Los Rios 232.pdf - Misiones Diocesanas Vascas
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Mi primera<br />
reacción<br />
instintiva fue<br />
besar el suelo,<br />
el lugar en<br />
el que había<br />
caído Mons.<br />
Romero.<br />
VENTANA A OTROS CONTINENTES<br />
Beste kontinenteetara zabalduriko leihoa<br />
30<br />
El Salvador<br />
EN EL ANIVERSARIO (30º) DE LA MUERTE DE MONS. ROMERO<br />
Y (33º) DEL PADRE RUTILIO GRANDE<br />
UN OBISPO CONVERSO<br />
El asesinato del Padre Rutilio Grande, jesuita, en El Salvador, el 12<br />
de Marzo de 1977, fue el detonante que acabaría haciendo añicos el<br />
“prudente conservadurismo” de Monseñor Oscar Romero. Luis Mari<br />
Gerrikagoitia, que fue misionero en Congo, y su familia han tenido una<br />
profunda amistad con Rutilio Grande, que proviene de cuando éste, en<br />
los años sesenta, estudió en Bilbao.<br />
En marzo de 2008, llegábamos a El Salvador mi<br />
hermana Miren y yo. Se aproximaba el 31 aniversario<br />
del asesinato del Padre Rutilo Grande y queríamos,<br />
aunque sólo fuera por una vez, asistir a su<br />
celebración. Cumplir un deber familiar.<br />
Aquel 12 de marzo de 1977, día de su asesinato,<br />
yo me encontraba todavía en el Congo. Desde mi<br />
regreso a Bilbao me venía prometiendo que un día<br />
tenía que llegar San Salvador, a Aguilares, a El<br />
Paisnal.<br />
Afortunada coincidencia: pocos días después, el<br />
24 de Marzo, se celebra el 28 aniversario del asesinato<br />
de Mons. Oscar Romero. Un salvadoreño al<br />
que acabábamos de conocer nos decía: “Mirad,<br />
que un cura, siendo ya cura, se ´convierta´, no<br />
parece nada fácil. Pero que un obispo, siendo ya<br />
obispo, llegue a ´convertirse´, eso parece poco<br />
menos que ciencia fi cción”. Hacía referencia al<br />
hecho de que Mons. Romero, que había formado<br />
parte de un episcopado salvadoreño conservador<br />
a ultranza, hubiera sido capaz de despertar<br />
al compromiso hasta la muerte con el pueblo a<br />
partir del asesinato de su amigo Rutilio.<br />
La primera visita fue al Hospitalito, en donde fue<br />
asesinado Mons. Romero mientras celebraba la<br />
Eucaristía. “Vean -nos decía una de las Hermanas-,<br />
Mons. se encontraba aquí (delante del altar), celebrando<br />
la Eucaristía; de pronto, un francotirador<br />
se apostó en el fondo, a aquel lado, a la derecha.<br />
Desde allí le disparó en su mismo corazón. Aquí<br />
cayó Monseñor ensangrentado”.<br />
Mi primera reacción instintiva: besar el suelo, el<br />
lugar en el que había caído Monseñor. De allí a la<br />
UCA, para saludar al Padre Jon Sobrino y contemplar<br />
con detenimiento algunas de las “reliquias”<br />
del Padre Rutilio. También para contemplar el lu-<br />
Luis Mari Gerrikagoitia<br />
Mons. Oscar Romero, el primero a la izquierda, en la<br />
misa funeral por Rutilio Grande, marzo de 1977, hecho<br />
que infl uyó decisivamente en su trayectoria.<br />
gar en que fueron asesinados el Padre Ellacuría y<br />
compañeros.<br />
Rutilio y Mons. Romero se habían conocido en el<br />
Seminario de San José de la Montaña al fi nal de<br />
la década de los 60. El Padre Rutilio, terminada la<br />
teología en Oña (Burgos), fue ordenado sacerdote<br />
el 30 de Julio de 1959. Regresó a El Salvador<br />
y, después de una breve estancia como Prefecto<br />
de Disciplina en el Seminario Menor de San José<br />
de La Montaña, Tilo (así conocido familiarmente)<br />
volvió de nuevo a España para hacer la Tercera<br />
Probación. En esos tiempos surgió nuestra amistad<br />
profunda con él.<br />
En enero de 1965, se incorpora de nuevo a El<br />
Salvador y es nombrado Formador en el Seminario<br />
de San José de la Montaña. Y allí estuvo hasta<br />
1970. Mons. Romero, por razones del trabajo que<br />
ejercía dentro de la Conferencia Episcopal, debió<br />
permanecer por un tiempo en la capital, San Salvador.<br />
Se albergó en el Seminario, y fue por entonces<br />
cuando se fue fraguando la gran amistad<br />
entre Rutilio y Mons. Romero.