HARVARD DEUSTO BUSINESS REVIEW - EAN
HARVARD DEUSTO BUSINESS REVIEW - EAN
HARVARD DEUSTO BUSINESS REVIEW - EAN
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
30 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w
Aprender de los errores<br />
de los consumidores<br />
para ayudarles a tomar<br />
mejores decisiones<br />
George Loewenstein<br />
Titular de la cátedra Herbert A.<br />
Simon de Economía y Psicología en<br />
la Carnegie Mellon University, donde<br />
también es codirector del Centro para<br />
la Investigación Conductual de las<br />
Decisiones.<br />
Leslie John<br />
Alumna de doctorado en Carnegie<br />
Mellon, prepara su tesis sobre<br />
Investigación Conductual de las<br />
Decisiones.<br />
Y<br />
a sea perder peso, ahorrar para la jubilación o dejar<br />
de fumar, la mayoría de nosotros tenemos una<br />
idea clara de algunos de los objetivos a largo plazo que<br />
nos gustaría conseguir. Por desgracia, la mayoría no llevamos<br />
a la práctica las acciones necesarias para obtener<br />
los resultados deseados.<br />
¿Por qué no tomamos las decisiones necesarias para<br />
conseguir que nuestros objetivos sean una realidad?<br />
La economía tradicional, con sus explicaciones “racio<br />
Kevin Volpp<br />
Profesor asociado de Medicina y<br />
Gestión del Sistema Sanitario en<br />
la Wharton School of Business y<br />
director del Leonard Davis Institute<br />
del Health Economics Centre for<br />
Health Incentives de la Universidad de<br />
Pennsylvania.<br />
Muchos de los errores en la toma de decisiones que dan lugar a un comportamiento<br />
autodestructivo pueden ser aprovechados para conseguir resultados positivos. ¿Por<br />
qué no tomamos las decisiones necesarias para conseguir que nuestros objetivos<br />
sean una realidad? La economía tradicional, con sus explicaciones “racionales” del<br />
comportamiento y las decisiones humanas, no está bien preparada para buscar una<br />
solución a este problema.<br />
nales” del comportamiento y las decisiones humanas,<br />
no está bien preparada para buscar una solución a este<br />
problema, por dos razones relacionadas entre sí. En primer<br />
lugar, al dar por hecho que las personas toman decisiones<br />
óptimas, está descartando que puedan existir<br />
problemas de este tipo. Por ejemplo, algunos economistas<br />
de prestigio han defendido que la adicción es el<br />
resultado de una opción racional y que las personas<br />
obesas lo son porque han decidido que el placer de co<br />
m a y o 2010 31
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
mer supera los costes descontados. Este tipo de análisis<br />
implica que las intervenciones para reducir la adicción<br />
o la obesidad son probablemente contraproducentes,<br />
puesto que quienes eligen este tipo de comportamien<br />
La mayoría, aunque no todos, los errores<br />
en la toma de decisiones pueden<br />
interpretarse como producidos a la hora<br />
de sopesar las opciones disponibles, es<br />
decir, por exagerar o infravalorar los<br />
costes y los beneficios específicos<br />
tos están tomando una decisión óptima de realizar esos<br />
actos.<br />
En segundo lugar, dado que la economía tradicional<br />
da por hecho que las personas toman decisiones<br />
racionales en función de la información que poseen,<br />
pero también reconoce que la información puede a veces<br />
ser imperfecta o incompleta, la explicación económica<br />
tradicional considera que la provisión de información<br />
es la principal herramienta de política pública<br />
para atajar los comportamientos subóptimos que nos<br />
rodean.<br />
Nosotros rechazamos el argumento según el cual el<br />
origen de la mayoría de los problemas de autocontrol<br />
está en la falta de información, y creemos que es la economía<br />
conductual la que está mejor preparada para ofrecer<br />
políticas que solucionen los problemas que surgen<br />
en los comportamientos individuales. No sólo reconoce<br />
que el comportamiento humano en ocasiones no es en<br />
absoluto óptimo, sino que también identifica una amplia<br />
variedad de errores y sesgos en la toma de decisiones<br />
que generan decisiones subóptimas. Creemos que<br />
