2 - Universidad Manuela Beltran

más clásico, nunca modificó sus funciones y actividades propias y que cuando se habla de integración entre
universidad y empresa es con el riesgo voluntario de que ella tiene funciones dentro de los cuales ni siquiera
se considera la producción y los procesos de bienes materiales como su fin, pues es bien claro para todos que
de ella se esperó y todavía se espera su contribución en términos de conocimientos, de critica, de soluciones
para resolver los problemas que tiene el país, esto es todavía, una serie de productos intangibles que van mas
allá de los productos que genera el comercio o la industria y que en algunos caso incluso se oponen a los
mismos.
Los vínculos universidad-empresa son deseables en la medida en que su racionalidad no es, se insiste,
instrumental desde el punto de vista económico financiero. Más simple puede resultar aún, el único objetivo
de la venta de bienes y servicios, para los que están pensando en la interacción universidad-empresa
solamente como una manera de hacer de la universidad una empresa, lo cual vulneraría de manera sensible
las funciones específicas de la institución universitaria. Es con esta premisa y aclaración pertinente, que la
cuestión de la interacción universidad y producción, adquiere una significación diferente y que se pretende
analizar la relación universidad y producción.
¿LA UNIVERSIDAD COMO UNA ORGANIZACIÓN
EMPRESARIAL?
Se hace necesario además tener en cuenta las particularidades organizacionales que distinguen a la
universidad de la empresa o de la burocracia pública. Una de esas importantes diferencias ya se mencionó, la
constituye la autonomía, a propósito de la cual hay que insistir, es el valor que siempre fue preciso preservar,
al igual que el de la democratización, tanto de las vías de acceso al saber (que no debe confundirse con el
ingreso a una institución), como de los procesos internos de toma de decisiones. Pero la autonomía, como una
necesidad sentida y fundamental de la institución universitaria, no puede confundirse con el aislamiento ciego
y absurdo; con el simple autoritarismo voluntario, siempre habrá que contar con la interacción con las
demás organizaciones sociales (el gobierno, la empresa privada, la iglesia, el poder económico, político, etc.),
autonomía es saber elegir los interlocutores, participar en negociaciones para definir los términos del
intercambio, distribuirse los beneficios, etc. Los intercambios entre instituciones autónomas reciben el
nombre de interdependencia; autonomía en términos universitarios es la fuerza y la capacidad intelectual que
imprime el conocimiento a la auto solución de los problemas.
Si algunos insisten en la reflexión sobre la temática universitaria como una perspectiva que tiende a
caracterizarla como una organización empresarial, eso no es cierto, pues para todos sigue siendo igualmente
clásico, que la institución universitaria se realiza sobre la base de dos “materias primas” muy particulares: el
conocimiento y la formación de las personas en el más alto nivel de conocimientos que se pueden dar en un
país y si se insiste en el acercamiento universidad-empresa es desde una perspectiva más amplia que es lo que
se pretende mostrar en este documento; ni el diseño, ni el objetivo de estas estrategias de articulación, no
se puede justificar, se insiste, solamente por razones de orden financiero, aún cuando siempre es preciso
valorarlas como fuentes alternativas de recursos, sino que esas estrategias si existen, deben ser desarrolladas
y hay que recalcarlo, por sus efectos positivos sobre el mejoramiento de la calidad de los procesos docentes y
de producción científico-tecnológica en el interior mismo de la institución universitaria.
LAS TENDENCIAS CONTRAPUESTAS
Hacer la simulación del acercamiento entre universidad y empresa es pensar en un encuentro al principio
tenso, mas bien no deseable, que pareciera que se diera mas como un gesto amable de parte de los
empresarios, que una realidad sentida que se quiera materializar en algo esencial y concreto, con sentido
común, que llama siempre la atención individual de los empresarios pensando en su empresa y no en un gesto
desinteresado para la economía y que además, se complica cuando no existe ni la experiencia ni la
necesidad inmediata para hacer ese acercamiento, cuando todavía los contratos entre las universidades y las
empresas para el desarrollo de la investigación aplicada aun están lejos de constituirse en una actividad
dominante en el seno de las universidades.
Para este acercamiento -no enfrentamiento- universidad/empresa, se considera, por una parte los
“empresaristas”, que critican la casi ausencia de cooperación sistemática entre esos mundos y desean el