10.05.2013 Views

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

[436]<br />

[437]<br />

366 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

les ha dado a propósitos impíos, <strong>para</strong> servir a la concupiscencia, se<br />

deshonra a Dios y el<strong>los</strong> se arruinan.<br />

Cuando os dediquéis a adorar a un hombre o a una mujer, recordad<br />

que está presente el mismo Testigo que en la fiesta de Belsasar.<br />

En esa ocasión, cuando estaban en plena orgía, cuando Dios había<br />

sido olvidado, cuando <strong>los</strong> sentidos carnales estaban encendidos, una<br />

sensación de terror se posesionó de toda alma. La copa que el rey estaba<br />

alabando e idolatrando cayó de su mustia mano, y en el lenguaje<br />

del Espíritu de Dios, “el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron,<br />

y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra<br />

la otra”. Una mano misteriosa, exangüe, estaba escribiendo sobre el<br />

muro. Esos dedos misteriosos, que pertenecían a un poder invisible<br />

y eran guiados por él, escribieron caracteres igualmente misteriosos,<br />

ininteligibles <strong>para</strong> esos despavoridos disolutos. Una luz como el<br />

relámpago seguía a la formación de cada letra, y permanecía allí,<br />

como si fueran caracteres vivos, de pasmoso y terrible significado<br />

<strong>para</strong> todos <strong>los</strong> que <strong>los</strong> contemplaban. “Mene, mene, tekel, uparsin”.<br />

Su misma ignorancia de aquellas letras trazadas sobre el muro, que<br />

seguían irradiando luz, infundía terror a sus corazones pecaminosos.<br />

Sus conciencias, al despertar, interpretaron estas palabras como una<br />

denuncia contra el<strong>los</strong>. El recelo, el temor y la alarma se apoderaron<br />

del rey y de <strong>los</strong> príncipes.<br />

Belsasar—aterrado por esa demostración del poder de Dios, que<br />

revelaba que había un testigo, aunque el<strong>los</strong> no lo sabían—había<br />

tenido grandes oportunidades de conocer las obras del Dios viviente<br />

y su poder, y de hacer su voluntad. Había tenido el privilegio de<br />

tener mucha luz. Su abuelo, Nabucodonosor, había sido amonestado<br />

acerca del peligro de olvidar a Dios y glorificarse a sí mismo. Belsasar<br />

sabía que su abuelo había sido desterrado de la sociedad de <strong>los</strong><br />

hombres <strong>para</strong> vivir entre las bestias del campo; y esos hechos, que<br />

debieran haber sido una lección <strong>para</strong> él, fueron desoídos, como si<br />

nunca hubieran ocurrido; y continuó repitiendo <strong>los</strong> pecados de su<br />

abuelo. Se atrevió a cometer <strong>los</strong> crímenes que acarrearon <strong>los</strong> juicios<br />

de Dios sobre Nabucodonosor. Fue condenado, no sólo porque es-<br />

taba obrando impíamente, sino también por no haber aprovechado<br />

las oportunidades de ser recto, y las cualidades que, si las hubiera<br />

cultivado, le hubieran ayudado a serlo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!