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Novena - Conoce a Don Bosco

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Queridos hermanos, hermanas, miembros de todos de la Familia Salesiana y<br />

Amigos de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>:<br />

Haciendo concreta la invitación del Rector Mayor sobre la necesidad de<br />

convocar, ponemos a su consideración esta novena dedicada a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> en<br />

su gura de animador vocacional. <strong>Don</strong> Pascual Chávez nos ha dicho que hay<br />

que volver a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> para crear una verdadera cultura vocacional,<br />

suscitando ambientes propicios, manifestando la belleza de nuestra vocación<br />

salesiana y viviendo y ayudando a vivir la vida como vocación y misión. Les<br />

invitamos, pues, a reexionar en base al sueño de los nueve años y una serie<br />

de encuentros de nuestro querido Fundador con personas específicas, para<br />

poder ver su espíritu de guía y acompañante espiritual.<br />

La estructura para cada día es la siguiente: motivación, oración inicial, lectura<br />

breve, canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, lectura salesiana, preguntas para la reexión,<br />

preces, padrenuestro, avemaría, oración nal y canto mariano. Cabe anotar<br />

que las oraciones inicial y nal son las mismas para todos los días y que<br />

además se incluyen las letras y pistas musicales de cinco cantos a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

y cinco a la Virgen María, con sus respectivos autores y países de procedencia.<br />

Esperamos que esta pequeña contribución sea de su agrado,<br />

pero sobretodo de utilidad en su labor pastoral y<br />

reexión comunitaria y personal.<br />

Con afecto en <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Noviciado Salesiano “Felipe Rinaldi”<br />

Enero, 2011


2<br />

venid<br />

y veréis<br />

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS<br />

INICIAL<br />

Señor, Dios Nuestro, en tu providencia nos has donado a San Juan<br />

<strong>Bosco</strong>, padre y maestro de la juventud, que trabajó con incansable celo,<br />

bajo la guía de la Virgen María, por el bien de la Iglesia; suscita también<br />

en nosotros esa misma caridad apostólica que impulsa a buscar la<br />

salvación de los hermanos para servirte a ti, único y sumo bien. Por<br />

nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad<br />

del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.<br />

FINAL<br />

Señor Jesús, hoy sentimos con más fuerza que<br />

nunca el reto de crear una cultura<br />

vocacional en cada ambiente, para que<br />

nuestros jóvenes descubran su vida<br />

como llamada. Vuélvenos capaces de<br />

ayudar a superar la<br />

mentalidad individualista<br />

y la cultura de la<br />

autorrealización, que impulsa a<br />

proyectar un futuro sin ti. Ilumínanos<br />

para que sepamos suscitar entre ellos la<br />

pasión apostólica del “Da mihi animas” y<br />

así asuman una forma de servicio<br />

eclesial y social y se impliquen en<br />

proyectos misioneros. Danos la fuerza<br />

para proponerles una vida espiritual<br />

más intensa y un acompañamiento<br />

auténtico. Te lo pedimos por<br />

intercesión de María Auxiliadora,<br />

que indica, guía y sostiene toda<br />

nuestra misión. Amén.


Motivación<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Día Primero: La Vocación de Juanito<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

venid<br />

y veréis<br />

El sueño de los 9 años es la clave para entender la misión de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, una lucha incesante con el<br />

único objetivo de salvar almas para Dios. Quienes vivimos el carisma salesiano queremos también<br />

hacer nuestra esta misión y rogamos al Dueño de la mies que mande más personas que también lo<br />

quieran hacer.<br />

(1 S 3, 8-10)<br />

Por tercera vez llamó Yahvé a Samuel, que se levantó y fue donde Elí diciendo: “Aquí estoy. Me has<br />

llamado, ¿no?”. Elí comprendió entonces que era Yahvé quien llamaba al niño. Entonces dijo a Samuel:<br />

“Ve y acuéstate y, si te llaman, di: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha”. Samuel se fue y se acostó en su<br />

sitio. Vino Yahvé, se paró y llamó como las veces anteriores: “¡Samuel, Samuel!”. Respondió Samuel:<br />

“¡Habla, Yahvé, que tu siervo escucha!”.<br />

Palabra de Dios<br />

El sueño de los nueve años<br />

3<br />

“Cuando yo tenía unos nueve años, tuve un sueño que me quedó profundamente grabado en la mente<br />

para toda la vida. En el sueño me pareció estar junto a mi casa, en un paraje bastante espacioso, donde<br />

había reunida una muchedumbre de muchachos en pleno juego. Unos reían, otros jugaban, muchos<br />

blasfemaban. Al oír aquellas blasfemias, me metí en medio de ellos para hacerlos callar a puñetazos e<br />

insultos. En aquel momento apareció un hombre<br />

muy respetable, de varonil aspecto,<br />

noblemente vestido. Un blanco manto le<br />

cubría de arriba abajo; pero su rostro<br />

era luminoso, tanto que no se podía<br />

jar en él la mirada. Me llamó por<br />

mi nombre y me mandó<br />

ponerme frente de aquellos<br />

muchachos, añadiendo estas<br />

palabras:<br />

- No con golpes, sino con la<br />

mansedumbre y la caridad<br />

deberás ganarte a estos tus<br />

amigos. Ponte, pues, ahora<br />

mismo a enseñarles la fealdad<br />

del pecado y la hermosura de<br />

la virtud.


