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El velo del destino

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LA ORACIÓN: UNA INVOCACIÓN MÁGICA<br />

PRIMERA PARTE<br />

LA NATURALEZA DE LA ORACIÓN Y LA<br />

PREPARACIÓN PARA ELLA<br />

La materia de la Oración debe merecer toda la atención y estudio de todo aquel que<br />

aspira a la espiritualidad, y confiamos que los siguientes consejos puedan ayudar a<br />

nuestros estudiantes en sus esfuerzos en este sentido.<br />

Sólo hay una fuerza en el Universo y ésta es el Poder de Dios, la cual Él envió por<br />

todo el espacio en la forma <strong>del</strong> verbo; no una simple palabra, sino el FIAT<br />

CREADOR, cuya vibración sonora amalgamó los millones de átomos <strong>del</strong> caos en la<br />

multitud de figuras y formas que están comprendidas desde la estrella de mar a la<br />

estrella <strong>del</strong> firmamento y desde el microbio al hombre, es decir, todo cuanto<br />

constituye y puebla el Universo. A medida que las sílabas y sonidos de la Palabra<br />

Creadora se van emitiendo una después de otra en el transcurso de los tiempos, las<br />

distintas especies se han ido creando y las más antiguas desenvolviéndose, todo<br />

con arreglo y armonía al pensamiento y plan concebidos por la Mente Divina, antes<br />

de que la fuerza dinámica de energía creadora fuese enviada al espacio.<br />

Este es, pues, el único manantial de fuerza y en él, real, verdadera y literalmente<br />

vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia, justamente de la misma forma<br />

que los peces viven en el agua. Del mismo modo que el pez no puede vivir ni nadar<br />

en tierra seca, tampoco nosotros podemos escapar o eludir a Dios. No fue un mero<br />

sentimiento poético cuando el salmista dijo: "¿Adónde iré yo que no esté ante Tu<br />

espíritu, o adónde me esconderé de Tu presencia? Si asciendo hasta los cielos, Tú<br />

estás allí; si hago mi lecho en una caverna, Tú estás allí mirándome. Si tomase las<br />

alas de la aurora y morase en las más apartadas regiones <strong>del</strong> mar, aún allí Tu mano<br />

me guiaría y Tu diestra me sostendría".<br />

Dios es Luz, y ni aún el más potente de los telescopios que abarca millones de<br />

kilómetros en el espacio ha encontrado los límites de la Luz. Pero nosotros sabemos<br />

que sino fuera porque tenemos ojos con los cuales percibimos la luz, y oídos que<br />

registran las vibraciones <strong>del</strong> sonido, caminaríamos por la tierra en eterna oscuridad y<br />

silencio; así pues, para percibir la Luz Divina, que sólo puede iluminar nuestra<br />

oscuridad espiritual y oír la voz <strong>del</strong> silencio, que es lo único que puede guiarnos,<br />

debemos cultivar nuestros ojos y oídos espirituales; y la oración, la verdadera<br />

oración científica, es uno de los métodos más poderosos y eficaces para encontrar<br />

gracia <strong>del</strong>ante de nuestro Padre, y recibir la inmersión de la luz espiritual, la cual<br />

alquímicamente transforma al pecador en santo y le envuelve con el <strong>velo</strong> dorado <strong>del</strong><br />

desposorio de Luz, el luminoso Cuerpo-alma.<br />

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