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Las hormigas - Fieras, alimañas y sabandijas

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de caracol para protegerse del frío y también (ahora ya lo saben) de las esporas de la alternaría.<br />

Hablan de la caza del lagarto. Algunas lo comparan con las salamandras o con las ranas, pero la<br />

mayoría de las treinta y dos exploradoras reconoce su supremacía en cuanto a la dificultad de su caza.<br />

Una anciana pretende que los lagartos tienen la capacidad de hacer que su cola vuelva a brotar<br />

cuando se la cortan. <strong>Las</strong> demás se burlan de ella... Otra afirma que ha visto a uno de esos monstruos<br />

permanecer inmóvil durante 10°. Todas recuerdan las historias de las primeras belokanianas al enfrentarse<br />

con las mandíbulas desnudas a esos monstruos –en aquel entonces la utilización del ácido<br />

fórmico no estaba tan extendida.<br />

La 103.683 no puede reprimir un estremecimiento. Hasta ese momento nunca ha visto un lagarto, y<br />

la perspectiva de atacar a uno de ellos con las mandíbulas desnudas o incluso con ácido no hace que se<br />

sienta muy segura. Se dice que en la primera ocasión que se presenta abandonará la partida; después<br />

de todo su investigación sobre «el arma secreta de las termitas» es más vital para la supervivencia de<br />

la Ciudad que cualquier cacería deportiva.<br />

<strong>Las</strong> exploradoras están listas. Remontan los corredores del cinturón exterior, y luego emergen a la<br />

luz por la salida número 7, llamada «salida del Este»<br />

Primero han de dejar atrás los suburbios de la Ciudad, y eso no es sencillo. Por todas partes en los<br />

alrededores de Bel-o-kan hay una multitud de obreros y soldados a cual más apresurada.<br />

Hay muchos flujos arriba y abajo. Algunas <strong>hormigas</strong> van cargadas con hojas, frutos, grano, flores o<br />

setas. Otras transportan ramitas y guijas que se utilizarán como material de construcción. Y aun hay<br />

otras que van arreando ganado... Hay una gran confusión de olores.<br />

<strong>Las</strong> cazadoras se abren paso en los embotellamientos. Luego el tráfico se hace más fluido. La<br />

avenida se reduce convirtiéndose en una carretera que no llega a las tres cabezas de ancho (nueve<br />

milímetros), y luego dos, y luego una. Ya deben de estar lejos de la Ciudad, no perciben los mensajes<br />

colectivos. El grupo ha cortado el cordón umbilical olfativo y se constituye en unidad autónoma.<br />

Adopta la formación de «paseo», en la que las <strong>hormigas</strong> se alinean de dos en dos.<br />

Pronto se cruzan con otro grupo, asimismo de exploradoras. Éstas han debido de pasarlo muy mal.<br />

En la pequeña tropa no hay una sola hormiga ilesa. Sólo se ven mutiladas. Algunas ya no tienen más<br />

que una pata y se arrastran lamentablemente. Y no están mejor las que ya no tienen antenas o<br />

abdomen.<br />

La 103.683 nunca ha visto soldados en tan mal estado desde la guerra de las Amapolas. Deben de<br />

haberse enfrentado a algo aterrador... Quizás el arma secreta.<br />

La 103.683 quiere dialogar con una gran guerrera que tiene las mandíbulas rotas. ¿De dónde<br />

vienen? ¿Qué ha pasado? ¿Han sido las termitas?<br />

La otra acorta el paso y, sin contestar, vuelve la cabeza. ¡Qué horror! ¡Tiene las órbitas vacías! Y su<br />

cráneo está hendido desde la boca hasta la articulación del cuello.<br />

La mira alejarse. Más allá, la guerrera cae y ya no se levanta. Aún encuentra fuerzas para arrastrarse<br />

fuera del camino, para que su cadáver no entorpezca el paso.<br />

La hembra 56 trata de hacer un picado pronunciado para eludir a la golondrina, pero ésta es diez<br />

veces más rápida. El gran pico proyecta ya su sombra sobre sus antenas. El pico cubre su abdomen, su<br />

tórax, su cabeza. El pico la sobrepasa.<br />

El contacto con el paladar es insoportable. Luego, el pico se cierra. Todo ha acabado.<br />

SACRIFICIO. Observando a la hormiga, se diría que sólo la motivan ambiciones exteriores a<br />

su propia existencia. Una cabeza corlada tratará aún de ser útil mordisqueando patas enemigas,<br />

cortando una semilla; un tórax se arrastrará para bloquearles una salida a los enemigos.<br />

¿Abnegación? ¿Fanatismo con respecto a la ciudad? ¿Embrutecimiento debido al<br />

colectivismo?<br />

No. La hormiga también sabe vivir en soledad. No necesita el Nido. Incluso puede rebelarse.<br />

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