4<br />

Aturdido y espantado, dije que yo era un<br />

pobre muchacho ignorante, incapaz de<br />

hablar de religión a aquellos jovencitos. En<br />

aquel momento, los muchachos cesaron en<br />

sus riñas, alborotos y blasfemias y rodearon<br />

al que hablaba. Sin saber casi lo que me<br />

decía, añadí:<br />

- ¿Quién eres para mandarme estos<br />

imposibles?<br />

- Precisamente porque esto te parece<br />

imposible, debes convertirlo en posible por<br />

la obediencia y la adquisición de la ciencia.<br />

- ¿En dónde?, ¿cómo podré adquirir la<br />

ciencia?<br />

- Yo te daré la Maestra, bajo cuya disciplina<br />

podrás llegar a ser sabio y sin la cual toda sabiduría se convierte en necedad.<br />

- Pero ¿quién eres tú que me hablas de este modo?<br />

- Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te acostumbró a saludar tres veces al día.<br />

- Mi madre me dice que no me junte con los que no conozco sin su permiso; dime tu nombre.<br />

- Mi nombre pregúntaselo a mi Madre.<br />

En aquel momento vi junto a Él una Señora de aspecto majestuoso, vestida con un manto que<br />

resplandecía por todas las partes, como si cada uno de sus puntos fuera una estrella refulgente. La cual,<br />

viéndome cada vez más desconcertado en mis preguntas y respuestas, me indicó que me acercase a<br />

ella, y tomándome bondadosamente de la mano:<br />

- Mira, me dijo<br />

Al mirar me di cuenta de que aquellos muchachos habían escapado, y vi en su lugar una multitud de<br />

cabritos, perro, gatos, osos y varios otros animales.<br />

- He aquí tu campo, he aquí en donde debes trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto, y lo que veas que<br />

ocurre en estos momentos con estos animales, lo deberás tú hacer con mis hijos.<br />

Volví entonces la mirada y, en vez de los animales feroces, aparecieron otros tantos mansos corderitos<br />

que, haciendo estas al Hombre y a la Señora, seguían saltando y bailando a su alrededor.<br />

En aquel momento, siempre en sueños, me eché a llorar. Pedí que se me hablase de modo que pudiera<br />

comprender, pues no alcanzaba a entender qué quería representar todo aquello. Entonces ella me puso<br />

la mano sobre la cabeza y me dijo:<br />

- A su debido tiempo todo lo comprenderás.<br />

Dicho esto, un ruido me despertó y desapareció la visión. Quedé muy aturdido. Me parecía que tenía<br />

deshechas las manos por los puñetazos que había dado y que me dolía la cara por las bofetadas<br />

recibidas; y después, aquel personaje y aquella señora de tal modo llenaron mi mente, por lo dicho y<br />

oído, que ya no pude reanudar el sueño aquella noche.<br />

Por la mañana conté enseguida aquel sueño; primero a mis hermanos, que se echaron a reír, y luego a<br />

mi madre y a la abuela. Cada uno lo interpretaba a su manera.<br />

Mi hermano José decía:<br />

- Tú serás pastor de cabras, ovejas y otros animales.<br />

Mi madre:<br />

-¡Quién sabe si un día serás sacerdote!


Antonio, con dureza:<br />

- Tal vez, capitán de bandoleros.<br />

Para la reflexión<br />

Preces<br />

Oración final<br />

Canto mariano<br />

venid<br />

y veréis<br />

Pero la abuela, analfabeta del todo, con ribetes de teólogo, dio la sentencia denitiva:<br />

-No hay que hacer caso de los sueños.<br />

Yo era de la opinión de mi abuela, pero nunca pude echar en olvido aquel sueño.”<br />

5<br />

1. ¿Qué relación encontramos entre la visión de Samuel y el sueño de Juanito <strong>Bosco</strong>?<br />

2. ¿Cómo podemos comprender las diferentes interpretaciones que se dan del sueño de<br />

Juanito por parte de sus familiares?<br />

3. ¿Hemos tenido algún sueño particular al que simplemente no le hemos hecho caso?<br />

Agradecidos con el Señor por invitarnos a hacer realidad su sueño a lo largo de nuestra vida, dirijámosle<br />

nuestras oraciones diciendo:<br />

Buen Pastor, indícanos el camino.<br />

•Ayúdanos Señor, a descubrir los sueños que cada uno de nosotros tiene, de modo que<br />

logremos con alegría comprender que: “La vida es la realización de un sueño de juventud”.<br />

Oremos.<br />

• Te pedimos Señor que ilumines la mente y el corazón de muchos jóvenes, que a pesar<br />

de sus temores te buscan constantemente y viven deseosos de ser consagrados por Ti.<br />

Oremos.<br />

• Ayuda y bendice Señor a cada familia, para que sintiendo que su responsabilidad es<br />

brindar a sus hijos una buena formación cristiana; logren descubrir en ellos rasgos de<br />

vocación para la vida consagrada. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)<br />

Padrenuestro y Avemaría


6<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

venid<br />

y veréis<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

Día Segundo: Mamá Margarita<br />

Saludo y bienvenida<br />

Hermanos, hoy vamos reexionar, celebrar y dar gracias a Dios por mamá Margarita, la mujer humilde<br />

que entregó los últimos años de su vida a la misión salesiana. Ella que le dio la vida a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> y<br />

le vio crecer, ahora, avanzada su vida, responde al pedido de su hijo en donde ve también la acción<br />

de Dios.<br />

(Prov 31, 10-13. 19-20. 30-31)<br />

Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas.<br />

Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas.<br />

Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida.<br />

Adquiere lana y telas nas, los trabaja con la destreza de sus manos.<br />

Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca.<br />

Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre.<br />

Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura; la que teme al Señor merece alabanza.<br />

Cántenle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.<br />

Palabra de Dios.<br />

Si crees que es la voluntadad de Dios...<br />

“Pasados algunos meses de<br />

convalecencia con la familia, pensé que<br />

podía volver a estar con mis queridos<br />

hijos, de los que cada día venía alguno a<br />

verme o me escribía, pidiéndome que<br />

volviera pronto a estar con ellos. Pero ¿en<br />

donde iba a residir si me había ya<br />

despedido de El Refugio?<br />

¿Cómo sostener una obra<br />

que cada día suponía más<br />

trabajo y más<br />

inversiones? ¿Cómo iba<br />

a hacer frente a mis<br />

gastos y las personas<br />

que necesariamente<br />

tenían que vivir<br />

conmigo?


