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CUARTA PARTE<br />
EL "CUERPO DEL PECADO". - POSESIÓN POR<br />
DEMONIOS AUTO CREADOS. - ELEMENTALES<br />
Los espíritus errantes y confinados a la Tierra, según ya hemos manifestado,<br />
gravitan hacia la parte más inferior <strong>del</strong> Mundo <strong>del</strong> Deseo el cual interpenetra el éter,<br />
y se hallan en constante y estrecho contacto con aquellas personas de aquí situadas<br />
más favorablemente para ayudarles en sus malignos designios. Generalmente están<br />
en esta situación de confinación terrestre durante cincuenta, sesenta o setenta y<br />
cinco años, pero se han visto casos extremos en los cuales tales desgraciados<br />
espíritus han permanecido aferrados a nosotros por siglos. En lo que el autor ha sido<br />
capaz de descubrir y examinar hasta el momento presente, parece que no hay límite<br />
en lo que ellos pueden hacer o cuán rápidamente puedan dejar de ejecutar la<br />
obsesión o sugestión. Pero mientras tanto están amontonando sobre ellos mismos<br />
una carga horrorosa de responsabilidad y de pecado, la cual no podrán evadir ni<br />
escapar, pues el cuerpo vital refleja y graba en el cuerpo de deseos un registro de<br />
tales acciones y cuando finalmente abandonan su vida errabunda y entran en la<br />
existencia <strong>del</strong> Purgatorio encuentran la retribución que merecen.<br />
Este sufrimiento es por consiguiente de una duración proporcionada al tiempo en el<br />
que han permanecido en sus prácticas perniciosas después de la muerte <strong>del</strong> cuerpo<br />
denso, -otra prueba de que "aunque los molinos de Dios muelen muy lentamente, lo<br />
hacen muy excesivamente menudo".<br />
Cuando el espíritu ha dejado el Cuerpo <strong>del</strong> Pecado -como llamaremos a este<br />
vehículo en contraste con el Cuerpo <strong>del</strong> Alma-, para ascender al Segundo Cielo, no<br />
se desintegra tan rápidamente como lo hace el cascarón abandonado por la persona<br />
de condición normal, porque la conciencia en él se halla aumentada por su<br />
compasión dual, es decir, estando compuesto de un cuerpo vital y otro de deseos,<br />
tiene una conciencia individual o personal que es verdaderamente remarcable. No<br />
puede razonar, pero persiste una astucia inferior que lo hace aparecer como si<br />
estuviera dotado de la presencia de un espíritu, un ego, y esto le facilita el vivir una<br />
vida separada por muchos siglos. <strong>El</strong> espíritu que ha partido en el ínterin entra en el<br />
Segundo Cielo, pero no habiendo efectuado ningún trabajo en la Tierra que le haga<br />
merecer o desear una prolongada estancia allí o en el Tercer Cielo, solamente<br />
permanece en estos lugares el tiempo suficiente para crear un nuevo ambiente para<br />
sí y entonces renace mucho antes de lo corriente, para satisfacer el anhelo de cosas<br />
materiales que tan intensamente le atraen.<br />
Cuando este espíritu retorna a la Tierra, su Cuerpo <strong>del</strong> Pecado es atraído<br />
naturalmente a él y generalmente permanece a su lado toda la vida como un<br />
demonio. Las investigaciones han demostrado que esta clase de criaturas sin alma<br />
fueron muy abundantes en los tiempos bíblicos y fue hacia ellas a quien nuestro<br />
Salvador se refería como diablos, pues son también la causa de diversas<br />
obsesiones y enfermedades corporales tal cual se refieren en la Biblia. La palabra<br />
griega "daimon" los describe gráficamente. Aun hoy todavía hay una gran proporción<br />
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