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La Plata, martes 14 de abril de 2009 17
A 47 KM DE LA PLATA
Más cerca de la
naturaleza, imposible
En el histórico pueblo de Atalaya, Magdalena, está la Reserva “El Saladero”. 80 hectáreas con áreas de talares,
bañados y selva marginal. Ofrece la posibilidad de acampar y descubrir lo natural en su estado más puro
Casi azarosamente Marcelo descubrió la
existencia de “El Saladero” y, sin embargo,
la experiencia resignificó su vida. Pasar el
fin de Semana Santo en contacto con la naturaleza
lo conmovió enormemente. “Fue
una experiencia única, por mi trabajo vivo
a mil y tener la posibilidad de dormirme y
despertarme con esos sonidos que no existen
en la ciudad, me reconfortó. Descubrí el
lugar navegando por la web”, explicó el joven
analista de sistemas a Hoy.
Esta Reserva Natural se encuentra a sólo
400 metros del histórico pueblo de Atalaya
-a 47 km de la ciudad de La Plata- y cuenta
con alrededor de 80 has heterogéneas, con
áreas de pastizales y talares sobre lomadas
de conchillas, coronillares, ceibales, bañados,
selva marginal, unos 800 metros de
costa sobre el margen izquierdo del arroyo
Atalaya y aproximadamente 400 mts de
frente sobre el Río de la Plata.
Además de su inmensa variedad paisajística
y diversidad biológica, en la propiedad
funcionó, a fines del siglo XIX, el saladero
Podestá, del que aún se conservan dos casas
de madera, empedrados, áreas de corrales,
restos de un enorme muelle
embarcadero de quebracho (actualmente
sobre tierra debido a la sedimentación
aluvional), así como algunos vestigios
de las calderas y de otras construcciones
del establecimiento.
Bajo las estrellas
El Saladero ofrece a sus visitantes la posibilidad
de pernoctar. La Dra. Verónica
Morvillo, una de las encargadas del lugar,
en diálogo con Hoy explicó: “Nosotros
creemos que se necesita tomar contacto con
el lugar y para eso es necesario estar al me-
La historia de El Saladero
La denominación de El Saladero tiene
su origen en 1875 cuando en el
predio se estableció el saladero “Podestá
Hnos”, uno de los más importantes
del polo saladeril de Atalaya.
El Saladero Podestá era el único situado
en el margen izquierdo del
arroyo Atalaya y, gracias a que ese
margen no tuvo desarrollo urbanístico
y mantuvo su carácter rural, El Saladero
conserva aún mucho de su trazado
original y algunas construcciones y
vestigios de su infraestructura.
Permanecen en pie la casa del encargado
del saladero y un depósito
anexo (ex casa de huéspedes), ambas
construcciones de pino oregón y originarias
de América del Norte. También
dentro del predio pueden apreciarse,
como claras huellas de su laborioso
pasado saladeril, lomas de los antiguos
corrales, sendas empedradas, al-
nos un fin de semana, o pasar una noche,
si no resulta imposible visualizar todo lo
que hay. Es una experiencia única y, los
que vienen, deben saber que se va a
estar en una situación de contacto
directo con la naturaleza”.
El lugar ofrece dos posibilidades
para pasar la noche. Un sector de
denominado Vagones de huéspedes,
ubicado a cien metros de la casa original
de El Saladero, aislados visual y
espacialmente en el monte. Son dos cabañas
para cuatro personas con baño privado,
réplicas de antiguos vagones del ferrocarril.
La otra opción es utilizar el área de
acampe, con parcelas individuales y una
gunos maderos del tablestacado y
muelle del arroyo, zona de secadero,
bases de la caldera, zanjados de desagote
y sangrado, etc.
Siguiendo el sendero de la selva
ribereña, y frente al Río de La Plata,
persisten aún los imponentes pilotes
de quebracho colorado del antiguo
muelle de embarque, hoy sobre
tierra debido a la sedimentación
aluvional.
Experiencia
inigualable.
El pernocte
permite
dormirse y
despertarse
con sonidos en
extinción en las
ciudades
frondosa vegetación aledaña.
“Es un lugar muy especial, con humedales
y más de 200 especies de pájaros y con
una dinámica muy especial que se debe
entender para no modificarla. Cada visitante
va a encontrar lo que quiera hallar”,
agregó Morvillo.
Desde su sitio web www.elsaladero.com.ar
aclaran que el lugar “intenta
dar cabida a estas distintas miradas
y formas de contactarse, sin privilegiar
ninguna, tratando de poner al alcance
de los visitantes todo aquello
que les permita realizar su propio recorrido,
transitar el camino que desean o
pueden transitar”.
Qué se puede ver
La variedad de comunidades
vegetales que integran la
reserva hace de El Saladero
un lugar singular por su diversidad
paisajística y biológica.
Talares, coronillares, pastizal
pampeano, monte ribereño,
cebailes, sauzales y humedales
conforman un relicto
de ambientes rioplatenses
prácticamente único.
Su buen estado de preservación
hace posible que una
gran variedad de aves, mamíferos,
anfibios, reptiles e invertebrados
utilicen esta reserva
como áreas de descanso,
alimentación, refugio y
nidificación.
El estrato faunístico más
notable y abundante es, sin
dudas, el de las aves.
Entre el talar, el pastizal
pampeano, el monte ribereño
y los humedales, cohabitan
además distintas especies
autóctonas de mamíferos,
anfibios y reptiles como hurones,
nutrias, carpinchos,
zorros grises, zorrinos, tortugas
de agua, lagartos overos
y variedades de culebras, víboras
y lagartijas.
El ciervo axis, el chancho cimarrón
y la liebre, fauna
exótica introducida en la Provincia,
son también visitantes
habituales de la Reserva.