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INTRODUCCIÓN. IX •.
Estos datos vienen á demostrar Ja importancia que
tiene en otras naciones la industria sérico!a, y el estado
de decaimiento en que yace en nuestra patria.
Si hemos de dar crédito á los historiadores de la Chi­
na, el cultivo de la morera y cria doméstica del gusano
de seda, que debió existir antes en estado silvestre, fué
introducido en aquel país hace 4o siglos, ó sean 26 antes
de nuestra era, por una Emperatriz llamada Si-chi-lin-tse,
hoy considerada como una divinidad por sus habitantes,
quien instaló en su palacio la importante industria de la
producción de la seda con sus hilados y tejidos que ella
cuidaba, é hilaban por primera vez sus augustas manos,
y que después ha adquirido ese notable desarrollo que
ha tenido durante tan largo período, en que fué exclusiva
del Celeste Imperio y de la Persia, á donde fué fácil ex­
tenderse.
La producción de la seda en todo el Asia se eleva
actualmente á una cifra enorme; puede considerarse tri­
ple de toda Europa, ó sean 30 millones de kilogramos;
allí sus habitantes, hombres y mujeres, usan vestidos de
seda, no sólo del Bombyx morí ó gusano del moral, sino
del Cynthia, ó sea del Ricinus Palma christi, que es de
gran resistencia y conveniente para las clases trabaja­
doras.
En tiempo de los romanos se conocían los tejidos de
seda que se importaban de la Persia y de la China, y que
se vendian á peso de oro. Entre las ruinas de Pompeya
aun se conservan algunos preciosos restos de tapicería de
esta materia.
A mediado del siglo VI (552), bajo el imperio del cé­
lebre legislador Justiniano, dos monjes de San Basilio hi-