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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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140 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

tenían nombre que vivían aunque estaban muertos. Sí, hay muchas<br />

personas tales entre nuestro pueblo, muchos que pretenden estar<br />

vivos, y sin embargo están muertos. Hermanos míos, a menos que el<br />

Espíritu Santo, como principio vital, os esté inspirando a obedecer<br />

sus impulsos y a depender de su influencia, trabajando con la fuerza<br />

divina, mi mensaje de parte de Dios <strong>para</strong> vosotros es: “Estáis bajo un<br />

engaño que resultará fatal <strong>para</strong> vuestras almas. Debéis convertiros.<br />

Debéis recibir luz antes de dar luz. Colocaos bajo <strong>los</strong> brillantes rayos<br />

del Sol de justicia”. Entonces podréis decir con Isaías: “Levántate,<br />

resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido<br />

sobre ti”. Debéis cultivar la fe y el amor. “No se ha acortado la<br />

mano de Jehová <strong>para</strong> salvar, ni se ha agravado su oído <strong>para</strong> no<br />

oír”. Buscad al Señor. No descanséis antes que sepáis que Cristo es<br />

vuestro Salvador.<br />

Hermanos míos, deseo que recordéis que la religión de la Biblia<br />

nunca destruye la simpatía humana. La verdadera cortesía cristiana<br />

necesita ser enseñada y practicada, <strong>para</strong> ser aplicada en todo el trato<br />

que tengáis con vuestros hermanos y con <strong>los</strong> mundanos. Se necesita<br />

mucho más amor y cortesía en nuestras familias de lo que ahora se<br />

manifiesta. Cuando nuestros hermanos ministros beban del Espíritu<br />

de Cristo diariamente, serán verdaderamente corteses, y no considerarán<br />

que es una debilidad ser tiernos de corazón y piadosos, porque<br />

éste es uno de <strong>los</strong> principios del Evangelio de Cristo. Las enseñanzas<br />

de Cristo enternecían y suavizaban el alma. La verdad recibida en<br />

el corazón obrará una renovación en el alma. Los que aman a Jesús<br />

amarán a las almas por las cuales él murió. La verdad implantada<br />

en el corazón revelará el amor de Jesús y su poder transformador.<br />

Toda rudeza, acritud, crítica y todo espíritu tiránico no son de Cristo,<br />

sino que proceden de Satanás. La frialdad, la falta de compasión, la<br />

carencia de tierna simpatía, están leudando el campamento de Israel.<br />

Si se permite que estos males se fortalezcan, como ha ocurrido en <strong>los</strong><br />

últimos años, nuestras iglesias se verán en una condición deplorable.<br />

Todo maestro de la verdad necesita el principio de la semejanza a<br />

Cristo en su carácter. No habrá enojos, regaños y expresiones de des-<br />

precio de parte de aquél que esté cultivando las virtudes cristianas.<br />

El siente que debe participar de la naturaleza divina, y debe reabastecerse<br />

en la fuente inagotable de la gracia celestial, de otra manera<br />

eliminará de su alma la gracia de la bondad humana. Debemos amar

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