La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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<strong>La</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
<strong>La</strong> colmena nunca, está tan bella como la víspera <strong>de</strong>l heroico renunciamiento.<br />
Esa, es para ella la hora sin igual, animada, algo febril y<br />
sin embargo serena, <strong>de</strong> la plena abundancia y <strong>de</strong>l júbilo pleno. Tratemos<br />
<strong>de</strong> imaginárnosla, no tal como la ven <strong>las</strong> <strong>abejas</strong>, porque no po<strong>de</strong>mos<br />
sospechar <strong>de</strong> qué mágica manera se reflejan los fenómenos en <strong>las</strong><br />
seis o siete, mil facetas <strong>de</strong> sus ojos laterales, y en el triple ojo ciclópeo<br />
<strong>de</strong> su frente, sino tal como la veríamos sí fuéramos <strong>de</strong> su tamaño.<br />
Des<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong> una cúpula más colosal que la San Pedro en Roma,<br />
bajan hasta el suelo, verticales, múltiples y parale<strong>las</strong>, gigantescas<br />
pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> cera, construcciones geométricas, suspendidas en <strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong><br />
y el vacío, Y que, en proporción, no podrían compararse a ninguna<br />
construcción humana, por su precisión, su audacia y su enormidad.<br />
Cada una dé, esas pare<strong>de</strong>s, cuya substancia se halla aún completamente<br />
fresca, virginal, plateada, inmaculada, perfumada, está formada<br />
por millares <strong>de</strong> celdas y contiene víveres suficientes para alimentar<br />
al pueblo entero durante varias semanas. Aquí, se ven <strong>las</strong> resplan<strong>de</strong>cientes<br />
manchas rojas, amaril<strong>las</strong>, malva y negras <strong>de</strong>l polen, fermentos<br />
<strong>de</strong> amor <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> flores <strong>de</strong> la primavera, acumulados en los, transparentes<br />
alvéolos. En torno, como largas y fastuosas tapicerías <strong>de</strong> oro,<br />
<strong>de</strong> pliegues rígidos e inmóviles, la miel <strong>de</strong> abril, la más linda y más<br />
perfumada, reposa ya en sus veinte mil <strong>de</strong>pósitos, cerrados con un sello<br />
que sólo se violará en los días <strong>de</strong> miseria. Más arriba, la miel <strong>de</strong> mayo<br />
continúa madurando en sus cubas abiertas, a cuyos bor<strong>de</strong>s se ven<br />
cohortes vigilantes que mantienen una corriente <strong>de</strong> aire continua. En el<br />
centro, y lejos <strong>de</strong> la luz cuyas chispas, <strong>de</strong> diamante entran por la única<br />
abertura, en la, parte más caliente <strong>de</strong> la colmena, dormita y se <strong>de</strong>spierta<br />
el porvenir. Es el regio dominio <strong>de</strong> los huevecillos, reservado a la reina<br />
y sus acólitos: alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> diez mil mansiones en que reposan los<br />
huevos, quince o dieciséis mil cuartos ocupados por <strong>las</strong> larvas, cuarenta<br />
mil casas habitadas por <strong>las</strong> ninfas, cuidadas por millares <strong>de</strong> nodrizas<br />
3 . Por fin, en el saneta sanctorum <strong>de</strong> aquellos limbos, aparecen<br />
también los tres, cuatro, seis o doce palacios cerrados, muy vastos en<br />
3 <strong>La</strong>s cifras que aquí damos son rigurosamente exactas. Son <strong>las</strong> <strong>de</strong> una colme-<br />
na gran<strong>de</strong> en plena prosperidad.<br />
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