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128 SEGUNDA PARTE.
morboso, la pebrina no cesa de ser una verdadera epizootia.
Cuando compareció por primera vez, principió á manifestarse
en la época de mayor madurez de los gusanos y
de las hojas; y si ya existe en la semilla, el punto de su
mayor desarrollo es siempre en la última mitad de Mayo
á la primera ele Junio, y aun antes en los climas meridionales.
El carácter hereditario lo demuestran además los resultados.
Basta decir que si en una partida se ha señalado
algun indicio de enfermedad en los gusanos nacidos de la
semilla que se ha sacado, se reproducen los mismos indicios
muchas veces en grado mayor, hasta que la entera
partida, perece víctima de la enfermedad siempre creciente
de fuerza.
•A las observaciones del modo con que se comporta
en su marcha natural la pebrina, se añadieron los estudios
de los naturalistas con el objeto de demostrar su presencia
tanto en los gusanos como en la simiente. Sometida
primero la sangre del gusano al lente microscópico, y después
de repetidas y variadas observaciones, descubrieron
que en la sangre del gusano atacaelo de la enfermedad
se ven corpúsculos oscilantes de forma ovoidal, los cuales
faltan enteramente en la del gusano en estado normal de
sanidad; y en confirmación de ello encontraron que la,
cantidad de corpúsculos era en proporción del grado de
infección. Después, en 1857, el Doctor Marco Osimo, de
Pádua, sometió al lente microscópico los huevos de los
mismos, y descubrió los corpúsculos oscilantes en los huevos
producidos por los gusanos infectos.
De este criterio se aprovecharon desde entonces los
bacólogos y naturalistas para ensayar las varias partidas
de semilla y juzgar su sanidad ó infección. El número
proporcional de los huevos infectos y la cantidad de cor-