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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Amonestaciones fieles y fervientes 87<br />

contemplar la Palabra, sus corazones arden dentro de el<strong>los</strong>, como<br />

ocurrió con <strong>los</strong> corazones de <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> mientras iban hacia<br />

Emaús y Cristo anduvo con el<strong>los</strong> por el camino, y les declaraba en<br />

todas las Escrituras lo que de él decían.<br />

¡Cuán pocos se dan cuenta de que Jesús camina invisible a<br />

su lado! ¡Cuán avergonzados se sentirían muchos de oír su voz<br />

hablándoles, y de saber que él ha oído toda su conversación insensata<br />

y trivial! ¡Y cuántos corazones arderían con santo gozo si tan sólo<br />

supieran que el Salvador está a su lado, que la atmósfera santa de<br />

su presencia <strong>los</strong> rodea, y que están alimentándose del pan de vida!<br />

¡Cuánto le agradaría al Salvador oír a sus seguidores hablando de las<br />

preciosas lecciones de instrucción que él dio, y saber que el<strong>los</strong> tienen<br />

apetencia por las cosas santas! Cuando la verdad mora en el corazón,<br />

no hay lugar <strong>para</strong> criticar a <strong>los</strong> siervos de Dios, o <strong>para</strong> encontrar<br />

faltas en el mensaje que él envía. Lo que está en el corazón fluirá de<br />

<strong>los</strong> labios. No podrá ser reprimido. Las cosas que Dios ha pre<strong>para</strong>do<br />

<strong>para</strong> aquel<strong>los</strong> que le aman serán el tema de la conversación. El amor<br />

de Cristo está en el alma como una fuente de agua que salta <strong>para</strong> vida<br />

eterna y que hace surgir corrientes vivas que llevan vida y alegría<br />

por dondequiera fluyan. * [89]<br />

El rechazo de la luz<br />

Dios dice a sus siervos: “Clama a voz en cuello, no te detengas;<br />

alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y<br />

a la casa de Jacob su pecado”. Pero cuando el sencillo y directo<br />

testimonio viene de labios que se mueven por influjo del Espíritu de<br />

Dios, hay muchos que lo tratan con desdén. Estos son <strong>los</strong> que entre<br />

nosotros, en <strong>los</strong> hechos si no en las palabras, “dicen a <strong>los</strong> videntes:<br />

No veáis; y a <strong>los</strong> profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas<br />

halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda,<br />

quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto, el Santo<br />

de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis<br />

en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto,<br />

* [Estudio adicional: El Deseado de Todas las Gentes, 279, 280; Testimonies for<br />

the Church 5:12-14, 74, 78, 206, 505, 506, 542-549; <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> la Iglesia 2:289-<br />

292; Conducción del Niño, 310, 422; Joyas de <strong>los</strong> <strong>Testimonios</strong> 2:74, 75, 215; El hogar<br />

adventista, 416, 418, 419, 423, 426 (1894).]

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