SIXTO PAZ WELLS - Mision Rahma en Alemania

en que restaurante hace mejor comida a la larga tengo hambre, y lo que
importa es comer, ahora yo en ese momento tengo que pensar si es que tengo
alternativas, o no, tengo que escoger la alternativa que me haga bien. Por
ejemplo tal o cual comida puede producirme flatulencia, si tengo alternativas
escojo, si no tuviera alternativas no puedo escoger. Muchas veces las diversas
religiones promueven esto, de no escoger, y eso es lo que lleva a caer en el
sectarismo y el fanatismo presentándose como la única alternativa. Si uno no
tiene otra posibilidad se ve inducido al error y a la estrechez. Hay estilos,
formas diferentes para cada gusto, para cada necesidad, porque a unos le
puede intoxicar, una forma, a unos les puede hacer mas daño esto, o
simplemente uno es más racionalista, uno más místico, etc., entonces hay al
gusto de cada uno, y no dependerá de religión, de la escuela, ni de nada el que
alcancemos la iluminación, sino en el arte de avanzar haciendo nuestras las
orientaciones sino que necesariamente nos fijamos en la práctica de vida de
quienes nos dan las pautas .
Sabemos y eso nos los enseñan, hermanos Rahma como el doctor José L.
Pérez Albela, que aún yendo a comer muy buena comida, la comida que es
muy buena, o la que es comida excelente puede hacerle daño a uno, por que el
beneficio no esta en la comida si no en el arte de comer: comer lento, masticar
bien, ingerir los alimentos en orden y concentración. Yo voy a un restaurante,
a mi me van a dar los alimentos según yo los pida, me dicen hay entrada, hay
salida, pero yo puedo de alguna manera escoger y yo tengo que prepararme a
ingerirlos en la actitud adecuada, si como con apuro, sin masticar y todo,
puedo decir esa comida me cayó mal, no comí en la actitud adecuada, aún mi
propia actitud mental, se refleja en la digestión. Yo como tenso, como
preocupado, leyendo el periódico, viendo la televisión, en que estado mental,
en que circunstancia está ingresando esa comida hacia mi interior.
La actitud correcta es la de la unidad. Tiene que haber siempre unidad, en
todo acto de nuestra vida. Un contacto con Dios, en el hecho y el acto de
comer. Tiene que haber una comunicación sagrada con Dios, por ejemplo si
aprovechamos la comida para comulgar con Dios a través de un diálogo con
la familia, y sentimos el calor de familia, no con el televisor prendido, ni
leyendo el periódico, ni comiendo apurado, ni conviviendo cada uno por su
lado, sino aprovechamos para estar todos juntos y conversamos, compartimos,
oramos, a ser más unidos, eso ya es una actitud adecuada, eso ya es una
comunión sagrada, y decimos que Dios es el universo espiritual es unidad,
todo lo que contribuya a la unidad, toda actitud que promueva a la unidad, nos
liga a nosotros, no con las siete dimensiones, no con las nueve dimensiones,
sino con las doce dimensiones con todas las dimensiones que hay. Ese
pequeño acto o actitud, inocente, sencilla aparentemente ritual.
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