10.05.2013 Views

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

[354]<br />

300 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

su espíritu de creerse importantes, por el orgullo de poseer un conocimiento<br />

de la verdad que dejan de practicar. La verdad que no se<br />

pone en práctica, pierde su poder. El corazón es cerrado a su divina<br />

influencia, y <strong>los</strong> que debieran ser obreros <strong>para</strong> Cristo están ociosos,<br />

y las almas a quienes podrían ayudar son dejadas en el desaliento,<br />

en las tinieblas y en la desesperación.<br />

Ayudad a las almas que se hunden<br />

Hay almas que están hambrientas de simpatía, hambrientas del<br />

pan de vida; pero no se animan a dar a conocer su gran necesidad.<br />

Los que llevan las responsabilidades en relación con la obra de Dios<br />

deben entender que se encuentran bajo la más solemne obligación<br />

de ayudar a esas almas; y estarían pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong>, ayudarlas, si<br />

el<strong>los</strong> mismos hubieran retenido la influencia suave y subyugante del<br />

amor de Cristo. ¿Van a el<strong>los</strong> a buscar ayuda esas pobres almas que<br />

están a punto de morir? No; lo hicieron hasta que perdieron toda<br />

esperanza de recibir ayuda por ese lado. No ven una mano extendida<br />

<strong>para</strong> ayudar.<br />

El asunto me fue presentado de esta manera: Un hombre que se<br />

ahogaba, y que luchaba en vano con las olas, descubre un bote, y<br />

con las últimas fuerzas que le quedaban tiene éxito en alcanzarlo,<br />

y se ase de su costado. En su debilidad no puede hablar, pero la<br />

agonía pintada en su rostro conmovería a cualquier corazón que<br />

no estuviera desprovisto de humana ternura. Pero, ¿extenderán sus<br />

manos <strong>para</strong> levantarlo <strong>los</strong> ocupantes del bote? ¡No! El cielo entero<br />

observa mientras golpean las débiles manos que se aferran al bote,<br />

hasta que se sueltan, y un semejante que sufre se hunde entre las<br />

olas <strong>para</strong> no surgir nunca más. Esta escena se ha vuelto a repetir<br />

muchas veces. Ha sido presenciada por Uno que dio su vida por el<br />

rescate de tales almas. El Señor ha extendido su propia mano <strong>para</strong><br />

salvar. El Señor mismo ha hecho la obra que ha dejado al hombre<br />

<strong>para</strong> que hiciera, de revelar la piedad y la compasión de Cristo hacia<br />

<strong>los</strong> pecadores. Jesús dice: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os<br />

améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis<br />

unos a otros”. El Calvario nos revela a cada uno de nosotros las<br />

profundidades de ese amor.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!