan enfermedades que presentan síntomas variables en función del huésped infectado,<br />

de la especie de tripanosoma y del serodema. Generalmente, las características de las tripanosomosis son las<br />

siguientes: fiebre, anemia, caquexia, disminución de la productividad, infertilidad y, cuando los animales no<br />

reciben tratamiento, muerte frecuente por insuficiencia cardíaca o infecciones oportunistas. Los animales<br />

infectados suelen presentar una parasitemia fluctuante persistente, con olas sucesivas de tripanosomas que<br />

expresan diversas glicoproteínas de superficie (variable surface glycoproteins: VSG) (7, 76). Este tipo de<br />

parasitemia expone al huésped a una serie de antígenos de superficie antigénicamente diferentes. Los genes VSG<br />

codifican una familia de proteínas que muestran una gran heterogeneidad en el terminal N pero son muy<br />

similares en el terminal C (56, 65). El terminal C tiene un enlace covalente con el dimiristil-fosfatidilinositol,<br />

responsable de su fijación en la membrana (17). El corte del fosfatidilinositol de las VSG por la fosfolipasa C<br />

endógena induce una exposición ulterior de un epitopo críptico de las VSG, que produce reacciones cruzadas y<br />

constituido en parte por el fosfato de inositol terminal (65). Se ha demostrado que el huésped desarrolla<br />

respuestas inmunitarias humorales a los terminales N y C de la VSG. Los anticuerpos dirigidos contra el<br />

terminal N son específicos de esa VSG particular y, por consiguiente, son responsables de la eliminación de los<br />

parásitos que presentan en su superficie esa VSG. Estos parásitos son eliminados en el curso de la<br />

opsonificación por los macrófagos (75). Pese a la eficacia de los anticuerpos activos específicos de los<br />

antígenos, la eliminación completa de los tripanosomas no puede lograrse debido a la rápida aparición de<br />

aquellos que tienen distintos antígenos de superficie contra los cuales el huésped no ha desarrollado una<br />

respuesta inmunitaria. La persistencia de los parásitos en circulación produce un contínuo estímulo del sistema<br />

inmunitario del huésped, como lo demuestra el marcado aumento de tamaño y de actividad de los centros<br />

germinales, con un incremento concomitante del número de los linfocitos que proliferan en los cordones<br />

medulares y en el paracórtex de los nódulos linfáticos y las regiones periarteriolares así como en las zonas<br />

foliculares periféricas del bazo (33). A pesar de la aparente estimulación excesiva de los órganos en los que se<br />

produce la respuesta inmunitaria, los elevados niveles de inmunoglobulinas IgM y IgG que se observan en las<br />

tripanosomosis africanas son específicos de la "cepa" o el serodema infectantes, habida cuenta de que los<br />

tripanosomas que provocan la infección pueden absorber 85 a 100% de las inmunoglobulinas generadas (45).<br />

Durante la infección por tripanosomas también se produce una respuesta inmunitaria a antígenos invariables no<br />

VSG (4). Aunque esta respuesta no tenga correlación directa con el control de la parasitemia, se ha demostrado<br />

que se podría asociar una reacción con predominancia de IgG dirigida contra una cisteína-proteasa, una proteína<br />

de choque térmico (hsp 70/BIP) y el epitopo críptico de la VSG con la tolerancia a la infección por tripanosomas<br />

(3). Según esta posibilidad, los antígenos invariables podrían desempeñar un papel en la regulación de la<br />

infección.<br />

- 58 -


Cuadro 1: Países Miembros de la <strong>OIE</strong> afectados por enfermedades hemoparasitarias<br />

País Tripanosomosis Teileriosis Babesiosis Anaplasmosis Cowdriosis Ehrlichiosis<br />

Argelia T. evansi T. annulata Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Alemania B. major<br />

B. divergens<br />

Angola T. brucei<br />

T. congolense<br />

T. vivax<br />

Argentina T. evansi B. bovis A. marginale<br />

T. theileri<br />

Australia T. buffeli B. bigemia A. marginale<br />

B. bovis<br />

Austria Babesia spp.<br />

Bélgica Babesia spp.<br />

- 59 -<br />

Anaplasma spp. E. ovis<br />

Benin T. brucei T. mutans B. Bovis A. marginale C. ruminantium<br />

T. congolense<br />

T. vivax<br />

Bulgaria T. sergenti B. ovis Anaplasma spp.<br />

Colombia T. evansi B. bigemina A. marginale<br />

T. vivax B. bovis<br />

B. equi<br />

Corea (Rep de) T. sergenti B. gibsoni<br />

B. ovata<br />

A. marginale<br />

Costa Rica Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Croacia B. canis<br />

Cuba B. bigemina A. marginale<br />

B. bovis<br />

Dinamarca B. divergens<br />

Ecuador T. evansi Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Egipto T. evansi T. annulata B. bovis A. marginale<br />

T. equiperdium T. ovis B. ovis A. centrale<br />

B. equi<br />

Eritrea T. vivax<br />

T. evansi<br />

Estonia Babesia spp.<br />

Babesia spp. Anaplasma spp. C. ruminantium<br />

Finlandia B. divergens E. phagocytophila<br />

Gabón T. congolense<br />

T. vivax<br />

Anaplasma spp.<br />

Indonesia T. evansi Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Irlanda B. divergens<br />

