Los Rios 232.pdf - Misiones Diocesanas Vascas
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“EGUN HANDIRA ARTE”<br />
JUAN CRUZ JUARISTI<br />
José Mari Murua estuvo en Ecuador desde el año 1958<br />
hasta 1967. Aquí, frente a la cascada de Agoyán, en<br />
Baños de Tunguragua.<br />
Era espigado y duro como el roble y aunque trasplantado<br />
a nueva tierra, no perdió en belleza y esbeltez.<br />
Pero su robustez sufrió una dura prueba.<br />
Aquel tronco robusto se sintió tambalear ante el<br />
impacto de algo parecido a un meteorito. Entre<br />
injertos y podas el tronco volvió a erguirse y las<br />
raíces buscaron en vano agarrarse a la tierra.<br />
José Mari Murua nació en Oñate el año 1931.<br />
Optó de niño por el camino del Seminario e hizo<br />
los estudios de fi losofía y teología entre los Seminarios<br />
de Vitoria y San Sebastián. Entusiasta del<br />
Grupo Máximo Guisasola (GMG) se ofreció para<br />
ir como misionero a Ecuador. Ordenado sacerdote<br />
en 1957, fue destinado a la Parroquia rural de<br />
Urrexola de Oñate. Al año siguiente dio el salto,<br />
como era su deseo, al Grupo Misionero Vasco de<br />
Ecuador. Se estrenó como coadjutor en Arenillas<br />
de El Oro.<br />
De El Oro le tocó pasar al territorio emblemático<br />
de <strong>Los</strong> Ríos, a la parroquia de Catarama. A pie, en<br />
canoa, a caballo y en jeep llegaba a las estancias<br />
y recintos para prestar sus servicios misioneros.<br />
Su disponibilidad era muy estimada por los compañeros.<br />
Su buen humor animaba las reuniones y<br />
su juicio ponderado le impedía entrar en las disputas<br />
del grupo.<br />
De vuelta de una reunión en Babahoyo, cuando se<br />
dirigía en jeep a su parroquia de Catarama, acom-<br />
José Mari Murua (1931 – 2010)<br />
SERVICIAL Y BUEN HUMOR<br />
pañado de un feligrés suyo, un accidente inesperado<br />
iba a poner a prueba su vida.<br />
El accidente está recogido así en una crónica escrita<br />
por los misioneros desde Guayaquil. Era el<br />
lunes 8 de mayo de 1967. Se dirigían a la ciudad<br />
un autobús de viajeros y un camión cargado de<br />
bananos. El uno acababa de pasar al otro, pero<br />
éste intentó pasarle de nuevo. Iba por su izquierda<br />
a gran velocidad cuando Murua venía en dirección<br />
contraria. Le encasquetó un golpe morrocotudo.<br />
El acompañante Rafael Canchón, salió despedido<br />
y quedó muerto en el acto. A José Mari le trajeron<br />
al hospital en un estado gravísimo.<br />
El informe médico del Dr. Crespo recoge diez<br />
“averías” en el cuerpo de José Mari Murua. A pesar<br />
de la escayola que le cubría desde el cuello<br />
hasta los pies, se vislumbraba en su rostro una<br />
sonrisa contagiosa. El médico le dijo en una de<br />
sus vistas: “Caray, Padre, Vd. parece que fuera un<br />
superman”. La crónica de los misioneros recoge<br />
lo siguiente: Viéndole como está y que no haya<br />
soltado un solo ¡ay!, es como para admirar a cualquiera.<br />
Y no solamente no se ha quejado, sino que<br />
a cada rato está haciendo bromas y chistes.<br />
Después de varios meses de hospital, se vio obligado<br />
a retirarse a su tierra. Pasó algún tiempo<br />
como ayudante en la procura de Vitoria con D.<br />
Luis Alberdi.<br />
Incorporado a su diócesis de origen en 1969, fue<br />
destinado como capellán en San Sebastián a la<br />
Residencia Ntra. Sra. de Aranzazu y al Hospital<br />
Provincial. Cansado y con los andares cada vez<br />
más torpes, el obispo le asignó la parroquia de<br />
Andoain como ayudante. Se jubiló en 2007; pero<br />
su merecido descanso se vio de pronto turbado<br />
por una enfermedad irreversible. Fueron disminuyendo<br />
sus facultades físicas y sicológicas hasta<br />
su muerte el 4 de marzo de 2010.<br />
Cuando en 1968 dejaba a pesar suyo Ecuador,<br />
uno de los misioneros le hacía la siguiente pregunta<br />
en referencia a su fatal accidente: ¿“Hubo un<br />
momento en que te creíste morir”? José Mari respondía<br />
así: “Debí decir “¡se acabó!” Pensé: “Dios<br />
se fi jará más en las poquitas cosas que he hecho<br />
bien que en las muchas que he hecho mal”.<br />
“Dios se<br />
fi jará más<br />
en las<br />
poquitas<br />
cosas que<br />
he hecho<br />
bien que<br />
en las<br />
muchas que<br />
he hecho<br />
mal”.<br />
Misiolagunek<br />
bere<br />
prestutasuna<br />
estimatzen<br />
zuten, bere<br />
umore<br />
onak<br />
bilerak<br />
girotzen<br />
zituen<br />
eta bere<br />
neurrizko<br />
zentzuak<br />
taldeko<br />
eztabaidetan<br />
sartzea<br />
galarazten<br />
zion.<br />
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