Para la reflexión<br />

Preces<br />

Padrenuestro y Avemaría<br />

venid<br />

y veréis<br />

Oración final<br />

7<br />

Habiendo en ese momento dos habitaciones desocupadas en casa Pinardi, las tomamos en arriendo<br />

una para mí y otra para mi madre. Un día le dije: “Madre, voy a tener que ir a Valdocco, pero de todas<br />

las personas que habitan en la casa, no puedo llevar a vivir conmigo a nadie más sino a Usted.”<br />

Entendió ella muy bien mis razones y me dijo enseguida: “Si crees que eso es lo que quiere el Señor<br />

estoy dispuesta a partir de inmediato.” Esto implicaba un enorme sacricio para mi madre, porque<br />

aunque mi familia no fuera acomodada, ella era dueña de todo, amada por todos y considerada como<br />

una reina por pequeños y grandes.<br />

Mi madre llenó el canasto de ropa blanca y puso en él otros objetos indispensables; yo tomé mi<br />

breviario, un misal, algunos libros y mis apuntes de mayor utilidad. ¡Esa era toda nuestra fortuna!<br />

Salimos a pié de I Becchi hacia Turín; hicimos una corta parada en Chieri y por la tarde, ese mismo día<br />

3 de Noviembre de 1846, llegamos a Valdocco. Mi madre por su parte hizo traer su ajuar de boda, que<br />

había guardado celosamente intacto hasta entonces; algunos de sus vestidos sirvieron para<br />

confeccionar casullas, con las sábanas se hicieron puricadores, roquetes, albas y manteles; tenía un<br />

anillo y un collarcito de oro que lo vendió para comprar ornamentos sagrados. Una noche de buen<br />

humor, como siempre cantaba sonriendo: “Ay del mundo, ¡si nos viera forasteros y sin fortuna!”<br />

1. ¿Qué ejemplo nos da mamá Margarita en su<br />

respuesta generosa al pedido de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>?<br />

2. ¿Podremos nosotros decir “sí” a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, a Dios,<br />

cada día más convencidos, así como mamá<br />

Margarita?<br />

Depositemos en el Señor nuestras intenciones,<br />

sabiendo que si Él no construye la casa, en vano se<br />

cansan los albañiles, y digamos:<br />

Ayúdanos Tú, Señor Jesús.<br />

• Para que a ejemplo de mamá Margarita le<br />

digamos cada día “sí” a Dios y a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, en<br />

el trabajo de la salvación de la juventud.<br />

Oremos.<br />

• Para que quienes formamos parte de la Obra Salesiana nos entreguemos en el trabajo silencioso<br />

pero atento a ejemplo de mamá Margarita. Oremos.<br />

• Para que la Venerable Margarita, que por inspiración del Espíritu Santo fue constituida como pilar<br />

fundamental en el inicio de la obra, esté pronto en los altares. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)<br />

Canto mariano


8<br />

Motivación<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

venid<br />

y veréis<br />

Día Tercero: Domingo Savio<br />

Queridos hermanos, bienvenidos a este tercer día de novena donde se nos presenta la gura de<br />

aquellos que siendo eles siervos de Dios, han podido ser intermediarios para que las personas se<br />

acerquen a Jesucristo, el verdadero Cordero de Dios. Que podamos también nosotros<br />

comprometernos en ser verdaderos acompañantes de quienes nos han sido conados, y así llevarlos<br />

al encuentro con Él.<br />

(Jn 1, 35-39)<br />

“El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí,<br />

dijo: He aquí el Cordero de Dios. Y oyéronle los dos discípulos hablar, y siguieron a Jesús. Y Jesús, y<br />

viéndolos seguirle les dice: ‘¿Qué buscan?’ Y ellos le dijeron: ‘Rabí, (que quiere decir Maestro) ¿dónde<br />

vives?’ Les dice: ‘Vengan y lo verán.’ Vinieron, y vieron donde vivía, y se quedaron con él aquel día; era<br />

como la hora décima.”<br />

Palabra de Dios<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

Un traje para el Señor<br />

El año 1854 - dice <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> - el Padre Cugliero (profesor de Domingo en 5º de primaria) vino a<br />

visitarme para hablarme de un alumno suyo digno de particular atención por su piedad y su buena<br />

conducta, y me dijo: “Aquí entre sus alumnos podrá tener jóvenes que lo<br />

igualen, pero creo que no tiene ninguno que lo supere en<br />

cualidades, en piedad y en virtud. Quedamos en que me lo<br />

mandaría a mi casa natal cuando fuera yo con mis alumnos<br />

internos a pasar unos días de vacaciones.<br />

El 1º octubre muy temprano - continua diciendo <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> -<br />

vi que un niño acompañado de su padre, se aproximaba para<br />

hablarme. Su rostro alegre y su porte risueño y respetuoso,<br />

atrajeron mi atención.<br />

- ¿Quién eres - le dije - y de dónde vienes?<br />

- Yo soy Domingo Savio, de quien le habló el Padre<br />

Cugliero, y venimos de Mondonio.<br />

Charlamos un rato y me quedé admirado al darme cuenta<br />

de las maravillas que la gracia de Dios había obrado en un<br />

niño de tan corta edad. Desde el primer momento me habló<br />

con plena conanza, y después de conversar un buen rato<br />

me dijo: - “Padre, me concede un puesto en su colegio de<br />

Turín? Deseo estudiar.