Japón T. sergenti B. ovata<br />

Jordania T. ovis B. ovis Anaplasma spp.<br />

B. equi<br />

B. motasi<br />

Kenia T. brucei<br />

T. congolense<br />

T. vivax<br />

T. evansi<br />

T. parva B. bigemina<br />

B. bovis<br />

A. marginale<br />

A. centrale<br />

A. ovis<br />

C. ruminantium E. ondivi


Cuadro 1: Países Miembros de la <strong>OIE</strong> afectados por enfermedades hemoparasitarias (cont.)<br />

País Tripanosomosis Teileriasis Babesiasis Anaplasmosis Cowdriosis Ehrlichiosis<br />

Letonia Babesia spp.<br />

Libia T. evansi Babesia spp.<br />

Malasia T. orientalis B. bovis A. marginale E. canis<br />

A. centrale<br />

Marruecos T. evansi T. annulata B. bigemina A. marginale<br />

B. equi<br />

B. cabali<br />

Moldavia Ehrlichia spp.<br />

Namibia T. congolense<br />

T. vivax<br />

Nueva<br />

Caledonia<br />

T. orientalis<br />

Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Noruega B. divergens E. phagocytophila<br />

Omán T. evansi T. annulata<br />

Países Bajos T. theileri B. divergens E. phagocytophila<br />

B. canis E. canis<br />

Paraguay T. evansi B. bigemina Anaplasma spp.<br />

B. bovis<br />

B. equi<br />

Qatar T. evansi T. annulata B. equi A. marginale<br />

Reino Unido Babesia spp.<br />

Rusia T. annulata B. equi<br />

Senegal T. brucei<br />

T. congolense<br />

T. vivax<br />

T. evansi<br />

Babesia spp. Anaplasma spp. C. ruminantium Ehrlichia spp.<br />

Sudáfrica T. brucei T. mutans B. bigemina A. marginale C. ruminantium<br />

T. congolense T. parva B. bovis A. centrale<br />

T. vivax T. taurotragi B. equi A. ovis<br />

T. equiperdium T. velifera<br />

Suecia B. divergens Ehrlichia spp.<br />

B. motasi<br />

Suiza B. equi Ehrlichia spp.<br />

Tailandia T. evansi Theileria spp. Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Túnez T. annulata Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Turquía T. annulata B. bigemina<br />

B. bovis<br />

B. ovis<br />

Uganda T. parva B. bigemina A. marginale C. ruminantium<br />

Ucrania Babesia spp. Anaplasma spp.<br />

Vietnam T. evansi T. mutans B. bigemina A. marginale<br />

B. bovis<br />

Zimbabue T. brucei T. parva B. bigemina A. marginale C. ruminantium E. bovis<br />

T. congolense B. bovis<br />

T. vivax<br />

2.2. Inmunidad celular<br />

- 60 -


Las tripanosomosis africanas y, en menor medida, la infección por T. evansi en los búfalos domésticos, están<br />

asociadas a una seria supresión de las respuestas inmunitarias de los huéspedes a antígenos heterólogos<br />

introducidos después del establecimiento de la infección (5, 61, 62). Al parecer, los linfocitos B son uno de los<br />

blancos de la inmunosupresión, como lo demuestra la marcada reducción de la producción de IgG1 e IgG2<br />

después de la vacunación de los bovinos contra Brucella abortus (61). No obstante, la inmunosupresión<br />

observada en la tripanosomosis varía en función de la cepa del parásito y de la raza del animal. En los roedores<br />

la inmunosupresión se ha atribuido a una activación policlonal (75). Esta última se ha vinculado a la aparición<br />

de anticuerpos contra antígenos extraños, un aumento de la concentración de IgG en el suero, respuestas masivas<br />

de las células plasmáticas en los nódulos linfáticos y el bazo, y una relativa disminución de las respuestas<br />

inmunitarias específicas a las vacunas (24). Los estudios relativos a las causas de la inmunosupresión han<br />

evidenciado claramente la función de los macrófagos ya que la eliminación de las células que expresan Mac-1<br />

(macrófagos, líneas de linfocitos B CD5 + y granulocitos) en cultivos in vitro de células de nódulos linfáticos<br />

condujo a una restauración en 100% de las reacciones de proliferación mientras que la eliminación de la fracción<br />

Thy-1 + (linfocitos T) no permitió restaurar la proliferación (68). La contribución de las líneas de macrófagos a la<br />

inmunosupresión ya había sido demostrada por Borowy y otros (8) cuando los autores lograron anular esa<br />

inmunosupresión en los roedores mediante un tratamiento con éster de metilo de L-leucina. Además, el hecho de<br />

añadir a los cultivos de células del bazo de roedores infectados células accesorias procedentes de roedores sanos<br />

restauró la actividad de proliferacion (22, 23).<br />

La interacción de los macrófagos activados por los tripanosomas con los linfocitos T induce una mejor<br />

regulación de la secreción de interferón gamma (IFN-γ) por los linfocitos T CD8 + , con la ulterior supresión de la<br />

expresión de interleukina 2-R (IL-2R) en los linfocitos T CD8 + y CD4 + . Este efecto puede ser anulado por una<br />

proteína 40-45 kDa derivada de T. brucei brucei (49, 50). Aparte de regular las respuestas inmunitarias del<br />

huésped bovino, los macrófagos activados también pueden desempeñar un papel fundamental en la supresión de<br />

los eritrocitos recubiertos de inmunoglobulinas e incluso de aquellos que presentan distorsiones en sus<br />

membranas superficiales. La eritrofagocitosis por los macrófagos activados puede ser un factor esencial en la<br />

inducción de la anemia extravascular (43). Además, los macrófagos producen un factor de necrosis tumoral<br />