gran parte de los errores de la toma de decisiones que<br />
generan inicialmente comportamientos autodestructivos<br />
pueden ser utilizados para el beneficio individual y<br />
colectivo de las personas.<br />
Errores habituales en la toma de<br />
decisiones<br />
La mayoría, aunque no todos, los errores en la toma de<br />
decisiones pueden interpretarse como producidos a la<br />
hora de sopesar las opciones disponibles, es decir, por<br />
exagerar o infravalorar los costes y los beneficios específicos.<br />
Aunque esta tendencia habitual a menudo redu<br />
ce la calidad de la toma de decisiones, es posible fomentar<br />
una especie de reconsideración compensatoria que<br />
contrarresta la exageración o infravaloración inicial. A<br />
continuación presentamos algunas categorías comunes<br />
de sesgos en la toma de decisiones que<br />
son buenas candidatos para la reconsi<br />
deración:<br />
1. Las opciones por defecto<br />
El sesgo del statu quo (o la opción por<br />
defecto) se refiere a nuestra tendencia a<br />
seguir el camino que ofrece menor resistencia,<br />
es decir, a seguir haciendo lo<br />
que siempre hemos hecho o a hacer lo<br />
que nos venga dado automáticamente,<br />
aunque existan mejores alternativas. Este<br />
tipo de sesgo es el responsable de una<br />
gran cantidad de resultados mediocres, que van desde<br />
la incapacidad de los empleados para reservar una cantidad<br />
a modo de fondo de jubilación en aquellas empresas<br />
en las que la tasa de contribución por defecto es<br />
cero, hasta las asignaciones subóptimas a diferentes alternativas<br />
de inversión, o la ingestión excesiva de patatas<br />
fritas cuando se degusta un menú súper de<br />
McDonald’s. Sin embargo, si se eligen con criterio, las<br />
opciones por defecto también pueden servir para impulsar<br />
a las personas a llevar a cabo comportamientos<br />
beneficiosos. Por ejemplo, dado que solemos ser excesivamente<br />
reacios al riesgo a la hora de realizar una inversión,<br />
si la cartera de inversiones por defecto fuera<br />
más arriesgada de lo que las personas escogerían por<br />
sí mismas, los inversores serían “conducidos” fácilmente<br />
hacia unas inversiones con unos niveles de riesgo<br />
más óptimos.<br />
2. Aversión a las pérdidas<br />
Este sesgo consiste en nuestra tendencia a dar bastante<br />
más importancia a las pérdidas que a las ganancias y<br />
puede dar lugar a diversos comportamientos subóptimos,<br />
desde la excesiva aversión al riesgo hasta la tendencia<br />
a aferrarse demasiado a propiedades inmuebles<br />
o a acciones de bolsa que están perdiendo valor. Este<br />
mismo sesgo que hace que la aversión al riesgo sea tan<br />
destructiva puede ser utilizado de forma ventajosa, ya<br />
que las personas mostramos una tendencia natural a infravalorar<br />
los resultados. Por ejemplo, si la gente concede<br />
demasiada poca importancia a los resultados aplazados<br />
porque descuenta excesivamente el futuro, presentar<br />
esos resultados aplazados como “pérdidas” podría<br />
incrementar el peso que se les concede a la hora de sopesar<br />
las opciones.<br />
32 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w
3. El sesgo del presente<br />
Este sesgo incluye dos tendencias conductuales: la propensión<br />
a exagerar los costes y los beneficios inmediatos<br />
con respecto a los que se producirán en el futuro, por una<br />
parte; y la propensión a abordar de forma mucho más<br />
equilibrada los costes y beneficios aplazados que se producirán<br />
en el futuro, por otra. Las famosas decisiones de<br />
empezar a hacer dieta o a ahorrar dinero “mañana” aglutinan<br />
ambas propensiones: el peso excesivo que se concede<br />
a los costes inmediatos hace que la persona sea reacia<br />
a asumir los sacrificios inmediatos de hacer dieta o<br />
de ahorrar dinero, pero la perspectiva más ecuánime que<br />
se tiene sobre el futuro hace que la persona desee imponerse<br />
a sí misma esos costes “en el futuro”. Las preferencias<br />
del sesgo del presente también pueden ser utilizadas<br />
de modo ventajoso: la tendencia a sobredimensionar los<br />
