10.05.2013 Views

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

[192]<br />

170 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

Que la verdad avance<br />

Los hombres logran que el impulsar la verdad resulte diez veces<br />

más difícil de lo que es, al tratar de arrebatar la obra de las manos<br />

divinas, <strong>para</strong> ponerla en sus propias manos finitas. Piensan que deben<br />

estar constantemente inventando alguna cosa <strong>para</strong> lograr que <strong>los</strong><br />

hombres hagan lo que el<strong>los</strong> suponen que esas personas deben hacer.<br />

El tiempo empleado de esta suerte está haciendo más complicada<br />

la obra, porque se hace a un lado al gran Director en el cuidado<br />

de su propia heredad. Los hombres asumen la tarea de remendar<br />

<strong>los</strong> caracteres defectuosos de otros, y sólo tienen éxito en empeorar<br />

mucho <strong>los</strong> defectos. Harían mejor en dejar que Dios hiciera su propia<br />

obra, pues él no <strong>los</strong> considera capaces de remodelar el carácter.<br />

Lo que necesitan es estar imbuidos del espíritu de Cristo. Si se<br />

aferran a la fortaleza del Señor, harán paz con él; entonces se hallarán<br />

en buen camino <strong>para</strong> estar en paz con sus colaboradores. Cuanto<br />

menos tenga el agente humano de la mansedumbre y la humildad<br />

de Cristo en su espíritu y carácter, tanto más verá la perfección en<br />

sus propios métodos y la imperfección en <strong>los</strong> de <strong>los</strong> demás. Nuestra<br />

única seguridad consiste en velar y orar y tomar consejo, creyendo<br />

que Dios guardará a nuestros hermanos así como a nosotros mismos,<br />

porque no hay acepción de personas <strong>para</strong> él. Dios trabajará por<br />

nosotros cuando seamos fieles estudiantes de sus palabras y las<br />

pongamos por obra.<br />

Pero cuando <strong>los</strong> obreros desatienden tan manifiestamente la<br />

orden expresa de Cristo de que nos amemos unos a otros como él nos<br />

amó a nosotros, ¿cómo podemos esperar que <strong>los</strong> hermanos acaten<br />

las órdenes de hombres finitos y <strong>los</strong> reglamentos y especificaciones<br />

en cuanto a cómo trabajar? La sabiduría que nos da la receta debe ser<br />

sobrenatural, de otra manera resultará ser un médico que no puede<br />

sanar, sino sólo destruir. Mejor sería que buscáramos a Dios con todo<br />

el corazón, y depusiéramos el engreimiento; pues “todos vosotros<br />

sois hermanos”.<br />

Cristo ha alivianado el yugo<br />

En vez de afanaros en pre<strong>para</strong>r reglamentos y estipulaciones<br />

rígidas, deberíais más bien estar orando y sometiendo vuestra voluntad<br />

y vuestros caminos a Cristo. El no se agrada cuando vosotros

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!