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Testimonios para los Ministros (1979) - Ellen G. White Writings

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Las santas escrituras 103<br />

ciones son claramente contestadas por las palabras de las Escrituras,<br />

no reconocen la evidencia presentada ni admiten estar convencidos.<br />

Sus preguntas no tenían el propósito de llegar a la verdad, sino la<br />

mera intención de confundir la mente de <strong>los</strong> demás.<br />

Algunos han pensado que es una evidencia de agudeza y superioridad<br />

intelectual el sumir en la perplejidad las mentes con respecto<br />

a cuál es la verdad. Recurren a una sutil argumentación, al juego<br />

de palabras; toman injusta ventaja haciendo preguntas. Cuando sus<br />

preguntas han sido claramente contestadas, cambian de tema y saltan<br />

a otro punto <strong>para</strong> evitar tener que reconocer la verdad. Debemos<br />

cuidarnos de albergar el espíritu que dominó a <strong>los</strong> judíos. No querían<br />

aprender de Cristo, porque su explicación de las Escrituras no estaba<br />

de acuerdo con las ideas de el<strong>los</strong>; por lo tanto lo espiaban en su camino,<br />

“acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca [109]<br />

<strong>para</strong> acusarle”. No traigamos sobre nosotros la terrible denuncia de<br />

las palabras del Salvador: “¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley!<br />

porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no<br />

entrasteis, y a <strong>los</strong> que entraban se lo impedisteis”.<br />

Con sencillez y fe<br />

No requiere mucho conocimiento o capacidad el hacer preguntas<br />

difíciles de responder. Un niño puede hacer preguntas que pueden<br />

dejar perplejos a <strong>los</strong> hombres más sabios. No nos empeñemos en<br />

una competencia de esta clase. Existe en nuestro tiempo la misma<br />

incredulidad que había en <strong>los</strong> días de Cristo. Hoy, como entonces, el<br />

deseo de promoción y de alabanza de parte de <strong>los</strong> hombres descamina<br />

al pueblo de la sencillez de la verdadera piedad. No hay orgullo<br />

tan peligroso como el orgullo espiritual.<br />

Los jóvenes deben investigar las Escrituras por sí mismos. No<br />

deben pensar que es suficiente que <strong>los</strong> de más experiencia busquen<br />

la verdad y que <strong>los</strong> más jóvenes pueden aceptarla cuando proviene<br />

de el<strong>los</strong>, considerándo<strong>los</strong> una autoridad. Los judíos perecieron como<br />

nación porque fueron apartados de la verdad de la Biblia por sus<br />

gobernantes, sacerdotes y ancianos. Si hubieran hecho caso a Jesús,<br />

e investigado las Escrituras por sí mismos, no habrían perecido.<br />

Hay jóvenes en nuestras filas que están vigilando <strong>para</strong> ver con<br />

qué espíritu <strong>los</strong> ministros abordan la investigación de las Escrituras,

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