La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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<strong>La</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
riosa que sea. No pasaremos revista a todos los hechos que se podrían<br />
invocar. Rápidamente enumerados, bastará con algunos <strong>de</strong> los más<br />
significativos.<br />
IV<br />
Y en primer lugar, la mejora más importante y más radical, que en<br />
el hombre correspon<strong>de</strong>ría a inmensos trabajos: la protección exterior <strong>de</strong><br />
la comunidad.<br />
<strong>La</strong>s <strong>abejas</strong> no habitan como nosotros en ciuda<strong>de</strong>s a cielo abierto y<br />
libradas al capricho <strong>de</strong>l viento y <strong>las</strong> borrascas, sino en ciuda<strong>de</strong>s cubiertas<br />
por entero con una envoltura protectora. Ahora bien, en el estado<br />
natural y bajo un clima i<strong>de</strong>al no suce<strong>de</strong> lo mismo. Si <strong>las</strong> <strong>abejas</strong><br />
escucharan solamente el fondo <strong>de</strong> su instinto, se limitarían a construir<br />
sus panales al aire libre. En <strong>las</strong> Indias, la Apis Dorsata no busca á<strong>vida</strong>mente<br />
los árboles huecos o <strong>las</strong> grietas <strong>de</strong> <strong>las</strong> rocas. El enjambre se<br />
cuelga <strong>de</strong> la horquilla <strong>de</strong> una rama, y el panal se alarga, la reina pone<br />
<strong>las</strong> provisiones se acumulan sin otro abrigo que los cuerpos mismos <strong>de</strong><br />
<strong>las</strong> obreras. A veces se ha visto que nuestra abeja septentrional, engañada<br />
por un verano muy suave volvía a ese instinto, y se han encontrado<br />
enjambres que vivían <strong>de</strong> esa manera, al aire libre, en medio <strong>de</strong> un<br />
matorral 15 . Pero, hasta en <strong>las</strong> Indias, esta costumbre que parece innata,<br />
tiene enojosas consecuencias. Inmoviliza un número tal <strong>de</strong> obreras,<br />
únicamente ocupadas en mantener el calor necesario en torno <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />
que trabajan la cera y <strong>de</strong> <strong>las</strong> que crían los huevecillos que la Apis<br />
Dorsata suspendida <strong>de</strong> <strong>las</strong> ramas no construye más que un solo panal.<br />
Por el contrario, el menor abrigo le permito edificar cuatro, cinco y aun<br />
15 El caso es bastante frecuente entre los enjambres secundarios y terciarios<br />
porque son menos experimentados y menos pru<strong>de</strong>ntes que el enjambre primario;<br />
llevan a su cabeza una reina virgen y bersátil, y están casi compuestos por<br />
<strong>abejas</strong> muy jóvenes en quienes el primitivo instinto habla tanto más alto cuanto<br />
que todavía ignoran los caprichos y el rigor <strong>de</strong> nuestro bárbaro cielo. Por lo<br />
<strong>de</strong>más, ninguno <strong>de</strong> esos enjambres sobrevive a los primeros cierzos <strong>de</strong>l otoño,<br />
y van a reunirse con <strong>las</strong> innumerables víctimas <strong>de</strong> los lentos y obscuros experimentos<br />
<strong>de</strong> la Naturaleza.<br />
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