Para la reflexión<br />

Preces<br />

Padrenuestro y Avemaría<br />

Oración final<br />

Canto mariano<br />

venid<br />

y veréis<br />

9<br />

- Pues me parece - le dije - que eres un buen paño para hacerle un traje a Nuestro Señor.<br />

- Padre - me respondió emocionado - yo soy el paño, y usted será el sastre. Lléveme a su colegio y haga<br />

de mí un buen traje para Nuestro Señor.<br />

- Pero, ¿y tu salud te permitirá estudiar? Eres muy débil.<br />

- No se preocupe <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>. El Señor que hasta ahora me ha dado fuerzas para estudiar, me dará su<br />

ayuda también de ahora en adelante.<br />

- Y ¿qué piensas hacer cuando hayas terminado tu bachillerato?<br />

- Ah, padre, si Nuestro Señor me concediera tan grande favor, yo desearía con toda el alma ser sacerdote.<br />

-Bien, bien - le dije -.<br />

1. ¿Cómo estamos siendo esos intermediarios hacia el verdadero Maestro en nuestros hogares,<br />

comunidades u obras?<br />

2. ¿Cómo estamos construyendo ese camino con nuestros hijos/as, familia, destinatarios o hermanos<br />

de comunidad?<br />

Agradecidos con el Señor que nos llama a todos a seguir un camino de santidad digámosle:<br />

Ayúdanos, Señor, a ser santos.<br />

• Te pedimos, Señor, que bendigas e ilumines al Papa Benedicto XVI en su misión de ser pastor<br />

para con su pueblo y que de esta manera pueda ayudarnos a realizar un camino de santidad y<br />

de construcción de tu Reino. Oremos.<br />

• Te pedimos, Padre, que al igual que inspiraste a Santo Domingo Savio la elección de Jesús<br />

como amigo y maestro, atraigas a los jóvenes hacia tu Hijo para que hallen el Él el sentido de su<br />

vida personal. Oremos.<br />

• Te pedimos, Señor, por todos los salesianos y miembros de la<br />

Familia Salesiana, para que a imitación de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

podamos ser verdaderos guías espirituales de los jóvenes y<br />

podamos así llevarlos a Ti. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)


10<br />

venid<br />

y veréis<br />

Saludo y bienvenida<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Día Cuarto: Felipe Rinaldi<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> fue un excelente director espiritual; y apenas vislumbraba rasgos de vocación en un joven,<br />

lo acompañaba en el proceso de descubrir su proyecto. Y también hubo casos en los que persuadía a<br />

que abandonaran la idea de la vida eclesiástica, a quienes no veía con las aptitudes necesarias. Pero,<br />

con Felipe Rinaldi insistió de manera tal, como no la había hecho ni lo hará con nadie más.<br />

(Jn 6, 64 – 68)<br />

“(…) Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo:<br />

‘Ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre’. Entonces muchos de sus discípulos volvieron<br />

atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ‘¿Ustedes también quieren irse?’ Y Simón<br />

Pedro le respondió: ‘Señor, ¿á quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.’”<br />

Palabra del Señor<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana Un caso único<br />

Cuando cumplió los diez años (1866), entró en la vida de<br />

Felipe el nombre de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>. En un pueblo cercano,<br />

Mirabello, aquel sacerdote había abierto un<br />

"pequeño seminario", y su papá Cristóbal<br />

llevó al muchachito.<br />

El pequeño Felipe extrañaba su casa y<br />

comenzó a dolerle mucho el ojo<br />

izquierdo. Y un día un asistente<br />

poco delicado le ofendió de una<br />

manera irritante. Felipe fue al<br />

director y le dijo que quería volver<br />

a su casa. No era sólo un capricho;<br />

su papá fue a llevárselo.<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> al saber lo sucedido le<br />

escribió una carta rogándole que<br />

lo pensara mejor. Durante los<br />

años siguientes le siguió<br />

escribiendo y siempre le<br />

recordaba que las puertas de su<br />

casa estaban abiertas para<br />

recibirlo. Pero Felipe se sentía ya<br />

lejano.


Para la reflexión<br />

Preces<br />

venid<br />

y veréis<br />

11<br />

A la edad de 20 años Felipe se preparaba para su matrimonio, pero <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> regresó a Lu, con la<br />

rme intención de convencerlo. "Me ganó poco a poco. Mis padres me dejaban en libertad, y mi<br />

elección se inclinaba hacia <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>", armó Felipe. Vuelve a comenzar los estudios. A los<br />

veinticuatro años, a los pies de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, hace a Dios voto de pobreza, castidad y obediencia; se hace<br />

Salesiano; y el 23 de diciembre de 1882 es ordenado sacerdote.<br />

Dice <strong>Don</strong> Rinaldi: "<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> me decía: ‘tal día darás tal examen, tomarás tal orden sagrado’. Yo<br />

obedecía vez por vez. Fue <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> quien me señaló la vida". <strong>Don</strong> Ceria nos dice que es el único caso<br />

vocacional que en que <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> actúa con tanta insistencia.<br />

Estando <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> a punto de morir, Felipe pide confesarse. Como el Santo está muy debilitado, le<br />

pide que le diga una palabra, una sola. <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, luego de oír su confesión, le dice: “Meditación.”<br />

1. ¿Estamos verdaderamente convencido de la dimensión vocacional de nuestra consagración?<br />

2. ¿Cómo se maniesta nuestro empeño en ayudar a los jóvenes a descubrir el plan de Dios en sus<br />

vidas?<br />

3. Si algún destinatario nos preguntara: “¿Qué espera Dios de mí?”, ¿cómo le ayudaríamos ?<br />

Interpelados por el momento histórico de nuestra Congregación, dirijámonos al Padre diciendo:<br />