(FNT α) cuya secreción se ha observado en las infecciones por T. vivax en las que se ha comprobado una<br />

eritrofagocitosis y una anemia graves (69).<br />

Si bien se ha demostrado que las respuestas inmunitarias celulares desempeñan un papel en la tripanosomosis de<br />

los roedores, no hay indicaciones claras de que cumplan funciones similares en la tripanosomosis bovina. Se ha<br />

observado que los bovinos infectados por tripanosomas presentan un aumento del porcentaje de células CD8 + y<br />

γ δ T al mismo tiempo que una disminución de los linfocitos CD2 + y CD4 + (29). Pese a que los linfocitos CD8 +<br />

aumentan durante la infección por tripanosomas, datos recientes obtenidos después de la fagocitosis de este<br />

subconjunto de células indicaron que no había efecto regulatorio a nivel de la parasitemia o de la anemia.<br />

Los linfocitos T producen una variedad de citokinas que, cuando están unidas a receptores específicos en la<br />

superficie de las células, modulan el crecimiento, la diferenciación o la función de las células portadoras de<br />

receptores. Durante la infección las células proliferantes de los nódulos linfáticos secretan IL-2 e IFN-γ (28, 67,<br />

68). Es sabido que el IFN-γ estimula la actividad de los macrófagos y promueve la expresión en la superficie de<br />

las clases 1 y II del Complejo Principal de Histocompatibilidad (CPH) sobre diversos tipos de células. No<br />

obstante, no se ha esclarecido aún la función del IFN-γ en la protección contra la tripanosomosis bovina.<br />

Se desprende de estas observaciones que es urgente identificar las moléculas responsables de la inducción de<br />

respuestas inmunitarias protectoras. La identificación de esas moléculas facilitaría considerablemente la<br />

elaboración de una vacuna eficaz contra la tripanosomosis.<br />

3. TEILERIOSIS<br />

La teileriosis es una importante enfermedad hemoparasitaria de los animales que causa una serie de manifestaciones<br />

clínicas, que van de una forma subclínica a una enfermedad letal, en función de la especie del huésped, su edad y la<br />

especie del agente causal. La enfermedad está muy difundida en las zonas tropicales y subtropicales donde se conoce<br />

como Fiebre de la Costa Oriental (Theileria parva), "Corridor disease" (T. lawrencei) y teilerosis bovina tropical<br />

(mediterránea) (T. annulata) o Fiebre de la Costa Mediterránea. La Fiebre de la Costa Oriental tiene grandes<br />

repercusiones económicas en todo el Africa oriental, central y meridional, donde las pérdidas se han estimado en 168<br />

millones de dólares estadounidenses por año (42). La teilerosis tropical tiene un alcance aún mayor, ya que se extiende<br />

del norte de Africa a China. No se dispone de datos estadísticos recientes sobre las pérdidas ocasionadas por esta<br />

enfermedad; en cambio, se ha calculado que 200 millones de bovinos corren el riesgo de contraerla. Los dos parásitos<br />

(T. parva y T. annulata) causan una enfermedad linfoproliferante en los bovinos afectados, que se caracteriza por la<br />

fiebre, una hipertrofia de los nódulos linfáticos, hemorragias petequiales en las mucosas y problemas respiratorios que a<br />

- 61 -


menudo culminan con la muerte. En las infecciones causadas por T. annulata también se observa una fase de<br />

destrucción de los eritrocitos.<br />

Los parásitos Theileria son transmitidos por garrapatas de la familia de los ixódidos (Rhipicephalus, Hyalomo y<br />

Haemophysalis), dentro de los cuales se produce un ciclo sexual que da origen a esporozoitos infecciosos para los<br />

linfocitos de los mamíferos. En los bovinos los esporozoitos empiezan por invadir a los linfocitos, se transforman en<br />

esquizontes y después en merozoitos, que a su vez infectan a los eritrocitos. En los casos agudos la muerte se produce<br />

en la estapa macroesquizonte de la infección, debido en particular a la destrucción de los linfocitos.<br />

3.1. Theileria parva: Inmunidad humoral<br />

El desarrollo de la inmunidad a la infección por T. parva es complejo a causa de la existencia de parásitos en dos<br />

tipos de células huéspedes y de la heterogeneidad antigénica del parásito. La infección por T. parva induce una<br />

marcada respuesta inmunitaria contra los antígenos de superficie de los esporozoitos, los macroesquizontes y los<br />

piroplasmas. Los anticuerpos dirigidos contra los antígenos de superficie, en particular una molécula de 67 kDa,<br />

pueden neutralizar la infectividad de los esporozoitos para los linfocitos (46). A raíz de esta observación se<br />

evaluó la proteína 67 kDa (p67) como candidata para una vacuna de subunidades contra T. parva (44). Aunque<br />

es fácil detectar los anticuerpos antiesquizontes en los bovinos después de la vacunación o infección, es poco<br />

