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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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398 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

de su presencia; y todos <strong>los</strong> que sigan nuestro ejemplo tendrán una<br />

suerte similar”. *<br />

Que el cielo nos guíe<br />

La profecía debe cumplirse. El Señor dice: “He aquí, yo os<br />

envío al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y<br />

terrible”. Alguien debe venir con el espíritu y el poder de Elías, y<br />

cuando aparezca, <strong>los</strong> hombres posiblemente dirán: “Eres demasiado<br />

piadoso, no interpretas las Escrituras de la debida manera. Déjame<br />

decirte cómo tienes que predicar tu mensaje”.<br />

Hay muchos que no pueden percibir la diferencia que hay entre la<br />

obra de Dios y la del hombre. Presentaré la verdad tal como Dios me<br />

la da, y os digo ahora: Si continuáis buscando faltas y alimentando<br />

un espíritu de discordia, nunca conoceréis la verdad. Jesús dijo a sus<br />

discípu<strong>los</strong>: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las<br />

podéis sobrellevar”. No estaban en condiciones de apreciar las cosas<br />

sagradas y eternas; pero Jesús prometió enviarles el Consolador, que<br />

les enseñaría todo lo que él les había dicho.<br />

Hermanos, no debemos depender de <strong>los</strong> hombres. “Dejaos del<br />

hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?”<br />

No nos conviene beber de la fuente del valle cuando hay otra en<br />

la montaña. Dejemos las corrientes bajas. Vayamos a las fuentes que<br />

están en las alturas. Si hay un aspecto de la verdad que no podéis entender,<br />

con el que no concordáis, investigad, com<strong>para</strong>d un versículo<br />

con otro, ahondad el pozo de la verdad en la mina de la Palabra de<br />

Dios. Debéis ofreceros vosotros mismos y vuestras opiniones sobre<br />

el altar de Dios, abandonar vuestras ideas preconcebidas y permitir<br />

que el Espíritu del cielo os guíe a toda verdad.—The Review and<br />

Herald, 18 de febrero de 1890.<br />

* [Estudio adicional: el Conflicto de <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong>, 651-660; Early <strong>Writings</strong>, 71-73.]

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