10.05.2013 Views

El Alfarero Desvelado -L-ensayos-1964- 571kb - andes

El Alfarero Desvelado -L-ensayos-1964- 571kb - andes

El Alfarero Desvelado -L-ensayos-1964- 571kb - andes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

pertenece al mundo, a los lectores de cualquiera latitud, aunque el mensaje apariencial de sus<br />

escritos provenga de lo entrañable hispánico, elevado a dignidad de creación literaria.<br />

Autor de cien libros, sin la "opus magna” que corone su inmensa tarea. Ninguno vale más<br />

que todos. Cualquier equivale a los otros, aunque exista una gradación de valores para calificar<br />

cada obra. Es el drama del escritor cultísimo y depurado de nuestro tiempo: piensa y concibe con<br />

lucidez, expresa y redondea con ceñido estilo. Es la técnica de lo perfecto. Pero esa perfección<br />

cotidiana que enaltece al artesano de su oficio, corta el vuelo del gran creador: de tanto esmerarse<br />

en la importancia de todo y en la finura de los detalles, el escritor se disuelve en centenares de<br />

libros, en millares de capítulos, que todos juntos hacen una cordillera de cimas semejantes, sin que<br />

sobresalga la cumbre remontada de una sola y soberbia creación.<br />

Azorín, autor de numerosos, bellos y dignísimos libros, no dejará el grande libro que lo<br />

inmortalice. Su genialidad de pensador y de literato hay que buscarla en la pluralidad de sus ideas<br />

y sus obras.<br />

<strong>El</strong> maestro cumple 90 años. Ya no recibe, casi no sale, oye poco. <strong>El</strong> rostro arrogante, de<br />

luna llena de los 45, se ha convertido en la imagen magra, entristecida del meditador crepuscular.<br />

Pero lee y escribe siempre aunque publique poco.<br />

A mitad de camino entre el filósofo y el poeta, pensador y estilista, crítico, descriptor<br />

inimitable, Azorin es uno de los más nobles talentos creadores del siglo. Creador, sí: el que todo lo<br />

remira, lo remuda, y lo recrea al vertirlo a los demás. A nadie correspondería el Nóbel de Literatura<br />

mejor que al fino Azorín, porque nadie enseñó con mayor destreza el arte de idealizar la vida y<br />

afinar las almas. Su idealismo, todo él interior, aunque tocado por un leve soplo escéptico, es una<br />

lección constante de afirmación, de indagaciones constructivas. Porque Azorín recuerda para<br />

reconstruir, analiza para llegar al zumo de los hechos, describe, inventa, reflexiona buscando<br />

siempre la arista noble y bella de las cosas.<br />

No genial por un libro, sino fecundo, sugestivo, manando agua de vida y de hermosura en<br />

ciento, el alicantino es un torrente de sabiduría. Saber leerlo, poder gustarlo ¿Quién no le<br />

agradecerá las muchas horas de regocijo y admiración que su lectura suscitó?<br />

¡Sabe tantas cosas, esculpe y musicaliza el idioma, hiere las zonas más recónditas de la<br />

sensibilidad!<br />

Es un encantador.<br />

Sin embargo, en España, la consagración le llegó rodeada de incomprensiones. Unamuno<br />

no lo entendió o se desentendió de Azorín. Baroja lo vió menguado de su valer real. Valle-Inclán<br />

soslayaba su figura. Ortega, que le dedicó varios capítulos, se apoyaba en aquel falso enfoque de<br />

"primores de lo vulgar". ¿Envidia, incomprensión, pirueta verbal? La frase corrió. Y hay tontos o<br />

malos que imaginan la enorme arquitectura azoriniana sólo como una pequeña y prolongada<br />

intimidad. Mentira.<br />

Desde los tres primeros libros señeros —primeros en fama que otros hubo menores y<br />

circunstanciales— "Antonio Azorín", "La Voluntad", y "Confesiones de un Pequeño Filósofo", el<br />

insigne español muestra la garra halcónida del meditador sagaz. Viene de la estirpe de Vives, de<br />

Quevedo, de Gracián, de Cervantes, humanistas, moralistas, poetas del sentir y el expresar; y si no<br />

los aventaja en profundidad, los distancia en la síntesis contorneante y en la levedad del giro<br />

estilístico. Se leen los clásicos, siempre, con provecho y deliquio. Pero Azorín, más alado —clásico<br />

él mismo— retorna cada vez que la prosa del vivir y la estupidez de las literaturas agobian el<br />

espíritu. <strong>El</strong> sutil divagador de esta trilogía reflexiva, abre la puerta a la novela confesional,<br />

monólogo más que diálogo. Y en estructura y en sentido el relato fluye fuerte, sano, joven, vivaz<br />

para expresar viejas verdades en forma nueva. No es verdad —como alguien apuntó- que estas<br />

primeras obras de Azorín constituyen, como el Quijote, un espejo de la decadencia hispana. Ni el<br />

realismo esencial ni el melancólico escepticismo de sus páginas lo justifican; antes bien: son el<br />

espejo de la espiritualidad española. En ellas transcurre, bajo el ropaje del hombre ibérico y su<br />

morada y su drama cotidiano, el hombre eterno que renueva la trágica interrogación al contorno, a<br />

32

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!