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Novena - Conoce a Don Bosco

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Motivación<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Día Primero: La Vocación de Juanito<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

venid<br />

y veréis<br />

El sueño de los 9 años es la clave para entender la misión de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, una lucha incesante con el<br />

único objetivo de salvar almas para Dios. Quienes vivimos el carisma salesiano queremos también<br />

hacer nuestra esta misión y rogamos al Dueño de la mies que mande más personas que también lo<br />

quieran hacer.<br />

(1 S 3, 8-10)<br />

Por tercera vez llamó Yahvé a Samuel, que se levantó y fue donde Elí diciendo: “Aquí estoy. Me has<br />

llamado, ¿no?”. Elí comprendió entonces que era Yahvé quien llamaba al niño. Entonces dijo a Samuel:<br />

“Ve y acuéstate y, si te llaman, di: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha”. Samuel se fue y se acostó en su<br />

sitio. Vino Yahvé, se paró y llamó como las veces anteriores: “¡Samuel, Samuel!”. Respondió Samuel:<br />

“¡Habla, Yahvé, que tu siervo escucha!”.<br />

Palabra de Dios<br />

El sueño de los nueve años<br />

3<br />

“Cuando yo tenía unos nueve años, tuve un sueño que me quedó profundamente grabado en la mente<br />

para toda la vida. En el sueño me pareció estar junto a mi casa, en un paraje bastante espacioso, donde<br />

había reunida una muchedumbre de muchachos en pleno juego. Unos reían, otros jugaban, muchos<br />

blasfemaban. Al oír aquellas blasfemias, me metí en medio de ellos para hacerlos callar a puñetazos e<br />

insultos. En aquel momento apareció un hombre<br />

muy respetable, de varonil aspecto,<br />

noblemente vestido. Un blanco manto le<br />

cubría de arriba abajo; pero su rostro<br />

era luminoso, tanto que no se podía<br />

jar en él la mirada. Me llamó por<br />

mi nombre y me mandó<br />

ponerme frente de aquellos<br />

muchachos, añadiendo estas<br />

palabras:<br />

- No con golpes, sino con la<br />

mansedumbre y la caridad<br />

deberás ganarte a estos tus<br />

amigos. Ponte, pues, ahora<br />

mismo a enseñarles la fealdad<br />

del pecado y la hermosura de<br />

la virtud.

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