D:\LeoFer\Departamento de Inves - Universidad de Belgrano

Tesis de Doctorado La inferencia clínica y la elaboración de hipótesis de trabajo de los psicoterapeutas
8.2 Conclusiones sobre las hipótesis formuladas
Otro de los objetivos de esta investigación, fue detectar si existían diferencias significativas entre psicoanalistas
y terapeutas cognitivos en las hipótesis formuladas sobre una misma sesión terapéutica.
Las hipótesis formuladas por los terapeutas se analizaron de dos maneras diferentes: una descriptiva,
que tomó en cuenta la cantidad y el momento de la sesión en la que se formularon, y otra evaluativa que
implicó el examen del contenido de dichas hipótesis, de acuerdo con los ítems del Ordenamiento Q (PQS).
En la forma descriptiva de análisis no se encontraron diferencias entre los terapeutas de los dos marcos
teóricos. Si bien la cantidad de hipótesis formuladas por los terapeutas de ambos marcos teóricos no es la
misma (227 en los psicoanalistas y 192 en los terapeutas cognitivos), esta diferencia no es estadísticamente
significativa. Los momentos de la sesión en los que se formularon esas hipótesis tampoco pueden ser
discriminados por los marcos teóricos de los terapeutas enunciantes (Figura 8). Es decir, que la cantidad y
lugar de aparición de las hipótesis, no permite distinguir el marco teórico desde el que se formularon.
Con relación a los aspectos evaluativos y, contrariamente a lo ocurrido con los aspectos descriptivos, el
marco teórico de los terapeutas cobra relevancia significativa a la hora de discriminar el estilo y el contenido
de las hipótesis. De esta forma, a partir de estos últimos, pueden distinguirse, con un alto margen de
seguridad, el marco teórico desde el cual se formularon las hipótesis (Tabla 17).
La relevancia del Ordenamiento Q en la presente investigación fue notoria, ya que fue el instrumento que
permitió diferenciar taxativamente la producción de hipótesis de los terapeutas de uno y otro marco teórico.
Los ítems que permitieron tal discriminación (Tabla 19) se corresponden en forma bastante precisa, con la
conceptualización teórica sustentada por cada uno de los dos tipos de terapeutas analizados. Esto muestra
que, los terapeutas formulan sus hipótesis según los preceptos que corresponden a su orientación
teórica de trabajo.
Para ejemplificar, se puede observar que los ítems del ordenamiento Q más representativos de las
hipótesis de los psicoanalistas fueron: “el terapeuta interpreta los deseos, sentimientos o ideas rechazadas
o inconscientes” (ítem 67), “se abordan los sentimientos y experiencias sexuales” (ítem 11), “el terapeuta es
neutral” (ítem 93). Mientras que para los terapeutas cognitivos, los ítems más representativos fueron: “los
diálogos se centran sobre temas cognitivos, por ejemplo, sobre ideas o sistemas de creencias” (ítem 30), “el
terapeuta actúa para fortalecer las defensas” (ítem 89), “se dialoga sobre las metas del tratamiento del
paciente” (ítem 4). Como se ve, gran parte de los ítems que aparecen en esta Tabla se adscriben de forma
clara a conceptos claves de cada uno de los marcos teóricos. Vale la pena recordar que los evaluadores de
las hipótesis desconocían el marco teórico del terapeuta que las había enunciado.
Aun cuando el PQS fue diseñado originariamente para el análisis de las sesiones terapéuticas como un
todo y no para la captación de elementos distintivos intrasesión, resultó ser un dispositivo altamente eficaz
y sensible para el análisis particularizado de las hipótesis.
Un dato interesante surge del hecho de que habiendo sido utilizado el PQS en su forma standard, para
analizar en forma directa el contenido de la sesión, no apareciesen diferencias entre los terapeutas de
distintos marcos teóricos (Tabla 16). Esto podría significar, que solo una vez que ha sido interpretada una
situación aparece una diferencia proveniente del marco teórico del terapeuta. Es decir resulta necesario que
medie una hipótesis y no una descripción para que el marco teórico se vuelva relevante.
El Tema central conflictivo-relacional (CCRT) ha sido utilizado en esta investigación para captar algunos
elementos distintivos de la elección de marcas y la formulación de hipótesis. La división de la sesión en
Episodios relacionales, tal como prescribe la técnica original (Luborsky, 1990), (ver página 35), ha permitido
observar, en los terapeutas de orientación cognitiva, una tendencia a formular sus hipótesis en los momentos
en que el paciente presenta un Episodio relacional (página 103). Este resultado, si bien estadísticamente
débil, indicaría que para estos terapeutas, los eventos que resultan relevantes para la conceptualización
clínica son aquellos en los que el paciente interactúa con otros o consigo mismo.
En los psicoanalistas, tanto los Episodios relacionales cuanto los momentos del relato del paciente
carentes de tales Episodios, brindaron la misma oportunidad de formular hipótesis.
Una vez más se puede observar que, cuando se realiza algún tipo de análisis de contenido (en este caso
el contenido es el discurso del paciente), se encuentra una diferencia en la formulación de hipótesis de
ambos tipos de terapeutas.
Este resultado es coherente con los que se presentarán con relación al marco referencial teórico de los
terapeutas. Los terapeutas cognitivos se declararon influidos por autores tales como Safran, Guidano o
Bowlby, que suscriben planteos teóricos claramente interpersonales.
Se encuentra planificado para un próximo estudio, fuera de esta tesis, la exploración de la incidencia de
cada uno de los componentes del CCRT (W, RO y RS, página 35), en la formulación de las hipótesis.
Todos los hallazgos recién señalados muestran que hay dos etapas diferentes en el proceso de generación
de una hipótesis. Una primera etapa es la de selección de la información, en esta investigación repre-
62