costes y los beneficios inmediatos indica que el impacto<br />
motivacional de los costes y beneficios –por ejemplo, la<br />
recompensa por el buen comportamiento y el castigo por<br />
el malo– pueden aumentar notablemente si se consigue<br />
convertirlos en inmediatos, a ser posible haciéndolos coincidir<br />
todo lo posible en el tiempo con el comportamiento<br />
que pretenden fomentar o disuadir.<br />
4. El sesgo del interés propio<br />
Este sesgo se refiere a la famosa tendencia que lleva a la<br />
gente a confundir lo que es “justo” con lo que corresponde<br />
a su propio interés. Este sesgo, como es lógico,<br />
ha desempeñado un papel fundamental a la hora de<br />
crear, prolongar e intensificar las disputas, y existen estudios<br />
que así lo han confirmado. Por lo<br />
general, las personas que se ven envuel<br />
tas en disputas sólo desean conseguir un<br />
resultado que consideran “justo”, pero<br />
si su percepción de lo que es justo está<br />
sesgada, y se inclinan en una dirección<br />
que les favorece a sí mismos, no será posible<br />
llegar a un resultado con el que estén<br />
de acuerdo todas las partes. Sin embargo,<br />
este sesgo puede ser utilizado como<br />
ventaja en algunas situaciones: si un<br />
individuo tiene la convicción de que “tiene<br />
razón”, es probable que esté convencido<br />
de que una tercera parte neutral<br />
compartirá su punto de vista y, por lo<br />
tanto, posiblemente esté dispuesto a solucionar el problema<br />
sometiéndolo a un arbitraje.<br />
5. El efecto “minucia”<br />
Este efecto se refiere a la tendencia común a restar importancia<br />
a los resultados muy pequeños, ya se trate de<br />
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
pérdidas o de ganancias. Por ejemplo, el “efecto minucia”<br />
fomenta la participación en loterías, porque el poco<br />
dinero que cuesta rellenar un boleto o comprar un billete<br />
se considera una “minucia”. Bajo este epígrafe también<br />
quedaría incluida la tendencia a infravalorar las<br />
consecuencias amorfas y a menudo aplazadas, lo cual<br />
permite explicar un comportamiento tan destructivo como<br />
conducir a la vez que se habla por el móvil, por ejemplo.<br />
En estos casos, los beneficios de la actividad –es decir,<br />
la comodidad de hacer negocios o de hablar con los<br />
amigos aprovechando el tiempo “muerto” que pasamos<br />
en el coche– son inmediatos y tangibles, pero los costes<br />
–un pequeño aumento del riesgo de lesiones o de muerte–<br />
no tienen forma. Este efecto también puede ser entendido<br />
como una forma de infravaloración y puede ser<br />
canalizado para servir de ayuda a las personas en lugar<br />
de para lesionarlas. Por ejemplo, la misma tendencia a<br />
infravalorar los resultados pequeños que hace que comamos<br />
“sólo una patata frita más” –una y otra vez– también<br />
puede contribuir a que sea relativamente sencillo<br />
que las personas que no se sienten a gusto lanzándose<br />
a ahorrar una gran cantidad de dinero de una vez, realicen<br />
varios depósitos más pequeños.<br />
Cómo mejorar el comportamiento<br />
colectivo: aumentar el ahorro<br />
Ahorrar no es fácil, debido, sobre todo al “tiempo que<br />
se descuenta”: los costes son inmediatos pero las recompensan<br />
llegan en un futuro a largo plazo. Hasta ha<br />
El sesgo de la opción por defecto se<br />
refiere a nuestra tendencia a seguir el<br />
camino que ofrece menor resistencia, es<br />
decir, a seguir haciendo lo que siempre<br />
hemos hecho o a hacer lo que nos venga<br />
dado automáticamente, aunque existan<br />
mejores alternativas<br />
ce poco, la tasa de ahorro en Estados Unidos era de menos<br />
del 1%. Esto quiere decir que, por término medio,<br />
la gente ha estado gastando más de lo que ganaba. En<br />
un estudio encargado por la Federación de Consumidores<br />
de América, el 82% de la gente afirmaba que “le<br />
gustaría ahorrar y construir riqueza”, pero sólo el 38%<br />
m a y o 2010 33
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
decía haber tenido un plan financiero en algún momento.<br />
En resumen: las personas quieren ahorrar, pero no<br />
