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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Un llamamiento solemne a <strong>los</strong> ministros 135<br />

nombres de aquel<strong>los</strong> que siguen al Cordero por dondequiera que<br />

va. Vuestras ideas erróneas y <strong>los</strong> aspectos objetables de vuestro<br />

carácter deben ser abandonados, y debéis vestiros con el manto de<br />

la justicia de Cristo. ¡La fe y el amor: cuán destituidas están las<br />

iglesias de estos bienes! El Mercader celestial nos amonesta: “Yo<br />

te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, <strong>para</strong> que<br />

seas rico, y vestiduras blancas <strong>para</strong> vestirte... y unge tus ojos con<br />

colirio, <strong>para</strong> que veas”. Dios quiera que <strong>los</strong> que están predicando<br />

en nuestras asociaciones no sean como las vírgenes insensatas, que<br />

tienen lám<strong>para</strong>s, pero están destituidas del aceite de la gracia que<br />

hace que las lám<strong>para</strong>s ardan y difundan luz. ¡Oh, necesitamos más<br />

ministros de oración—hombres que sientan el solemne peso de las<br />

almas—, hombres que tengan una fe que obre por el amor y purifique [150]<br />

el alma! Sin fe es imposible agradar a Dios. ¡Cuán imperfecta es<br />

la fe en nuestras iglesias! ¿Por qué no creemos que el Señor hará<br />

precisamente lo que él dice que hará?<br />

Somos siervos de Dios, y a cada uno de nosotros nos ha dado<br />

talentos, tanto naturales como espirituales. Como hijos de Dios,<br />

debemos acrecentar constantemente nuestra idoneidad <strong>para</strong> las mansiones<br />

celestiales que Cristo dijo a sus discípu<strong>los</strong> que iba a pre<strong>para</strong>r<br />

<strong>para</strong> el<strong>los</strong>. El que echa mano de la justicia de Cristo puede llegar a<br />

ser un hombre perfecto en Cristo Jesús. Trabajando desde un punto<br />

de vista elevado, tratando de seguir el ejemplo de Jesús, creceremos<br />

a su semejanza, logrando un refinamiento cada vez mayor.<br />

El Salvador oró: “Santifíca<strong>los</strong> en tu verdad; tu palabra es verdad”.<br />

Los que son disciplinados por la verdad serán hacedores de<br />

la Palabra; serán diligentes lectores de la Biblia e investigarán las<br />

Escrituras con el ferviente deseo de comprender la voluntad de Dios,<br />

y de cumplirla inteligentemente.<br />

Sed corteses<br />

Los ministros de nuestras asociaciones necesitan andar cuidadosamente<br />

delante del Señor. Tienen gran necesidad de seguir el ruego<br />

del apóstol, “sed... corteses” (1 Pedro 3:8 (VM)), en su ministerio,<br />

en buscar a las almas como quienes deben dar cuenta, al tratar de<br />

salvar a <strong>los</strong> descarriados. Podéis ser fieles a <strong>los</strong> principios, podéis<br />

ser justos, honrados y religiosos; pero sin dejar estas cosas debéis

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