probable que estos anticuerpos puedan ser eficaces en esta etapa del parásito, habida cuenta de su localización<br />

intracelular. En realidad, no se ha demostrado que los anticuerpos antiesquizontes reconozcan a los antígenos<br />

específicos de los parásitos en la superficie de las células infectadas (12). Una vez que el parásito se ha<br />

establecido en los linfocitos, las respuestas inmunitarias humorales no se inducen contra la superficie de las<br />

células mononucleares (12). Esta observación indica que los anticuerpos pueden no desempeñar un papel<br />

importante en la fagocitosis de las células infectadas. Además, han fallado los intentos de proteger a los bovinos<br />

mediante la transferencia de suero inmune (41).<br />

3.2. Theileria parva: Inmunidad celular<br />

Las observaciones formuladas más arriba podrían indicar que la inmunidad contra los esquizontes es un<br />

mecanismo mediado por células. Apoyan esta hipótesis los estudios de transferencia adoptiva efectuados con<br />

bovinos gemelos, en los que se demostró que las células transferidas del gemelo inmune al animal no vacunado<br />

protegían a este último contra una infección primaria por T. parva (16, 36). Los experimentos realizados in vitro<br />

por Pearson y otros (53) indican que las células mononucleares de la sangre periférica (MSP) de bovinos<br />

inmunizados proliferaban hacia linfoblastos autólogos parasitados irradiados, y que una cierta proporción de<br />

estas células mediaba una actividad citotóxica mucho más intensa contra las células autólogas infectadas que<br />

contra sus contrapartes alogénicas. Esta primera observación parece indicar que la infección de los linfocitos<br />

huéspedes por T. parva provoca cambios de los antígenos de superficie de las células que inducen respuestas<br />

mediadas por células.<br />

Mediante el estímulo reiterado de las células MSP inmunes por linfoblastos autólogos infectados, las células<br />

inductoras se enriquecen con linfocitos T específicos de los parásitos. Se ha demostrado, en estudios sobre el<br />

bloqueo de los anticuerpos monoclonales, que estas células inductoras, y principalmente los linfocitos T CD4 + y<br />

CD8 + , están limitadas por productos génicos de clases I y II del CPH, respectivamente (6, 19). Mientras que los<br />

linfocitos T CD8 + contribuyen a la actividad citotóxica contra los blancos infectados del tipo CPH apropiado, la<br />

mayoría de las células T CD4 + son no líticas. El análisis de líneas de linfocitos T procedentes de bovinos<br />

vacunados con distintas cepas de parásitos aboga en favor de la existencia de linfocitos T específicos de las<br />

cepas y de otras que producen reacciones cruzadas (6, 19, 39). Estas reacciones cruzadas podrían ser inducidas<br />

por los epítopos conservados entre las cepas de parásitos o estar vinculadas a la existencia de otros<br />

componentes, algunos de los cuales son idénticos en las distintas cepas de parásitos.<br />

Theileria parva plantea un importante desafío al sistema inmunitario bovino a causa de la heterogeneidad y la<br />

complejidad de sus cepas. Entre las características de esta complejidad antigénica, cabe señalar que por lo<br />

general no existe una protección inmunitaria cruzada entre las cepas, y que la protección sólo se extiende a una<br />

parte de los bovinos. Se han estudiado importantes parámetros que determinan la especificidad de la respuesta<br />

inmunitaria de los linfocitos T citotóxicos (LTC) respecto de distintas cepas. Con ese fin, se utilizaron<br />

poblaciones de parásitos obtenidas por clonación para inmunizar bovinos que poseen distintos haplotipos del<br />

CPH (71). Se comprobó en estos estudios que las células infectadas por T. parva generan dos tipos de epitopos;<br />

el específico de la cepa y el que da lugar a reacciones cruzadas. No obstante, uno es inmunodominante respecto<br />

del otro en función del elemento de restricción y del parásito inmunizador. Esto fue evidente en animales que<br />

produjeron respuestas de los LTC específicos de la cepa en caso de inmunización primaria, mientras que<br />

produjeron LTC que generan reacciones cruzadas a raíz de una estimulación heteróloga. Estas observaciones<br />

entrañan importantes consecuencias para la elaboración de vacunas de subunidades contra T. parva. Un gran<br />

- 62 -


problema que plantea la inmunidad a T. parva basada en los LTC es la especificidad respecto de las cepas. Es<br />

posible que se pueda superar esta dificultad seleccionando antígenos parasitarios que contengan epitopos que<br />

producen reacciones cruzadas. Actualmente los esfuerzos se centran prioritariamente en individualizar los<br />

antígenos de los esquizontes que son blancos de los linfocitos T citotóxicos.<br />

La otra consideración importante con respecto a la elaboración de una vacuna basada en los LTC es la definición<br />

de los factores esenciales de la inducción de los LTC dirigidos a determinados antígenos del parásito. En<br />

recientes estudios se ha observado que la inducción de linfocitos T CD8 + específicos de tal o cual parásito<br />

requiere que los linfocitos T CD4 + específicos de los antígenos emitan señales de auxilio (Taracha y McKeever,<br />

comunicación personal). Se está progresando en la dilucidación de la naturaleza precisa de este auxilio y en la<br />

definición de estrategias de producción de antígenos que permitan responder a las necesidades relacionadas con<br />

la inducción de LTC específicos de los antígenos del parásito.<br />

3.3. Theileria annulata: Inmunidad humoral<br />

La respuesta inmunitaria a T. annulata es similar a la que se ha expuesto en relación con T. parva. Se producen<br />

respuestas inmunitarias humorales a raíz de una infección por T. annulata. Estos anticuerpos reconocen los<br />

epitopos de superficie del esporozoito, y se ha demostrado que bloquean la invasión de las células<br />

mononucleares por los esporozoitos, inhibiendo ulteriormente la transformación de las células infectadas (21,<br />