lo hacen.<br />
La principal respuesta a la escasez de ahorro ha consistido<br />
en el remedio económico habitual: intentar incentivar<br />
el ahorro ofreciendo diferentes tipos de exenciones<br />
fiscales por las cuentas de ahorro. Este enfoque<br />
presenta varios problemas distintos: en primer lugar,<br />
da por hecho que las personas eligen de forma deliberada<br />
y racional entre el consumo en el presente o en el<br />
futuro, pero, a juzgar por la débil relación existente entre<br />
las variaciones naturales de la tasa de interés y las<br />
tasas de ahorro, el problema de la escasez de ahorro no<br />
se debe principalmente a la percepción de que “el rendimiento<br />
de los ahorros es demasiado bajo”. De hecho,<br />
la teoría económica tradicional apenas dedica atención<br />
al impacto que supone la subida de la tasa de rendimiento<br />
del ahorro, dado que un cambio en los rendimientos<br />
produce tanto un efecto de sustitución (que<br />
hace que el consumo futuro sea más atractivo) y un<br />
efecto ingreso (que hace que el ahorro para el futuro<br />
sea menos necesario).<br />
En segundo lugar, un aumento de los rendimientos<br />
efectivos provocado por una exención de impuestos sería<br />
algo enormemente injusto, ya que los beneficios<br />
Si un individuo tiene la convicción de que<br />
“tiene razón”, es probable que esté<br />
convencido de que una tercera parte<br />
neutral compartirá su punto de vista y,<br />
por lo tanto, posiblemente esté dispuesto<br />
a solucionar el problema sometiéndolo a<br />
un arbitraje<br />
aumentan de manera desproporcionada para quienes<br />
se encuentren en los tramos fiscales más altos. Sería,<br />
además, una medida ineficiente, ya que quienes están<br />
en los tramos impositivos más altos son probablemente<br />
las personas que ya tienen un nivel de ahorro adecuado.<br />
Hasta la fecha, las intervenciones más destacadas en<br />
Estados Unidos han consistido en cambiar los niveles<br />
de contribución por defecto a planes de pensiones o planes<br />
de ahorro tipo 401(k). Según un estudio, una empresa<br />
pasó de una tasa cero de aportaciones por defecto<br />
a una tasa por defecto del 3%, y comprobó cómo se producía<br />
una modificación al alza en la proporción de los<br />
empleados que ahorraban, además de un aumento en<br />
las tasas medias de las aportaciones. Sin embargo, no<br />
todo fueron buenas noticias: la empresa ofreció llegar<br />
hasta el 6%: las contribuciones de los empleados eran<br />
igualadas una a una por la empresa hasta un 6%, de<br />
modo que el nivel mínimamente óptimo de las contribuciones<br />
pasó a ser el 6% en lugar del 3%. Sin embargo,<br />
el porcentaje de empleados que aportaron el 6% descendió<br />
tras la implementación del plan, y algunos de los<br />
empleados que habrían ahorrado al 6% lo hicieron al<br />
3%. Esto da idea tanto del poder como de los posibles<br />
problemas de las opciones por defecto.<br />
Un buen ejemplo es el innovador programa desarrollado<br />
por el catedrático de la University of Chicago Richard<br />
Thaler y por Shlomo Benartzi, de UCLA, y bautizado<br />
con el nombre de “Ahorra más mañana”. En este<br />
programa, los empleados se comprometen de antemano<br />
a renunciar automáticamente a una parte de los<br />
futuros aumentos de sueldo, cantidades que pasarán a<br />
un fondo de pensiones. Por ejemplo, un empleado que<br />
prevé un aumento anual de su salario de al menos un<br />
4% para los años siguientes puede optar a pasar la mitad<br />
de esa tasa a un fondo de pensiones. El programa<br />
explota tres sesgos diferentes. En primer<br />
lugar, apelando al ahorro del ma<br />
ñana se está valiendo de la disposición<br />
de las personas para tomar decisiones<br />
de cara al futuro siempre y cuando no<br />
supongan un sacrificio inmediato. En<br />
segundo lugar, el hecho de que los incrementos<br />
en los ahorros provengan de<br />
los futuros aumentos del sueldo juega<br />
con la idea de que “la renuncia a las ganancias<br />
es menos dolorosa que las pérdidas<br />
que exigen un desembolso”. Por<br />
último, este plan aprovecha los sesgos<br />
