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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Administradores de asociaciones 293<br />

bajo su yugo. Aceptad sus cargas. Recibid aquello que él os confiere.<br />

El dice: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.<br />

Esta anticipación de terribles dificultades no debe existir. Debemos<br />

comer y beber la Palabra de vida, lo cual se representa por el<br />

comer y beber la sangre de Cristo. Los que conocen la verdad deben<br />

ser educados a recibirla de sus propios pastores, y orar por ella y<br />

practicarla. Entonces las almas crecerán en fe, y en conocimiento<br />

inteligente. Recibirán el pan de vida, y lo digerirán. “La exposición<br />

de tus palabras alumbra; hace entender a <strong>los</strong> simples”. La verdad<br />

necesita entrar en el corazón y en la mente. Mucho, mucho más<br />

oración, y menos largo sermonear, redundará en la salud del cuerpo<br />

y del alma.<br />

Se ha gastado dinero <strong>para</strong> enviar hombres a Jerusalén, <strong>para</strong> ver<br />

el lugar donde Jesús viajó y enseñó, cuando tenemos al precioso<br />

Salvador cerca de nosotros, tenemos su presencia con nosotros, y<br />

podemos tener a Jerusalén en nuestras propias casas e iglesias. Po- [346]<br />

demos discernir las huellas recientes de sus pasos, podemos comer<br />

sus palabras, y podemos tener vida eterna. Necesitamos más estudio,<br />

más ferviente meditación y comunión con Cristo. Necesitamos escuchar<br />

el silbo apacible y delicado, y descansar por la fe en el amor<br />

de Cristo. Deberíamos tener una experiencia mucho más saludable,<br />

y llegar a ser cristianos mucho más vigorosos.<br />

Tenemos una superabundancia de sermones, pero necesitamos<br />

aprender a recibir la Palabra. Toda la ayuda que venga de afuera<br />

no puede suplir esta deficiencia. La obra misionera local debe ser<br />

emprendida por misioneros locales. Dios no se agrada con <strong>los</strong> planes<br />

egoístas de dar tantas ventajas a aquel<strong>los</strong> que conocen la verdad, que<br />

tuvieron oportunidades <strong>para</strong> comprender mucho más de la verdad<br />

de lo que practican. Miles y miles están en la ignorancia, pereciendo<br />

sin Cristo. Sin embargo se dedica dinero y tiempo y trabajo a la<br />

clase que está siempre aprendiendo, y con todo nunca llega a tener<br />

un conocimiento experimental de la verdad, porque no práctica la<br />

verdad.<br />

Los que están listos <strong>para</strong> hacer servicio son <strong>los</strong> que se alimentan<br />

más de Cristo. Leed y estudiad sus palabras, bebed en la inspiración<br />

de su Espíritu, y recibid de su gracia, no <strong>para</strong> almacenar, sino <strong>para</strong><br />

dar a otros. A fin de instruir a otros, <strong>los</strong> maestros deben primero ser<br />

alumnos de Cristo. Hay Martas en toda iglesia. Esas personas están

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