La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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www.elaleph.com Mauricio Mæterlinck donde los libros son gratis née. Todas estas obras han tenido numerosas ediciones. El señor Alfredo Ebelot en una de sus últimas correspondencias de París, escribió a La Nación las siguientes apreciaciones sobre La Vida de las Abejas. « ... Es una de las obras más notables, en mi humilde modo de ver, que se hayan publicado este año. Quiero hablar de La vie des abeilles) de Mauricio Mæterlinck, un belga naturalizado parisiense, un poeta en prosa matizado de filósofo y de sabio. Tiempo ha que las abejas han despertado las meditaciones de Poetas y de sabios. Desde Virgilio, para no remontar más allá, hasta Darwin, las costumbres de estos maravillosos insectos han dado margen a observaciones y reflexiones en que rebosan la simpatía y la admiración que indefectiblemente inspiran a quien los estudia. A medida que se las conoció mejor la organización social que han llegado a darse, ha sentado un problema de grande transcendencia. ¿Es mero instinto lo que les ha permitido establecer instituciones y realizar trabajos de tan innegable perfección ó ha de llamarse inteligencia, en el sentido lato que atribuimos los hombres a esta palabra, la fuerza mental» que dirige a las abejas? Decir que es instinto equivale sencillamente a modificar los términos en que se formula el problema, figurándose que con esto se ha dado un paso hacia la solución. Es substituir una palabra a otra, no explicar un hecho. Decir que es inteligencia y que existe, por decirlo así, una sociología de las abejas, sometida a un proceso de evolución y de progreso intelectual y político, como se diz pasa para el cerebro de los humanos y los destinos de la humanidad, esto entraña también un fenómeno cuya explicación nos escapa, y escapará tal vez eternamente a los que vivimos en esta tierra, pero cuyo estudio, aun cuando resultase estéril, importa muchísimo a la comprensión del papel que nos cabe en la creación, al concepto que nos hemos de formar del carácter de la vida y de la distribución de la misma en el Universo, y ofrece de consiguiente un interés trascendental. » Se necesitaba valor para emprender una historia natural y filosófica de las abejas después de haber sido desarrollado este tema por 4
www.elaleph.com La vida de las abejas donde los libros son gratis Huber, con la abundancia y precisión de un naturalista de campanillas que le dedicó veintitantos años de su vida; por Michelet, con la clarividencia apasionada y el estilo mágico del más artista de los historiadores. No hablo de Darwin, cuyo capítulo consagrado a las abejas en el Origen de las especies, forma una de las más preciosas joyas de este libro inmortal. Mæterlinck ha tenido este valor y le ha salido bien. Su libro no desmerece de los mejores que hayan sido escritos sobre la materia. No desmerece como fondo, pues harto se ve desde las primeras páginas, que no es un aficionado a la apicultura, sino que tiene el fuego sagrado de la observación y de la experimentación. No desmerece como fondo pues hay páginas descriptivas que, por el calor y la vivacidad del colorido, pueden colocarse al lado de las análogas del mismo Michelet. Todo lo relativo al vuelo nupcial de la reina de las abejas es un modelo de exactitud palpitante y luminosa. El libro, sin embargo, no se asemeja a ningún otro. Posee una originalidad penetrante, un acento personal y moderno. Tanto en la forma como en el fondo, se resiente de la época en que ha sido escrito, época inquieta en que las ideas que se ventilan y los métodos de ejecución de que se valen escritores y artistas plásticos para expresarlas, llevan un sello de ardor febril al propio tiempo que de cansancio descontentadizo, de duda descorazonada al propio tiempo que de fe entusiasta; época turbia en que los antiguos ideales se desvanecen en las almas, y en que los nuevos, lentamente elaborados en medio de la incertidumbre universal, no han llegado a tomar cuerpo y a revestirse de formas definidas. La conclusión general que se desprende de la obra es que no sabemos nada, y que cuanto más nos esforzaron en explorar a tanteos los misterios que nos rodean, más hondo, más insondable nos parece el abismo de lo que ignoramos. Incapaces de comprender la razón de ser del Universo y la causa ignota de todo cuanto existe, se desarrolla y muere, mejor dicho, se transforma en esta tierra, nos contentamos con palabras huecas para satisfacer nuestro vano deseo de darnos cuenta de las cosas. Estas palabras cambian con las épocas. A la fatalidad antigua 5