del statu quo/decisión por defecto: sin<br />
la tendencia humana a la inercia, es posible<br />
que las personas cambiaran de opinión a la hora<br />
de ahorrar si el mañana fuera hoy.<br />
Uno de los autores de este artículo [Loewenstein] está<br />
investigando en estos momentos, junto con Emily<br />
Haisley, que realiza su tesis doctoral en Carnegie Mellon,<br />
los programas que fomentan el ahorro por medio<br />
de incentivos de lotería. Uno de esos programas consiste<br />
en el diseño de un nuevo tipo de boleto de lotería del<br />
estado que permite a los clientes jugar y ahorrar dinero<br />
de forma simultánea. Una parte del precio del boleto se<br />
dedica a la apuesta de lotería tradicional, mientras que<br />
34 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w
el resto queda depositado en una cuenta de ahorro. Los<br />
boletos podrían ponerse a la venta por medio de máquinas<br />
de venta automática de boletos que también controlarían<br />
los saldos de las cuentas de ahorro. Otro rasgo<br />
importante de este programa es el incentivo añadido para<br />
seguir ahorrando y manteniendo unos elevados saldos<br />
en las cuentas de ahorro: cada mes,<br />
los ahorradores reciben automáticamen<br />
te un “boleto de regalo” por cada 100 dólares<br />
que tengan en su cuenta, lo cual les<br />
ofrece la oportunidad de ganar aún más<br />
premios. Además, reciben una comunicación<br />
cada vez que ingresan otros 100<br />
dólares en su cuenta.<br />
Al ofrecer una recompensa probabilística<br />
inmediata por el ahorro, este programa<br />
explota tanto las preferencias<br />
con sesgos hacia el presente como la<br />
sobrevaloración de las pequeñas probabilidades. Además<br />
de ofrecer una motivación para el ahorro, el entretenimiento<br />
y el placer que suponen jugar a la lotería<br />
sirven para negar el dolor de la negación propia que<br />
supone dejar apartado un dinero que se podría disfrutar<br />
en el presente. El programa también explota el efecto<br />
minucia: a la gente le desagrada tener que depositar<br />
grandes cantidades de dinero de una vez, por lo que<br />
este programa permite realizar depósitos pequeños y<br />
frecuentes.<br />
Cómo mejorar el comportamiento<br />
colectivo: la salud<br />
Las mayores oportunidades de mejorar la salud de la<br />
sociedad no se encuentran en la mejora de la provisión<br />
de los servicios sanitarios, sino en los cambios de comportamiento<br />
individual. Está claro que la clave para<br />
mejorar el comportamiento colectivo no está en “ofrecer<br />
más información”, como preconiza la economía<br />
tradicional. La gente es perfectamente consciente de<br />
los riesgos que fumar supone para la salud; aproximadamente<br />
el 70% de los fumadores afirma querer dejarlo,<br />
aunque sólo en torno al 2% o 3% consigue hacerlo<br />
cada año.<br />
Adelgazar es otro de los objetivos más difíciles de<br />
conseguir y los resultados de un estudio reciente alientan<br />
las tesis de que las ideas de la Economía Conductual<br />
pueden ser aplicadas de forma productiva a la pérdida<br />
de peso. Los sujetos que participaron en el experimento<br />
–militares veteranos residentes en Philadelphia–<br />
se inscribieron en un programa de adelgazamiento,<br />
el objetivo del cual era perder 8 kilos en 16 se<br />
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
manas. Se utilizaron dos tipos diferentes de incentivos<br />
de condicionamiento: uno basado en la lotería y otro<br />
consistente en la contratación de un depósito. Ambos<br />
grupos fueron comparados con un grupo de control al<br />
que no se ofreció ningún incentivo. Los sujetos sometidos<br />
a incentivos debían llamar a una enfermera to<br />
Las personas quieren ahorrar, pero no lo<br />
hacen; no obstante, es posible conseguir<br />
que las tasas de ahorro mejoren si las<br />
opciones que se presentan apelan a<br />
determinados sesgos<br />
dos los días e informarle de su peso y recibían a diario<br />
información sobre sus progresos por medio de mensajes<br />
de texto. Los incentivos acumulados se pagaban<br />
de forma mensual, una vez que los pesos que se habían<br />
comunicado por teléfono eran confirmados con<br />