80). Han fallado los intentos de detectar anticuerpos dirigidos contra las moléculas de superficie de los<br />

esquizontes, los piroplasmas y las superficies celulares de las células mononucleares y los eritrocitos infectados<br />

(66). Como sucede con T. parva, la función de los anticuerpos en la protección inmunitaria podría limitarse a la<br />

neutralización de los esporozoitos.<br />

3.4. Theileria annulata: Inmunidad celular<br />

A diferencia de T. parva que infecta principalmente a los linfocitos T, T. annulata infecta a las células B. Esto<br />

podría explicar algunas diferencias que pueden surgir en la respuesta inmunitaria celular del huésped a ambos<br />

parásitos. Los estudios realizados hasta la fecha con respecto a la inmunidad celular a T. annulata han<br />

evidenciado la producción de linfocitos T citotóxicos durante la infección primaria y secundaria (55). Además,<br />

estos LTC son capaces de lisar los linfocitos infectados bajo restricción del CPH de clase 1. También aparece un<br />

segundo grupo de linfocitos citotóxicos, sin restricción del CPH clase 1, pero se estima que se deben a las<br />

células "asesinas" naturales (Natural Killer: NK) (70). Además, los trabajos efectuados por Preston y Brown<br />

(54) permitieron comprobar la función de los macrófagos en el control de la proliferación de los parásitos en la<br />

sangre mediante la producción de citokinas que tienen fuertes efectos citostáticos sobre las líneas celulares<br />

infectadas por esquizontes. Estudios recientes sobre la inmunidad celular confirman la contribución de los LTC<br />

y los macrófagos en la reacción inmunitaria. Es preciso seguir investigando para determinar el o los mecanismos<br />

que pueden intervenir en la fagocitosis de las células infectadas por esquizontes. Esto permitirá individualizar a<br />

los antígenos protectores que se podrían utilizar en la elaboración de vacunas de subunidades contra T. annulata.<br />

4. BABESIOSIS<br />

La babesiosis es una protozoosis de los bovinos causada por especies de Babesia. Son transmitidos por garrapatas como<br />

Boophilus y Dermacentor. Las garrapatas atrapan los parásitos al picar al huésped definitivo. En la garrapata los<br />

gametocitos obtenidos de los eritrocitos forman zigotos que, después de la diferenciación, se convierten en ooquinetos.<br />

Estos últimos penetran en el epitelio intestinal para iniciar una esporogonia que da lugar a la producción de<br />

esporoquinetos y ulteriormente esporozoitos en las glándulas salivales. Los esperozoitos pasan a ser infecciosos para<br />

los eritrocitos de los mamíferos una vez que han sido introducidos en la circulación sanguínea a 37 o C. Los esporozoitos<br />

penetran los eritrocitos para formar trofozoitos que luego forman merozoitos y a continuación gametos, infecciosos<br />

para las garrapatas.<br />

Los parásitos suelen presentarse en pares de células piriformes unidos por un estrecho extremo posterior en los<br />

eritrocitos. La virulencia de los parásitos Babesia para el huésped definitivo es variable. En algunos casos, está<br />

relacionada con el origen geográfico. Por ejemplo, Babesia bigemina, originaria de Australia, induce síntomas clínicos<br />

moderados mientras que las cepas sudafricanas son virulentas y producen casos iperagudos y agudos. En los casos<br />

iperagudos se observa una anemia súbita y grave que culmina con ictericia y la muerte, en tanto que los casos agudos<br />

tienden a desarrollar fiebres altas y hemoglobinuria con aparición ulterior de anemia e ictericia (27). Babesia bovis<br />

también causa una forma virulenta de babesiosis bovina caracterizada por fiebre, anemia, anorexia, caquexia, baja<br />

parasitemia y perturbaciones circulatorias generales, y da frecuentemente lugar a elevados índices de mortalidad en los<br />

bovinos que no han sido expuestos al parásito. A diferencia de lo que sucede con B. bigemina, se producen secuestras<br />

de eritrocitos parasitados en la microvasculatura del cerebro y los pulmones, causando babesiosis cerebral y problemas<br />

- 63 -


espiratorios (81). Se estima que ésto es una consecuencia de la producción excesiva de óxido nítrico y citokinas<br />

inflamatorias como el factor alfa de necrosis tumoral (TNF-α) y el interferón gamma (IFN-γ) en respuesta a la infección<br />

(82). Babesia divergens causa la babesiosis bovina europea con manifestaciones clínicas similares a las que ocasiona B.<br />

bovis. Babesia equi provoca una grave enfermedad en los equinos, que se caracteriza por fiebre, anemia, ictericia y<br />

hemoglobinuria. Babesia equi, a diferencia de las demás especies de Babesia, se replica en los linfocitos para producir<br />

esquizontes (63). Las etapas ulteriores invaden a los eritrocitos. En este sentido, se asemeja a Theileria.<br />

