La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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www.elaleph.com Mauricio Mæterlinck donde los libros son gratis XIX La teoría corriente, renovada, por otra parte, de Buffon, sostienen que las abejas no abrigan intención alguna de hacer hexágonos con base piramidal; que lo único que quieren es cavar en la cera alvéolos redondos, pero como sus vecinas y las que trabajan sobre la otra superficie del panal, cavan al mismo tiempo, con las mismas intenciones, los puntos en que se encuentran los alvéolos van creando forzosamente la forma hexagonal. Esse agrega, lo que ocurre con los cristales, con las escamas de ciertos peces, las pompas de jabón, etc. ; es también lo que ocurre en el siguiente experimento propuesto por Buffon, «Que se llene -dice-una vasija con guisantes o cualquier grano cilíndrico y que se tape exactamente, después de haberle echado tanta agua cuanta quepa entre los granos ; que se haga hervir esa agua, y todos los cilindros se transformarán en columnas de seis caras. Se ve bien clara la razón de esto, que es puramente mecánica: cada grano de figura, ciIíndrica tiende, al hincharse, a ocupar el mayor espacio posible dentro de un espacio dado ; se hacen, pues, necesariamente hexagonales por la compresión recíproca. Cada abeja trata de ocupar, también, el mayor espacio posible en un espacio dado; es, pues, del mismo modo necesario, desde que, el cuerpo de las abejas es el ciIíndrico que sus celdas sean hexagonales, por la misma razón de los obstáculos recíprocos.» 82 XX He ahí unos obstáculos recíprocos que crean una maravilla, como, por la misma razón, los vicios de los hombres producen una virtud general, que es suficiente para que la especie humana, tan a menudo odiosa en sus individuos, no lo sea en su conjunto. Podría objetarse desde luego, como lo han hecho Broughman, Kirby, Spence, y otros sabios, que, el experimento de las pompas de jabón y de los guisantes no prueba nada, porque en uno y otro caso, el efecto de la presión no produce sino formas muy irregulares y no explica la razón de ser del
www.elaleph.com La vida de las abejas donde los libros son gratis fondo prismático de las celdas. Podía contestarse, sobre todo, que hay más de una manera de sacar partido de las ciegas necesidades, que la avispa cartonera, que el abejorro velludo, las Meliponas y las Trigonas de Méjico y del Brasil aunque las circunstancias y el objeto sean semejantes, llegan a resultados muy diferentes y manifiestamente, inferiores. Podría decirse, también, que si las celdas de la abeja obedecen a la ley de los cristales, de la nieve, de las pompas de jabón y de los guisantes hervidos de Buffon, obedecen al propio tiempo, por su simetría, general, por su disposición en dos capas opuestas, por su inclinación calculada, etc., a muchas otras leyes que no se encuentran en la materia. Podría agregarse que, también, todo el genio del hombre consiste en cómo saca partido de necesidades análogas, y que si esa manera nos parece la mejor posible, es porque no hay juez alguno por arriba de nosotros. Pero bueno es que estos razonamientos se desvanezcan ante los hechos, y para poner de lado una objeción sacada de un experimento, nada vale tanto como otro experimento. Con el fin de convencerme de, que la arquitectura hexagonal estaba realmente inscripta en el cerebro de la abeja, recorté y quité un día del centro de un panal, en un sitio en que al mismo tiempo había huevecillos y celdas llenas de miel, un disco del tamaño de una moneda de un peso. Cortando luego el disco por el medio del espesor de su circunferencia, en el punto en que se unen las bases piramidales de las celdas, apliqué sobre la base de una de las dos secciones obtenidas así, una redondela de estaño inmensa de la misma dimensión y lo bastante resistente para que las abejas no pudiesen deformarla ni doblarla. En seguida puse la sección con su redondela en el sitio de donde la había sacado. Una de las caras del panal no ofrecía, pues, nada anormal, puesto que el daño quedaba reparado de ese modo, pero en la otra veíase una especie de gran agujero cuyo fondo era: formado por la, redondela de estaño y que ocupaba el lugar de unas treinta celdas. Las abejas se quedaron en un principio desconcertadas, fueron en multitud a examinar y estudiar el abismo inverosímil, y durante varios días se agitaron en torno de él, y deliberaron sin resolver. Pero como yo las 83
