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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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394 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

cosas que están ocurriendo ahora, en la última etapa de la historia y<br />

hemos de proclamar la verdad al mundo con la pluma y la voz, no<br />

en una forma tímida e insípida, sino con demostración del Espíritu y<br />

el poder de Dios. El avance del mensaje implica <strong>los</strong> más tremendos<br />

conflictos, y <strong>los</strong> resultados de su promulgación revisten importancia<br />

tanto <strong>para</strong> el cielo como <strong>para</strong> la tierra.<br />

Pronto ha de terminar la controversia entre las dos grandes potencias<br />

del bien y del mal. Pero hasta que termine, habrá luchas<br />

constantes y arduas. Debemos proponernos ahora, como Daniel y<br />

sus compañeros en Babilonia, ser fieles a <strong>los</strong> principios venga lo que<br />

viniere. El horno de fuego ardiente calentado siete veces más de lo<br />

acostumbrado no indujo a esos fieles siervos de Dios a apartarse de<br />

su lealtad a la verdad. Permanecieron firmes en el momento de la<br />

prueba y fueron arrojados en el horno; pero no fueron abandonados<br />

por Dios. Se vio la forma de un cuarto Ser caminando junto con<br />

el<strong>los</strong> en medio de las llamas, y salieron de allí sin que sus ropas<br />

despidieran siquiera el olor del fuego...<br />

El mundo está lleno hoy de aduladores e hipócritas. Pero no<br />

permita Dios que <strong>los</strong> que pretenden ser guardianes de las sagradas<br />

verdades, traicionen <strong>los</strong> intereses de su causa mediante las sugestiones<br />

y tretas del enemigo de toda justicia.<br />

No es éste momento <strong>para</strong> ponernos del lado de <strong>los</strong> transgresores<br />

de la ley de Dios, <strong>para</strong> ver con sus ojos, <strong>para</strong> oír con sus oídos y<br />

<strong>para</strong> comprender las cosas por medio de sus sentidos pervertidos.<br />

Hemos de avanzar juntos. Debemos trabajar hasta constituir una<br />

unidad, hasta alcanzar la santidad de vida y la pureza de carácter. No<br />

sigan inclinándose ante el ídolo de las opiniones humanas <strong>los</strong> que<br />

profesan ser siervos del Dios viviente; no sigan siendo esclavos de<br />

ninguna concupiscencia vergonzosa; no sigan presentando al Señor<br />

una ofrenda contaminada, un alma manchada de pecado.<br />

* * * * *<br />

Como estudiantes diligentes, leed la Palabra, sed hacedores de<br />

ella, y el Espíritu Santo estará junto a cada obrero, y el amor de<br />

Dios se encenderá en el alma del que está ministrando <strong>para</strong> hacer<br />

precisamente la obra que el Señor ha indicado que debe hacerse

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