4.1. Inmunidad humoral<br />

La infección por Babesia spp. induce la producción de anticuerpos. Se producen al mismo tiempo isotipos IgM e<br />

IgG1,2 específicos de Babesia pero la IgG persiste más tiempo. Los anticuerpos específicos de Babesia, que<br />

están dirigidos contra las proteínas de superficie de la face eritrocítica, intervienen en la opsonificación de los<br />

eritrocitos parasitados (34). Otros estudios, en los que se utilizaron caballos normales o afectados por una<br />

inmunoinsuficiencia combinada grave (Severe Combined Immunodeficiency: SCID) han evidenciado la<br />

participación de los anticuerpos en la lucha contra la parasitemia (25). Esto confirma los trabajos de Mahoney y<br />

sus colaboradores (32), según los cuales la administración de suero hiperinmune contra B. bovis o de una mezcla<br />

de IgG1 e IgG2 en terneros esplenectomizados e infectados cuatro días antes redujo considerablemente la<br />

parasitemia. La respuesta se limitó a los terneros expuestos a cepas homólogas de Babesia. La reducción de la<br />

parasitemia pasa por la opsonificación y la ulterior destrucción de los parásitos libres y de los eritrocidos<br />

infectados por mecanismos celulares citotóxicos que dependen de los anticuerpos (20).<br />

4.2. Inmunidad celular<br />

Actualmente no se dispone de datos directos sobre la función protectora de los linfocitos T específicos de<br />

Babesia en los bovinos, pero estudios realizados en roedores demostraron claramente que los linfocitos T CD4 +<br />

y los macrófagos activados son esenciales para la protección contra los parásitos intraeritrocíticos de B. microti<br />

(59, 60). La infección por B. microti se elimina normalmente mediante la producción de TNF-α, TNF-ß e IFN-α<br />

que activan a los neutrófilos y los macrófagos, con lo que se intensifica la fagocitosis. Brown y colaboradores<br />

(9) demostraron la reactividad de los linfocitos T de bovinos, obtenidos de animales que presentaban una<br />

inmunidad a B. bovis, con antígenos de Babesia en presencia de células adherentes. En algunos aspectos, esto<br />

indica una semejanza en la pauta de reactividad de los linfocitos T en bovinos y roedores infectados. En<br />

conclusión, la información disponible evidencia la participación de los linfocitos T en la protección inmunitaria<br />

gracias a la actividad de las células cooperadoras que inducen una respuesta humoral anamnésica y como células<br />

inductoras que estimulan la fagocitosis de Babesia por los macrófagos. Es menester proseguir los estudios para<br />

definir claramente la función de los linfocitos T y de los anticuerpos en la babesiosis bovina y equina.<br />

5. ANAPLASMOSIS<br />

La anaplasmosis es una enfermedad rickéttsica transmitida por artrópodos, que está ampliamente difundida en los<br />

bovinos, los ovinos y los caprinos. En los bovinos la enfermedad es causada por Anaplasma marginale y A. centrale.<br />

La infección causada por A. marginale se caracteriza por una anemia grave, caquexia, aborto y muerte (1), mientras que<br />

la infección por A. centrale induce una enfermedad subclínica a moderada. Se puede distinguir Anaplasma marginale<br />

de A. centrale por la localización y las características de los cuerpos de inclusión en los eritrocitos (58). Anaplasma<br />

marginale es transmitida a los bovinos sea cíclicamente por garrapatas de los géneros Boophilus y Dermacentor, sea<br />

mecánicamente por moscas picadoras. En el tejido epitelial y muscular del intestino medio de las garrapatas, el parásito<br />

pasa por un complejo proceso de desarrollo que comprende la multiplicación por división binaria de grandes formas<br />

reticuladas, que dan lugar a cuerpos densos (26). A continuación los parásitos penetran en las glándulas salivales<br />

donde, tras un proceso de maduración, producen formas infecciosas para los bovinos. Se ha demostrado que la<br />

infección establecida en los músculos de la pared intestinal y las glándulas salivales de las garrapatas machos<br />

Dermacentor persiste, convirtiéndolos en reservorios de la anaplasmosis. Una vez que los organismos infecciosos de<br />

Anaplasma se introducen en la circulación sanguínea de los mamíferos, los primeros cuerpos de Anaplasma infecciosos<br />

penetran los eritrocitos por invaginación de la membrana citoplásmica, con la ulterior formación de una vacuola. Las<br />

formas infecciosas se multiplican por división binaria para producir aproximadamente 16 cuerpos iniciales,<br />

frecuentemente observados durante la fase aguda de la enfermedad. El número de eritrocitos parasitados disminuye a<br />

medida que la enfermedad adquiere un carácter crónico.<br />

5.1. Inmunidad humoral<br />

Los cuerpos intraeritrocíticos iniciales causan modificaciones estructurales y bioquímicas de la membrana<br />

plasmática de los eritrocitos. Los eritrocitos modificados inducen la producción de autoanticuerpos que a su vez<br />

estimulan la eritrofagocitosis (18, 38). Palmer y McGuire (52) demostraron que, además de autoanticuerpos, los<br />

eritrocitos producen anticuerpos activos contra los antígenos de A. marginale, e individualizaron seis<br />