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Huber, con la abundancia y precisión <strong>de</strong> un naturalista <strong>de</strong> campanil<strong>las</strong><br />
que le <strong>de</strong>dicó veintitantos años <strong>de</strong> su <strong>vida</strong>; por Michelet, con la clarivi<strong>de</strong>ncia<br />
apasionada y el estilo mágico <strong>de</strong>l más artista <strong>de</strong> los historiadores.<br />
No hablo <strong>de</strong> Darwin, cuyo capítulo consagrado a <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> en el<br />
Origen <strong>de</strong> <strong>las</strong> especies, forma una <strong>de</strong> <strong>las</strong> más preciosas joyas <strong>de</strong> este<br />
libro inmortal.<br />
Mæterlinck ha tenido este valor y le ha salido bien. Su libro no<br />
<strong>de</strong>smerece <strong>de</strong> los mejores que hayan sido escritos sobre la materia. No<br />
<strong>de</strong>smerece como fondo, pues harto se ve <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>las</strong> primeras páginas,<br />
que no es un aficionado a la apicultura, sino que tiene el fuego sagrado<br />
<strong>de</strong> la observación y <strong>de</strong> la experimentación. No <strong>de</strong>smerece como fondo<br />
pues hay páginas <strong>de</strong>scriptivas que, por el calor y la vivacidad <strong>de</strong>l colorido,<br />
pue<strong>de</strong>n colocarse al lado <strong>de</strong> <strong>las</strong> análogas <strong>de</strong>l mismo Michelet.<br />
Todo lo relativo al vuelo nupcial <strong>de</strong> la reina <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> es un mo<strong>de</strong>lo<br />
<strong>de</strong> exactitud palpitante y luminosa.<br />
El libro, sin embargo, no se asemeja a ningún otro. Posee una originalidad<br />
penetrante, un acento personal y mo<strong>de</strong>rno. Tanto en la forma<br />
como en el fondo, se resiente <strong>de</strong> la época en que ha sido escrito, época<br />
inquieta en que <strong>las</strong> i<strong>de</strong>as que se ventilan y los métodos <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong><br />
que se valen escritores y artistas plásticos para expresar<strong>las</strong>, llevan un<br />
sello <strong>de</strong> ardor febril al propio tiempo que <strong>de</strong> cansancio <strong>de</strong>scontentadizo,<br />
<strong>de</strong> duda <strong>de</strong>scorazonada al propio tiempo que <strong>de</strong> fe entusiasta; época<br />
turbia en que los antiguos i<strong>de</strong>ales se <strong>de</strong>svanecen en <strong>las</strong> almas, y en que<br />
los nuevos, lentamente elaborados en medio <strong>de</strong> la incertidumbre universal,<br />
no han llegado a tomar cuerpo y a revestirse <strong>de</strong> formas <strong>de</strong>finidas.<br />
<strong>La</strong> conclusión general que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> la obra es que no sabemos<br />
nada, y que cuanto más nos esforzaron en explorar a tanteos los<br />
misterios que nos ro<strong>de</strong>an, más hondo, más insondable nos parece el<br />
abismo <strong>de</strong> lo que ignoramos. Incapaces <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la razón <strong>de</strong> ser<br />
<strong>de</strong>l Universo y la causa ignota <strong>de</strong> todo cuanto existe, se <strong>de</strong>sarrolla y<br />
muere, mejor dicho, se transforma en esta tierra, nos contentamos con<br />
palabras huecas para satisfacer nuestro vano <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> darnos cuenta <strong>de</strong><br />
<strong>las</strong> cosas. Estas palabras cambian con <strong>las</strong> épocas. A la fatalidad antigua<br />
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