Escucha, Padre, la plegaria de tus hijos<br />

• Que el Señor nos conceda ser cada uno de nosotros instrumentos eficaces del Espíritu Santo y así<br />

descubramos la vocación a la que Él nos llama a trabajar. Oremos.<br />

• Que todos nosotros favorezcamos climas de familia para ayudar a descubrir la llamada a compartir<br />

un proyecto en favor de los jóvenes. Oremos.<br />

• Que todos aquellos que se sientan llamados a testimoniar el amor de Dios a los jóvenes sigan<br />

adelante, alentados por nuestro ánimo y nuestra preocupación. Oremos.<br />

• Que todos los Salesianos consagrados que supieron dar su vida en favor de los jóvenes, ahora estén<br />

gozando de la presencia<br />

de Dios. Oremos.<br />

(Oraciones<br />

espontáneas)<br />

Padrenuestro y Avemaría<br />

Oración final<br />

Canto mariano


12<br />

venid<br />

y veréis<br />

Saludo y bienvenida<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

Día Quinto: Miguel Rúa<br />

Bienvenidos. Hoy estamos invitados a reexionar sobre la importancia del ser humano, promotor de<br />

amor y justicia, en la construcción del Reino de Dios. Importancia que se manifestará en la necesidad<br />

urgente de convocar a hombres y mujeres que quieran dar sus vidas a causa de este gran proyecto<br />

divino.<br />

(Mt 4, 18-20)<br />

“Caminaba Jesús a orillas del lago de Galilea y vio a dos hermanos: Simón llamado después Pedro, y<br />

Andrés, que echaban las redes al agua porque eran pescadores. Jesús les dijo: ‘Síganme, y los haré<br />

pescadores de hombres.’ Los dos dejaron inmediatamente las redes, y empezaron a seguirlo.”<br />

Palabra del Señor<br />

A medias con <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Junto a los molinos de la ciudad de Turín, en el mes de septiembre de 1845, <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> tuvo un<br />

encuentro fundamental para su misión.<br />

Se apretujaban en su alrededor unos muchachos para recibir<br />

una medallita. Un poquito separado estaba un muchachito<br />

pálido, de ocho años, con un brazalete negro en el brazo<br />

izquierdo. Hacía dos meses que se le había muerto su padre,<br />

motivo por el cual, necesitaba de una persona llena de<br />

bondad y ternura que le sepa ayudar a superar esa dolorosa<br />

experiencia.<br />

No le agradaba eso de meterse en apretujones, ni<br />

empujar para abrirse paso. Se acabaron las medallas y el<br />

se quedó sin nada. Entonces, <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, se le acercó<br />

sonriendo y le dijo: “Toma Miguelito, toma”.<br />

¿Tomar qué? Aquel extraño sacerdote que veía por<br />

primera vez, no le daba nada. Solamente le tenía la<br />

mano izquierda y con la derecha hacía señal como de<br />

quererla cortar en dos. El chiquito alzó unos ojos preguntones.<br />

El sacerdote le dijo:<br />

-Nosotros dos lo haremos todo a medias.


Para la reflexión<br />

Preces<br />

Padrenuestro y Avemaría<br />

Oración final<br />

Canto mariano<br />

venid<br />

y veréis<br />

13<br />

¿Qué vio <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> en aquel momento? Nunca lo dijo, pero aquel niño será, un día, su brazo<br />

derecho, su primer sucesor a la cabeza de la Congregación Salesiana. Se llamaba Miguel Rúa, él no<br />

entendió aquella frase, ni entonces, ni en muchos años más tarde. Pero, se encariñó con <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>,<br />

con aquel sacerdote junto al cual uno se sentía alegre y lleno de calor. Luego se convertiría en su<br />

Primer Sucesor.<br />

1. ¿Qué relación encuentro entre las lecturas? ¿A qué nos invita?<br />

2. ¿Qué importancia tiene hoy en día el convocar a las personas a seguir a Jesús?<br />

3. ¿Somos capaces de descubrir en los y las jóvenes a los continuadores de la misión salesiana?<br />

Dirijamos nuestras oraciones al Padre, que en Cristo Resucitado le dio a la Iglesia fundamento para<br />

edicarla como signo e instrumento de su salvación.<br />

Digamos:<br />

Renueva, Padre, nuestro corazón.<br />

• Por la Familia Salesiana: para<br />

que, el a San Juan <strong>Bosco</strong>,<br />

cumpla su misión entre los<br />

jóvenes pobres y abandonados.<br />

Oremos.<br />

• Por cada uno de nosotros aquí<br />

reunidos, para que iluminados<br />

por el Espíritu Santo sepamos<br />

convocar y guiar a jóvenes que<br />

quieran dar sus vidas a causa<br />

del Reino. Oremos.<br />

• Por los jóvenes: para que con<br />

la asistencia fraterna de sus<br />

educadores crezcan en edad,<br />

sabiduría y gracia ante Dios y<br />

ante los hombres. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)


14<br />

venid<br />

y veréis<br />

Saludo y bienvenida<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Día Sexto: Miguel Magone<br />

Hermanos bienvenidos al sexto día de <strong>Novena</strong> en honor de San Juan <strong>Bosco</strong>. Hoy hablaremos sobre<br />

cómo su pedagogía de la amabilidad condujo por el camino del bien y de la perfección al que un día<br />

fue cabecilla de un grupo de muchachos en la calle.<br />

(Mt 18,12-14)<br />

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le<br />

descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la<br />

descarriada? Y si llega a encontrarla, les digo en verdad que tiene más alegría por ella que por las<br />

noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de su Padre celestial que se<br />

pierda uno solo de estos pequeños.<br />

Palabra del Señor<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana El pequeño capitán<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> nos relata: “Regresaba yo una tarde de otoño para tomar el tren que tenía que conducirme<br />

a Turín; eran las siete, estaba nublado. Un grupo de muchachos llamaba poderosamente la atención;<br />

entre toda la gritería pude percibir claramente una voz que se imponía a todas las demás. Era como la<br />

voz de un capitán, que todos repetían y todos obedecían. Aproveché la ocasión y de un salto me<br />

coloqué en medio de<br />

ellos.<br />

Todos huyeron espantados;<br />

todos menos él,<br />

que se quedó rme,<br />

dándome la cara:<br />

- ¿Quién es usted para<br />

atreverse a mezclarse<br />

en nuestros juegos?<br />

- Soy un amigo<br />

tuyo.<br />

- ¿Y qué es lo<br />

que pretende<br />

de nosotros?,<br />

¿quién es usted?