- 64 -


polipéptidos de la membrana externa (47). Estos antígenos incluyen MSP-1a, MSP-1b, MSP-2, MSP-3, MSP-4<br />

y MSP-5. Los estudios realizados hasta la fecha evidencian claramente una reacción inmunitaria humoral en la<br />

anaplasmosis. Por ejemplo, se ha demostrado in vitro que los anticuerpos contra MSP-1 refuerzan la fagocitosis<br />

de A. marginale por los macrófagos de los bovinos (11) e impiden específicamente la adhesión del parásito a los<br />

eritrocitos bovinos (35, 47). Los mecanismos de la acción de los anticuerpos pueden ser de distinta índole:<br />

pueden provocar la destrucción sea directamente, sea por intervención del complemento, interferir con la unión<br />

y la penetración de los eritrocitos por los cuerpos iniciales, intervenir en la opsonificación mediada por los<br />

anticuerpos o en la citotoxicidad celular dependiente de los anticuerpos. Aunque los polipéptidos MSP, en su<br />

forma original, pueden inducir una buena respuesta humoral y conferir protección inmunitaria a los bovinos<br />

(51), los antígenos recombinantes basados en esos polipéptidos han dado resultados poco convincentes en<br />

cuanto a la protección. Los datos indican que son necesarias modificaciones en la fase post-translacional para<br />

generar epitopos que puedan inducir una protección inmunitaria.<br />

6. COWDRIOSIS<br />

La cowdriosis es una enfermedad rickéttsica de los bovinos, los ovinos y los caprinos causada por Cowdria<br />

ruminantium y transmitida por garrapatas del género Amblyomma. La cowdriosis es endémica en el Africa subsahariana<br />

y el Caribe. La enfermedad, que en algunos casos es iperaguda, se caracteriza por fiebre alta, ascitis, hidrotórax,<br />

hidropericardio y síntomas del sistema nervioso central. La evolución de esos síntomas varía en función de la gravedad<br />

de la enfermedad. La infección de animales salvajes como los antílopes enjaezados (Tragelaphus scriptus), los ñúes<br />

negros (Connochaetes gnou) y las gacelas saltarinas (Antidorcas marsupialis) por Cowdria ruminantium suele producir<br />

la enfermedad subclínica.<br />

La <strong>OIE</strong> publicó en 1996 un estudio reciente sobre la cowdriosis: Camus E., Barré N., Martínez D. y Uilenberg G.<br />

(1996).- Heartwater (Cowdriosis): A Review, 2ª edición, ISBN 92-9044-376-6.<br />

6.1. Inmunidad humoral<br />

Se ha demostrado que la infección por C. ruminatium induce una respuesta inmunitaria tanto humoral como<br />

celular. Los anticuerpos aparecen dos semanas después de la infección y, en ausencia de una nueva<br />

estimulación, persisten durante períodos variables que van de 8 a 30 semanas (64). El período de persistencia<br />

puede estar relacionado con el estímulo bajo pero constante vinculado a una parasitemia intermitente en<br />

animales recuperados de la enfermedad (2). Aunque los anticuerpos son capaces de neutralizar in vitro la<br />

infecciosidad de C. ruminantium, la transfusión de suero inmune a animales jamás expuestos a la enfermedad no<br />

les confiere protección. Esto puede deberse al hecho de que Cowdria ruminatium, por ser un agente patógeno<br />

intracelular estricto, que reside en las células endoteliales vasculares, en los neutrófilos y en los macrófagos<br />

exige, para ser eliminado, una respuesta inmunitaria celular. Si bien los anticuerpos específicos generados por la<br />

inmunización no confieren protección inmunitaria, pueden modular la gravedad de la infección bloqueando la<br />

adhesión a las células endoteliales, o la invasión de estas células in vivo (10).<br />

6.2. Inmunidad celular<br />

En estudios anteriores realizados por Uilenberg (74) se sugería que la protección inmunitaria contra C.<br />

ruminantium era esencialmente mediada por células. Esta hipótesis fue confirmada por datos obtenidos tras la<br />

transferencia de linfocitos T Lyt-2+ (equivalentes a linfocitos T CD8 + ) de roedores inmunizados a otros<br />

susceptibles que pasaron a ser resistentes a la infección por C. ruminantium (15). Asimismo, Totté y sus<br />

colaboradores (72) demostraron que el interferón alfa (IFN-α), producido por los macrófagos, los monocitos y<br />

los linfocitos T activados, retrasaba significativamente el crecimiento de C. ruminantium en las células<br />

endoteliales vasculares. Además, se ha demostrado que los bovinos naturalmente resistentes a la infección por C.<br />

ruminantium producen IFN-α (72). Mahan y sus colaboradores (31) mostraron que era posible inhibir el<br />

crecimiento de C. ruminantium gracias al sobrenadante obtenido de cultivos estimulados por concanavalina A.<br />