una visita a la consulta. Esta combinación de información<br />
diaria y de pagos mensuales presentaba las siguientes<br />
ventajas:<br />
1. Las personas que conseguían sus objetivos recibían<br />
a menudo información positiva por medio de mensajes<br />
que les anunciaban que habían recibido su<br />
premio.<br />
2. El hecho de que los pagos se realizaran mensualmente<br />
aumentaba las posibilidades de que se acumulara<br />
una suma significativa de dinero, evitando así posibles<br />
“efectos minucia”.<br />
3. Ofreciendo tanto recompensas simbólicas por medio<br />
de mensajes de texto como recompensas reales<br />
en forma de cheques contantes y sonantes, era posible<br />
obtener el máximo provecho de los pagos. De hecho,<br />
era como si cada uno de los pagos se realizara<br />
dos veces.<br />
El condicionamiento del incentivo de la lotería consistía<br />
en una lotería con un valor previsto de tres dólares<br />
al día (que ofrecía una probabilidad entre cinco de<br />
ganar 10 dólares y una probabilidad entre 100 de ganar<br />
100 dólares). Los sujetos conseguían su recompensa cada<br />
día si progresaban adecuadamente para alcanzar su<br />
objetivo de pérdida de peso mensual. Este diseño venía<br />
motivado por la idea de que las loterías suelen tener mayor<br />
valor como incentivos que determinados pagos del<br />
m a y o 2010 35
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
mismo valor previsto. A ello hay que añadir que los jugadores<br />
de lotería suelen estar motivados tanto por un<br />
elemento de anticipación (la perspectiva de obtener un<br />
premio grande) como por un elemento retrospectivo,<br />
basado en la frecuencia de premios obtenidos en el pasado<br />
reciente. Al igual que ocurría con el programa de<br />
Al ofrecer una recompensa probabilística<br />
inmediata por el ahorro, el programa de<br />
lotería explota tanto las preferencias con<br />
sesgos hacia el presente como la<br />
sobrevaloración de las pequeñas<br />
probabilidades<br />
ahorro presentado en la sección anterior, la intervención<br />
de la lotería también explotaba las preferencias del sesgo<br />
del presente, ofreciendo a los individuos información<br />
rápida y positiva tras los comportamientos beneficiosos.<br />
Los sujetos informaban de su peso todos los días y recibían<br />
la suma de las dos cantidades a diario, en caso de<br />
que estuvieran realizando los progresos adecuados para<br />
cumplir sus objetivos al final de cada mes. Sin embargo,<br />
perdían su depósito y sus boletos de lotería si no<br />
cumplían los objetivos. También recibían un pago fijo<br />
de tres dólares por cada día que se quedaran por debajo<br />
del objetivo.<br />
El condicionamiento del contrato de un depósito explotaba<br />
las autopredicciones demasiado optimistas de<br />
los sujetos con la idea de introducir una motivación adicional.<br />
La gente tiende a ser excesivamente optimista a<br />
la hora de predecir cuánto peso va a perder (un fenómeno<br />
que la investigadora de la University of Toronto Janet<br />
Polivy ha bautizado como “el síndrome de la falsa<br />
esperanza”). Así, cuando se les pedía que aportaran dinero<br />
al principio de cada mes con vistas a la consecución<br />
de su objetivo, aproximadamente el 91% de los sujetos<br />
se mostraba dispuesto a hacerlo. De ellos, el contrato<br />
medio del depósito aumentó mes a mes mientras<br />
duró el experimento: 1,35 dólares el primer mes, 1,59<br />
dólares el segundo mes, 1,83 el tercer mes, y se estabilizó<br />
en 1,85 el cuarto mes. A medida que avanza el tiempo<br />
y a los sujetos les resulta cada vez más difícil bajar<br />
de peso, el deseo de no perder los depósitos supone una<br />
motivación añadida para lograr su objetivo. Condicionados<br />
por sus predicciones optimistas y por su aversión<br />
a perder sus depósitos, los sesgos de los sujetos pasa<br />
rían a convertirse, idealmente, en una profecía de autorealización.<br />
Los resultados de ambos experimentos fueron contundentes:<br />
los sujetos sometidos a incentivos perdieron<br />
más del tripe de peso que el grupo de control. Mientras<br />
