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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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186 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

Entonces nuestros hermanos tendrán una experiencia más ecuánime<br />

y tranquila, y podrán ser de mayor beneficio al pueblo, porque la<br />

gloria del Señor será su retaguardia.<br />

Nuestra única seguridad consiste en buscar constantemente la<br />

sabiduría de Dios, en ponderar cuidadosamente todo asunto con<br />

mucho temor y temblor, no sea que introduzcamos en la obra no la<br />

luz del cielo sino la debilidad del hombre. Pero el Señor ha prometido<br />

dar luz a <strong>los</strong> que lo buscan con todo el corazón. Si tan sólo confiamos<br />

en Dios pacientemente y con oración, no siguiendo nuestros propios<br />

planes impetuosos, él guiará nuestras decisiones y abrirá muchas<br />

puertas de esperanza y de trabajo.<br />

El gran General de <strong>los</strong> ejércitos dirigirá todas las batallas <strong>para</strong> el<br />

avance de su causa. El será el guía de su pueblo en <strong>los</strong> peligrosos<br />

conflictos que le esperan si <strong>los</strong> subdirigentes y <strong>los</strong> subpastores realizan<br />

su obra asignada y escuchan la voz que dice: “Este es el camino,<br />

andad por él”; “el que me sigue, no andará en tinieblas”. ¡Qué gran<br />

consuelo debe ser esta promesa <strong>para</strong> nosotros! Podemos andar en<br />

luz como él está en luz.<br />

Asegúrense perfectamente <strong>los</strong> hombres a quienes Dios ha confiado<br />

grandes responsabilidades de que están siguiendo a su gran<br />

Director, Cristo, y no <strong>los</strong> impulsos de su propio temperamento. Estaremos<br />

seguros solamente cuando nos consagremos a Dios y miremos<br />

a Jesús, anhelando con fervor realizar el plan divino. Los hombres<br />

pueden seguir muchos tipos de luz, pero hay solamente una Luz<br />

segura <strong>para</strong> seguir. Aseguraos de que estáis siguiendo a Jesús por<br />

dondequeira que va. Nadie corra delante de Cristo, sino que espere<br />

la orden: “Sígueme”. Desconfíen nuestros dirigentes de su propio<br />

consejo, de sus propias imaginaciones ambiciosas. No presuman<br />

que las teas que el<strong>los</strong> mismos encendieron son la verdadera luz, no<br />

sea que después de un tiempo encuentren que en lugar de seguir la<br />

estrella guiadora celestial, están siguiendo a un dirigente inseguro.<br />

Dios dirige su obra<br />

Me aflijo al ver a hombres que tratan de señalar la conducta precisa<br />

que deben seguir <strong>los</strong> misioneros en <strong>los</strong> países lejanos. Debemos<br />

dejar <strong>los</strong> asuntos más en manos de Aquel a quien profesamos seguir,<br />

<strong>para</strong> que él actúe por medio de sus agentes señalados como lo vea

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