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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Necesidades humanas y provisión divina 153<br />

sepan que el Señor Jesús no aceptará ninguna transigencia. Al aceptar<br />

y retener obreros que persisten en mantener sus imperfecciones<br />

de carácter, y no dan plena prueba de su ministerio, la norma ha sido<br />

grandemente rebajada. Hay muchos que ocupan puestos de responsabilidad<br />

que desoyen la orden del apóstol, y hacen provisión <strong>para</strong><br />

complacer <strong>los</strong> deseos de la carne. A menos que el obrero se vista del<br />

Señor Jesucristo y halle en él sabiduría, santificación y redención,<br />

¿cómo podrá representar la religión de Jesús? Toda su eficiencia, toda<br />

su recompensa se encuentra en Cristo. Debe haber evidencia por<br />

parte de <strong>los</strong> que asumen la solemne posición de pastores de la que<br />

están investidos, de que se han dedicado sin reserva a la obra. Deben<br />

tomar a Cristo como su Salvador personal. ¿Por qué es que aquel<strong>los</strong><br />

que por mucho tiempo han estado ocupados en el ministerio, no<br />

crecen en gracia y en el conocimiento del Señor Jesús? Se me ha<br />

mostrado que complacen sus propensiones egoístas, y sólo hacen las<br />

cosas que concuerdan con sus gustos e ideas. Hacen provisión <strong>para</strong><br />

complacer el orgullo y la sensualidad, y llevan a cabo sus ambiciones<br />

y planes egoístas. Están llenos de estima propia. Pero aun cuando sus<br />

malas propensiones puedan parecerles tan preciosas como la mano<br />

derecha o el ojo derecho, éstas deben ser se<strong>para</strong>das del obrero, o no<br />

será aceptable ante Dios. Por imposición de manos se ordena <strong>para</strong><br />

el ministerio a hombres que no han sido cabalmente examinados [172]<br />

con respecto a sus calificaciones <strong>para</strong> la obra sagrada; pero ¡cuánto<br />

mejor sería examinar<strong>los</strong> minuciosamente antes de aceptar<strong>los</strong> como<br />

ministros, que tener que realizar ese examen tan rígido después que<br />

han sido confirmados en su cargo y han puesto su molde sobre la<br />

obra!<br />

Una vida consagrada<br />

La siguiente cita muestra el fruto de la verdadera consagración,<br />

y esto es lo que debemos exigir de nuestros obreros:<br />

“Harlan Page se consagró a Dios con la determinación de vivir<br />

y trabajar <strong>para</strong> promover la gloria del Señor, en la salvación de <strong>los</strong><br />

que perecen. ‘Cuando recibí la esperanza por primera vez—dijo en<br />

su lecho de muerte—, sentí que debía trabajar por las almas. Oraba<br />

año tras año que Dios me usara <strong>para</strong> salvar a algunos’. Sus oraciones<br />

fueron señaladamente contestadas. Nunca perdió Page una

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