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S U M A R I O - Llano de Bureba

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Asociación Cultural “AMIGOS DE LLANO” página 21<br />

Relatos <strong>de</strong>l lugar.<br />

¡QUÉ SOGA MÁS GORDA!<br />

Entre los cuentos, relatos populares, anécdotas y escenas narradas por la<br />

tradición oral, sobresale por su sencillez este cuentecillo que he escuchado en<br />

repetidas ocasiones y que es patrimonio <strong>de</strong> la tradición popular, que no tiene<br />

autor y que como los más auténticos circula sin firma <strong>de</strong> boca en boca.<br />

Era un niño natural <strong>de</strong> un pequeño pueblo <strong>de</strong> la meseta castellana<br />

acostumbrado a las labores <strong>de</strong>l campo. Para estas labores era necesario<br />

utilizar diversos tipos <strong>de</strong> cuerdas, ramales, sogas. El tenía que ir a la huerta<br />

muchos días a segar la alfalfa y traerla a casa atado el hacecillo con una<br />

pequeña cuerda. La soga <strong>de</strong> acarrear ya se salía un poco <strong>de</strong> las dimensiones<br />

corrientes.<br />

El señor Doroteo que era un hombre mañoso tenía un artilugio para hacer,<br />

con la cuerda <strong>de</strong> “sisal” todo tipo <strong>de</strong> ramales para los usos <strong>de</strong> casa, para<br />

sujetar las cabezadas <strong>de</strong> las yeguas, para enganchar los trillos a las yeguas e<br />

incluso hacía sogas para sujetar la mies durante el acarreo, pero todas esas<br />

sogas eran corrientes y solían estar colgadas junto con los otros aperos <strong>de</strong> la<br />

labranza.<br />

En una ocasión Miguel –le pondremos este nombre– fue elegido entre los<br />

niños <strong>de</strong> la escuela para tomar parte en unas Colonias veraniegas en un<br />

pueblo marinero <strong>de</strong> Cantabria que tiene un famoso puerto.<br />

La casas don<strong>de</strong> les acomodaron era un chalet apto para alojar a veinte<br />

niños durante 15 días que duraban las colonias infantiles. Una vez<br />

acomodados el primer contacto con el pueblo fue recorrer el puerto y la playa<br />

para que se familiarizaran con el entorno en el que iban a pasar aquellos días<br />

que se les prometían tan felices.<br />

El puerto reunía todos los elementos para llamar po<strong>de</strong>rosamente la<br />

atención <strong>de</strong> un niño <strong>de</strong> tierrra a<strong>de</strong>ntro, el mar inmenso con su oleaje que<br />

movía todo tipo <strong>de</strong> barcos, el ajetreo <strong>de</strong> los pescadores, las gaviotas, etc.<br />

Miguel, como la mayoría <strong>de</strong> los otros niños no había visto el mar y la<br />

primera visita, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> acomodarse en la casa en que se instalaron fue<br />

visitar el puerto.<br />

Los monitores que les acompañaban esperaban que la primera visión <strong>de</strong>l<br />

mar fuera a constituir una gran sorpresa para todos los niños. Y así fue en<br />

general, menos para Miguel.<br />

Miguel se quedó parado contemplando las operaciones <strong>de</strong> amarre <strong>de</strong> un<br />

barco pesquero <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s dimensiones y estaba asombrado, admirado,<br />

olvidado <strong>de</strong> los otros niños <strong>de</strong>l grupo hasta que uno <strong>de</strong> los monitores se le<br />

acercó y le dijo: -¿Qué pasa, Miguel? Es bonito esto, ¿no?<br />

Miguel como <strong>de</strong>spertando <strong>de</strong> un sueño o cayendo <strong>de</strong> una nube y mirando<br />

sin cesar a los robustos marineros que estaban amarrando el barco para<br />

comenzar sus trabajos, dijo: -¡¡¡Qué soga más gorda!!! Y ahí agotó su<br />

capacidad <strong>de</strong> admiración comparando aquellas fuertes y gordas sogas con las<br />

que él había visto en su pueblo.<br />

En los días siguientes esperamos que disfrutara <strong>de</strong> todos los encantos <strong>de</strong>l<br />

mar y <strong>de</strong>l puerto, pero aquella soga tan gorda le causó un gran efecto y<br />

sorpresa.

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