seis poemas galegos - Consello da Cultura Galega
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8.1.4. Exequias de Federico García Lorca Fragmento No importa que hayan sido éstos quienes de plomo llenaron tu boca, quienes sellaron para siempre tus labios con latigazo de blasfemia y pólvora: Tus labios por los que la patria nos amanecía en frescor y aurora en todas tus mañanas estrenadas de versos, Federico García Lorca. No importa si han sido éstos quienes condecoraron tu gloria con laureadas de injuria y muerte Federico García Lorca. Que tú ya estabas asesinado desde que Ignacio militó en Loyola. Ya tu grito se alzó con los niños de Flandes en las mismas hogueras y en idénticas horcas (el Duque se atusaba rosarios y perillas mientras el Santo Oficio quemaba tus estrofas). Ya te han matado los encomenderos, los golilas y corchetes, las caspas y las costras, los memoriales y letras procesales, los autos de fe y las sopas bobas. Ya has muerto cuando otros miserables firmaban otra muerte de España en Bayona; y otra vez cuando la carlistada soltó sus lobos, como ahora; y otra con los fusilados de Torrijos, 284
y con las milicias decimononas; y cuando te pusiste en el camino de las balas que de Martí y Rizal buscaban la vena generosa; y otra vez con los tísicos repatriados que vomitaba Cuba. Y aún otra en los barrancos de Marruecos, donde un rey putrefacto y muy mala persona jugaba un ajedrez de áulicas estrategias con lo mejor de nuestra sangre moza. ¡Ya ves si has tenido muertes Federico García Lorca! Que a ti no te mataron un balazo aparente sino con silogismos y jaculatorias, con “ordeno y mando”, pragmáticas y mitras, con inciensos y hieles, espuelas y coronas, con olor a colillas de los cuartos banderas, con caderas renunciantes de madres superioras, con los entorchados de los rijosos coroneles, con los furores de las reinas chulonas con las hemofilias y los cánceres de oído de la purulencia borbónica, con los resecos tufos de conventos, con novenas, trisagios y 40 horas, con las majaderías enlevitadas de las academias marañonas, con mariconadas de los señoritos, con hipocondrías provincianas y beatonas, con las dispepsias de las clases pasivas, con las letras de “El Debate” y de “Patria Española”... Ya habían asfixiado tu aliento de malvas todas las solfataras de las antiguas roñas 285
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8.1.4. Exequias de Federico García Lorca<br />
Fragmento<br />
No importa que hayan sido éstos<br />
quienes de plomo llenaron tu boca,<br />
quienes sellaron para siempre tus labios<br />
con latigazo de blasfemia y pólvora:<br />
Tus labios por los que la patria<br />
nos amanecía en frescor y aurora<br />
en to<strong>da</strong>s tus mañanas estrena<strong>da</strong>s de versos,<br />
Federico García Lorca.<br />
No importa si han sido éstos<br />
quienes condecoraron tu gloria<br />
con laurea<strong>da</strong>s de injuria y muerte<br />
Federico García Lorca.<br />
Que tú ya estabas asesinado<br />
desde que Ignacio militó en Loyola.<br />
Ya tu grito se alzó con los niños de Flandes<br />
en las mismas hogueras y en idénticas horcas<br />
(el Duque se atusaba rosarios y perillas<br />
mientras el Santo Oficio quemaba tus estrofas).<br />
Ya te han matado los encomenderos,<br />
los golilas y corchetes, las caspas y las costras,<br />
los memoriales y letras procesales,<br />
los autos de fe y las sopas bobas.<br />
Ya has muerto cuando otros miserables<br />
firmaban otra muerte de España en Bayona;<br />
y otra vez cuando la carlista<strong>da</strong><br />
soltó sus lobos, como ahora;<br />
y otra con los fusilados de Torrijos,<br />
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