venid<br />

y veréis<br />

- Ya te lo he dicho: un amigo tuyo, que deseo entretenerme con ustedes. ¿Y tú quién eres?<br />

- ¿Quién soy yo? Soy – añadió con voz sonora y rme – Miguel Magone, el general del juego.<br />

Para la reflexión<br />

Preces<br />

Padrenuestro y Avemaría<br />

15<br />

Me di cuenta de que si aquel brío y aquel carácter emprendedor eran sometidos a una buena<br />

educación, podían dar mucho de sí. En consecuencia, reemprendí el diálogo:<br />

- Querido Magone, ¿no serías capaz de dejar esta vida de vago y ponerte a aprender un arte o un ocio,<br />

e incluso hacer estudios?<br />

- ¡Claro que lo sería! – respondió conmovido –; algunos compañeros míos ya están en la cárcel, y me<br />

temo que lo mismo me va a pasar a mí; pero ¿qué quiere usted que haga?: mi padre murió, mi madre<br />

no tiene dinero, ¿quién será el que me ayude?<br />

- Mira, esta misma noche dirígele una fervorosa oración a nuestro Padre que está en los cielos. Hazlo<br />

de corazón y espera.<br />

En aquel momento la campana de la estación dio su<br />

último toque, y yo tube que irme sin falta.<br />

- Toma esta medalla y mañana preséntate al vicario<br />

de la parroquia, don Ariccio. Dile que el cura que<br />

te la regaló desea informes sobre tu conducta.<br />

Luego, este muchachito se convertiría en uno de<br />

los más grandes ejemplos del Sistema Preventivo<br />

como verdadero camino de santidad.<br />

1. ¿Cómo podemos ser esos “buenos pastores” en nuestro trabajo con los jóvenes que nos rodean?<br />

2. ¿Dentro de nuestro trabajo pastoral, nos acercamos a los jóvenes que verdaderamente más nos<br />

necesitan, así como lo hizo <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>?<br />

3. ¿Qué relación se puede encontrar entre la gura de Cristo Buen Pastor y <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>?<br />

Somos herederos de la experiencia, espiritualidad y metodología que marcó la misión de <strong>Don</strong><br />

<strong>Bosco</strong>: el Sistema Preventivo; al igual que él conemos a Dios nuestros anhelos diciendo:<br />

Por intercesión de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> escúchanos Señor.<br />

• Dios Padre, te damos gracias por haber suscitado a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>. Haz que cada uno de nosotros<br />

podamos imitar su ejemplo y danos la fuerza de tu Espíritu para poder seguir a tu Hijo con delidad.<br />

Oremos.<br />

• Abre nuestro corazón a las necesidades de nuestros hermanos y que cada día ayudemos a la<br />

construcción de tu reino, como lo hizo <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, entregándolo todo por la salvación de las almas.<br />

Oremos<br />

• Que, a ejemplo de San Juan <strong>Bosco</strong>, podamos ser para los pequeños, abandonados y pobres, signos<br />

y portadores del amor de Dios, con los sentimientos de Cristo Buen Pastor. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)<br />

Oración final Canto mariano


16<br />

venid<br />

y veréis<br />

Saludo y bienvenida<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

Día Séptimo: Juan Cagliero<br />

Dios nos indica su misión con el don de su Palabra y con la presencia del Espíritu que habita entre<br />

nosotros. Como <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, abrámonos a la escucha del Invisible y contemplemos las obras que<br />

realiza por nuestras manos, con la actitud humilde de quien se sabe elegido, como signo del anuncio<br />

vocacional y de vida nueva para los jóvenes.<br />

(Lc 6, 10 – 16)<br />

“En aquellos días Jesús fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó<br />

a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: a Simón, a quien<br />

llamó Pedro; a Andrés su hermano; Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago hijo<br />

de Alfeo; Simón, llamado Zelote, Judas hermano de Santiago, y Judas Iscariote, que llegó a ser el<br />

traidor.”<br />

Palabra de Dios<br />

Una buena primera impresión<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> escribía al teólogo Borel diciéndole que se dirigiera a don José Cafasso para obtener<br />

dinero: seguramente su necesidad debía ser grande, pues había encargado a su procurador vender<br />

algunos trozos de terreno de su propiedad en Valdocco. En efecto, el 6 de octubre de 1850, con<br />

escritura ante el notario Turvano, vendía a Miguel Nicco un terreno de 38 centiáreas por 250 liras; a<br />

Mariana Franco, viuda de Audagnotto, 3,89 áreas, por<br />

2250,62 liras y a Santiago Ferrero y Juvenal Mo, 6<br />

centiáreas por 37,16 liras.<br />

Durante ese tiempo <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> se<br />

encontró, por vez primera, en<br />

Castelnuovo con Juan Cagliero,<br />

muchacho de unos doce años, natural de<br />

aquel pueblo. Se lo presentó el párroco<br />

don Antonio Cinzano para que<br />

examinara su vocación y le admitiera en<br />

el Oratorio de Turín.<br />

El mismo Cagliero, ahora obispo, nos<br />

contaba su primer encuentro con <strong>Don</strong><br />

<strong>Bosco</strong>:


Para la reflexión<br />

Preces<br />

venid<br />

y veréis<br />

17<br />

“La impresión que recibí fue la de ver en <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> un sacerdote singular, ya por el modo y la gracia<br />

con que me acogió, ya por el respeto y el honor con que le trataban mi buen párroco, mis maestros<br />

de Castelnuovo y los demás sacerdotes. Jamás se borró ni disminuyó mi primera impresión, sino que<br />

se acrecentó durante los treinta y tres años que viví a su lado. <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> me hizo unas preguntas y<br />

jó mi ingreso en el Oratorio para el curso siguiente.”<br />

1. ¿Sabemos leer los problemas de la vida diaria como una oportunidad para crecer, antes que para<br />

consumirnos?<br />

2. ¿Descubrirán los demás en nuestra mirada el amor que Dios les tiene?<br />

3. ¿De qué otras formas manera puedo ser para los demás un signo del amor de Dios?<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> nos enseña que Dios deposita en el corazón de muchos jóvenes el germen de la vocación<br />

a la vida apostólica. Pidamos poder ser instrumentos delicados y ecaces en descubrir y madurar estos<br />

dones del Espíritu. A cada invocación respondemos:<br />

Te lo pedimos, Señor.<br />

• Para que favoreciendo el clima de familia y acogida en la fe y en el amor, ayudemos a los jóvenes<br />

a descubrir en sí mismos la llamada divina y ellos se sientan atraídos a seguirla con generosidad.<br />

Oremos.<br />

• Para que su designio de amor con jóvenes llamados encuentre confirmación<br />

en el testimonio de nuestra vida personal y comunitaria, donde brille la alegría<br />

de una entrega sin reservas. Oremos.<br />

• Para que sepamos asistir a los jóvenes inseguros en la búsqueda de<br />

su orientación en la vida y guiarles con delicadeza y respeto,<br />

mediante el contacto personal y la labor educativa. Oremos.<br />

•Para que abras el corazón de los hombres a favor de los<br />

prófugos, de los hambrientos, de los perseguidos a causa de la<br />

verdad y la justicia y cooperen en la construcción de una<br />

mundo más justo y fraterno. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)<br />

Padrenuestro y Avemaría<br />

Oración final<br />

Canto mariano


18<br />

venid<br />

y veréis<br />

Saludo y bienvenida<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

Día Octavo: María Mazzarello<br />

Bienvenidos hermanos a este octavo día de novena en honor a nuestro Padre <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, que nos<br />

indica algunas de nuestras prioridades como buenos cristianos. Junto con María Mazzarello, que en<br />

el trabajo diario supo manifestar la belleza de los valores en la persona, nos enseñan cómo la gracia<br />

de Dios es la que lleva a culmen los planes que buscan el bien de nuestros hermanos.<br />

(Lc 1, 46 – 53)<br />

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado<br />

la humillación de su esclava.<br />

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por<br />

mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus eles de generación en generación.<br />

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y<br />

enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.”<br />

Palabra del Señor<br />

A ti te las confío<br />

María Mazzarello tuvo una visión: bajaba<br />

por la colina de Borgoalto, cercana al<br />

pueblo de Mornese, cuando le pareció ver<br />

un edicio grande, en un sitio en que ese<br />

tiempo no había ni siquiera cimientos para<br />

esa construcción, narró al P. Pestarino lo<br />

que había visto y él le prohibió hablar de<br />

esto, creyendo que eran espejismos.<br />

Después de prepararse bien en el ocio de<br />

modista, pudo abrir un taller de costura<br />

para atraer a las niñas que quisieran<br />

aprender a coser, pero con el n principal<br />

de apartarlas de los peligros, de hacerlas<br />

buenas y especialmente de darles a<br />

conocer y a amar al Señor y así hacerlas<br />

mejores cristianas.


venid<br />

y veréis<br />

19<br />

En otro lugar <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> le maniesta a <strong>Don</strong> Pestarino la necesidad<br />

de una congregación que hiciera por la niñas lo que los Salesianos<br />

hacen por los niños; además, en un sueño, la Virgen le dijo que le<br />

conaba una multitud de niñas: "Cuida de ellas, son mis hijas".<br />

Impresionado por aquel sueño, en una reunión de sacerdotes se<br />

encontró con el P. Pestarino que le contó que en Mornese tenía a un<br />

grupo de jóvenes con habilidad especial para reunir niñas y<br />

enseñarles la costura y la religión, siendo ésta una buena<br />

oportunidad para realizar lo mandado por la Virgen.<br />

María Mazzarello no había visto nunca a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, pero esa noche<br />

del 7 de octubre de 1864 , apenas le oyó su primer sermón quedó<br />

encantada y llena de admiración. Y en esos días siempre que el<br />

santo hablaba, ella se ubicaba en las primeras las para oírle mejor<br />

y no perderle palabra. Sus compañeras la reprendían por meterse<br />

entre ese montón de hombres, a escucharle, y ella les decía: "Es que<br />

mi corazón me dice que <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> es un santo, y a los santos no se<br />

les puede perder palabra".<br />

La amistad con <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> hizo crecer a pasos agigantados en santidad a la muchacha de Mornese. Para<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> el encuentro con el apostolado de María Dominga y sus amigas fue la oportunidad de dar vía<br />

al desarrollo de la parte femenina de su carisma. Ella fue la primera Madre General y Cofundadora de las<br />

"Hijas de María Auxiliadora", un "monumento viviente a la Virgen".<br />

Para la reflexión<br />

1. ¿Cuál es la relación entre la lectura Bíblica y la lectura Salesiana y a qué nos compromete?<br />

2. ¿Cuáles son los valores que podemos rescatar de las acciones de María Mazzarello?<br />

Preces<br />

Con la humildad y conanza de los que conan en Dios y saben leer en los signos de la vida su santa<br />

voluntad, digámosle:<br />

Escucha, Señor, nuestra oración.<br />

• Por todos los miembros de la Familia Salesiana: para que, imitando a San Juan <strong>Bosco</strong> en la entrega<br />

al servicio de los jóvenes, sepan fomentar en ellos la vocación al seguimiento de Cristo Buen Pastor.<br />

