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44 PRIMERA PARTE. sen agotado demasiado los elementos minerales del suelo que más hayan tenido necesidad de digerir las plantas precedentes, porque de lo contrario no podria desde luego conseguirse un desarrollo tan precoz, y las nuevas plantaciones ofrecerían un aspecto caduco faltas de aquellos principios de su natural organización. En este último caso es preciso hacer labores profundas que remuevan mucho el terreno, y tenerlo expuesto durante algun tiempo á la acción de la luz, del calor y de los demás elementos atmosféricos á fin de que, bien sea por medio de la mayor division que experimentarían las partículas minerales, y por la modificación que al mismo tiempo pudieran introducir los abonos, la vegetación encontrase en el terreno las sustancias que debieran alimentarla. Esta observación, de grandísima importancia, debería tenerse presente en toda clase de cultivos á fin de evitar los siniestros resultados que por efecto de una continuada siembra de igual especie en un terreno se llegan á agotar los elementos necesarios para la producción, causando la esterilidad de la tierra. SBultinlieacion por acoíSffl. El sistema de multiplicar por acodo es muy antiguo, y consiste en enterrar algunas de las ramas de los árboles dejando al aire libre sus extremos. Al cabo de poco tiempo las raíces laterales que se desarrollan imprimen nueva vida á aquella rama que se alimentaba del tronco de su árbol. En este caso se pone una ligadura, ó se hace una incision en la parte que le une á la planta madre para privarle de la savia que antes recibía de ella; y por último, se corta enteramente después de algunos meses, ó más de un año, en que se ob-
CULTIVO DE LA MORERA. 45 serva si las raíces han tomado proporciones capaces de alimentar suficientemente la nueva planta. Al cabo de poco tiempo pueden trasplantarse de nuevo para formar hileras de arbustos en terrenos que se destinan á formar grandes plantaciones de árboles con e! trascurso de tres ó cuatro años. En este caso es menester no descuidar los riegos necesarios con alguna frecuencia, que permitan la formación de las nuevas raíces, y lo cual ño se conseguiría sin este requisito. Ingertos. Casi todos los seres orgánicos en su estado vital experimentan trasformaciones muy notables, debidas á la inoculación de una parte del organismo de otro diverso procedente de la misma familia. Los animales participan de esta reforma por medio del cruzamiento de las razas, particularmente en los que predomina en exceso un temperamento distinto, y con lo cual se logra con frecuencia armonizar este predominio en justas proporciones, consiguiendo un favorable desarrollo. En los vegetales se han obtenido resultados más ó menos ventajosos trasportando la savia de una planta á otra, con lo cual se ha conseguido crear tantas variedades de una misma especie que causan la admiración de los naturalistas, y sobre lo que podrán hallar los lectores mayores detalles en mi obra de Botánica agrícola. El ingerto es la inoculación de la savia de una planta á otra por medio de la aplicación de una parte que se fija con exactitud, sustituyendo la otra que se habia cortado anteriormente, la que se une por el contacto de la savia ó parte gomosa que tiene en su superficie, trasfor-
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sen agotado demasiado los elementos minerales del suelo<br />
que más hayan tenido necesidad de digerir las plantas<br />
precedentes, porque de lo contrario no podria desde luego<br />
conseguirse un desarrollo tan precoz, y las nuevas plantaciones<br />
ofrecerían un aspecto caduco faltas de aquellos<br />
principios de su natural organización. En este último caso<br />
es preciso hacer labores profundas que remuevan mucho<br />
el terreno, y tenerlo expuesto durante algun tiempo á la<br />
acción de la luz, del calor y de los demás elementos atmosféricos<br />
á fin de que, bien sea por medio de la mayor<br />
division que experimentarían las partículas minerales, y<br />
por la modificación que al mismo tiempo pudieran introducir<br />
los abonos, la vegetación encontrase en el terreno<br />
las sustancias que debieran alimentarla.<br />
Esta observación, de grandísima importancia, debería<br />
tenerse presente en toda clase de cultivos á fin de evitar<br />
los siniestros resultados que por efecto de una continuada<br />
siembra de igual especie en un terreno se llegan á agotar<br />
los elementos necesarios para la producción, causando la<br />
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SBultinlieacion por acoíSffl.<br />
El sistema de multiplicar por acodo es muy antiguo,<br />
y consiste en enterrar algunas de las ramas de los árboles<br />
dejando al aire libre sus extremos.<br />
Al cabo de poco tiempo las raíces laterales que se<br />
desarrollan imprimen nueva vida á aquella rama que se<br />
alimentaba del tronco de su árbol. En este caso se pone<br />
una ligadura, ó se hace una incision en la parte que le<br />
une á la planta madre para privarle de la savia que antes<br />
recibía de ella; y por último, se corta enteramente después<br />
de algunos meses, ó más de un año, en que se ob-