que los sujetos condicionados con la lotería y los contratos<br />
de depósitos perdieron una media de<br />
entre 6 y 7 kilos respectivamente, la pér<br />
dida de peso media fue significativamente<br />
más baja en el grupo de control<br />
(2 kilos). La tasa extremadamente baja<br />
de abandonos del experimento da cuenta<br />
del atractivo de este enfoque: sólo un<br />
9% de los sujetos abandonaron, un porcentaje<br />
mucho más bajo de lo normal<br />
en los programas de adelgazamiento, en<br />
los que esta cifra a veces llega al 50%.<br />
Es posible que el beneficio de presentar<br />
una dieta en términos “amplios” o en<br />
términos más “restringidos” dependa de la etapa de<br />
adelgazamiento en que se encuentre una persona. Ofrecer<br />
un encuadre amplio del programa de pérdida de peso<br />
puede animar a la gente a apuntarse a él. De hecho,<br />
muchos anuncios de programas de adelgazamiento<br />
agregan la cantidad de peso que se ha de perder a lo largo<br />
de varios meses (“Pierda 5 kilos en dos meses” y no<br />
“Pierda 0,08 kilos al día durante dos meses”). Este enfoque<br />
pone el acento en la pérdida total de peso, a la vez<br />
que quita importancia al esfuerzo diario necesario para<br />
conseguir adelgazar. Dicho de otra manera, un enfoque<br />
amplio puede crear la ilusión de que se va a perder peso<br />
con un mínimo esfuerzo y de este modo anima a la<br />
gente a comenzar la dieta en cuestión.<br />
Sin embargo, durante las etapas intermedias de una<br />
dieta, pasar de un enfoque amplio a uno restringido<br />
puede hacer más llevadera la pérdida de peso, ya que<br />
divide el objetivo global en “subobjetivos” que son más<br />
fáciles de conseguir y que permiten un seguimiento<br />
más sencillo. Esta idea concuerda con el concepto de<br />
“intenciones de implementación” defendido por Peter<br />
Gollwitzer. En el contexto del estudio de adelgazamiento<br />
descrito aquí, los beneficios de un encuadre restringido<br />
servirían para explicar el aumento de pérdida de<br />
peso en condiciones incentivadas, ya que estos sujetos<br />
debían controlar su peso a diario, cosa que los participantes<br />
en el grupo de control no hacían. Por último,<br />
puede resultar útil volver de nuevo al enfoque amplio<br />
en las etapas finales de la dieta, cuando la persona se<br />
aproxima a su objetivo, ya que de este modo se pone de<br />
relieve la hazaña que ha supuesto la pérdida de peso<br />
global.<br />
36 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w
Cómo utilizar los sesgos para hacer<br />
frente al calentamiento global<br />
Aunque las iniciativas para aumentar la concienciación<br />
sobre las contribuciones individuales al calentamiento<br />
global pueden tener cierto impacto,<br />
es poco probable que remedien el pro<br />
blema de manera significativa. Cualquier<br />
solución seria ha de pasar por<br />
modificaciones importantes de los precios,<br />
que se pueden implementar a través<br />
de impuestos sobre el uso de la<br />
energía o de subsidios para la conservación.<br />
Por ejemplo, si la gasolina fuera<br />
mucho más cara de lo que es en la<br />
actualidad, la gente se pasaría inevitablemente<br />
a coches energéticamente<br />
más eficientes y, a la larga, probablemente<br />
modificaría su estilo de vida utilizando<br />
el transporte público o yendo a<br />
vivir más cerca de su trabajo, reduciendo de esta manera<br />
el consumo de carburantes y las emisiones.<br />
Las ideas de la Economía Conductual podrían servir<br />
para estimular el uso del transporte público. Los fondos<br />
que se dedican actualmente a dar publicidad al sistema<br />
de transporte público podrían ser redirigidos hacia un<br />
programa de incentivos basado en la lotería. Cada vez<br />
que un pasajero utiliza el sistema de transporte público,<br />
escanearía una tarjetapase electrónica con un número<br />
de identificación personal. Cada día se sortearía<br />
el número de una de esas tarjetas, cuyo dueño recibiría<br />
un gran premio siempre que haya utilizado el sistema<br />
ese día. Esta táctica explotaría la tendencia a dar demasiada<br />
importancia a las pequeñas probabilidades, ya que<br />
