Untitled - Darkaarûn (la novela)

ien en esos casos.
A su espalda, sonaban los rugidos y gruñidos propios de
una pelea entre bestias. Era mucho mejor no mirar atrás.
* * * * * * * *
Jezabel corría por el pasillo, con la boca abierta y el
rostro enmarcado por la rabia no contenida. Habían asaltado
el lugar de refugio de su gente y superado todas las defensas.
La tregua había sido violada y aquello marcaba el punto de
inicio de la guerra.
Lo más importante no era pensar en la guerra en sí,
sino en salvar al mayor número de seguidores de la sociedad.
Tanto por su interés económico como por las habilidades que
algunos de los más antiguos poseían, era necesario que
sobrevivieran al ataque. Tiempo tendrían de reorganizarse.
Aquello no quedaría así.
Una de las bestias irrumpió por una de las puertas,
decapitando a uno de los guardias personales de Phillipe.
Había sido entrenado expresamente por Jezabel, así que esta
enfureció aún más cuando su «cachorro» cayó muerto como
un muñeco de trapo. El hombre lobo se giró hacia ella y
gruñó de placer.
—Espero que tengas hambre, lobito, porque aquí hay
más de lo que puedes tragar —susurró, mientras invocaba al
poder que corría por sus venas muertas hace ya mucho
tiempo.
Como fiel seguidora y guardaespaldas personal de
Phillipe, Jezabel había aprendido el arte de la lucha y los
poderes de su sangre desde hacía más de doscientos años. La
paz le resultaba aburrida y el fin de la tregua por parte de
los hombres lobo le traía a los labios el placentero sabor de la
sangre.
Con una sonrisa en su rostro, se abalanzó hacia delante,
mientras la bestia hacía lo propio.
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