Oremos.<br />

• Por todas las personas que están buscando su vocación específica, para que sean generosos y se<br />

dejen ayudar por la luz del Espíritu Santo. Oremos.<br />

• Por quienes participamos en esta novena: para que, llevados de la mano de María Auxiliadora,<br />

busquemos siempre la construcción del Reino de Dios, con bondad y sencillez de corazón. Oremos.<br />

(Oraciones espontáneas)<br />

Padrenuestro y Avemaría Oración final Canto mariano


20<br />

Saludo y bienvenida<br />

Oración inicial<br />

Lectura breve<br />

Canto a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong><br />

Lectura salesiana<br />

venid<br />

y veréis<br />

Día Noveno: José Buzzetti<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> tenía siempre abierto su corazón y las puertas de su casa, el Oratorio, para acoger a los<br />

muchachos que necesitaban de casa, alimento y sobre todo de un padre que los acoja y muestre su<br />

afecto sincero. José Buzzeti fue uno de estos muchachos que entró en el Oratorio y se quedó con <strong>Don</strong><br />

<strong>Bosco</strong>, fue su amigo y compañero el hasta el nal. Cuando un muchacho se sentía querido por <strong>Don</strong><br />

<strong>Bosco</strong>, era muy difícil dejarlo, su cercanía y afecto invitaba a quedarse con él.<br />

(Jn 15, 12 – 16)<br />

“Este es mi mandamiento: Que se amen los unos a los otros, como yo les he amado. Nadie tiene mayor<br />

amor que éste: dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen las cosas que yo les<br />

mando.<br />

Ya no les llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; yo les llamo amigos, porque les<br />

di a conocer todas las cosas que oí de mi Padre. No me eligieron ustedes a mí sino yo a ustedes; y les<br />

he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca: para que todo lo que pidan al Padre<br />

en mi nombre, él se los dé.”<br />

Palabra del Señor<br />

Amigo fiel e incondicional<br />

Después de que se derrumbara una parte de la<br />

construcción que estaba haciendo <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> en el<br />

Oratorio, Buzzetti no podía convencerse de que<br />

hubiera gente capaz de abusar de la bondad de<br />

<strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>; por eso arremetía con encendidas<br />

palabras contra aquel desleal que estaba<br />

estafando, <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> intentaba calmarlo.<br />

-íBuzzetti, tengamos paciencia! Ya<br />

verás cómo el Señor nos ayudará.<br />

-¡Sí, sí, nos ayudará! Mientras tanto,<br />

usted no duerme, trabaja día y noche<br />

para juntar unas liras, y los demás se<br />

las roban a millares en un momento.<br />

Habría que darles una buena lección.


- ¡Déjalos en paz! Ya se la dará el Señor.<br />

Para la reflexión<br />

Preces<br />

venid<br />

y veréis<br />

21<br />

Pero Buzzetti tenía derecho a gritar. Por humildad y por el dedo perdido con el disparo de la pistola,<br />

había dejado la sotana. Vivía totalmente entregado al Oratorio.<br />

Era el 14 de mayo de 1856. Decide dejar a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>. La tristeza se apoderó de él y no sabía cómo<br />

decírselo. Fue a comunicarle que dejaba el Oratorio, que se sentía inútil, que veía cambiar todo,;<br />

incluso los chicos que él había educado ahora eran sus superiores. <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, muy tranquilo, no se<br />

inmutó y le dijo: ¿Has encontrado trabajo? ¿Te pagarán bien? No tienes dinero y lo vas a necesitar. Abre<br />

los cajones y coge lo que necesites. No quiero que lo pases mal. Le miró D. <strong>Bosco</strong> con aquel cariño con<br />

que miraba a los jóvenes, y después añadió: “Nos hemos querido siempre. Espero que no me olvides<br />

nunca”. Entonces Buzzetti estalló en llanto. Lloró largo rato, y dijo: “No, no quiero dejar a <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>.<br />

Me quedaré siempre con él.<br />

Y con él permaneció hasta que se decidió a hacerse salesiano coadjutor en 1877. Vivió muchos años<br />

haciendo un bien inmenso.<br />

• ¿Qué significa para nosotros hoy que <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> sea llamado: “Padre, Maestro y amigo?<br />

• ¿Qué dice Jesús sobre la amistad? Nosotros ¿somos fieles a nuestros amigos?<br />

Acudamos ahora a nuestro Señor pidiéndole que escuche nuestras peticiones.<br />

Óyenos, Jesús, Amigo nuestro.<br />

• Para que en el compartir diario diario te sepamos encontrar a Ti, que nos nos has dicho que somos tus<br />

amigos; haz haz que, que, a ejemplo de <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong>, te conozcamos cada vez más. Oremos<br />

• • Para que también nosotros encontremos en Ti a ese ese amigo que nunca nunca falla, así como José<br />

Buzzeti Buzzeti encontró en <strong>Don</strong> <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> su gran amigo amigo para toda la vida. Oremos.<br />

• • Para Para que que encuentren encuentren en en Ti Ti la la alegría alegría de de vivir vivir tantos tantos jóvenes jóvenes que que necesitan de de alguien alguien que que les les dé dé<br />

confianza, seguridad y sea compañía en el camino, y por por aquellos que se sienten sienten solos y tristes.<br />

Oremos Oremos.<br />

• Para que podamos podamos descubrir en <strong>Don</strong> <strong>Don</strong> <strong>Bosco</strong> al Padre, Maestro y Amigo que ilumina y acompaña<br />

acompaña<br />

nuestro camino de búsqueda y compromiso de un mundo mejor, más justo y solidario para<br />

todos. todos. Oremos Oremos<br />

(Oraciones espontáneas)<br />

Padrenuestro y Avemaría Oración final Canto mariano

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