En estudios ulteriores Mahan y otros (30) demostraron que los anticuerpos de bloqueo producidos contra el IFNγ<br />

anulaban los efectos inhibitorios provocados por los subrenadantes de concanavalina A en la replicación de C.<br />

ruminantium. Estos resultados fueron confirmados por Totté y otros (73) quienes usaron el IFN-γ, un producto<br />

de los linfocitos T y de las células asesinas naturales (NK), para bloquear la proliferación de C. ruminantium y<br />

conferir a las células huéspedes resistencia a la replicación de C. ruminantium. A diferencia de lo que sucedió<br />

con los roedores, el efecto inhibitorio de las citokinas en los bovinos no es atribuible a una producción de óxido<br />

nítrico (30).<br />

- 65 -


De la información disponible se desprende que es necesario proseguir los estudios relativos a las respuestas<br />

inmunitarias específicas a C. ruminantium para esclarecer la función de los linfocitos T CD4 + y CD8 + . Lo que es<br />

más importante, es preciso individualizar a los antígenos/epítopos que inducen la respuesta inmunitaria para<br />

facilitar la elaboración de una vacuna contra la cowdriosis.<br />

7. EHRLICHIOSIS<br />

La ehrlichiosis, causada por organismos rickéttsicos, afecta a numerosas especies, entre ellas el ser humano, los perros,<br />

los caballos, los bovinos y los ovinos. En los seres humanos la infección por Ehrlichia chaffeensis se caracteriza por<br />

cefaleas, mialgia, anorexia, náuseas, vómitos, escalofríos y, en algunos casos, eritemas. La infección se acompaña a<br />

menudo de leucopenia, la trombocitopenia y de valores elevados del tiempo de coagulación y de la aspartato<br />

aminotransferasa (14). E. chaffeensis está estrechamente relacionado con E. canis, el organismo causal de la<br />

ehrlichiosis canina, que plantea un importante problema sanitario en los perros, especialmente los de pura raza como los<br />

pastores alsacianos (48). La enfermedad se encuentra en regiones tropicales y subtropicales del mundo, donde es<br />

transmitida por la garrapata común parda de los perros, Rhipicephalus sanguineus. Los síntomas son muy variados, y se<br />

traducen por una pancitopenia tropical de gravedad variable. Los síntomas clínicos observados con mayor frecuencia<br />

son fiebre alta, leucopenia, trombocitopenia, hipertrofia de los nódulos linfáticos, caquexia, pulmonía, epistasis, edema<br />

de las patas y el escroto, vómitos, conjuntivitis y opacidad de la córnea. Se observan importantes hemorragias antes de<br />

la muerte. La ehrlichiosis equina monocítica (EEM) es causada por Ehrlichia risticii. Sus manifestaciones son:<br />

leucopenia, fiebre, anorexia, diarrea, cólicos, laminitis y muerte en aproximadamente 30% de los caballos infectados<br />

(77). Las ehrichiosis bovina y ovina son infecciones benignas, provocadas por Ehrlichia bovis (en los bovinos), E.<br />

ovina y E. phagocytophila (en los ovinos). También se conoce una fiebre petequial bovina (Enfermedad de Ondiri)<br />

cuyo agente causal es Ehrlichia (Cytoecetes) ondiri, que provoca importantes lesiones capilares (13). Esta infección<br />

sólo se ha señalado en Kenia y se traduce por numerosas petequias y equimosis en la superficie de las mucosas y en el<br />

conjunto de las superficies serosas, fiebre alta, hipertrofia de los nódulos linfáticos y esplenomegalia. Estos cambios<br />

suelen ir acompañadas de un hidropericardio. Más de la mitad de los bovinos infectados mueren.<br />

7.1. Inmunidad humoral<br />

Se dispone de escasa información sobre la naturaleza de las reacciones inmunitarias inducidas por los<br />

organismos Ehrlichia en los distintos huéspedes. Hasta la fecha se ha establecido que hay inducción de<br />

anticuerpos neutralizantes de tipo IgG y que esos anticuerpos actúan por conducto de una citotoxicidad<br />

dependiente de anticuerpos dirigida contra los macrófagos infectados (37, 57). En la infección por E. risticii de<br />

los caballos, la aparición de anticuerpos neutralizantes en circulación coincide con la eliminación de los agentes<br />

patógenos, lo que hace pensar que los mecanismos humorales pueden ser importantes desde el punto de vista de<br />

la protección inmunitaria. Los anticuerpos neutralizadores no inhiben la absorción de E. risticii pero interfieren<br />

con la supervivencia del parásito en el macrófago (37, 79).<br />

7.2. Inmunidad celular<br />

Se ha observado que los linfocitos producidos en perros infectados por E. canis eran citotóxicos para los<br />

monocitos autólogos; el o los antígeno(s) involucrado(s) en este fenómeno no ha(n) sido definido(s). La<br />

presencia de una inmunidad mediada por células se confirma por la inducción de una blastogénesis marcada en<br />

los esplenocitos obtenidos de roedores infectados por E. risticii y reexpuestos a antígenos Ehrlichia (78). No<br />

obstante, es preciso determinar con precisión la naturaleza de la acción de los linfocitos T en la ehrlichiosis para<br />

facilitar la identificación de los antígenos protectores.<br />

AGRADECIMIENTOS<br />

Los autores expresan su agradecimiento a los Doctores Duncan Mwangi, Evans Taracha, Onesmo ole MoiYoi, Phelix<br />

Majiwa y Subhash Morzaria por sus comentarios constructivos sobre el manuscrito, y a las Señoras Lucy Thairo y<br />

Dorothy Wanjohi por su asistencia en la secretaría.<br />

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