la gente usaría el sistema de transporte público por la<br />
pequeña probabilidad existente de ganar un gran premio.<br />
Para explotar también los incentivos de la aversión<br />
al arrepentimiento, los pasajeros también serían informados<br />
si su número salió elegido el día en que no hicieron<br />
uso del transporte público.<br />
Este enfoque también se podría emplear a la hora de<br />
diseñar seguros de coche del tipo “pague por lo que<br />
conduzca”. Alan Greenberg ha diseñado el programa<br />
asegurador “Pague según conduzca y ahorre”, caracterizado<br />
por bonificaciones basadas en los kilómetros que<br />
conduce la persona, y no en períodos de tiempo determinados.<br />
De esta manera, los conductores tendrían el<br />
incentivo de ahorrar dinero en su seguro si conducen<br />
menos. El programa resulta especialmente atractivo para<br />
aquéllos que sobrevaloran su capacidad para reducir<br />
su kilometraje. Estas personas pueden contratar las ta<br />
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
rifas más bajas, que permiten el kilometraje más bajo<br />
e imponen fuertes multas por los kilómetros de más<br />
que se conduzcan. Al igual que ocurría con el programa<br />
de adelgazamiento, una vez que se han comprometido<br />
a ser virtuosos y a querer evitar las multas, estos<br />
Los jugadores de lotería suelen estar<br />
motivados tanto por un elemento de<br />
anticipación (la perspectiva de obtener<br />
un premio grande) como por un<br />
elemento retrospectivo, basado en la<br />
frecuencia de premios obtenidos en el<br />
pasado reciente<br />
conductores se sienten motivados para reducir los kilómetros<br />
que conducen. Los estudios piloto de este programa<br />
indican que con su implementación se reduce<br />
el número de kilómetros conducidos, se reducen los<br />
m a y o 2010 37
APrEnDEr DE LoS ErrorES DE LoS ConSUMIDorES PArA AyUDArLES A ToMAr MEjorES DECISIonES<br />
Aunque las iniciativas para aumentar la<br />
concienciación sobre las contribuciones<br />
individuales al calentamiento global<br />
pueden tener cierto impacto, es poco<br />
probable que remedien el problema de<br />
manera significativa<br />
accidentes, se alivian los atascos de tráfico, disminuye<br />
la contaminación y se consigue un ahorro para el consumidor<br />
y unos mayores beneficios para la empresa<br />
aseguradora.<br />
Sacar provecho para ganar todos<br />
A algunos, la idea de utilizar los errores en la toma de<br />
decisiones para ayudar a las personas les puede parecer<br />
equivocada o de mal gusto. ¿Por qué habríamos de “engañar”<br />
a la gente para que actúe en su propio interés?<br />
Una visión más matizada entendería este enfoque como<br />
una forma de equilibrar un terreno de juego en el<br />
que numerosas organizaciones explotan errores de decisiones<br />
–normalmente para beneficio de la empresa y<br />
prejuicio del individuo– dentro de una política de esfuerzos<br />
por competir en el mercado.<br />
Las tácticas que sacan provecho de los<br />
errores en la toma de decisiones son utilizadas<br />
por una razón muy sencilla: funcionan<br />
en una gran cantidad de personas.<br />
En un mundo ideal, podríamos valernos<br />
de la racionalidad inherente al ser<br />
humano para ayudarlas a defenderse en<br />
un mundo que explota sus prejuicios.<br />
Sin embargo, ahora sabemos que dejar<br />
que los consumidores se defiendan por<br />
sí mismos trae consigo muchas consecuencias<br />
negativas. Por el contrario, aprovechar los mismos<br />
errores que se utilizan normalmente para aprovecharse<br />
de los consumidores puede ayudar a que muchas<br />
personas se sientan mejor.<br />
«Aprender de los errores de los consumidores para ayudarles a tomar mejores<br />
decisiones». © rotman School of Management. Este artículo ha sido<br />
publicado anteriormente en Rotman Magazine con el título “Using Decision<br />
Errors to Help People to Help Themselves”. referencia n. o 3586.<br />
Si desea más información relacionada<br />
con este tema, introduzca el código 21387<br />
en www.e-deusto.com/buscadorempresarial<br />
38 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w