tratado completo

96 SEGUNDA PARTE.
utilizar su trabajo en la producción de su materia sedosa
que se aplica á tejidos y otros artefactos.
Su introducción en Europa se cree fué á mediados del
siglo VI, aunque San Isidoro en el III, durante la dominación
de los godos, hace mención en sus obras de los
ornamentos sagrados que se tejian de seda en aquella
época; pero fué durante la dominación árabe cuando esta
industria tomó su mayor desarrollo en España, notablemente
en Andalucía, donde un millón de habitantes se
ocupaban en la producción de la seda y su elaboración en
los preciosos tejidos que se exportaban á otras naciones.
Durante trece siglos se habia perpetuado y reproducido
en nuestro continente la semilla importada de la
Persia, hasta la mitad del presente en que una terrible
epizootia, cuyas causas principales no han podido hasta
ahora determinarse con precision, ha venido á destruir
casi enteramente las razas que durante tan largo período
se habían aclimatado entre nosotros, y á las que llamamos
indígenas, las cuales habían permanecido ilesas sin que en
tanto tiempo la historia recuerde una calamidad semejante.
Aniquiladas estas especies indígenas por la mortalidad
que las desolaba, á consecuencia de esa enfermedad cuyo
origen era desconocido, se recurrió para hacer algunos
ensayos con la semilla de otros países lejanos donde aun
no habia invadido este azote, desde la Grecia á la Turquía,
luego á la Persia y á la China; pero no estando estas
exentas de la epidemia, ya no hubo límites, y fué por último
necesario traerlas del Japón, donde al parecer hasta
hoy no se ha manifestado síntoma alguno morboso, aunque
á los dos ó tres años de su importación han experimentado
una degeneración que ha hecho sospechar con
más fundamento que la enfermedad del gusano pudiera
residir en la morera que los alimentaba.