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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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122 <strong>Testimonios</strong> <strong>para</strong> <strong>los</strong> <strong>Ministros</strong><br />

“Y el tercer ángel <strong>los</strong> siguió, diciendo a gran voz: Si alguno<br />

adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en<br />

su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido<br />

vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y<br />

azufre delante de <strong>los</strong> santos ángeles y del Cordero; y el humo de su<br />

tormento sube por <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> de <strong>los</strong> sig<strong>los</strong>. Y no tienen reposo de día<br />

ni de noche <strong>los</strong> que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que<br />

recibe la marca de su nombre”.<br />

Juan fue llamado a contemplar a un pueblo distinto de <strong>los</strong> que<br />

adoran a la bestia o a su imagen al guardar el primer día de la<br />

semana. La observancia de este día es la marca de la bestia. Juan<br />

declara: “Aquí está la paciencia de <strong>los</strong> santos, <strong>los</strong> que guardan <strong>los</strong><br />

mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.<br />

“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer<br />

guerra contra el resto de la descendencia de ella, <strong>los</strong> que guardan<br />

<strong>los</strong> mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. Se<br />

nos muestra claramente que existirán dos bandos en el momento en<br />

que aparezca nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¿En cuál bando<br />

deseamos ser hallados? “He aquí, yo vengo pronto—dice Cristo—,<br />

y mi galardón conmigo, <strong>para</strong> recompensar a cada uno según sea su<br />

obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero<br />

y el último. Bienaventurados <strong>los</strong> que lavan sus ropas [guardan sus<br />

mandamientos], <strong>para</strong> tener derecho al árbol de la vida, y <strong>para</strong> entrar<br />

por las puertas en la ciudad”. Este es el destino de <strong>los</strong> que observan<br />

<strong>los</strong> mandamientos. ¿No debemos todos desear estar entre el número<br />

de personas que tendrán derecho al árbol de la vida, y que entrarán<br />

por las puertas en la ciudad?<br />

Adán y Eva y su posteridad perdieron el derecho al árbol de la<br />

vida a causa de su desobediencia. “Y dijo Jehová Dios: He aquí el<br />

hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora,<br />

pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y<br />

coma, y viva <strong>para</strong> siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, <strong>para</strong><br />

que labrase la tierra de que fue tomado”. Adán y Eva transgredieron<br />

la ley de Dios. Esto hizo necesario que fueran alejados del Edén<br />

y se<strong>para</strong>dos del árbol de la vida, pues al comer de él después de<br />

su transgresión, hubieran perpetuado el pecado. “Echó, pues, fuera<br />

al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una<br />

espada encendida que se revolvía por todos lados, <strong>para</strong> guardar el

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