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fondo prismático <strong>de</strong> <strong>las</strong> celdas.<br />
Podía contestarse, sobre todo, que hay más <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong> sacar<br />
partido <strong>de</strong> <strong>las</strong> ciegas necesida<strong>de</strong>s, que la avispa cartonera, que el<br />
abejorro velludo, <strong>las</strong> Meliponas y <strong>las</strong> Trigonas <strong>de</strong> Méjico y <strong>de</strong>l Brasil<br />
aunque <strong>las</strong> circunstancias y el objeto sean semejantes, llegan a resultados<br />
muy diferentes y manifiestamente, inferiores. Podría <strong>de</strong>cirse, también,<br />
que si <strong>las</strong> celdas <strong>de</strong> la abeja obe<strong>de</strong>cen a la ley <strong>de</strong> los cristales, <strong>de</strong><br />
la nieve, <strong>de</strong> <strong>las</strong> pompas <strong>de</strong> jabón y <strong>de</strong> los guisantes hervidos <strong>de</strong> Buffon,<br />
obe<strong>de</strong>cen al propio tiempo, por su simetría, general, por su disposición<br />
en dos capas opuestas, por su inclinación calculada, etc., a muchas<br />
otras leyes que no se encuentran en la materia.<br />
Podría agregarse que, también, todo el genio <strong>de</strong>l hombre consiste<br />
en cómo saca partido <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s análogas, y que si esa manera nos<br />
parece la mejor posible, es porque no hay juez alguno por arriba <strong>de</strong><br />
nosotros. Pero bueno es que estos razonamientos se <strong>de</strong>svanezcan ante<br />
los hechos, y para poner <strong>de</strong> lado una objeción sacada <strong>de</strong> un experimento,<br />
nada vale tanto como otro experimento.<br />
Con el fin <strong>de</strong> convencerme <strong>de</strong>, que la arquitectura hexagonal estaba<br />
realmente inscripta en el cerebro <strong>de</strong> la abeja, recorté y quité un día<br />
<strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> un panal, en un sitio en que al mismo tiempo había huevecillos<br />
y celdas llenas <strong>de</strong> miel, un disco <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> una moneda <strong>de</strong><br />
un peso. Cortando luego el disco por el medio <strong>de</strong>l espesor <strong>de</strong> su circunferencia,<br />
en el punto en que se unen <strong>las</strong> bases piramidales <strong>de</strong> <strong>las</strong> celdas,<br />
apliqué sobre la base <strong>de</strong> una <strong>de</strong> <strong>las</strong> dos secciones obtenidas así, una<br />
redon<strong>de</strong>la <strong>de</strong> estaño inmensa <strong>de</strong> la misma dimensión y lo bastante<br />
resistente para que <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> no pudiesen <strong>de</strong>formarla ni doblarla. En<br />
seguida puse la sección con su redon<strong>de</strong>la en el sitio <strong>de</strong> don<strong>de</strong> la había<br />
sacado. Una <strong>de</strong> <strong>las</strong> caras <strong>de</strong>l panal no ofrecía, pues, nada anormal,<br />
puesto que el daño quedaba reparado <strong>de</strong> ese modo, pero en la otra<br />
veíase una especie <strong>de</strong> gran agujero cuyo fondo era: formado por la,<br />
redon<strong>de</strong>la <strong>de</strong> estaño y que ocupaba el lugar <strong>de</strong> unas treinta celdas. <strong>La</strong>s<br />
<strong>abejas</strong> se quedaron en un principio <strong>de</strong>sconcertadas, fueron en multitud<br />
a examinar y estudiar el abismo inverosímil, y durante varios días se<br />
agitaron en torno <strong>de</strong> él, y <strong>de</strong>liberaron sin resolver. Pero como yo <strong>las</strong><br />
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