tratado completo
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32 PRIMERA PARTE.<br />
portante, y que se insertarán tanto en las nuevas ediciones<br />
de este Tratado, como en las Revistas ilustradas de<br />
Agricultura que publica mensualmente la Sociedad española<br />
de Agricultura y Meteorología que tengo el honor de<br />
dirigir.<br />
El clima del Japón es muy parecido al nuestro por<br />
hallarse situado casi á la misma latitud que nuestra península<br />
ibérica, aunque un poco más fresco y húmedo,<br />
porque su continente se halla rodeado del mar del mismo<br />
nombre y del grande Océano, cuyas brisas modifican la<br />
temperatura de aquellas extensas islas que forman dicho<br />
imperio.<br />
Hé aquí lo que expone el Sr. de Ojeda:<br />
«Las exigencias del mercado europeo han desarrollado<br />
considerablemente el cultivo de la morera. En una expedición<br />
al distrito de Nachodgi, que tuve ocasión de hacer<br />
el año pasado, pude yo mismo cerciorarme de este hecho.<br />
Campos inmensos, en que se observaban plantaciones recientes<br />
de moreras, ocupaban todos ios terrenos que no<br />
eran indispensables á los cultivos de primera necesidad, ó<br />
cuando menos alternaban dichos arbustos , en hileras,<br />
con los demás plantíos comunes en el Japón, disposición<br />
más general y adaptada á los usos del país, en el que los<br />
criaderos, aunque numerosos, son rara vez de tal importancia<br />
que exijan á su alrededor el cultivo exclusivo<br />
de la morera.<br />
«Generalmente se mantiene el árbol en estado enano,<br />
dejándole tan sólo crecer como unos 50 á 60 centímetros.<br />
Hasta cuatro ó cinco pies llegan á alcanzar cuando se hallan<br />
mezclados á otros plantíos; y en cuanto al arbusto en<br />
plena libertad, no se halla sino en las inmediaciones de las<br />
viviendas. Al preguntar á los japoneses el por' qué de la<br />
extraña preferencia que concedían á las moreras enanas,