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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Medios y métodos 269<br />

y descartará toda confianza propia. Cuando reciban un consejo que<br />

no esté de acuerdo con sus deseos personales, no deben pensar que<br />

poseen suficiente sabiduría como <strong>para</strong> aconsejar a otros, o que se<br />

pueden permitir el desoír ese consejo.<br />

Dondequiera trabajen, será necesario que combinen sus esfuerzos<br />

con <strong>los</strong> de otros obreros eficientes. Nadie es completo en sí<br />

mismo; nadie es capaz de terminar con éxito una serie de reuniones;<br />

pero puede hacer su parte junto con otros obreros. Esto tal vez<br />

parezca humillante, pero no debe serlo, porque Dios ha concedido<br />

diversidad de dones y desea que se combinen en perfecta armonía.<br />

Ustedes necesitan comprender el peligro que implica examinar<br />

<strong>los</strong> asuntos desde su punto de vista, solamente con sus propios ojos o<br />

discernimiento. Sería bueno que explicaran francamente sus planes<br />

a sus hermanos, <strong>para</strong> que sepan cómo <strong>los</strong> ven el<strong>los</strong> desde su punto de<br />

vista, porque las circunstancias pueden impresionar tan vívidamente<br />

la mente de ustedes que les resulte imposible emitir un juicio cabal<br />

acerca del asunto. Sus planes deben ser minuciosamente examinados<br />

y, con ferviente oración, encomienden su caso al que lo sabe todo.<br />

Consúltense mutuamente. No permitan que <strong>los</strong> susurros de su propia<br />

mente o la de otros cierren la puerta del corazón al consejo de <strong>los</strong><br />

siervos del Señor.<br />

9 de agoto de 1896. Le estoy escribiendo esto porque es un asunto<br />

serio que implica graves consecuencias y que afectará el futuro<br />

de la obra en otras localidades. El Hno.-----no necesita palabras de [316]<br />

adulación de parte suya, porque ya tiene en gran estima sus propios<br />

talentos y <strong>los</strong> saca a relucir desmereciendo a <strong>los</strong> demás. No se da<br />

cuenta de que quiere ser el primero. No está pre<strong>para</strong>do <strong>para</strong> asumir<br />

las responsabilidades de un ministro del Evangelio, porque necesita<br />

un espíritu humilde y contrito. Necesita seguir dando estudios bíblicos<br />

y, cuando sus hermanos vean que está en condiciones de ser un<br />

predicador del Evangelio, tal cosa será evidente. Tenga cuidado.<br />

La obra del colportaje<br />

No veo por qué el colportaje no puede ser una obra tan buena y<br />

de tanto éxito como cualquier otra que se haga <strong>para</strong> el Señor. Los<br />

colportores pueden llegar a familiarizarse con las personas, pueden<br />

orar con ellas y entender sus verdaderas necesidades. Por la luz

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