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Se - Memoria Chilena

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al fondeo y cuando el capih se aprestaba para recibir a bordo la visii del<br />

Capithn de Puerto, Tomb Jurgensen, y del Vice-Mnsul brittinico, Henry<br />

Reynard, una formidable explosibn producida en la santabhrbara de proa<br />

hizo volar la cubierta superior y parte de los costados del cam de la cobeta,<br />

y junto con ellos a la mayor parte de la tn’pulacibn. El rest0 del buque se<br />

hundib en contados minutos en el mismo sitio de fondeo, en medio de la<br />

constemacibn de las tripulaciones de las goletas Allen Gardiner y San ./os4<br />

que se encontraban fondeadas en las inmediaciones, y de muchos habitantes<br />

del pueblo que se habian reunido en la playa -coma entonces era costumbre-<br />

para admirar la nave extrafia.<br />

Lucas Bridges, hijo del pastor Thomas Bridges, superintendente de la Mision<br />

Anglicana de Ushuaia, a la sazon en Punta Arenas, que junto con sus hermanos<br />

obsetvaba el movimiento del puerto desde la ventana de la casa donde se<br />

hallaban alojados, dejaria un testimonio de la tragedia:<br />

[. . .] de repenfe -escribiria- se pmdujo una fenible explosibn; seguidamente,<br />

se abriemn de par en par nuesfras ventanas y una nube inmensa de hum .<br />

negro salpicaba por lenguas de fbego y formas humanas lanzadas al aim,<br />

ascend\& a/ cielo. jAnfe nuesfra visfa homrizada el bugue de Su Majestad<br />

“Doffere/” habia esfalladoF .<br />

Tal fue la violencia de la explosibn, segiin recordarian otros testigos, que 10s<br />

proyectiles despedidos a la redonda daiiaron algunas embarcaciones menores<br />

surtas en la bahia e inclusive fueron a caer sobre la poblacibn, afortunadamente<br />

sin causar perjuicio alguno. Sin embargo la fuerza expansiva de la exploskh<br />

I<br />

rompib vidrios y derrib6 puertas y ventanas en las casas.<br />

Pasada la constemacibn provocada inicialmente por el trtigico suceso, 10s<br />

tripulantes de las goletas antes mencionadas y gente de la Colonia que de<br />

inmediato se embard en botes, iniciaron la blisqueda y salvataje de 10s<br />

sobrevivientes. Fue aquella una triste tarea que muy pronto se advirti6 corn<br />

ineficaz: sbla pudieron recogerse doce sobrevivientes. iEl siniestro habla<br />

cobrado ’1 43 vidas!<br />

Entre 10s rescatados estaba el comandante Evans, quien estaba baMndose<br />

cuando un ordenanza le avisb que habla fuego en la santabhrbara.<br />

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